Durante
el día el sol calienta más fácilmente la tierra, ya que el
agua tiene más inercia térmica. Durante el día la tierra está
más caliente y el aire aumenta de presión lo que origina un
desplazamiento de las masas altas de este hacia el mar. El vacío
que se forma en la zona costera para recuperar el aire que se ha
escapado por las zonas altas, produce un viento hacia la costa
desde la mar. De esta manera se origina durante el día la brisa
marina.
Por
el contrario, durante la noche el efecto contrario establece la
brisa de tierra. En este caso el mar está más caliente que la
tierra y en las capas altas el aire se dirige a tierra
creando un vacío en las capas bajas de la atmósfera
marina que atrae el aire desde tierra hacia la mar. Por la noche
se produce brisa desde tierra hacia el mar.
Las
olas se forman debido a la acción de arrastre del viento sobre
la superficie del agua, por
ello los vientos que provienen durante el día desde el mar
generan olas de mayor intensidad cuanto más fuerte sea el
viento. En la noche, al soplar el viento desde tierra, la zona
de aguas costeras no han tenido la oportunidad de formar olas,
haciendo que el mar en la costa sea más calmado que durante el
día.
La
brisa del mar puede penetrar durante el día hasta 50 kilómetros
tierra adentro con gran carga de humedad lo que puede originar
pequeños chubascos si se producen descensos de temperatura
significativos.
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