un mosaico de
líneas reticulares creando un misterioso mapa de puntos. El primer
encuentro con ellos resulta una experiencia incomparable.
Piensas en la majestuosidad
de la vida marina. Piensas en su potencia, en su depurada
hidrodinámica, en la fuerza de sus aletas y en la maravillosa
combinación de líneas y en su bello y estilizado cuerpo. Las suaves
curvas de su cabeza o de sus aletas pectorales contrastan con la
angulosa aleta dorsal o bella cola con la que se impulsa de forma
enérgica. El pez de sangre fría más grande del planeta nos ofrece su
bella composición coloreada en gris metálico y azul oscuro en la que
se dibuja el tramado de líneas verticales y horizontales enmarcando los puntos de color beige de hasta 5 centímetros de
diámetro.
Su parte inferior de es un tono blanco como la nieve para
pasar desapercibidos por las miradas desde el fondo. Su ojo,
del tamaño de una pelota de ping-pong,
observa todo su entorno y se esconde detrás de un parpado que lo
protege contra cualquier objeto extraño.
En ocasiones para
filtrar el alimento, en vez de desplazarse,
se queda inmóvil en posición vertical y simplemente mueve la cabeza
de un lado al otro para bombear agua y aspirar toneladas de
alimentos entre los cuales su preferido es el kril formado por
pequeñísimos camarones de menos de un centímetro de longitud. Pero
es por la noche cuando baja a profundidad para conseguir alimentarse
en las altas concentraciones de plancton o de miles de pequeñas
medusas.
El alimento en superficie es un mero aperitivo para estos
gigantes de la filtración que también se alimentan en los bancos de
pequeñas anchoas o caballas en mar abierto. Al noroeste de Australia
en los arrecifes de Ningaloo en los meses de marzo, abril y mayo, se
dan las condiciones perfectas para su avistamiento, aunque su
hábitat se encuentra muy repartido en las latitudes tropicales en el
Mar de Andamán, en las Maldivas, al sur del Mar Rojo, en Seychelles,
Natal en Sudáfrica, en Galápagos, Malpelo, Cocos, en las islas de
Revillagigedo, el Mar de Cortés
en Baja California, Hawai, Indonesia, en
algunos sitios de Filipinas, y en Papúa Nueva Guinea.
El terror
Chino
Hace unos días
saltaba a la prensa especializada una terrible noticia. Una noticia
que los periódicos tradicionales desconocen o callan. Una ONG protectora
de la vida marina descubría y denunciaba hace pocas semanas, que una
empresa China ubicada en Hong-Kong ha estado matando y procesando
durante estos últimos años más de 600 ejemplares anuales de tiburón
ballena; el pez más grande y posiblemente más bello del planeta y
actualmente en peligro de extinción. La empresa ilegal los procesaba
para convertirlos en sopa, en barras pintalabios y por supuesto en
carne de pescado. El hígado que suele ocupar un tercio de su cuerpo
está lleno de aceites muy valorados en la industria cosmética que
obviamente es tan culpable de esta violación, como los propios
pescadores ilegales.
Un ejemplar adulto
de tiburón ballena alcanza valores de unos 40.000$ en el mercado
negro de Hong-Kong y su aleta dorsal, muy cotizada por su tamaño,
suele ser expuesta como reclamo en la entrada de los concurridos
restaurantes asiáticos.
Foto de archivo de la organización: WildLifeRisk,
Hong Kong.
Poco se conoce de
las costumbre del bello tiburón ballena. No se sabe muy bien donde
procrean, ni donde nacen sus crías, cómo se comunican o viven su
existencia. Su piel es la más gruesa de todos los
peces,
alcanzando los 10 centímetros de espesor. Un ejemplar adulto llega a
los 12 a 14 metros de eslora aunque se tiene constancia de algunos
que llegan a los 18 metros y pesan más de 20 toneladas.
Antiguamente para
poderlo capturar, un pescador nadaba hasta dentro de su boca para
pinchar un afilado gancho en su interior ya que la piel no podía ser
perforar. El tranquilo y confiado animal no tiene dientes grandes para
desgarrar como los tiburones y en vez de ello tiene filtros para
separar el plancton del que se alimenta. Este filtro está formado
por unos 3.000 pequeños dientes dispuestos en 300 hileras, que se
van renovando a lo largo de su vida.
Existe una
aplicación web llamada “Wild me” donde se puede adoptar un tiburón
ballena y gracias a la tecnología de los transmisores adheridos al
animal, podemos contemplar en nuestra pantalla de ordenador su
migración a lo largo de los Océanos.
|
Sylvia Yagerroos (Bióloga Marina)
Sylvia lleva años trabajando en numerosos programas
de investigación marina para diferentes organizaciones mundiales y
en muchos mares del planeta. Muchas de sus fotos de tiburones
ballena proceden de sus incontables inmersiones en Maldivas y otros
lugares del planeta.
Estos animales
gracias a su especial dotación de puntos claros en su cuerpo oscuro
pueden ser identificados individualmente con un software que usa el
mismo algoritmo utilizado por la NASA para identificar las
estrellas; midiendo la distancia y ángulos que hay entre ellas, de
la misma manera el programa mide la distancia que hay entre los
puntos de la piel del tiburón en una área concreta.
“La
primera vez que me encontré con uno de ellos fue en Filipinas en la
bahía de Donsol un pequeño pueblecito en las cercanías del volcán
Mayon. Yo me encontraba trabajando para una ONG de conservación de
tiburones y tuve la fortuna a pasar unas semanas con WWF que tienen
allí una oficina. Disfrute nadando a diario un par de horas con
estas bellas criaturas y sacándole fotos para su posterior
identificación”.
Para identificar a
un tiburón ballena se saca una foto del lado izquierdo del animal y
también se intenta estimar su sexo y longitud del animal, algo que a
veces resulta difícil. (Recordad que un buzo mediano con las aletas
y los brazos estirados en el agua mide aproximadamente 2,5m, frente
a los 15 metros de un tiburón ballena.)
Se intentan
también averiguar otras características individuales, como cortes de
hélices en las aletas o marcas de otros ataques. El tiburón ballena
es tan dócil que es muy frecuente observar cortes de las hélices de
los barcos que se acercan a verlos hasta ponerse totalmente sobre
ellos. Las normas internacionales indican que se debe desembarcar a
los turistas que quieran verlos a 50 metros, para nadar hasta varios
metros de distancia pero nunca justo enfrente y evitar que tengan
que desviarse de su camino. Está prohibido tocar al animal pero
desgraciadamente estas recomendaciones nunca se siguen.
“He visto turistas montarse encima
del tiburón para sacarse “la foto perfecta", lo cual es una
peligrosa estupidez. En alguna ocasión he visto a personas siendo
despedidas por los aires por la brutal fuerza de la aleta caudal
quedando desmayadas en el agua al golpearse la cabeza contra su botella de buceo”.
Este hermoso
animal se contempla mucho mejor desde lejos para apreciar toda la
armonía de sus formas. Si tienen la suerte de encontrarse un tiburón
ballena buceando, por favor sácale una foto
para mandarla a la organización de conservación de tiburón ballena,
se lo agradecerán, y si es un tiburón nuevo hasta pueden tener el
honor de elegir su nombre.
Un Snorkel
aparatoso
En una ocasión,
cuando Sylvia se encontraba trabajando en Maldivas,
salió un día a navegar como única Dive-Máster junto con el personal
del resorts, para que ellos también puedan disfrutar del mar.
“Yo actuaba como guía y tenía
enfrente de mí un panorama bastante complicado. El día no podía ser
peor, con mucho viento y lluvia, y con olas bastante grandes en
mitad de un mar cubierto de espuma bajo un cielo gris encapotado y
envueltos por momentos en bancos de niebla a veces tan densos que no
veíamos ni torta.”
“Muy pronto la gente empezó a
encontrarse mal, y vomitar, mientras yo intentaba animar a mis 50
gallardos clientes, la mayoría de ellos asiáticos con escasas
nociones de natación y en muchos casos muertos de miedo a pesar de
vestir sus bermellones chalecos salvavidas que enmarcaban y
resaltaban sus caras blanquecinas y pálidas por el mal cuerpo”.
50 personas y yo
sola ante el “peligro”. La situación era relativamente tensa debido
al mal estado de la mar las esquivas sonrisas no conseguían
disimular la tensión del momento. De repente salió de la nada una
enorme aleta justo en nuestra proa mientras el capitán de barco
gritaba “tiburón ballena!”….
“En la emoción del momento me lancé
al agua para sacarle fotos para una posterior
identificación… Lo que no calculé es que también se iban a tirar detrás
de mí y en tropel
mis 50 clientes, algunos de ellos sin chaleco e incluso ¡sin saber nadar! Se dejaron llevar por la
las ganas de ver este enorme tiburón ballena tan de cerca.
Fue algo
desconcertante y asombroso ver tanta gente feliz por disfrutar de
tan magnífico encuentro y tan asustados al mismo tiempo. A los
pocos segundos muchos de ellos comenzaban a mostrar signos de pánico
y tuve que dedicarme a rescatar a la gran mayoría de ellos, muy
asustados al ser vapuleados por el oleaje y en medio de esa sopa
gris y nebulosa en la que me tenía que guiar por los gritos de las personas
para conseguir localizarlos...”
Cuando volvimos a
tierra, mi encuentro con el tiburón ballena parecía más bien haber
sido el encuentro con una jauría de tigres de bengala, por la
cantidad de arañazos y moratones infringidos por los asustados
clientes durante su recuperación. Pero lo importante es que a pesar
de tan extraña vivencia, todos estaban felices de haber podido
encontrar al tuburón ballena y haber nadado al lado de uno de los seres más bellos e
impresionantes del mar. Habían despertado su interés por el mar y
sus bellas formas de vida, incluso a pesar de no saber nadar.
Artículos relacionados:
-
Tiburón Ballena; el pez más grande, el más
pacífico
-
Sea Sheperd ¡Salvad
los océanos!
-
Ballenero japonés
intenta hundir un barco ecologista
-
Matanza de delfines y
ballenas piloto en Japón
-
La barbarie del
"finning"diezma los tiburones
-
Matanza en las Islas
Faroe
-
Redes fantasmas: un
peligro contra el océano
-
La peligrosidad de los
tiburones