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La danza de las mantas

 

 

Me llamo Kamándalu y vivo en las turquesas y transparentes aguas de las islas Maldivas. A mis 16 años de edad ya cumplidos se que en la vida, las cosas más importantes son las más sencillas. Disfruto al volar entre dos aguas cerca de la superficie, o bucear junto a mis compañeras realizando suaves y armoniosas piruetas.

Nuestros ondulantes movimientos parecen fascinar a unos extraños seres que sueltan burbujas de aire. Cuando los vemos cerca de los atolones, nos observan con curiosidad mientras lanzan pequeños destellos luminosos. Y lo más curioso es que sólo aparecen en algunos puntos concretos de nuestro extenso territorio, en el que vivimos en total libertad.

Aunque muchas veces me gusta nadar a solas cruzando extensas zonas entre los diferentes atolones de coral, en ocasiones lo paso en grande con otros compañeros como Atman, una gran manta que me ha enseñado muchos de los secretos del océano. Descendemos sin ningún esfuerzo en largas y pausadas planeadas hacia las grandes profundidades, sólo por el placer de sentirnos arropados por la tranquilidad del silencio, inmersos en una oscura armonía en la que descansamos serenamente, sin pensamiento alguno, sin apenas movimiento, sin más sensación que la de sentirnos vivos, conscientes, en paz.

Pero allí abajo el agua está muy fría y te vas quedando anquilosado si te quedas demasiado tiempo. Incluso te puede llegar a doler, porque aunque tenemos sangre caliente en la cabeza para calentarnos a estas profundidades, después de un buen rato lo único que te apetece es regresar arriba donde el agua está templada a unos agradables 29 grados de temperatura.

 

 

Atman tiene una espalda oscura y potente, que contrasta con la claridad de su vientre, el cual reconozco inmediatamente por los bellos dibujos grabados en el pecho como marcas de nacimiento. La forma de sus tres puntos y la gran mancha en la parte central del torso siempre me recuerdan los pináculos de Kaafu en donde crecí y pasé muchos años de mi infancia. Con frecuencia acudimos los dos, junto con otras mantas a este atolón, porque allí residen otros pequeños amigos que se vuelven locos por quitarnos los bichitos que se pegan a nuestra piel. Pero cuando estos molestos parásitos se adhieren a los filtros de mis branquias, ¡ya no aguanto más! Son especialmente molestos y en cuanto así ocurre, nado sin dilación hacia Kaafu o al atolón de Ari, en donde los pequeños lábridos nos asean y despojan de tan molestos abusones.

Disfruto la vida volando tranquilamente entre los atolones junto con otras mantas amigas, como Zina una jovencita manta muy juguetona que intenta seducirme siempre que puede con sus graciosos y delicados movimientos. Bate sus alas con sinuosa delicadeza, pero lo que más le gusta es volar en espiral delante de mí, insinuándose para que la siga a la zaga.

 

 

Ya ha pasado el verano y como todos los años por estas fechas, encontramos bastantes lugares con una densa concentración del plancton que tanto nos gusta. En cuanto aparece, abrimos la boca de par en par y ¡a comer! Empieza el festín en el que nos podemos pasar horas y horas girando y haciendo loopings mientras tragamos descuidadamente la deliciosa comida. Con las aletas delanteras canalizamos mejor el chorro de agua, como si fueran timones que dirigen una mayor cantidad de comida pero con el mismo esfuerzo.

En estas fechas ha tenido lugar la gran reunión, en donde cientos de mantas disfrutamos en la gran “Fiesta del Plancton”. Celebramos durante varios días seguidos la eclosión de la vida y aunque el agua es menos clara por la cantidad de algas y minúsculos animalitos, la diversión está garantizada. El lugar se llaman la laguna de Hanifaru, que no tiene más de diez metros de profundidad, aunque en algunos rincones a penas alcanza los 2 ó 3 metros hasta la superficie. Desde abajo el fondo de arena blanca refleja el azul cobalto del luminoso cielo de Maldivas. Todo es azul. Azul intenso. Azul radiante. Diseminadas entre los bancos de arena blanca aparecen algunas rocas de tanto en tanto, que sirven de refugio para nuestros amigos los lábridos limpiadores.

 

 

La fiesta es completa. Comemos, jugamos, nos limpian nuestros amigos los peces limpiadores y danzamos en infinitos rizos y espirales incluso a la luz de la luna. Hace unos años Atman nos enseño una manera de volar en progresión ciclónica,  pero la cosa no es ni mucho menos sencilla. Volamos en formación parecida a un embudo en forma de “V”, y cada uno mantiene su distancia y velocidad para no salirnos de la formación. Al combinarse el esfuerzo común mientras avanzamos al unísono, se crea una corriente de agua que nos permite sacar el máximo provecho del alimento que hay en la zona. Creamos un sutil embudo invisible que concentra el plancton gracias a nuestra suave corriente circular. Parece complicado, pero poco a poco le vas cogiendo el tranquillo y al final notas como en el lado interior del embudo se canaliza más alimento.

Este año he podido compartir la formación con las mantas más experimentadas, nadando además junto a Zina que hoy por cierto, está preciosa. Vuela con graciosos movimientos delante de mí y la sigo a todas partes. Llevamos toda la mañana deambulando de aquí para allá en las cálidas aguas de la laguna, mientras hacemos divertidas y graciosas piruetas. Finalmente volamos como un solo cuerpo y es tal su excitación que mientras hacemos el amor ella me sujeta por un extremo de mi aleta izquierda con un pequeño mordisco que aunque no me molesta me ha dejado una ligera marca.

 

 

 

 

Las Maldivas

 

Situadas en pleno océano Indico y formadas por 26 atolones con más de 1.190 islas de las cuales sólo 200 están habitadas por el ser humano. En total el archipiélago de las Maldivas se extienden a lo largo de 1.000 kilómetros de norte a sur, con una anchura media de unos 100 kilómetros.

Las Maldivas son una parte de una larga cordillera submarina de más de 2.000 kilómetros y con 50 millones de años de antigüedad. A los largo de este infinito período de tiempo, los movimientos de las placas tectónicas provocaron innumerables erupciones volcánicas a lo largo de la larguísima falla. Con el paso del tiempo estos volcanes se fueron extinguiendo y entonces se formó un anillo de vida coralina a todo su alrededor. Y milenio tras milenio, estas islas se hundieron bajo su propio peso inundando el cráter interior ya sumergido, para formar las lagunas de Maldivas, rodeadas por de arrecifes de coral.

La profundidad media en el interior de los atolones es de unos 30 a 50 metros, fuera de ellos el océano Indico  cae a pico rápidamente hasta los 2 ó 5 kilómetros de profundidad. Los corales segregan un esqueleto duro de carbonato cálcico para proteger sus vulnerables cuerpos. Cuando el coral muere su esqueleto abandonado forma parte de la propia estructura del arrecife. Así, a lo largo de millones de años e incontables generaciones de corales encima de otros, se ha creado el gran arrecife de corales. 

 

 

La llegada a Male, la capital de Maldivas, nos descubre desde la ventanilla del avión un sinfín de atolones de aguas transparentes alrededor de infinitos islotes de arena blanca, algunos de los cuales muestran desde el aire pequeñas cabañas con los techos tapizados por hojas de palmeras a lo largo de la costa. Un barco-taxi nos recoge en la misma salida del aeropuerto y nos traslada en 10 minutos hasta la bahía en la que nos espera el hospitalario Southern Cross, un imponente crucero de 40 metros de eslora diseñado específicamente para ofrecer expediciones de buceo.

 

Esta misma tarde nos hacemos a la mar rumbo Suroeste mientras nos vamos alejando del tumultuoso Male. A las pocas horas de haber embarcado y tras organizar nuestras pertenencias en el amplio camarote, me dispuse a montar el equipo fotográfico en la mesa del salón.

El ritual comienza por montar sobre la pletina de base, las rotulas y los largos brazos de aluminio en cuyos extremos se atornillan los potentes flashs. Luego le llega el turno a la carcasa transparente que protege la cámara digital del agua marina tan dañina para la electrónica como terapéutica y curativa para los seres humanos. Para asegurar la estanqueidad, retiro con delicadeza la junta tórica de goma que deslizo suavemente entre los dedos untados con una lágrima de vaselina. Las baterías están a plena carga y la memoria parece inquieta por comenzar a registrar imágenes submarinas. Finalmente le llega el turno al gran angular, cuyo pronunciado diámetro y marcada esfericidad otorgan al conjunto ese sabor a puro buceo. La guinda del conjunto queda remata por los finos cables negros de fibra óptica que enrollados sobre los brazos de aluminio permiten sincronizar los disparos fotográficos. El equipo fotográfico parece querer tirarse al agua antes que yo...

 

 

Durante estos 2 primeros días hemos estado buceando en diferentes enclaves y por fin hemos encontrado algunas mantas; Este es el objetivo de nuestra expedición. Las fechas de Septiembre son especialmente buenas para localizar ejemplares en sitios concretos en los que los biólogos marinos saben que suelen concentrarse. Uno de ellos es conocido como la laguna de Fesdhu al norte del atolón de Ari, en donde esperamos hacer una inmersión nocturna muy especial.

 

El vuelo nocturno de las mantas

Las coordenadas exactas del lugar son conocidas por Guy Stevens el científico de la expedición y director de la organización Manta Trust, ONG cuyo objetivo es la conservación de estos fantásticos animales tan perseguidos en estos tiempos por estúpidos intereses comerciales. El mercado chino comercia con las branquias de mantas desecadas para realizar con ellas un caldo insípido que creen tener propiedades milagreras. 

 

 

    

 

MANTA TRUST

 

1ª Expedición "Manta Trust" a bordo del Souther Cross y de la mano de Submaldives

La ONG Manta Trust promueve la conservación de las mantas rayas y su hábitat a través de robustos estudios científicos e investigaciones marinas que tienen como objetivo concienciar a la sociedad sobre la importancia de estos animales.

Las mantas son uno de los animales marinos más bellos dotadas del mayor cerebro de todas las especies de peces con gran inteligencia y muy curiosas. Así el encuentro con estos carismáticos e inofensivos animales es siempre sorprendente. Muchos aspectos tanto de su fisiología como de su comportamiento permanece siendo un completo misterio.

Es una desgracia que las empresas pesqueras estén diezmando la población de estos armoniosos animales devastando su población a extremos insostenibles.

Manta Trust fue creada en 2011 para coordinar de forma global la investigación y los esfuerzos orientados a preservar estos animales. Es urgente concienciar a las autoridades y comunidades locales sobre los necesarios cambio de mentalidad que corresponden al respeto hacia la vida y la conservación de las especies.

Manta Trust actualmente realiza programas de investigación en Maldivas, Sri Lanka, Mexico, e Indonesia para los que necesita recursos humanos y económicos. Por ello animamos a visitar y ayudar a esta organización que ofrece programas de voluntariado en diferentes lugares www.mantatrust.org.

Guy Stevens: En 2005 fundó el Proyecto Manta Ray Maldivas (MMRP) con el objetivo de ayudar a conservar la población de manta de este país a través de la investigación activa y la educación. Su trabajo con manta lo ha llevado a otros rincones del mundo, pero las Maldivas para él siempre será el mejor lugar para ver y estudiar estos increíbles animales.

Los esfuerzos de conservación de Guy en las Maldivas ha llevado a la creación de varios Áreas Marinas Protegidas (AMPs) en sitios clave de agregación de mantas, especialmente en Hanifaru Bay , donde su trabajo fue presentado en la revista National Geographic en julio de 2009. Esta magnífica ubicación, situado en el atolón de Baa, fue en el año 2011 declarada área protegida central dentro de la Reserva de la Biosfera por la UNESCO recientemente designado que abarca la totalidad de Baa Atoll.

Sus esfuerzos de conservación también han aparecido en más de una docena de documentales de televisión, incluyendo la BBC Natural Especial de National Geographic en todo el mundo y "Proyecto Manta " de la cadena ABC, ITV, "El hombre de Manta ", " Big Fish Fight " de Canal 4, a 60 minutos Australia y la BBC "¿Cómo funciona la vida?" .

 

 

Tras la aproximación al lugar, y conducidos por el capitán que conoce cada atolón de las Maldivas como la palma de su mano, le llega el turno al GPS para soltar el fondeo exactamente en un sitio concreto con no más de 8 ó 10 metros de profundidad. Hemos navegado todo el día mientras disfrutábamos en cubierta de una climatología ideal. Algunos cúmulos blancos nos protegen de la fuerte radiación solar y hace más soportable tomar un poco el sol en las espaciosas cubiertas del Southern Cross. Su popa de 9 metros de manga parece una pequeña playa de madera que desciende en tres suaves escalones hasta el mismo borde del mar, al lado el techo aterrazado se ofrecen un par de bancos de madera, alrededor de unas mesas en donde por la noche se organizan unas cálidas veladas acompañados por buenos amigos.

Ya está atardeciendo y todo está tranquilo. La tripulación ha montado en la plataforma de popa dos focos alógenos de gran potencia que iluminan directamente la superficie del agua. Se dejan encendidos varias horas mientras todos vamos a cenar antes de prepararnos para la mejor inmersión nocturna del planeta.

 

 

 

A las pocas horas, y atraídos por la fuerte iluminación artificial, el agua es un hervidero de vida microscópica. El zooplacton abunda y se observa a simple vista en la misma superficie del agua, cuando te agachas hincando la rodilla sobre esta playa de madera. Alguien acaba de avistar un par de grandes mantas que pronto pasan a ser tres ejemplares, cuatro, cinco, siete…. Ahora ya es difícil conocer el número exacto pues unas y otras se entrecruzan y pasan muy cerca rasgando la superficie del mar a solo un par de metros de nuestra popa.

La ansiedad por tirarse al agua se hace irrefrenable y en pocos minutos todos estamos equipados, excitados y listos para saltar y vivir posiblemente la mejor inmersión nocturna de nuestra vida. Una experiencia única. En vez de tirarnos desde la misma popa y para evitar asustar a las mantas, pasamos al “Doni” que es el barco auxiliar de 15 metros de eslora, utilizado a diario para alcanzar los puntos de buceo y que en estos momentos se encuentra abarloado al costado de babor del Souther-Cross. La inmersión comienza desde la popa del Doni situada a solo 20 metros del epicentro en donde se desarrolla el más impresionante espectáculo submarino.

 

 

 

Sinfonía submarina

A pesar de conocer bien las inmersiones nocturnas, nos sorprende observar una desconcertante aurora verdeazulada que lo envuelve todo a nuestro alrededor. El “show” ha dado comienzo y se cataliza gracias a varios racimos de linternas LED de alta potencia ancladas en el fondo. Han sido fijadas previamente sobre el lecho marino enfocadas hacia arriba para crear otros chorros de luz fantasmagórica que atraen irrefrenablemente a ingentes masas de plancton. El conjuro ha dado lugar y la zona se ha convertido en un hervidero de vida marina.

Rápidamente descendemos hasta el fondo, y desde allí buceamos hasta la popa del Southern Cross que desde abajo parece un brillante “OVNI”, flotando resplandeciendo en la superficie sobre un halo de color esmeralda. Nos obligamos a dejar un radio de respeto alrededor de la zona, dejando a las mantas un generoso espacio sobre el que volar y alimentarse en una infinita secuencia de loopings, giros, toneles, sacacorchos, y demás figuras acrobáticas. Es importante permanecer inmóviles sobre el fondo como si fuéramos rocas fondeadas, para no interferir en sus hipnóticas secuencias de piruetas. 

 

 

 

 

Nada más acercarnos al lugar, el espectáculo comienza en su máxima intensidad. La concentración de mantas es alucinante, y aún mejor.… lejos de mostrar ningún recato por nuestra presencia, nos permiten compartir su fiesta. Me pongo de rodillas sobre la arena y me quedo clavado en la misma postura durante 100 largos minutos, extasiado por la danza ininterrumpida de estas enormes mantas de más de 3 metros de envergadura.

No han pasado ni 5 minutos cuando una de ellas pasa tan cerca sobre mi cabeza que noto perfectamente como mi pelo acaricia su claro y largo vientre. El espectáculo ocurre como filmado a cámara lenta. Poco a poco todo el campo de visión no es más que manta. Y en esos largos segundos notas su presencia incluso con los ojos cerrados sintiendo una energía sutil y una vibración sin frecuencia,  ¡Uauuu! Contienes la respiración. Dejas de echar burbujas. Se detiene el pensamiento. Se acrecientan los sentidos. La conciencia parece expandirse. Sólo existe este momento presente. Sólo sientes, sólo observas. Estás conectado en la experiencia.

No acabas de asentar la vivencia cuando… ¡Joder!  Esta otra manta viene directa hacia mí, filtrando con la boca abierta formando un gran ovalo de unos 80 centímetros de anchura. Sin desconfianzas aguantas el tipo y la manta en vez de rectificar la maniobra, sigue a rumbo y me pasa afeitando de nuevo la cabeza. Vuelves a sentir la misma sensación de presencia y empatía. Es una gozada. A pocos metros otras dos mantas hacen loopings enfrentadas en una figura de doble rizo. De nuevo un quiebro. De nuevo un regalo que queda grabado a fuego en mi memoria.

 

 

Otras dos mantas diferentes vuelan delante de mí, la una hacia la otra sin ninguna preocupación por su inminente tropiezo. Esta vez se han acercado tanto entre sí que el quiebro es imposible. Súbitamente las dos detienen el avance mientras se yerguen y se quedan sin arrancada a solo unos pocos centímetros de distancia. Pasan segundos y siguen en la misma postura, mientras poco a poco cada una cae a su derecha y continúan su silenciosa e hipnótica danza.

Algunas aparecen desde atrás y continúan pasando sobre nuestras cabezas mientras ofrecen un primer plano de las aberturas branquiales. Te sorprendes al observar el fitoplancton iluminado en la noche por diminutos puntos de luz verdosa sobre los filamentos branquiales. Los iluminas con la linterna y compruebas el intenso rojo vivo y lleno de vida de sus órganos filtrantes.

 

 

Kamándalu nada a la luz de la luna cuando parece percibir en la lejanía un tenue resplandor. Voy a avisar a Zina para nadar con ella hacia la luz en la que parecen vislumbrarse otras compañeras. Esto es algo de lo que ya me habló Atman hace tiempo. Resplandores, seres de las burbujas, y mucha…. muchísima comida. A los pocos minutos Kamándalu y Zina se unen al inesperado festín.

Algunas noches y en algunos sitios aparecen como por arte de magia atolones que se iluminan como si fuera de día, y en donde el plancton se agolpa atraído por las sorprendentes lunas submarina. Los seres de las burbujas suelen aparecer a medida que vamos llegando a estos extraños y resplandecientes lugares. Cuando me acerco de los seres de las burbujas siempre me miran con sus curiosos ojos de cristal. Pero lo más divertido es planear sobre ellos cuando sueltan sus inquietantes columnas de burbujas que tantas cosquillas nos hacen. ¡Es una sensación tan extraña como asombrosa!

 

 

Hay comida en abundancia. No hay más que abrir la boca de par en par y girar sin cerca de los chorros de luz en donde se aglomera una densa cantidad de plancton. Yo creo que algunas luces vienen de los seres de las burbujas. Basta con ir hacia estas lunas submarinas avanzando directamente hacia la luz en donde se concentra el sabroso alimento. Me encanta esta sensación y la experiencia de encontrarme con estos seres tan divertidos como curiosos. Es agradable compartir con ellos estos luminosos encuentros nocturnos en los que abunda tanta deliciosa comida. En ocasiones notamos fogonazos de luz que salen de ellos. Todo es tan raro como divertido.

Pero en esta ocasión no vimos a Atman, lo cual es extraño porque siempre aparece en estas experiencias. Cuanto más rara sea la ocasión, más fácil es que coincidir con Atman. Hace tiempo que pregunto por él a otras manta con las que me cruzo, pero nadie sabe nada desde hace ya demasiado tiempo. En ocasiones Atman decide desaparecer en alta mar y recorrer mares muy lejanos durante largas semanas, junto con nuestras primas las Mantas oceánicas que están acostumbradas a recorrer miles de millas de distancia.

 

 

 

 

Identificación de mantas por la ONG Manta Trust

Kamandalu es un ejemplar adulto al que Niv Froman, Project manager de la organización Manta Trust, ha dado el nombre que nosotros solicitamos, para apadrinar desde Fondear.com a uno de estos bellos ejemplares que viven en las aguas de las Maldivas.

Kamandalu es un adulto que fue fotografiado por primera vez el 26 de Agosto de 2013 en los atolones de Baa. De la misma forma Zina y Atman también han sido fotografiados y registrados durante este pasado verano de 2013.

 

Kamándalu

Atman

Zinna

La expedición Manta-Trust 2013 ha sido organizada para hacer coincidir los vientos monzónicos más productivos con las posiciones lunares más adecuadas que tienen una enorme influencia en los movimientos y en los hábitos alimentarios de la mayor población de mantas de arrecife que habitan las ricas aguas de las Maldivas.

En esta época del año grandes congregaciones de hasta 150 individuos pueden ser vistas alimentándose conjuntamente en las aguas superficiales del Baa, ofreciendo uno de los espectáculos de la naturaleza más impresionantes. El reconocido experto en mantas Guy Stevens nos permitió encontrar estas agregaciones y permitirnos experimentas la maravilla de hacer inmersiones entre el frenesí alimenticio de estos apacibles gigantes submarinos.

 

En 2005 Guy fundó Maldivian Manta Ray Project (MMRP) con el fin de ayudar a conservar la población de mantas de Maldivas a través de la investigación activa y de la educación. En 2001 nace Manta Trust en colaboración con otros científicos, fotógrafos y divulgadores. Su trabajo con mantas le lleva a todos los rincones del planeta pero Maldivas es para él su lugar preferido para estudiar estos increíbles animales. Sus trabajos han sido documentados y publicados en revistas como el National Geographic, o en documentales como la BBC o Animal-planet.

La investigación de Guy en Hanifaru y su trabajo en Manta Trust ha contribuido a la declaración del atolón de Baa como Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO.

Las mantas son los peces con el mayor cerebro y por ello tienen una desarrollada inteligencia. Tras un año de embarazo una creía de 1,5 metros nace totalmente autosuficiente. Por esta lenta gestación el ritmo de nacimientos apenas contribuye a contrarrestar la despiadada pesca que diezma las poblaciones de mantas a los largo de todos los mares del planeta. Una pesca insensible, brutal y estúpida, pues lo único que aprovechan los pescadores son las agallas desecadas y utilizadas en la medicina tradicional china para elaborar una sopa con pretendidas propiedades limpiadoras.

 

 

Hoy es un día horrible. Me he encontrado con Kelai una vieja amiga de Atman a la que sólo veo de vez en cuando. Avanzaba con un grupo de delfines mulares que nadaban lentamente, como con tristeza. Al preguntarle por Atman me dijo que le acompañó hace algunas semanas a un largo viaje a otros lugares perdidos más allá de los lejanos atolones del norte, en donde el agua es más frescas y se suele encuentra mucho plancton. Estuvo deambulando con ella durante tres semanas y una triste mañana pudo ver horrorizado como una red casi invisibles a modo de inmensa medusa lo había atrapado.

Atman debía llevar muchas horas intentando zafarse de aquella tortura pues tenía el cuerpo lacerado de heridas y cortes profundos. Al estar casi inmovilizada por culpa de la maya, su respiración era muy limitada y se había ido asfixiado mientras se desangraba lentamente. Cuando la encontró, estaba agonizando y ni siquiera la pudo ayudar a desenredarse de esos tentáculos cortantes.

 

 

La miró a los ojos y descubrió una mirada triste pero tranquila. Una mirada interrogante que no acababa de entender lo ocurrido. Si nunca había tenido dificultad para zafarse de las dentelladas de los tiburones, gracias a su legendario golpe de aleta que le permitía impulsarse de inmediato a más de 15 nudos, ¿cómo podía ser que una extraña medusa gigante la hubiese atrapado sin más? En su mirada percibió muchos interrogantes y una clara certeza. Entendió que se moría. Y también comprendió porque muchas otras mantas amigas habían ya desaparecido antes que ella sin dejar rastro alguno.

Al cabo de unas horas Atman yacía inerte, atrapado en aquella retícula de hilos afilados, dejando como único testimonio de su existencia su bello y potente cuerpo, grotescamente mutilado y enredado en aquella mortífera maraña que nunca antes había visto. Atman estaba muerto.

 

 

La pesca de mantas

 

Mantas... ¿Podría ser más descriptivo su nombre? Nadar con ellas es toda una experiencia de plasticidad y armonía. Son majestuosas, curiosas, bellas, pacíficas e inofensivas, y sin embargo están siendo brutalmente esquilmadas por los pescadores ignorantes del mal que hacen.

Bucear con ellas ofrece una experiencia fantástica, intensa y enriquecedora. Sus suaves movimientos y la armonía de sus evoluciones son un regalo cargado de belleza. Son arte en movimiento a través de sus continuas y graciosas evoluciones subacuáticas. Las mantas poseen un cerebro desproporcionadamente amplio en comparación con el peso de sus cuerpos con amplias regiones diferenciadas entre las cuales destaca el gran cerebelo responsable en los mamíferos de las funciones cerebrales más avanzadas y complejas. Y alrededor de su cerebro existe una tupida red de vasos sanguíneos que lo mantienen caliente, a pesar de la baja temperatura del agua del mar a grandes profundidades, a las que las mantas pueden descender a voluntad. Toda esta compleja y poco entendida fisiología apuntan hacia funciones mentales avanzadas y posiblemente una alta inteligencia como se deriva de la escasamente conocida pero sorprendente sociabilidad entre sus congéneres o su inusitada curiosidad hacia los buzos, con que nos miran.

La pesca de mantas está acabando con ellas. La nefastas redes de pesca y la despiadada actividad pesquera las diezma y mutila hasta la muerte. Desgraciadamente las mantas no saben nadar marcha atrás y no saben cómo evitar las diabólicas redes en las que quedan atrapadas y se asfixian al no poder mover el agua y por tanto morir por falta de oxígeno.

Por desgracia algunos países asiáticos han aumentado la demanda de branquias de manta para hacer sopas y pócimas supuestamente curativas.  En el mercado se puede comprar una gran manta por sólo unos pocos cientos de dólares! Esa es la mísera cifra por la que se está matando y exterminando a estas bellas criaturas del océano.

Desde siempre se ha preferido la carne de peces como el atún, el mero y otros pescados, lo cual ha preservado hasta hace poco a estos bellos habitantes marinos. Pero debido a la escasez de peces en los mares, las costumbres de los pescadores han evolucionado hacia la caza de mantas. En los años 80, el Mar de Cortés contaba con una abundante población de mantas oceánicas que eran cazadas comercialmente. En pocos años la población desapareció totalmente y ya tarde para su recuperación. Sencillamente han sido aniquiladas.

Históricamente no se ha exigido control alguno sobre la pesca y el uso de redes, lo cual no justifica de ninguna manera, ningún derecho adquirido por parte de los pescadores. Los estados y las leyes internacionales deben parar estas masacres y crear una firme jurisdicción internacional que prohíba estos actos delictivos contra la naturaleza.  El hecho de que las aguas internacionales no sean de nadie, no significa que cualquiera pueda hacer lo que quiera en ellas. Muy al contrario, son de todos y por ello debe exigirse su conservación y limitar a raja tabla la sobre-explotación.  Difícil labor cuando ni siquiera los gobiernos son capaces de hacer cumplir sus leyes en sus propias aguas jurisdiccionales.

 

 

Atman, sigue vivo, a tenor de los últimos registros fotográficos que han podido ser registrados en aguas de la Maldivas. Pero son miles las mantas que mueren semana tras semana, mes tras mes, por culpa del incontrolado y necio tráfico de branquias. La demanda de China hace que los pescadores las maten por todas las aguas del planeta a cambio de unos puñados de dólares. Un dinero manchado de sangre y de sufrimiento animal. Una locura promovida por la codicia y la ignorancia del ser humano.

 

 

 

 

 

 

 

submaldives

Especializados en safaris de buceo en las Maldivas ofrece posiblemente una de las mejores alternativas para disfrutar y bucear en las Maldivas. Las rutas ofrecidas por submaldives nos permiten descubrir el derroche de belleza y de vida que esconden sus aguas.

Queremos agradecer a Judith de la Rosa y a Eva Díaz la pasión, ilusión y alegría por ofrecer en el Southern-Cross la mejor experiencia, el mejor ambiente y la mejor atención que un aficionado a la aventura y al buceo pueda soñar.

 

 

 

 

 

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