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La
belleza
de
las
mantas
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Mantas... ¿Podría ser
más descriptivo el nombre de este fascinante animal?
Verlas nadar es
toda una experiencia de plasticidad y armonía. Majestuosas,
curiosas, bellas, pacíficas e inofensivas, y sin embargo amenazadas
de extinción por el ser humano.
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Bucear con ellas
ofrece una experiencia fantástica y la posibilidad de disfrutar de
un encuentro siempre único y enriquecedor. Su suavidad de
movimientos y armonía es un regalo para |
quienes las
observan a lo largo de las continuas y graciosas evoluciones subacuáticas, en
las que sus cuerpos pasan rozando el arrecife o se nos acercan hasta
apenas algunas decenas de centímetros.
Poseen un cerebro
desproporcionadamente amplio en comparación con el peso de sus
cuerpos con amplias regiones diferenciadas entre las cuales destaca
el gran cerebelo responsable al menos en los mamíferos, de las funciones cerebrales más avanzadas y complejas.
Alrededor del
cerebro de las mantas existe una tupida red de vasos sanguíneos que
lo mantienen caliente, a pesar de la baja temperatura del agua del
mar a grandes profundidades, a las que las mantas pueden descender a
voluntad. Y al igual que los mamíferos, las mantas gozan de una autorregulación de su temperatura corporal.
Manta Fotografiada en
Palau con excepcionales condiciones de claridad.
Toda esta
compleja y poco entendida fisiología apuntan hacia funciones mentales
avanzadas y posiblemente una alta inteligencia como se deriva de la
escasamente conocida pero sorprendente sociabilidad entre sus congéneres o su inusitada curiosidad hacia los buzos, con que nos miran. Sus ojos y bien
dotada visión les permiten un enorme campo visual con el que
controlar todo lo que pasa a su alrededor.
Su biología las
relaciona con otras rayas y tiburones, y como
ellos, tienen que nadar siempre para poder
respirar, lo que significa que nunca descansan y nunca duermen.
Algunas son gigantes llegando a medir 7 metros de envergadura y
pesar más de 2 toneladas. Las de arrecife,
algo más pequeñas, siguen siendo bien grandes
con una media de tamaño de unos 3,5 metros.
Las mantas
conocen bien sus mares que frecuentan durante toda su vida. Creemos
que pueden llegar a vivir más que el ser humano (si no las matamos
antes...) y alcanzar entre 50 y 100 años de edad, aunque los
biólogos marinos continúan estudiando su biología y costumbres. Una
bien conocida manta llamada “Ping-Pong” en un atolón de las Maldivas
fue fotografiada por un aficionado en 1989 cuando ya era grande y
madura sexualmente, lo cual asegura que Ping-Pong tiene actualmente
unos 40 años de edad.
Vida de la manta
Aún nos falta
tanto por conocer… Pero ya es evidente que este animal tiene una
vida social con otras mantas de su especie, ayudándose en las
labores de desparasitación y tantas otras, que simplemente nos son
desconocidas
a fecha de hoy.
Una gran manta es
como una isla en mitad del océano a la que acuden peces rémoras y
huéspedes parásitos que viven a su costa dentro de sus mucosas o
sobre su piel. Otros peces se asocian a ellas para viajar largas
distancias y cuando ya se han hecho adultos como para defenderse por
sí mismos, se desprenden de la manta para iniciar una nueva vida en
otro arrecife.
MANTA TRUST
La organización
no gubernamental Manta Trust promueve la conservación de las
mantas rayas y sus hábitats a través de robustos estudios
científicos e investigaciones marinas que tienen como objetivo
concienciar a la sociedad sobre la importancia de estos
animales.
Las mantas son
uno de los animales marinos más bellos dotadas del mayor
cerebro de todas las especies de peces con gran inteligencia y muy curiosas. Así el encuentro con estos
carismáticos e inofensivos animales es siempre sorprendente.
Muchos aspectos tanto de su fisiología como de su
comportamiento permanece siendo un completo misterio.
Es una desgracia
que las empresas pesqueras estén diezmando la población de
estos armoniosos animales devastando su población a extremos
insostenibles.
Manta Trust fue
creada en 2011 para coordinar de forma global la investigación
y los esfuerzos orientados a preservar estos animales. Es
urgente concienciar a las autoridades y comunidades locales
sobre los necesarios cambio de mentalidad que corresponden al
respeto hacia la vida y la conservación de las especies.
Manta Trust
actualmente realiza programas de investigación en Maldivas,
Sri Lanka, Mexico, e Indonesia para los que necesita recursos
humanos y económicos. Por ello animamos a visitar y ayudar a
esta organización que ofrece programas de voluntariado en
diferentes lugares
www.mantatrust.org
Guy Stevens
En 2005 fundó el Proyecto Manta Ray Maldivas (MMRP) con el
objetivo de ayudar a conservar la población de manta de
este país a través de la investigación activa y la
educación. Su trabajo con manta
lo
ha
llevado
a otros rincones del mundo, pero las Maldivas para él
siempre será el mejor lugar para ver y estudiar estos
increíbles animales.
Los esfuerzos de conservación de Guy en las Maldivas ha
llevado a la creación de varios Áreas Marinas Protegidas (AMPs)
en sitios clave de agregación de mantas, especialmente en
Hanifaru Bay , donde su trabajo fue presentado en la
revista National Geographic en julio de 2009. Esta
magnífica ubicación, situado en el atolón de Baa, fue en
el año 2011 declarada área protegida central dentro de la
Reserva de la Biosfera por la UNESCO recientemente
designado que abarca la totalidad de Baa Atoll.
Sus
esfuerzos de conservación también han aparecido en más de
una docena de documentales de televisión, incluyendo la
BBC Natural Especial de National Geographic en todo el
mundo y "Proyecto Manta " de la cadena ABC, ITV, "El
hombre de Manta ", " Big Fish Fight " de Canal 4, a 60
minutos Australia y la BBC "¿Cómo funciona la vida?" .
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Con tanto
parásito, las mantas necesitan de algunas especies de peces lábridos,
denominados “limpiadores” que les ayudan a desparasitarse. Estos
limpiadores habitan en arrecifes comúnmente conocidos como
“estaciones de limpieza”, a los cuales acuden las mantas para estos
trabajos de limpieza y desinfección. Los pequeños peces limpiadores,
además de comer a los diminutos y molestos parásitos, también se
alimentan de los tejidos muertos y mal cicatrizados en las heridas
debidas a los ataques de sus depredadores.
Existen varios
tamaños y tipos de peces limpiadores que reciben su alimentación
diaria servida en bandeja por las mantas. Cada uno de ellos está
especializado en eliminar algas parásitas o diferentes tamaños de
oportunistas que “anidan” en la manta. Así las mantas viajan de un lugar
a otro según sus necesidades y cuando el pellizco del limpiador es
demasiado enérgico, estas dan un enérgico respingo en señal de
protesta, que a veces las hace saltar fuera del agua, ofreciéndonos
un maravilloso espectáculo.
Las mantas se alimentan de
zooplancton y otros minúsculos animales tales como diminutas gambas
o pequeños gusanos. Las mantas son autenticas especialistas en localizar estas masas de plancton, pero los científicos no tienen ni
la menor idea de cómo lo hacen. Lo que si sabemos son los dos modos
de filtrar el plancton, nadando
justo algunos milímetros sobre la superficie del lecho marino o bien
haciendo continuos “loopings” para filtrar el que se encuentra en la
superficie.
En contadas ocasiones las mantas se agrupan en una
fantástica formación sincronizada de hasta 150 individuos nadando
todas ellas en columna
mientras forman una perfecta espiral para filtrar el plancton como si fueran ciclones vivos. El deleite se produce todos los años en la bahía de Hanifaru en las islas Maldivas. La natación
sincronizada de las mantas produce una corriente ciclónica cuyo
vórtice produce una succión del plancton que es filtrada por la
misma columna de mantas como lo hace el ojo de un huracán con todo
lo que se encuentra a su alrededor. ¡Alucinante!
Base de datos de mantas
Las “manchas” en
su vientre crean dibujos característicos y únicos en cada ejemplar
lo que permite identificarlos mediante fotografías. Sin duda las
mantas se conocen entre sí de forma única. Así cada ejemplar tiene
su propio patrón característico, como nosotros tenemos nuestra
propia expresión facial o nuestras huellas dactilares.
La manta oceánica
gigante ofrece una característica mancha en forma de “T” en su
cabeza, frente a la característica forma en “Y” de las mantas de
arrecife.
Y estos patrones
característicos también nos permiten sacarlas fotografías submarinas
para poderlas identificar individualmente, para así poder hacer una
ficha en la que se van registrando los lugares y fechas de sus
encuentros. Y es que los cálculos más optimistas calculan su número
total en el planeta en decenas de miles y no en cientos de miles, lo
cual nos da una idea de la crucial importancia con la que debemos
defenderlas de los ataques asesinos de los pescadores.
Sus enemigos
Sin duda alguna
su mayor enemigo es el ser humano, aunque sus predadores naturales han sido de toda la
vida algunas especies de tiburones y orcas. Afortunadamente los
mordiscos cicatrizan y curan hasta hacer desaparecer completamente. Sólo cuando el bocado
afecta a sus órganos vitales la manta sufre peligro de muerte.
Así como otros
animales se protegen de predadores mediante camuflaje o mediante
espinas venenosas, las mantas únicamente aprovechan su gran tamaño, velocidad y su inteligencia como único sistema defensivo. Sus
delgados e hidrodinámicos cuerpos las permiten de un solo aletazo
acelerar a 15 nudos para alejarse de cualquier peligro. Las mantas
han evolucionado y perdido el aguijón de su cola quedando un pequeño
hueso final como nos ocurre a los humanos en el cóxis. Por el
contrario la bella águila raya (Eagle-ray) si posee un temible dardo
en el extremo de su cola.
Barbarie en el Mexicano
Mar de Cortés. A pesar de su reciente prohibición, no es raro
encontrar este tipo de triste espectáculo.
La segunda fotografía
muestra lo mismo en aguas del índico.
El gran problema
procede de los pescadores, sus malditas redes y la despiadada
actividad pesquera que las diezma y mutila hasta la muerte.
Desgraciadamente las mantas no saben nadar marcha atrás y no saben
cómo evitar las diabólicas redes en las que quedan atrapadas y se
asfixian al
no poder mover el agua y por tanto morir por falta de oxígeno.
Por desgracia
algunos países asiáticos han aumentado la demanda de branquias de
manta para hacer sopas y medicamentos "milagreros".
En el mercado se puede comprar una gran manta ¡por sólo unos pocos
cientos de dólares! Esa es la mísera cifra por la que se está matando y
exterminando a estas
bellas criaturas del océano.
Un exterminio psicópata
y sin
sentido, que sin duda está colapsando la vida en los mares del
planeta.
Desde siempre se
ha preferido la carne de peces como el atún, el mero y otros
pescados, lo cual ha preservado hasta hace poco a estos bellos
habitantes marinos. Pero debido a la escasez de peces en los mares,
las costumbres de los pescadores han evolucionado hacia la caza de
mantas. En los años 80, el Mar de Cortez
contaba con una abundante población de mantas oceánicas que eran
cazadas comercialmente. En pocos años la población desapareció
totalmente y ya tarde, en el año 2007 el gobierno prohibió su pesca.
Desde entonces no se han registrado nuevos encuentros y las poblaciones
de mantas han sido aniquiladas sin que se tenga noticia de ninguna
recuperación significativa.
"Swan" es liberada de
las redes por un DiveMaster. La manta agradecida nada con "Sivad" el
buzo durante el resto de su inmersión.
En Maldivas una
conocida manta bautizada como Swan fue encontrada viva por un dive
master arrastrando una pesada red de pesca en la que se encontraba
enredada. La manta se dejó atender por Sivad el buzo, que poco a poco
cortó el cordaje hasta liberarla y dejarla en libertad con agudas heridas infringidas
por el rozamiento de la red. Swan se quedó el resto de la
inmersión nadando cerca del grupo de submarinistas lo que permitió
sacar las fotos de sus heridas.
Permitir el uso de redes de pesca sin
más, es como permitir a cualquiera que fuera por los bosques con un buldózer, destrozándolo todo indiscriminadamente
sin ningún tipo de control. La única diferencia es que debajo del
agua no se ve lo que ocurre, ni se puede controlar el mal
infringido, mientras que en tierra el escándalo sería mayúsculo.
Históricamente no se ha
exigido control alguno sobre la pesca y el uso de redes, lo cual no justifica de ninguna manera, ningún derecho adquirido por
parte de los pescadores. Los Estados y las Leyes internacionales deben parar estas masacres y
crear una firme jurisdicción internacional que prohíba estos actos
delictivos contra la naturaleza, como ya ocurre por ejemplo en las
Islas Maldivas.
El hecho de que las aguas
internacionales NO sean de nadie, no significa cualquiera pueda
hacer lo que quiera en ellas. Muy al contrario, son de todos y por
ello debe exigirse su conservación y limitar a raja tabla la
sobre-explotación. Difícil labor cuando ni siquiera los
gobiernos son capaces de hacer cumplir sus leyes en sus propias
aguas jurisdiccionales.
Su biología
Sus órganos y
distribución interna tienen un enorme parecido con sus primos los
tiburones que aparecieron en la tierra hace 400 millones de
años, ¡al menos 300 millones de años antes
de los primeros dinosaurios! Se cree que las primeras mantas
aparecieron hace unos 170 millones de años, como una evolución
corporal del tiburón. Las Móbulas,
otra especie de mantas pequeñas, aparecieron
hace 20 millones de años, y de ellas se conoce muy poco salvo que
son muy tímidas con los buzos. Las móbulas viven en regiones
tropicales a menudo en grandes agrupaciones de varios centenares de
ejemplares.
Delante de su
boca se encuentran dos características aletas curvadas a modo de
timones. La
principal utilidad de estos apéndices es la de canalizar a modo de
embudo el plancton hacia su boca. De esta manera las mantas pueden
filtrar con sus dos filas de 5 branquias cientos de litros por
segundo, atrapando una gran cantidad de nutrientes que tragarán
posteriormente al cerrar la boca y las branquias.
Son animales
pelágicos que viajan grandes distancias y frecuentan sus atolones
preferidos para ser aseadas por los peces limpiadores. Pero
desconocemos donde crían, cuanto viajan, cómo se orientan, y la
mayor parte de sus costumbres. La manta oceánica es migratoria y se
han registrado encuentros entre las latitudes 31ºN en Estados
Unidos, hasta 36ºS
en Nueva Zelanda. Las mantas de arrecife se cree que permanecen
cerca de sus atolones preferidos durante largos períodos de sus
vidas.
A lo largo de sus
migraciones buscan los lugares con mayor densidad de alimentos. La
manta oceánica se cree que utiliza las corrientes marinas para
navegar grandes distancias de miles de kilómetros en busca de las
explosiones de plancton que coinciden con los cambios de estaciones monzónicas. Es difícil el encuentro con mantas oceánicas y los
mejores lugares corresponden a islotes o pináculos submarinos en
mitad del océano como ocurre por ejemplo en el océano pacífico en
las Islas de Revillagigedo (Islas
Socorro, México), al sur de baja California.
Durante el
apareamiento es posible encontrar a 30 machos siguiendo a una sola
hembra en una espectacular danza en la que la larga fila de mantas
repiten en cadencia los giros y acrobacias ejecutadas por la primera
hembra. Tras el deslumbrante cortejo, la manta elige un único macho
que fertilizará su huevo en el interior el útero durante todo un
año. Uno o dos retoños verán la luz del mar tras este largo período
y tras el alumbramiento el recién nacido alcanza del orden de 1,5 metros. Los
biólogos marinos creen que una hembra tiene una mantita cada 3-7
años, lo cual da una idea del enorme problema que supone su pesca,
pues se reproducen con lentitud.
En vez de huesos sus flexibles cuerpos están
constituidos por ligeros tejidos cartilaginosos que las permiten
nadar con soltura y eficacia ahorrando energía y permitiéndolas prescindir de la vejiga natatoria, al carecer de pesadas espinas.
Consiguen ajustar su flotación mediante el gran hígado menos denso
que el resto de su cuerpo. Su ligera flotación negativa las obliga a
nadar continuamente para no caer al fondo.
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