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Fuegos de San Telmo

 

Se trata de un curioso efecto meteorológico que tiene su origen en la electricidad estática de la atmósfera. La acumulación de carga eléctrica se manifiesta en los barcos a través de los puntiagudos palos de los veleros en forma de un fantasmagórico resplandor verdoso o azulado.

 

Se produce por inducción eléctrica de una nube sobre los objetos puntiagudos y se manifiesta por ejemplo cuando una tormenta generada a baja altura acaba de pasar. Afortunadamente su descarga es inofensiva pero capaz de crear alteraciones electromagnéticas que se traducen en ruidos en la radio o incluso desvíos en el compás del barco.

Los fuegos de San Telmo ocurren con más frecuencia en las latitudes altas en donde hace más frío. Quizás debidos a la formación de hielo que es capaz de cargarse eléctricamente con facilidad. El viento carga el hielo con electricidad estática al rozar las jarcias y aparejos preparando la aparición del fenómeno atmosférico. Las cargas eléctricas acumuladas fluyen hacia la nube neutralizando la ionización atmosférica y generando tan misteriosos halos y chispazos.

El fuego de San Telmo es una manifestación del efecto “corona” que se produce cuando existe mucho campo eléctrico debido a la acumulación de cargas eléctricas que son capaces de ionizar el aire ambiente y hacerlo entonces conductor de la electricidad.

 

 

 

Los objetos puntiagudos son capaces de concentrar mucho más el nivel de carga eléctrica y por ello el fenómeno se manifiesta en palos y vergas. La neutralización de los electrones con los iones del aire se acompaña con la emisión de luz cuya coloración dependerá de la composición particular de ese aire (humedad, polvo, partículas flotando,…).

 

 

 

¿Por qué el aire ionizado se hace conductor?

 

Cuando la carga eléctrica en el extremo de un objeto metálico y puntiagudo es muy grande, esta es capaz de "deformar" el átomo o molécula de gas del aire, creando a partir de un átomo neutro un ión positivo y un electrón. Como estas dos partículas creadas tienen cargas contrarias, el campo eléctrico del objeto metálico crea una fuerza eléctrica igual y contraria que impide su recombinación.

Como el electrón arrancado del aire es mucho más liviano que el ión también generado, este escapa con una aceleración mucho más alta y produce nuevas colisiones con otros átomos neutros, lo que tiende a crear nuevos pares de electrones e iones, en un proceso conocido como “avalancha”. Los iones creados son los que actúan como conductores de la electricidad.

 

 

 

 

 

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