Las redes de los barcos pesqueros se pierden en las tormentas o
incluso son abandonadas cuando están demasiado dañadas… ¡Que
barbaridad! El impacto contra la fauna marina es brutal y tan
indiscriminado como muchas de las actividades de las flotas
pesqueras.
También
representan una seria amenaza contra los barcos, pero esto no tiene
importancia al lado del desastre ecológico que suponen estas trampas
mortales contra peces, tortugas, delfines y todo lo que vive en el
mar…..
Un nuevo
informe de naciones unidas concluye que el abandono de redes de
pesca en los mares del planeta no hace más que empeorar la cruda
situación actual debido a la escalada de operaciones de pesca y a
que estas redes están fabricadas cada vez mejor con materiales
sintéticos que duran muchas decenas de años antes de estropearse.
Según este terrible informe, ¡el 10% de todos los residuos marinos
son redes fantasmas! La bárbara cifra de 640.000 toneladas de redes
arrasan con la vida marina día y noche. El resto de los residuos,
casi 6 millones de toneladas de plásticos son tiradas por la borda
por los barcos mercantes y transatlánticos, así como por vertidos de
desechos desde las costas.
Muchas de
estas redes son perdidas involuntariamente por los pescadores que
únicamente se preocupan, ignorantes, por la perdida de su red.
Tormentas o fuertes corrientes son causas tan comunes como el hecho
de faenar por zonas con rocas o trampas de fondo fondeadas también
por los mismos pescadores profesionales.
El impacto por
estas redes fantasmas es YA insostenible, pues
capturan de forma continuada peces y demás animales como tortugas o
incluso aves y mamíferos. De igual manera también afectan y alteran
el suelo marino y crean riesgos a la navegación con resultados de
accidentes y daños en los barcos.
Las llamadas
redes de agalla son la que probablemente señalicen más “pesca
fantasma” y las redes palangreras atrapan a todo tipo de organismos
marinos. Las redes barredoras de fondo son también un peligro
continuo para el ecosistema marino. En el pasado, la utilización de
redes de arrastre contribuyó mucho a crear redes fantasmas hasta su
prohibición en 1992.
desgraciadamente se sabe que se siguen utilizando en muchas zonas
del mundo. Las redes de agalla actuales siguen representando un
grave problema pues el borde inferior se engancha al fondo y los
flotadores de su borde superior hacen que tomen la forma de una
pared vertical destructiva de 600 a 10.000 metros de longitud que
filtra y mata indiscriminadamente todo lo que pase por allí.
A modo de
ejemplo, en la bahía de Chesapeake hay del orden de 500.000 trampas
para cangrejos y ¡¡¡150.000 se pierden todos los años!!! En
solamente una isla, Guadalupe en el Caribe, unas 20.000 trampas son
instaladas cada año, de las cuales ¡¡¡la mitad se pierden o
abandonan durante la temporada de huracanes!!! Como pasa con las
redes de agallas, estas trampas siguen “pescando” durante años y
además para nada.
Los mares se agotan
La FAO y la
Organización Marítima Internacional trabajan en un nuevo Anexo de
normativas de un nuevo convenio mundial para prevenir la
contaminación de buques y pesqueros y que probablemente no valga
para nada.
La propuestas
ofrecerían incentivos financieros para que los pescadores informen
sobre los equipos perdidos o los traigan a puerto, así como las
redes que pudieran encontrar y recuperar accidentalmente durante sus
acciones de pesca. También se propone el rotulado de las redes con
un nombre. Como no todos los desechos de redes son tirados al mar
deliberadamente esta rotulación no sería utilizada para identificar
infractores sino para entender las razones de las pérdidas y ayudar
a conseguir medidas preventivas.
Se prevén
nuevas tecnologías que ayuden a reducir las pesca fantasma como
imágenes de fondo para evitar ganchos y rocas. En este sentido el
GPS tiene mucho que decir al poderse conocer con exactitud las zonas
con obstáculos, y poder así mismo marcar la zona en donde pudiera
haberse perdido una red para ser posteriormente retirada del mar.
Los materiales sintéticos también podrían ayudar mediante la
utilización de nuevas redes biodegradables que se desintegraran
rápidamente si permanecieran mucho tiempo en el agua sin ser sacadas
a la superficie. En algunos países las trampas son fabricadas con
una trampilla de apertura biodegradable para que en caso de perdida
quede inutilizada en poco tiempo.
Es necesario
concienciar sobre la gravedad del problema. Dar a conocer los
peligros reales que nuestro mares corren. ¡Nos jugamos mucho!
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