Los cultivos de biodiesel están acabando con la biodiversidad de los
bosques al arrancarse bosques ricos por plantaciones de
monocultivos. Ahora podría llegarle el turno a loas algas
generadoras también de bio-combustibles.
Los
biocombustibles actuales están provocando la destrucción de las selvas del Sureste
asiático, Suramérica, África Central y Centroamérica en favor de
monocultivos de palma africana que empobrece el suelo, aún más que
el eucalipto.
Por el contrario,
las algas no
necesitan más que luz solar, mucho CO2 y algunos oligoelementos,
fosfatos y ozono para desarrollarse. Las variedades de algas mejor
adaptadas para la producción de biodiesel son las algas verdes
unicelulares. Son microorganismos muy primitivos de las cuales se
puede utilizar el 99% para la fabricación de medicamentos, materias
colorantes, plásticos y... bio-carburante. Por cada hectárea
cultivada en el mar podrían extraerse unos 40.000 litros de bio-carburante cada año… ¡Echen números!
Para cultivar
estas algas hacen falta tanques abiertos, y un gran foto bioreactor
capaz de controlar todos los parámetros y concentración de elementos
primarios. Por todas estas razones se está investigando intensamente
la manera de conseguir hacer realidad estas granjas de algas que
podrían paliar o solucionar totalmente el problema energético sin
recurrir a la agricultura del biodiesel que tanto daño está ya
haciendo a las selvas ecuatoriales del planeta.
En Francia ya se
trabaja sobre un producto energético capaz de poner en marcha un
motor de explosión y fabricado a partir de organismos microscópicos
que pueden desarrollarse tanto en agua dulce como en agua salada.
Estas microalgas producidas gracias a la fotosíntesis están formadas
hasta un 60% por lípidos.
Y ya sabemos que
de la grasa al combustible hay sólo un paso. Con un único litro de
pasta de microalgas se pueden extraer hasta 100 gramos de aceite, lo
cual significa un rendimiento unas 30 veces mayor al de los cultivos
de colza, tornasol o palma africana.
La Palma Africana
Muchos
científicos coinciden en el peligro que los monocultivos causan al
medio ambiente y más la palma africana en zonas de desbordante biodiversidad. No tiene sentido convertir
un bosque rico en una enorme extensión de
palma.
El bosque húmedo tropical no debe ser sustituido para fabricar agro-combustibles para
curar la conciencia ecológica de Europa y Estados Unidos, ya que la
pérdida ecológica total, en emisiones de CO2,
puede ser mucho mayor, además del componente social en estos países
productores.
En Indonesia, segundo productor mundial, un país que tiene mas de 3
millones de hectáreas cultivadas de palma africana, la selva está desapareciendo.
Y, si continúan los planes actuales
de plantación, la selva se desvanecerá para siempre, con el lógico
efecto negativo en el calentamiento del planeta, por la alteración
abusiva del ciclo ecológico natural.
En
algunas zonas de Colombia, calificadas como la segunda reserva
de biodiversidad del planeta, las plantaciones de palmas
aceitera han
provocado el desplazamiento forzoso de miles de campesinos. El
bosque húmedo está desapareciendo y ocupan su lugar miles de
hectáreas de monocultivos aceitera, lo que llaman "el
desierto verde"
(ver
artículo
"Surimages Palma Africana").
Esta sonriente pareja,
mezcla de sangres, pertenece a una de las comunidades que han
sido desplazadas 15 veces entre las cuentas de los ríos
Jiguamiandó y Curvaradó en Colombia.
Un antes y un
después del paisaje colombiano.... ¿la solución está en las
algas?
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Selva colombiana: El río es el
eje por el que discurre la vida en las comunicades
negras y mestizas del Chocó, como ésta en el río
Jiguamiandó
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Plantaciones de Palma Africana:
En las cuencas de los ríos Curvarado y
Jiguamiandó en el Chocó colombiano |
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Además de estos
gravísimos problemas ecológicos producidos por los actuales
biocarburantes, están las fuertes subidas de precios en los productos
destinados a la alimentación como consecuencia de la competencia en
la agricultura que en estos países provoca el cultivo de la materia
prima necesaria para la producción del biodiesel. Sería necesario
plantar una brutal superficie equivalente a la superficie de toda
España para conseguir el biocarburante que consumimos.
Es posible que
las microalgas sean la mejor solución a todos estos problemas
acuciantes que se plantean hoy. El proceso productivo con microalgas
es limpio y no contaminante y permite recuperar y reciclar todas las
sustancias minerales empleadas.
Todavía
el litro de aceite de algas es más caro que el litro de petróleo
pero se esperan bajadas de precios gracias a las investigaciones
actuales. Por si fuera poco algunos tipos de algas poseen
propiedades antioxidantes del tipo omega-3 muy demandadas en el
sector de la dietética y la cosmética. El alga Ulva Lactuca
procedente de Dinamarca conocida más comúnmente como “lechuga de
mar” es grande y de color verde intenso y tiene la propiedad de
crecer de forma muy rápida. Su velocidad de crecimiento es mucho más
elevada que la del trigo también utilizado para la fabricación del
bioetanol.
En perfectas
condiciones medioambientales este alga consigue doblar su peso cada
3 ó 4 días! Si con los cereales se consigue en el mejor de los
casos, una producción de unas 10 toneladas por hectárea, con las
algas podría conseguirse una capacidad productiva de 200 a 500
toneladas por hectárea! Y lo mejor es que la Ulva Lactuca posee una concentración
en azúcares más alta que el trigo. Desde estos azúcares y por simple
fermentación se consigue sintetizar el combustible etanol, es decir
alcohol como el de las farmacias.
Pero todavía
continúan las bondades… La lechuga de mar crece sin demasiados
problemas, con tendencia incluso a crecer en ambientes contaminados
por desechos orgánicos debido a las altas concentraciones en
nitritos y productos sulfurados que estas algas aprecian para su
crecimiento. De modo que su cultivo en estos ambientes podría
atenuar la concentración de estos contaminantes, eliminar los malos
olores de las zonas contaminadas y oxigenar sus aguas.
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