Siempre van asociados a una actividad tormentosa y pueden llegar a ser uno de los fenómenos más destructivos de la naturaleza con vientos de hasta unos 500 km./hora. La mayoría avanzan a unos 50 kilómetros a la hora y no suelen durar más de 10 minutos.

La nube de la que dependen suele ser un gran cumulo nimbus de mucho desarrollo vertical cuya base esté por debajo de los 2.000 metros. Desde esta parte el cono invertido baja hasta llegar al suelo o la superficie del agua en el vórtice en donde se estrecha es su zona más peligrosa. Este vórtice registra las velocidades más elevadas arrancando árboles de cuajo, levantando casas, o hasta camiones en los casos más espectaculares y destructivos.

Para que se forme un tornado han de confluir tres elementos: una masa de aire cálido y húmedo, otra masa o frente de aire frío y seco, y una corriente ascendente.

Cuando chocan los dos frentes cálido y frío, y debido a la fuerte condensación del vapor de agua asociado al frente húmedo, se origina una poderosa tormenta y una nube espesa de desarrollo vertical llamada cumulo nimbus. En su interior las corrientes de aire provocan a su vez una primera corriente ascendente.

Por otro lado y debido al calentamiento de los rayos de sol se producen burbujas o masas de aire que se elevan desde la superficie. En el momento en que una de estas burbujas de aire que sube es succionada por la corriente ascendente de la nube pasa a ascender a mayor velocidad al mismo tiempo que empieza a girar por la  rotación de la Tierra enrollándose en sí misma para generar una segunda corriente giratoria ascendente; Se trata del tornado.

El rozamiento del vórtice contra la superficie explica la persistencia de los tornados. Estos contienen un vació parcial en su parte central; las fuerzas centrifugas impiden que el aire avance hacia dentro a través de las paredes del tornado. Los tornados se intensifican y se estabilizan después de haber contactado con el suelo, porque sus corrientes hacia dentro quedan restringidas a una delgada capa fronteriza.

Los tornados suelen girar en el hemisferio Norte en sentido contrario al de las agujas del reloj y en el hemisferio Sur a favor de las mismas, debido al giro de la tierra y la fuerza de coreolis. Sin embargo, se han registrado casos de tornados que giraban en sentido inverso al habitual. A parte del giro de sus vientos extremadamente brutal se desplazan a una velocidad que va desde los 20 km/h de los torbellinos más lentos hasta los 100 km/h de los más rápidos y describiendo un movimiento rectilíneo y errático que casi siempre, en el hemisferio Norte, sigue la dirección suroeste-noreste. Arrastran todo cuanto encuentran a su paso, desde polvo y hasta árboles, chapas de metal, cristales, vigas e incluso vagones de tren, creando zonas de destrucción mayores a las de los huracanes debido a que la energía liberada se concentra un área más pequeña de unos 100 metros de anchura.

Donde se forman los tornados

Generalmente entre latitudes 20 a 50 tanto norte como sur, en las zonas de transición entre la célula polar y la tropical. Más a los polos falta humedad relativa y más al ecuador la atmósfera no es tan inestable como para formar inmensos cumulo nimbus. Ocurren en cualquier mes del año pero con mayor incidencia durante la primavera y también en los veranos, y especialmente por la tarde que es cuando el sol ha podido calentar más tiempo la superficie y por tanto es más fácil que se desarrolle una tormenta.

Escala de Fujita: La fuerza de un tornado.

La escala más aceptada para la medición de la fuerza de los tornados es la conocida como Escala Fujita creada en 1957 por Theodore Fujita de la Universidad de Chicago. Esta escala se basa en la destrucción ocasionada a las estructuras construidas por el hombre y no al tamaño, diámetro o velocidad del tornado.

• Los F0 y F1 agrupan el 70% de todos los tornados. Suelen durar de 2 a 10 minutos

• F2 y F3 representan casi el 30% de los tornados. Pueden durar más de un cuarto de hora.

• Sólo el 2% de los tornados son F4 y F5, pero pueden durar más de una hora!!