La contaminación acústica no sólo acosa a la fauna
marina, la destruye. Mucho de los ruidos generados por los equipos
de sonar dañan los "oídos" de los mamíferos marinos. Los potentes
sonars de pesqueros profesionales son utilizados para detectar
a los bancos de peces y cazarlos hasta la exterminación. Ya hemos acabado con
las tres cuartas partes de la vida en los océanos...
¿Continuaremos hasta dejarlos estériles?
Hace apenas unos
años no existían las sondas gráficas, no se realizaban explosiones
submarinas para localizar nuevos yacimientos petrolíferos, no
existían los sonar de alta potencia militar que emiten a la bárbara
potencia de 230 decibelios!
Hace apenas unos años, abundaba el atún
rojo, se creía inagotable la pesca del bacalao y otras especies y los cetáceos podían comunicarse en el silencio de las
aguas oceánicas hasta miles de kilómetros de distancia. Hace solo unos pocos años los
bancos de pesca como el “gran sol” eran considerados inacabables y
ahora sencillamente son zonas muertas y desprovistas de vida.
Nos
acostumbramos a las nuevas situaciones por malas que estas sean, y
nos cuesta recordar el pasado. No percibimos con claridad los
cambios que producimos, pero la verdad es que estamos acosando la
fauna marina hasta llevarla al borde de la extinción. Ojos que no
ven, corazón que no siente, y debajo del agua a no ser que buceemos…
Así es como
piensan muchos, por pura ignorancia, y lo más triste es que
prácticamente todo el mundo se congratula con los avances
tecnológicos que nos ofrecen día tras día sofisticados equipos
electrónicos, que si bien son dignos de la mayor admiración, no es
menos cierto que hacen cada vez más difícil la vida marina.
Llegará pronto un
momento en el que no haya pez o forma de vida capaz de poderse
esconder en la inmensidad de los océanos. En los últimos 20 años
hemos multiplicado por 5 las capturas de animales marinos... Todo
esquilmado, todo muerto, todo baldío.
El delicado
equilibrio medioambiental puede dar al traste con nuestra sociedad y
es posible que finalmente acabemos como el “cazador” cazado. Víctima
de nuestra propia devastación, nuestra incontrolada avidez, nuestra
propia ignorancia.
El
ser humano es un engranaje más en el bello mecanismo de la vida de
este planeta. NO somos el rey de la creación, ni comprendemos las
simbiosis y regulaciones que la naturaleza opera para que podamos
existir.
De hecho
dependemos totalmente de la vida en el mar y si esta muriera,
moriría la humanidad al cabo de un corto espacio de tiempo, por muchos factores.
Por ejemplo, la masa de fitoplancton de los mares representa con
mucho, el mayor regenerador de la atmósfera terrestre y si este
entrara en desequilibrio, nos veríamos en un serio aprieto. El ser
humano juega “con fuego” sin saberlo, por puro egoísmo, por puros
intereses económicos. No somos conscientes de haber ya destapado la
caja de Pandora.
Cuidado con las sondas
Aún siendo
“forofos” de la alta tecnología, no puedo dejar de ver un lado “oscuro”
en estos avances tecnológicos. Estos dispositivos dotan a los
pesqueros con la capacidad de seguir localizando con más definición
y precisión los ya empobrecidos bancos de peces que aún quedan en
los mares de la tierra. Con cada nuevo avance tecnológico debería
producirse una nueva regulación a los pescadores profesionales para
evitar que estos puedan esquilmar la vida de los mares. Los
políticos deberían ser conscientes de este hecho fundamental para
legislar y preservar el bien más importante de nuestro planeta: La
vida.
Ahora los sonar son capaces de “ver” a cientos de metros
de profundidad, y con resoluciones cada vez más detalladas. Sistemas de
filtrado de señales digitales, emisiones de pulsos, haces de
apertura variable y emisiones en multi-freciencia logran avances
resolutivos tan sorprendentes como peligrosamente eficaces si se
usan de un modo irresponsable.
Escepticismo
recalcitrante
¿No me cree? Basta
con comparar la riqueza que había en cualquier mar de la tierra hace
sólo un par de decenios con lo que ahora es posible observar. Se
percibe de forma nítida el brutal atentado contra la naturaleza.
Está totalmente contrastado que la fauna marina se encuentra en un
camino agonizante.
Nos lo estamos
comiendo TODO! Pero naturalmente no caiga en la ingenuidad de hacer
esta pregunta a las pesqueras o gobernadores ignorantes que
prefieren adoptar la postura del avestruz y adorar a Belcebú. Lógicamente huya de hacer
tales preguntas a cofradías de pescadores que no dejan de pedir
ayudas al gobierno pues ya no pueden pescar tantos peces como antes,
sencillamente porque en los últimos años han esquilmado los
mares.
Esta es la brutal realidad de lo que está ocurriendo en todos
los océanos de la tierra, y no solo en aguas de soberanía Española.
Y así las grandes empresas pesqueras van a mares cada vez más
lejanos y en los que hasta ahora todavía no se había esquilmado
tanto y a tanta profundidad para encontrar otras especies pelágicas
a introducir en el mercado en vista del agotamiento de otras
anteriormente esquilmadas. Hace pocos meses Rusia ponía en marcha
una nueva flota de barcos factoría especializados en capturas de
Krill en los mares antárticos. La depredación NO tiene límites y
podría romper las cadenas tróficas de forma muy rápida.
La culpa no es de
la tecnología… pero ayuda
Nuevos “fish-finders”,
nuevos sonar más potentes que permiten representar las rocas del
fondo con resolución casi fotográfica. Nuevos “juguetitos” para los
militares que silencian a la sociedad la devastación que provocan en
los mares.
¿Ofuscación, estupidez o egoismo? La realidad es que cuando salta a la prensa
una noticia de un nuevo sistema diseñado por inteligentes
ingenieros, nadie habla de lo negativo que
puede ser para la vida marina. ¿Egoísmo de nuestra
especie, falta de sensibilización con las demás forma de vida, falta
de integración con nuestro entorno? o simplemente ignorancia, como
decía el Buda...
Los sonar
profesionales pesqueros, a base de decibelios (ruido salvaje) y un
buen procesamiento digital de la señal son capaces de
discernir bancos de peces, escuelas de pececillos, y detalles con
mucha resolución. Estos
sofisticados equipos no paran de bajar de precio haciéndose
accesibles a muchos armadores. Ahora más que nunca es totalmente
necesario sensibilizar y responsabilizar sobre la necesidad de
proteger nuestros mares. La electrónica se ha convertido en un arma
tan eficaz como el más potente de los arpones, es totalmente
necesario asegurar y avalar el buen uso que podamos hacer de ella.
Combinando la batimetría digital con los sonar de pantalla
gráfica en alta resolución es posible “ver” los peces en su entorno
natural. Con el sonar de escáner es posible incluso ver al pez
moviéndose alrededor de las rocas. Y por si fuera poco, ahora se
popularizan las cámaras de visión subacuática, siendo la mayoría de
sus clientes pescadores insatisfechos y sin ningún respeto ni sentido
de responsabilidad medioambiental.
Black Rock: Los desastres no ocurren solo en nuestro país.
Por ejemplo los bancos Birmanos son cosa del pasado. Durante 2009 pudimos bucear
en un Parque Marino de Birmania en teoría protegido. La realidad
es apabulllante y triste. Contamos más de 15 pesqueros locales faenando en la zona
protegida con redes prohibidas internacionalmente, que no disciernen entre un boquerón y un
delfín.
Los barcos intimidan a los escasísimos yates de recreo y de buceo, que
pudieran denunciar tales desmanes. El resultado es patente, y genera una gran desazón y
congojo, al comparar lo que es y lo que fueron hace sólo una decena
de años cuando el Comandante Cousteau valoró estos mares como uno de
los más bellos de la tierra... Eso es cosa del pasado... Lo podemos
asegurar.
El mal uso del
Radar
Como cualquier
tecnología esta puede ser utilizada para el bien o para el mal, y
el radar no iba a ser menos, como ocurre incluso con la aviación. Se
utilizan avionetas para localizar a los peces espada. Los ansiosos
pescadores pagan cifras importantes por recibir vía radio las
coordenadas a las que tienen que dirigir rápidamente sus
embarcaciones para dar caza a los marlines. ¿Es este un uso “logico”
para las avionetas? ¿Es esta una forma “decente” de llevar a cabo la
pesca deportiva?
Los radars se
utilizan para detectar bandadas de aves mientras estas se alimentan
de bancos de peces, que identifican la posición a la que hay que
dirigirse para “barrer” la zona con redes.
Ahora los rádares han
evolucionado tanto en resolución como en capacidad de penetración.
Ya no es necesario disponer de
un radomo de 25 Kw para explorar el horizontes Una antena de 4 Kw
es capaz de detectar las bandadas de gaviotas a más de 5 millas. El
Marpa del radar fija la posición y el barco se dirigirá a las
coordenadas sin más dilación, siguiendo fielmente al objetivo aunque
se mueva y cambie de posición.
¿Qué futuro espera a los mares de
nuestro planeta? ¿Sabremos reaccionar a tiempo? ¿Es
posible legislar sobre el mal uso de la tecnología? ¿Con que
argumentación moral podemos exigir a países más pobres que cuiden
sus entornos medioambientales, cuando el 20% de la población más
rica del planeta utiliza el 80% de todos los recursos de este?
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