Se trata de
una de las corrientes más importantes de todos los mares que nace de
la convergencia de la corriente del golfo de México y la corriente
de las Antillas, atravesando todo el atlántico. Una parte de ella
vuelve a descender a latitudes del sur reciclándose en la
circulación ecuatorial, mientras que la segunda sube hasta Noruega,
calentando el ártico y hundiéndose en las altas profundidades para
circular hacia el polo sur en donde volverá a comenzar el ciclo.
El efecto es el de una difusión líquida a nivel mundial, de la misma
forma a como circula el agua en una cacerola calentada al fuego. El
agua caliente menos densa, circula en la superficie y al enfriarse
aumenta su densidad y desciende nuevamente. Al llegar a latitudes
árticas el agua es más salina pues el hielo del polo norte ha
expulsado la sal del agua congelada, aumentando la salinidad de
estas, y por tanto haciéndolas más densas y pesadas. Este hecho
combinado con el aumento de densidad al descender la temperatura del
agua, empuja con mayor fuerza la corriente hacia el fondo del océano
en donde comenzará su viaje de retorno hacia el sur.
Aunque su
velocidad es pequeña, del orden de algunos centímetros por segundo,
el caudal es enorme alcanzando unos 30 millones de m3 /segundo. A lo
largo de la costa de Norte América llega sin embargo a alcanzar la
velocidad de 3 a 5 nudos siendo su anchura de unas 50 millas. Uno de
los aspectos más importantes de la corriente del golfo es la de
actuar como un regulador térmico de toda la tierra enviando calor
tropical a latitudes más frías y enfriando los trópicos con el
regreso de las corrientes de profundidad.
El descubridor Español Diego Ponce de León ya se dio cuenta de su
existencia a lo largo de las costas de la Florida Española en el año
1.513.
En 1.769 Benjamin Franklin dibujó la primera carta del ‘Gulf Stream’.
Los barcos postales Ingleses se interrogaban la razón por la que
tardaban 2 semanas más que los barcos de correos Norteamericanos en
hacer el mismo trayecto hasta Inglaterra. Los Norteamericanos
navegaban sobre la corriente al ir a Inglaterra y la evitaban al
regresar.
Los capitanes ingleses no se creyeron la existencia de un misterioso
río sobre el mismo mar y continuaron su ruta normal a pesar de
tardar 2 semanas más, hasta más de 100 años después! Así son...
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