Muchas de las
corrientes que sentimos cerca de las costas son originadas por las mareas.
La masa de agua costera ha de subir y bajar por la fuerza de
atracción de la luna, y este volumen se ve forzado y canalizado por
el relieve submarino, lo cual origina monstruosos chorros
submarinos.
Cuando la luna
deja de ejercer la atracción sobre la masa de agua que ha subido
cerca de la costa, todo esta masa “cae” y se canaliza debido a
la orografía submarina dando lugar a las corrientes tal y como las
conocemos. Cuando sube ocurre lo mismo pero en sentido contrario. En
cuanto una corriente tenga una periodicidad y cambio de sentido
marcados, es claro que se trata de una corriente de marea.
Pero existen
muchas otras causas para las corrientes, como el movimiento de
grandes masas de agua que sustituyen a otras evaporadas, o por el
movimiento debido a cambios de
densidades, o por calentamiento del agua en la superficie, como ocurre
en las corrientes reguladoras de la temperatura en los océanos, (ver
artículo
La Corriente del Golfo),
o también como consecuencia del arrastre de masas de agua debido a
la acción constante del viento en muy largas extensiones y zonas
oceánicas.
La intensidad de este tipo de corrientes será como máximo
el 2% de la velocidad del viento que las genera, pero no
seguirá la dirección del viento debido
al giro de la tierra y la fuerza de coreolis
que tiene mucha más intensidad en el flujo de agua debido a su mayor
masa. Harán entre +15º y +45º respecto a la dirección del viento en
el hemisferio norte y lo contrario en el hemisferio sur.
Cuanto más
cerca del ecuador menos desvío de la corriente respecto al viento
generador, ya que la fuerza de coreolis
desaparece totalmente en el cinturón ecuatorial. Estas corrientes
oceánicas son más constantes, a veces circulares y no cambian
periódicamente de sentido, como ocurre con las provocadas por las
mareas.
Las corrientes
de marea tienen un efecto despreciable en el océano abierto, pero en
zonas cercanas a la costa o en canales son de gran intensidad. Por
tanto las debemos tener muy en cuenta ya que pueden alterarnos
completamente el rumbo real de la embarcación (ver
Navegación en las Antillas). Un
claro ejemplo es el del Estrecho de Gibraltar en donde las
corrientes son de tal intensidad, que si intenta cruzarlo sin tener
en cuenta el sentido apropiado de la corriente, puede estar llevando
el barco a 6 nudos de corredera y no avanzar ni un solo metro real
sobre el fondo. (ver artículo
Corrientes peligrosas en el Estrecho).
La dirección de
las corrientes se expresan según la trayectoria que describen. Si
por ejemplo una corriente avanza por la costa desde el norte hacia
el sur, se dice que esta corriente es Sur o que hace una dirección
de 180º. Justo lo contrario a como ocurre con el viento, en donde se
indica de donde viene, no a donde va. Su fuerza o intensidad se mide
por su velocidad en nudos. Entre las dos corrientes en direcciones
opuestas debidas a las mareas, existen
períodos en donde no hay movimiento de masas de agua que no tienen
porque corresponder exactamente con la pleamar o la bajamar. Por
ello el cambio de dirección de la corriente no se produce justo al
cambiar la marea.
Las corrientes
de marea pueden ser significativamente alteradas por otros fenómenos
como desembocaduras de ríos de mucho
caudal. Por ello en deltas y canales estrechos, cuando la acción de
ambos fenómenos se suma, la corriente puede ser espectacularmente
fuerte. Ya hemos hablado de Gibraltar en donde además del fenómeno
debido a las mareas cambiantes de dirección se suma la corriente
debida a la reposición del agua evaporada en todo el mediterráneo en
dirección siempre entrante. Por esta razón las corrientes entrantes
al Mediterráneo en la zona del Estrecho son siempre de más
intensidad que las corrientes salientes. En la bahía de San
Francisco es normal encontrar corrientes de 5 nudos, y en
Seymour Narrows
al norte de Vancouver en la costa oeste de
Canadá, se montan corrientes que a veces superan los 13 nudos!.
En general los
efectos más notables de estas corrientes se producen en los
estuarios, en las bahías, en las desembocaduras de ríos o en canales
estrechos. La batimetría local de la costa afecta mucho a las
corrientes ya que la masa de agua en movimiento se ve desviada y
afectada por los accidentes orográficos submarinos. (ver
artículo
Corrientes brutales en
Sulawesi).
Corrientes en crecidas
Los
ríos con fuertes crecidas son
verdaderamente peligrosos, por la enorme fuerza de la
corriente y por la poca posibilidad de maniobra o capacidad de
acción. En la secuencia fotográfica de la siguiente caja, el barco no solo no puede
pasar bajo el puente. Tampoco puede esquivarlo. Lo fabuloso es
que cual submarino vuelve a resurgir del agua subiendo a la
superficie.
En el
Rin las corrientes son
verdaderamente intensas como puede apreciarse en las boyas
ancladas al fondo. Incluso en verano es sumamente peligroso el
baño y de hecho muchas personas se ahogan todos los años en
él.
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