La aguja del compás no apunta
al Polo Norte Geográfico, es decir el punto por el que pasa el eje
de giro de nuestro planeta.
Los navegantes portugueses,
allá por 1.490 ya se habían dado cuenta de esta importante
diferencia. Pero... ¿Porqué se mueve y no coincide con el polo de
giro del planeta?
Se trata de
una diferencia que es importante y además varía con el tiempo de
modo que el norte magnético no está quieto. El Polo Norte Magnético que
nos indica nuestra brújula se encuentra a 81º de latitud y se
encuentra en mitad
del ártico canadiense, separado unos 900 kilómetros del Polo Norte
Geográfico.
Pero en el Polo Sur la diferencia es mucho mayor: El
Polo Sur Magnético se encuentra en la latitud 64º Sur en mitad del
Océano Ártico y a 2.600 kilómetros del Polo Sur Geográfico!
Esta
diferencia entre el Polo Magnético y el Polo Geográfico se denomina
variación y viene indicada en cada carta marina (en
física a esta misma diferencia se la llama declinación magnética)
y va variando de año en año. Por ejemplo, el Polo Norte Magnético se
mueve hacia el norte a razón de uno 40 kilómetros cada año, aunque
su movimiento es errático.
Estos valores
no deben confundirse con la llamada desviación del
compás de nuestro barco, que indica la
diferencia entre el Norte magnético que marca el compás de nuestro barco y el Norte
Magnético verdadero. Es decir, es la corrección que debemos aplicar para
conocer el Norte Magnético. Si en nuestro barco hay una masa
de metal que siempre desvía la aguja por ejemplo 2º al Oeste,
nuestra desviación de compás es de 2ºOeste.
Desplazamiento del Polo Norte
magnético desde 1831 en su camino errático hacia el Norte.
Actualmente se encuentra a unos 900 kilómetros del Norte Geográfico
en el ártico.
¿Porqué se "mueve" el Polo
Norte magnético?
El
núcleo de la tierra está formado por una enorme masa de hierro y
níquel, pero
no puede estar imantada ya que está fundida. El hierro fundido tiene una temperatura por encima de los 1.536º.
Esta temperatura está muy por encima de la llamada Temperatura de Curie (en honor al físico
Francés que lo descubrió), a la cual un cuerpo metálico pierde su imantación.
La Temperatura de Curie para el hierro es de unos 500º. Es decir, si
ponemos un imán de hierro al fuego, este perderá su imantación al
alcanzar los 500ºC.
¿Cómo puede
tener la tierra un inmenso imán en su interior? La verdad es que los
científicos no lo tienen aún nada claro. Se cree que la masa de hierro fundido
se mueve por el interior de la tierra y como es conductor, actúa
como si fuera una inmensa y brutal dinamo que genera
electricidad y por tanto un campo magnético.
En el interior del
planeta se producen complejas interacciones con las estructuras
geológicas de modo que la masa fundida en movimiento cambia su
trayectoria y por tanto la corrientes generadoras del campo
magnético. Desde el núcleo interno, se cree que se producen
corrientes de convección de hierro fundido que son productoras de
campo magnético y que cambian en el tiempo, contribuyendo al
movimiento errático de los polos magnéticos.
Pero lo que es
más impresionante
es que el campo magnético varía con la historia y de repente se
invierte en el lapso de unos cientos de años. Lo sabemos por la
orientación de partículas de minerales magnéticos en las distintas
capas de
sedimentos. Y los científicos desconocen cómo puede ocurrir.
Cada 300.000
años se invierte el polo norte por el sur y viceversa. Pero
actualmente y de forma curiosísima, llevamos un retraso importante
de varias decenas de miles de años, de modo que la inversión podría
ocurrir en cualquier momento, pasando el polo Sur a ser el Norte y
el Norte se convertirá en el polo Sur.
No sabemos
porqué cambia cada 300.000 años y mucho menos porque esta última vez
no lo ha hecho. Lo que si se puede afirmar es que cuando cambia es
muy negativo, ya que durante el tiempo de "tránsito",
desaparece, se debilita o se hace errático el campo magnético
terrestre que actúa como protección, frente a las partículas
estelares de alta energía.
La protección
magnética de la tierra permite desviar estas partículas solares de muy alta energía y como
consecuencia de la pérdida del campo magnético terrestre, estas
partículas alcanzarían el planeta con resultados muy negativos para
la vida, aunque se cree que estos cambios magnéticos no han
producido extinciones masivas en el pasado.
Las auroras boreales en los polos son debidas al campo magnético de
la tierra
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