En la teoría todo es bastante sencillo y solo son
los millones de interacciones entre las infinitas partículas de
aire, las que montan un “lio” incomparable conocido como
meteorología. Para estudiarlas en profundidad los científicos
deben recurrir a teorías conocidas como “teorías del caos”
Pero el funcionamiento básico es tan simple como interesante.
Los rayos de sol aumentan la temperatura del aire
que se expande por simple dilatación y por tanto cambia de
densidad haciéndolo más ligero y por tanto obligándolo a
subir. El hueco dejado por la burbuja caliente es reemplazado
por el aire frío de otras zonas, lo cual genera el viento con el
que navegamos. Y como la tierra gira, al menos desde los tiempos
de Galileo…, se generan unas fuerzas circulares llamadas de
coreolis, que hacen que toda la masa de viento en principio
en movimiento rectilíneo tienda a rotar. Y como todo ello es
bastante caótico e impredecible surge la complicada ciencia de
predecir la meteorología, que incluso los ordenadores más potentes no son
capaces de “acertar” con más de 3 días de predicción.
Y de estos ordenadores y millones y millones de
cálculos vectoriales que computan las interacciones de las
diferentes masas de aire medidas a partir de miles de radioboyas
distribuidas por todos los mares de mundo, surgen los conocidos
mapas de la meteo.
La atmósfera es algo vivo y sumamente cambiante.
Por ello hacen falta los ordenadores, para intentar predecir su
comportamiento.
La
presión no sólo disminuye con la altura
La atmósfera llena de aire tiene peso como
cualquier cosa que tenga masa. El peso del aire que tenemos
justo encima de nuestra cabeza no es más que la consecuencia de
la gravedad de la tierra, aplicada sobre esta columna de aire
que soportamos encima y que va hasta la estratosfera. Ese peso
no es nada despreciable y es lo que conocemos como “presión”
atmosférica. Se entiende que la persona que está en el monte
Everest a 8.000 metros de altura tiene que soportar una columna
de aire de menor altura al de la persona que se encuentre al
nivel del mar. Por tanto su columna pesa menos o lo que es lo
mismo la presión atmosférica es menor. La presión por tanto
disminuye con la altura.
Por cada kilómetro de altura que ganemos haciendo
alpinismo, la presión disminuirá del orden de 102 hPa. A medida
que ganemos altura la disminución
tenderá a hacerse menor.
Pero como el aire es puro dinamismo y
verdaderamente inquieto, al subir como consecuencia del
calentamiento de la burbuja, y ésta dejar un hueco que se
llenará por el aire de los alrededores, se genera una “ligera”
depresión en la zona inferior que ha abandonado la burbuja
ascendente. Esto se debe a la inercia de la masa de aire frío
que tenderá a ocupar el hueco dejado por la burbuja perdida en
los altos cielos.
La inercia es la madre de los principios físicos
y del comportamiento de la materia. Sin inercia sencillamente no
existiría la física, ni naturalmente la atmósfera. Realmente es
la depresión creada por el hueco de la burbuja la que atrae a la
masa de aire frío de los alrededores. Cuanto más cargado de
humedad esté el aire de los alrededores más masa tendrá y por
tanto será más pesado, y por esta misma razón más le costará
ponerse “en marcha” a reemplazar la burbuja perdida, o lo que es
lo mismo, más aumentará la depresión.
En el centro de las depresiones existe un fuerte
chorro de aire ascendente y el aire que lo sustituye vendrá
girando en sentido contrario al de las agujas del reloj y hacia dentro (en el
hemisferio norte) debido al efecto “Coreolis. Por el contrario
en las altas presiones el aire del centro es descendente y su
giro como el del reloj, tiende a salir del centro de
altas presiones.
Desenredar el lío de las
unidades de presión
La presión se mide en unidades como por ejemplo
la unidad de Atmósfera.
Una Atmósfera es por definición justamente la presión que
sentimos cuando estamos al borde del mar y coincide con la
fuerza de un kilo de peso ejercida sobre la superficie de un
centímetro. Por ello si alguien habla de 20 kilos de presión
estará queriendo indicar una presión de 20 Atmósferas. Una
presión de dos o tres atmósferas que encontraremos, por ejemplo,
dentro del aire de la rueda de un automóvil es justamente eso,
dos o tres veces mayor a la que tiene la presión del aire al
nivel del mar y en condiciones llamadas “normales”.
Pero como esta unidad es muy “gorda” se utilizan
otras más pequeñas como por ejemplo el “Pascal”
que es el peso de 1 Newton por cada metro cuadrado de
superficie. La fuerza de un Newton equivale más o menos a 100
gramos de peso. La presión de una atmósfera pasada a Pascales es de
101.325 unidades, lo cual nos da una idea de lo pequeña que es la
unidad de presión
de un pascal. Entonces lo que se hace es inventar una nueva
unidad conocida como hecto-pascal
escrito como hPa y que consiste en
un grupo de 100 Pascales. De la
misma forma que un hectolitro equivale a 100 litros. Una
atmósfera equivalen por tanto a 1.013 hPa.
1Atm = 101.325 Pascales = 1.013 hPa =
1.013 mbar
Los hPa coinciden con lo que antiguamente se
llamaban milibares (mbar),
unidad que proviene del sistema cegesimal cuya presión se define
en Bares. Es decir los milibares y los hPa son lo mismo pero
para hablar con corrección deberíamos hablar siempre en unidades
de hPa. Existen otras muchas forma de mediar la presión como
por ejemplo el “Torr” en honor a científico Italiano Torrichelli o incluso
las terribles medidas inglesas como por ejemplo la pulgada de
mercurio! Pero olvidémoslas sin más.
¿Cuánto de baja son las
depresiones?
Ya está bien de unidades de presión…
Cuando
existe un huracán de esos que se llevan a Nueva Orleans por
delante, ¿hasta cuánto llega a bajar el barómetro? El tema es
muy importante así como saber con que velocidad baja este.
Cuanto más baje el barómetro y más rápidamente lo haga, peor
serán las condiciones meteo a las que tengamos que enfrentarnos.
Sin más: La depresión más salvaje jamás
registrada es de 870 hPa y el anticiclón más potente jamás
registrado corresponde al que se forma a veces en Siberia con un
valor de 1080 hPa. Pero esto no quiere decir que la presión
tenga que descender a valores tan bajos para estar metidos en un
buen lío. En las latitudes correspondientes a España con una
depresión de 950 mPa ya estaremos enfrentándonos a temporales de
los más brutos.
El valor medio de la presión del aire es de unos
1.013 hPa, justamente una atmósfera, o en unidades de Torr los
760 mm de mercurio.
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