A veces ‘aterrizan’ en la cubierta del barco, o nos sorprenden
cuando los vemos realizar un vuelo a un palmo el agua, durante un
minuto y un centenar de metros de distancia. Se tratan de peces
planeadores ya que no son capaces de remontar el vuelo moviendo las
alas. Para ello toman carrerilla y saltan del agua, momento en el
que extienden sus largas aletas pectorales a modo de alas y empiezan
a batir su cola sobre el agua para aumentar su velocidad. Al
encararse a la brisa del mar consiguen arrancar el planeo que pueden
continuar si al perder altura vuelven a batir sus colas en el agua
para retomar velocidad.
Toda esta operación les ofrece conocer el mundo exterior a su
entorno acuático, pero sobre todo les permite escapar de sus
enemigos como atunes o delfines.
|