
Como cualquier
otro animal, los peces necesitan oxígeno para vivir. Podría pensarse
que como el agua está formada de oxígeno e hidrógeno, podrían
sacarla de ella. Existen formas para hacerlo, como la electrolisis,
pero hace falta mucha energía para llevarlo a cabo, y no existe
ningún proceso biológico que sea capaz de obtenerlo directamente del
agua.
Pero el agua del
mar también es capaz de disolver los gases de la atmósfera, además
de las sales minerales y otros nutrientes. Las olas, el viento y las
rompientes mezclan el aire con el agua, y por esta razón el agua
llega a disolver hasta 10 mililitros de oxigeno en cada litro de
agua. Esta es la cantidad máxima que el agua es capaz de absorber de
oxígeno, así como una esponja también tiene un tope a partir del
cual no es capaz de recoger más líquido.

El phytoplancton
también devuelve oxigeno disuelto en el agua como subproducto de sus
reacciones químicas con su clorofila, necesarias para su propio
crecimiento. En definitiva estas plantas microscópicas toman el Co2
de la atmósfera (el famoso gas que produce el efecto invernadero y
que expulsamos nosotros al respirar o resulta de cualquier tipo de
combustión) y con agua y energía solar, son capaces de sintetizar
azucares con los que crecen, además de liberar oxigeno al agua
marina, para beneficio de los peces y de nuestra atmósfera. Para que
pueda llevarse a cabo esta fantástica transformación las algas
necesitan igual que los vegetales de la tierra, la clorofila que da
ese color verde a sus células microscópicas y por tanto al agua en
donde crecen y se desarrollan.
Cuanto más
fría sea el agua, más oxigeno puede disolver y como las corrientes
frías vienen cargadas de nutrientes del fondo marino que son muy
nutritivas para el phytoplancton, se entiende que estas corrientes
son perfectas para los peces que encuentran en ella más oxigeno y
alimento.

Para poder
absorber este oxigeno, los peces utilizan las branquias que son algo
parecido a nuestros alvéolos, es decir tejidos con infinidad de
capilares muy finos por los que circula la sangre. La superficie
total de estos capilares si fuera extendida sería más de 60 veces la
superficie del pez. El oxigeno del agua en contacto con estos finos
capilares, de no más de 3 micras de espesor, penetra en ellos a
través de un proceso de ósmosis, a la vez que el Co2 se elimina
disolviéndose en el agua. Con este proceso los peces son capaces de
extraer hasta el 80% del oxigeno disuelto.

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