A diferencia de un bombazo en el aire, el sonido desgarrador
debajo del agua
desaparece
tan
súbitamente como llegó, no dejando ecos ni reverberaciones como lo
hace un
bombazo en superficie. Muchas costas del planeta están amenazadas
por estas acciones salvajes dadas a conocer a partir de la segunda
guerra Mundial. Ya pudimos comprobar como se llevaba a cabo esta
práctica hace pocos años, buceando en los bellísimos
arrecifes de Tubbataha en el mar de Sulu de Filipinas, en mitad de un parque
teóricamente bien protegido y declarado reserva natural por la
UNESCO, o ahora muy recientemente en la bahía de Maumere.
La
horrible práctica es muy efectiva en un arrecife sano, aunque al
terrible precio de destruirlo todo de forma implacable e irreparable
a un radio de 5 ó 10 metros alrededor del bombazo. El estallido y
brutal onda expansiva mata toda forma de vida en unos 15 metros a la
redonda y destruye el arrecife coralino en un círculo de 5 metros de
radio. Algunos peces salen a la superficie reventados y quedan
flotando. La inmensa mayoría se pierden en el fondo. Y por el camino,
se ha destruido toda forma de vida, coral, crustáceos, pequeños nudibranquios, esponjas,…. ¡Todo reventado!
El
precio de esta fácil y feroz forma de pesca sigue arrasando
demasiados mares del planeta. De forma inmediata se consigue una
efectividad que cuadruplica cualquier otra técnica de pesca, pero
a costa de tener que busca otra zona en la
que lanzar otro bombazo. Por ejemplo en la isla de Sulawesi, los
ingresos medios por pescador han caído de 6.450 US hasta solo 550 US
debido a la insostenibilidad de estas acciones aniquiladoras. A pesar
de ello los pescadores furtivos siguen pensando que tras un bombazo
siempre encontrarán otra zona de costa en donde continuar con sus
métodos.
A
pesar de estar rigurosamente prohibida y penada, sigue practicándose
en demasiados rincones del planeta, al ser sus gobiernos incapaces
de forzar la aplicación de la ley cuando no ser objeto de
corrupciones que hacen la vista gorda ante tales prácticas atroces.
Tras la experiencia vivida en los arrecifes de Maumere, pudimos charlar con diversos
habitantes locales que nos confirmaron que la pesca explosiva es
efectuada de forma continuada por pescadores que vienen de fuera.
Los habitantes locales preservan sus arrecifes, pues entienden que
deben poder seguir pescando en el futuro.
En
otras costas cercanas, como las de la vecina isla de Komodo, el negocio turístico
sigue creciendo arrastrado por el de la famosa isla de Bali, y
al no existir un control policial eficiente pues los kilómetros de
costa a controlar son muchos, sus habitantes no se andas con
"chiquitas", pues disparan a matar a los furtivos que son descubiertos
efectuando estos terribles atentados ecológicos de pesca con dinamita. Como
consecuencia, la práctica del “Fish bombing” está prácticamente
erradicada en Komodo y de Bali, aunque no ocurre lo mismo en otros
rincones e islas del archipiélago Indoneso.
Pesca
con Dinamita
Bucear en un arrecife destrozado por las explosiones es una
experiencia descorazonadora que casi te hace llorar, como también
pudimos comprobar en demasiado litoral del archipiélago Filipino
durante diversas inmersiones.
Vivir el Fish Bombing en "Directo"
Tras vivir en "directo" una explosión cercana, es fácil imaginar
lo que tiene que significar el incidente para delfines o grandes
cetáceos, cuya extremada sensibilidad auditiva es capaz de lograr la
comunicación submarina extendida a cientos de kilómetros de
distancia. Y es que
en la misma bahía de Maumere pudimos avistar y disfrutar
solo dos días antes de la explosión, la majestuosidad de la gran ballena
azul en ruta migratoria hacia el hemisferio norte.
Por
desgracia, para hacer pesca con explosivos no hace falta conseguir
cartuchos de dinamita. Basta con fabricar una bomba casera realizada
por muy poco dinero con algunos productos químicos muy comunes y
fáciles de adquirir. Se introduce el polvo explosivo compuesto por
nitrato potásico obtenido a partir de algún tipo de fertilizante
común y un poco de gasolina metidos en una botella de cerveza junto
con algunos fósforo obtenidos de cabezas de cerillas mezclados con
una cuerda de cáñamo que hace las veces de mecha. Una sola botella
de cerveza de tercio típica puede hacer ¡un cráter de dos o tres
metros en el arrecife, arrasando TODO a su alrededor!
Pero algo tan rudimentariamente construido también explota con
cierta frecuencia antes de ser lanzada por la borda matando o
lesionando seriamente a los pescadores que practican esta forma de
pesca destructiva.
En
Sabah (Malasia) la práctica continúa siendo demasiado común y se
pueden escuchar bombazos durante todo el día. Como consecuencia de
todo ello, en Sabah solo el 25% de sus arrecifes siguen intactos, La
diversidad marina ha caído a la mitad, y la densidad de peces es de
sólo el 10% de lo que era hace unos pocos años.
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