Los buenos navegantes no tiene necesidad de consultar la
instrumentación electrónica, para conocer y saber al instante de forma
aproximada, lo que van a leer en los instrumentos. Además el
experimentado navegante conocerá
muchos más datos inaccesibles a la electrónica. Las rachas dejan una
impronta en la superficie del mar, los cambios de dirección o
intensidad también dejan su “huella” alrededor de nuestro barco.
Así, podemos anticiparnos y navegar con mayor seguridad, con mejor
rendimiento y con mayor comodidad.

Encararse al viento mientras observamos los signos a nuestro
alrededor, es casi un arte que requiere aprendizaje y nos llena de
satisfacción. La vista ayuda tanto como el oído y el tacto del aire
en nuestra cara. Por ello es bueno llevar unas gafas con cristales
polarizados, que mejoran la visión a nuestro alrededor, al eliminar
los reflejos de luz innecesarios. Buscaremos zonas en donde se formen
ondulaciones sobre la superficie del agua.

Hay que "Oler" el viento desde la parte más alta de la cubierta, para tener una
mejor observación. Debemos estudiar durante unos pocos segundos cada
sector angular a nuestro alrededor. Mirar a lo lejos zona por zona,
como si buscásemos a un aliado invisible. Empezaremos oteando cada
sección a una distancia de unas 10 a 15 esloras por delante y poco a
poco adelantaremos el punto de atención, más allá hasta una distancia
de una milla. Observamos el comportamiento de la superficie del
agua, que aunque tenga olas, mostrará diferencias sobre sus crestas.

Las diferencias de tonalidad también nos hablan. Una mancha más
oscura y rizada delata un incremento de viento en esa zona. Mientras
tanto, miraremos con atención la forma de nuestras velas, que nos
indican lo que está haciendo el viento alrededor de nuestro velero.
Los barcos que pudieran navegar a nuestro alrededor son auténticas
veletas locales, que nos ayudarán a interpretar lo que hace el
viento en esas situaciones. Si un barco que navega a mismo rumbo
bien por delante nuestro hace un cambio de trayectoria, ya sabremos
lo que nos espera en unos minutos. Cuando el viento cambia de
dirección, a veces es solo una racha de mayor intensidad, y debemos
estar preparados para ello, especialmente si navegamos cerca de la
costa en donde la orografía manda.
Recuerdo navegar despistado al sur de Ibiza cerca de “Es Vedrá” con
solo 10 o 15 nudos de viento y de repente pasar, en solo unos pocos
segundos, a más de 30 nudos. Un susto y tumbada con todo el trapo
desplegado, que de no haber ido distraído, debiéramos haber “visto”
en la superficie del mar y haber previsto, debido al embudo que hace
la costa con el perfil de la isla de Es Vedrá.

Cerca de la costa, también podemos fijarnos en banderas y árboles
para adelantarnos a los cambios del viento. El humo de alguna
chimenea y fogatas, es un perfecto chivato sobre lo que hace el viento
en ese lugar. Los barcos fondeados también son buenos marcadores, al
fijarnos en su orientación como enormes veletas a nuestra
disposición, aunque en este caso las corrientes locales les pueden
afecta y equivocarnos. El vuelo de los pájaros también puede ser un
indicador a tener en cuenta, ya que siempre despegan contra el
viento y muchas veces vuelan hacia él para generar sustentación.

Si navegamos en alta mar con vientos flojos, las nubes también nos
cuentan muchas cosas. Debemos arrumbar hacia ellas, si no se alejan mucho
de nuestra derrota, pues en sus cercanías tenemos posibilidad de
coger más viento. En estas condiciones los efectos térmicos y la
evaporación se hacen notar en la atmósfera circundante.
Por supuesto que debemos aprovecharnos al máximo de la tecnología de
comunicaciones y bajar todos los partes meteo que estén a nuestro
alcance. En alta mar, es muy buena idea hacerse con una cuenta en
“Predict-Wind” (con Iridium), con la que descargar todos los días el
parte meteorológico de la zona en la que navegamos y en la que
pretendemos navegar al día siguiente. Si tenemos acceso a Internet,
por ejemplo mediante Starlink, debemos consultar Windy que ofrece
información muy detallada, o también SailFlow, Meteo France, o el
National Weather Service. Varias fuentes de información nos permiten
contrastar datos y valorar mejor lo que nos espera para las
siguientes horas.
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