Según la
tradición china milenaria, si los delfines llegaran a
desaparecer (por culpa de los pescadores y su actividad
comercial, por nefastas tradiciones, o por culpa de la contaminación
de los mares), entraríamos en la era oscura del
“Kali-Yuga” chino. Por ello debemos evitar que el “chilinga” así
llamado el “demonio blanco occidental” continúe perpetrando las
continuadas matanzas sobre ellos.
Cientos de miles de ejemplares
son acorralados, maltratados y asesinados por los pescadores al
amparo de los intereses de estado y de
las grandes empresas con únicamente intereses mercantilistas. Su
ternura infinita e incomprendida es destruida por la sociedad
moderna y, sin embargo, en muy raras
ocasiones un cetáceo reacciona violentamente contra el ser
humano,
ni siquiera cuando son arponeados y acorralados hasta la muerte.
Un delfín se dejará matar antes de intentar huir cuando están
matando a sus hijos.
Los bárbaros
asesinos Japoneses o los Daneses de las islas Faroe, hacen una
"fiesta" sanguinaria en la que acosan y asesinan miles de
ejemplares todos los años, en una especie de ritual
iniciático que corrompe la ética más elemental de sus jóvenes
participantes. La ética del respeto por la vida.
Sólo se sabe
de una orca que atacara a un surfista, posiblemente siendo
confundido por una foca. Sin embargo en el cautiverio de los
terribles y estrechos acuarios de agua clorada y artificialmente
salada, contaminada y de escasa profundidad, en los que sólo se oye
un continuo ruido bajo el agua debido a los sistemas de depuración, llegan a
enloquecer y comportarse de forma peligrosa e imprevisible. El
entrenamiento extenuante y psicológicamente agotador produjo hace
unos años que una orca ejecutara a su entrenadora sumergiéndola
durante 5 minutos hasta ahogarla. No la mordió, ni quiso comerla,
sencillamente la ajustició.
Las explosiones
sónicas que la industria petrolera infringe para detectar bolsas de
crudo o de gas escondidas bajo los mares, son las responsables de
las varadas masivas de todo tipo de cetáceos. Las petroleras
contribuyen tristemente a la destrucción los mares...
Hace años, un
comerciante de maderas de Canadá mató a una cría de orca y la manada
siguió al barco durante meses empujando el casco con frecuencia,
hasta que en una ocasión estos envites y la fuerza de las olas lograron hacer caer a
parte de su
tripulación al agua. La manada dio muerte exclusivamente al maderero
asesino de la cría, respetando al resto de la tripulación en paz!
Pero lo cierto
es que dejando de lado estas desafortunadas experiencias traumáticas
cuyo último responsable es, sin duda,
la inapropiada acción humana, son incontables las experiencias
enriquecedoras y bellas de estos fantásticos seres del mar. En
muchísimas ocasiones los delfines y otros cetáceos, además de regocijarse con nuestra
presencia, nos salvan la vida. Nos rescatan en naufragios, o guían a
los barcos evitando que encallen contra las rocas. Son numerosos los
testimonios que relatan estos hechos.
Por
ejemplo, hasta el año
1914 el delfín “Pelorus Jack” se dedicó durante más de 30 años a
guiar todos los días a los barcos que atravesaban el peligroso
estrecho de Malborough en la costa de Nueva Zelanda. Era tal su utilidad para los marinos que se
llegó a aprobar una ley que lo protegía y sancionaba con fuertes
multas a quien lo molestara. Cuando murió se erigió una estatua que
actualmente puede ser visitada en el puerto.
También es
bien conocido el salvamento de la joven Ivonne Vladislavich en el
océano Índico, en las costas de Mozambique donde abundaban los
tiburones. Una fuerte ola volcó su lancha que, al inundarse en su
interior se fue
a pique. Debido a las heridas sufridas en el percance la sangre fue
atrayendo a numerosos tiburones que acechaban a Ivonne y la impedían
nadar hacia la orilla. Súbitamente aparecieron dos delfines que la
protegieron hasta que ella pudo subirse sobre un resto flotante del
naufragio utilizándolo a modo de balsa salvavidas.
Inteligencia
submarina
El famoso
neurobiólogo norteamericano John Lilly estaba
filmando una escena en donde se pretendía simular un salvamento. Un
ayudante fingía ahogarse a cuya llamada acudió la marsopa Sissy que
le empujó hasta la orilla mientras la escena era filmada desde otro
barco. Pero en un error se estropeó el material filmado y decidieron
repetir la escena, pero la nueva dramática interpretación fue tomada
como un insulto por Sissy que se lió a aletazos en señal de protesta
contra el embustero actor.
En cierta
ocasión dos delfines jugaban con una anguila que zarandeaban
alternativamente de un lado para otro hasta que el sufrido
animalillo
buscó refugio en una pequeña oquedad intentando esconderse de los
"juguetones" cetáceos. Entonces el vivaracho delfín se fue a buscar un
venenoso y llamativo pez del arrecife que empujó con su aleta hasta
introducirlo dentro del escondite de la anguila. Ésta, atemorizada por
la presencia del venenoso enemigo salió con urgencia del orificio en
el que esperaba el travieso delfín para seguir con sus particulares
juegos.
Los oficiales
de la marina que entrenaban a las ballenas piloto para localizar
minas submarinas relatan que mostraban un atento interés por
aprender de los buzos marines. Y cuando algún buzo novato se
equivocaba en las labores enseñadas por los instructores, las
ballenas piloto manifestaban claros signos de irritación y mostraban
su impaciencia y desacuerdos con cortos movimientos y agitaciones
claramente comprensibles para los instructores humanos.
El cerebro de
los cetáceos es muy parecido al de los primates y el de los seres
humanos. Aunque el volumen cerebral de los cetáceos es aún mayor, su cortex tiene el mismo número de circunvalaciones y fisiológicamente
tiene un enorme parecido con los nuestros humanos. La misma densidad
neuronal por milímetro cúbico, mismo número de capas corticales,
misma densidad sináptica…
Algunos
experimentos han demostrado que los delfines se reconocen en un
espejo e incluso en grabaciones de vídeo, así como a otros miembros
de su familia o a sus propios entrenadores, no dejando lugar a dudas
que son seres inteligentes, sensibles y
conscientes. Una forma de inteligencia necesariamente diferente dada
las diferentes evoluciones a lo largo de los miles de años de
nuestras dos especies, pero tan importante y fundamental como la
nuestra.
Quizás los
delfines gocen de una conciencia expandida más allá del ego. Una
inteligencia emocional que nos es desconocida. John Lilly que había
trabajado durante años con delfines para la marina de los Estados
Unidos pensaba que posiblemente los cetáceos se encontraran en el
equivalente a un estado continuo de meditación. El doctor
Lilly comprobó que sus delfines se esforzaban y conseguían hacer
descender la frecuencia de sus emisiones sonoras en un intento de
hacerse entender con los entrenadores, normalmente el sonar del delfín emite entre
dos mil y ochenta mil hercios, pero estos defines bajaban y
limitaban sus frecuencias de emisión dentro del rango de audición
humano.
En un famoso
experimento de comunicación, se logró enseñar a un delfín unas 30
palabras en inglés, que este incluso lograba repetir aunque con un
tono suyo muy particular. El delfín salía a la superficie y modificaba su patrón de frecuencias para poderse hacer entender con
sus cuidadores. Pero la mayor y enorme sorpresa ocurrió los biólogos
marinos descubrieron que este delfín comenzó a enseñar estas palabras
pronunciadas al resto de su manada. Mediante grabaciones nocturnas
se descubrió que ¡el delfín impartía clases de inglés nocturnas al
resto de los delfines del acuario!
Los sonidos de
alta frecuencia que emiten los delfines, permite a estos cetáceos hacerse una imagen casi
“fotográfica” de lo que tienen a su alrededor. Una imagen mucho
más avanzada a los sonar de calidad casi fotográfica que generan por
ejemplo los 'structure scan de Navico' y que funcionan según un
principio parecido.
Esta “foto”
tridimensional sonora forma parte de la comunicación que se
transmiten entre ellos, incluso a muchas decenas de kilómetros de
distancia. De esta manera pueden sintetizar por ejemplo la imagen de
un barco o un tiburón y retransmitirlo al resto de su manada. Es
como si enviaran una 'foto' por "'WhatsApp' al resto de la manada. A una
profundidad variable de entre 600 metros y 1.200 metros se encuentra
una termoclina llamada “canal sonoro de profundidad” que
permite gracias a las reflexiones en los límites de esta capa, transmitir mensajes a grandes distancias,
incluso a muchos cientos de kilómetros de distancia.
John Lilly
estaba convencido que no existen otros seres con mayor capacidad de
concentración, agudeza mental y conciencia del momento presente.
Finalmente Lilly renunció a su trabajo en el gobierno
USA y liberó a todos sus delfines, seres sensibles que no tienen ni
voz ni voto para defenderse, ni abogados ni leyes que los protejan de la
maldad del ser humano que sistemáticamente los masacra en
actividades despiadadas. Como decía el gran sabio renacentista Leonardo Da-Vinci,
"seremos civilizados cuando demos a la muerte de un animal, la misma
importancia que damos a la muerte de un ser humano".
Krishnamurti
El
hombre ha matado millones de ballenas y cetáceos y aún los
continua matando. Todo lo que obtenemos de estas matanzas
puede ser obtenido por otros medios. Pero al parecer al hombre
le encanta matar; al ciervo veloz, a la gacela maravillosa, al
gran elefante…. Nos gusta matarnos, los unos a los otros. Esa
matanza de seres humanos no ha cesado nunca a lo largo de la
historia del hombre sobre la tierra.
Si pudiéramos, debemos
establecer una profunda relación con la Madre
Naturaleza; con los árboles, con
los arbustos, con las flores, con la hierba, con las nubes de
rápidos movimientos, entonces nunca mataríamos a otros seres
humanos por ninguna razón en absoluto.
(Krishnamurti)
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