Si estamos navegando en algún atolón del pacífico el
fondo se levanta bruscamente desde muchos centenares
de metros y rápidamente comienza la zona de poca
profundidad en la que poder fondear. En definitiva,
fondear se hace muy difícil. En otros fondeos es
normal encontrarnos con arena entre la cual aparecen
diseminados formaciones rocosas de forma vertical (boomies)
y que también son trampas para nuestro fondeo en la
que se puede enrollar la cadena haciendo muy difícil
su liberación.
Pero no hace falta ir hasta la micronesia para "fastidiarla". En la
costa de Ibiza en donde ciertamente no hay coral y en más de una ocasión, me he visto apurado
al haber
bajado el ancla en donde podría enrocarse… Demasiados
barcos fondeados hacen que al final decidas otra zona libre,
pero llena de rocas que miras con recelo pensando que no vas a tener
tan mala suerte…
Es posible salir
airosos
si no hay viento y el barco está más o menos quieto. Pero pasar la
noche y esperar que no haya roladas…. Cuando rolamos la cadena va
girando y abrazando las aleatorias formas de las rocas del fondo con
una enorme probabilidad de quedarnos enrocados.
Si al tirar del molinete comprobamos que hemos enrocado, la
sensación de impotencia, preocupación y susto, se conjugan y condimentan
con una situación que puede convertirse en peligrosa si la necesidad de
levantar el fondear se debe a un cambio en las condiciones del mar o
de la meteo, que aconsejan salir del lugar "a toda leche".
He visto motoras de chárter con potentes motores que al querer desenrocar, tiran con potencia marcha atrás a medida que van virando
a base de motor y timón alrededor del punto enrocado. Y contra
pronóstico al cabo de maniobrar durante 5 minutos logran liberarse…
Pero es cuestión de suerte y la situación puede empeorar al
pretender liberarse.
Si estamos a poca profundidad es juicioso hacer snorquel y analizar
por dónde va la cadena en el fondo. Si tenemos más de 10 metros de
profundidad, bucear a pulmón para ayudar a la cadena es irreal a no
ser que seamos un apneista consumado. En 5 a 8 metros de fondo la
cosa es bastante viable.
Pero lo que es simplemente fabuloso es llevar una botella de buceo y
bajar para analizar y arreglar la situación. Ojo con la tripulación
que quede a bordo, pues lo peor que podríamos hacer es dejarnos
enganchar por una cadena en movimiento en el fondo del mar. Por ello
es fundamentar dar instrucciones al timonel y prohibir que haga nada
hasta que estemos de nuevo en superficie para indicarle la maniobra.
Casi siempre conviene soltar un poco de cadena para eliminar la
tensión y entonces buceando con botellas, coger la cadena a mano
para dejarla lista para ser recogida sin líos. Con la botella de
buceo es relativamente sencillo. Sin ella es entre muy difícil e
imposible… Una cadena de 8 ó 10 milímetros se puede levantar sin
demasiado esfuerzo del fondo. A partir de los 12 milímetros la cosa
es bastante más complicada por el elevado peso.
Cuando enroco no me lo pienso un minuto. Inmediatamente me pongo el
neopreno, preparo la botella y salto con las aletas. Es raro fondear
a más de 20 ó 25 metros de profundidad. Por ello bajar con
botellas no requiere ninguna precaución para guardar descompresiones
cuando además no vamos a estar en el fondo más de 5 ó 10 minutos
para
solventar la situación. Acostumbro a ir dejando la cadena ordenada
por tramos, encima de las rocas de forma que cuando el molinete tire
de ella no se líe en las rocas y salga a superficie sin problemas.
Si la situación requiere salir del lugar a toda mecha, y en
situaciones extremas, siempre podemos amarrar un par de defensas al
extremo de cadena que quede en el barco y largar toda la cadena para
dejarla en el sitio, pendiente de ser rescatada cuando las
condiciones del mar se tornen más apacibles.
Fondear con cadena y cabo
En estos casos enrocar es más delicado pues tanto las rocas como los
corales son como el papel de lija, y pueden acabar con cualquier
cabo en un tiempo relativamente corto. Si hemos fondeado en un lugar
rocoso en el que poder enrocar, notaremos un suave gruñido durante la
noche, señal inequívoca de haber enrocado. Es el sonido de la cadena
que roza contra las rocas y que es transmitido de eslabón a eslabón
hasta llegar al barco, en donde el casco actúa como caja de
resonancia indicándonos que debemos enfrentarnos a un "marrón" a la
mañana siguiente.
A cada vuelta del barco, se complica el lío entre las rocas, a
medida que se acorta la catenaria,
haciendo que la línea de fondeo tenga más tensión y por tanto menos
amortiguación. Si hay oleaje, los movimientos de la proa serán más
buscos y el fondeo más molesto a medida que la cadena tira más en
vertical desde el fondo.
Seguro que no garrearemos, pero si la mar
se hace más dura podemos llegar a producir esfuerzos excesivos en roldana o en el barbotén del molinete que podríamos llegar a
estropear si no protegemos con una boza como siempre debemos hacer. En estos casos y si
es viable continuar en el
fondeo, podemos soltar algo más cadena, pero esta podría volver a
engancharse más abajo, o podríamos largar cabo a la cadena, para disminuir la
tensión de la línea de fondeo.
Aligerar la cadena
Si nos queda cadena y no queremos largar cabo por miedo a que este
se corte con rocas afiladas podemos ir colocando defensas cada
varios
metros de cadena de tal forma que esta quede flotando a dos aguas y
por tanto tengamos catenaria y amortiguación sin por ello dejar que
la cadena se enroque más en el fondo.
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