de plástico quedan obsoletos o se rompen y los tiramos a la
basura. Lo peor son la monstruosa cantidad de objetos de
plástico de un solo uso que aún estando en perfectas
condiciones van a parar a la basura. Estos polímeros son reciclados de media en sólo un 5%.
Del resto.... buena parte acaba en el mar.
Millones de
toneladas acaban en el océano de forma continuada, y nadie sabe
exactamente el alcance del daño y hasta donde llegan las
consecuencias.
Hechos irrefutables
Un billón de bolsas
de plástico, o sea un millón de millones, o lo que los anglosajones
denominan un trillón (o mil billones anglosajones), son fabricadas
todos los años en todo el mundo, y SÓLO el 5% de éstas son
recicladas de algún modo.
Cada 11 años se
duplica la producción de plásticos en todo el mundo. En los
próximos 11 años se van a fabricar más toneladas de plástico de
todas las que se ha fabricado hasta la fecha. Un disparate...
En un informe
publicado por “The Journal Science” en el año 2015 se estimaba que
CADA año, entre 4,8 y 12,7 millones de toneladas acaban en los Océanos...
Todos los años. Para llegar a estas cifras, se han tenido en
cuenta la cantidad de desechos de plásticos medidos en cada región
costera del planeta.
Los plásticos, en
forma de cajas, botellas, bolsas, envases, vasos, pajitas, etc, se fragmentan en pequeños
pedazos de plástico que acaban siendo más pequeños que una uña,
dificultando los trabajos de medición. El resultado estimado es que
entre 93.000 y 236.000 toneladas de plástico están en circulación a
lo largo de los océanos del planeta. Esta horquilla tan amplia es
debida a que hay muchas regiones del planeta en las que aún no se ha
podido hacer una estimación precisa.
Hasta en la sal de mesa
En las playas, en los manglares, en los ríos, y hasta en la Antártida.
Pero ahora se empiezan a detectar plásticos microscópicos
incluso en la sal de mesa que compramos en los comercios.
GreenPeace ha analizado 39 marcas comerciales en diferentes países y 36 de
ellas contienen microplásticos menores a 5 micras. Imposibles
de detectar o filtrar por medios tradicionales pero
contaminantes al ser ingeridas en el organismo humano. Las
salinas costeras solo evaporan el agua y obtienen la sal que
se envasa sin más, incluido los plásticos microscópicos.
Con el consumo aconsejado por la OMS de 5 gramos al día, estamos tragando
510 micropartículas al año según indica un informe de la
universidad de Alicante. Con ello aumenta el riesgo para la
salud pues pueden aparecer químicos y patógenos impredecibles.
Hay que reducir el uso de plásticos en envases, envoltorios y embalajes de
todo tipo y es necesario que las empresas se comprometan a
reducir el uso de plásticos y rediseñen los sistemas de
distribución para minimizar o eliminar los embalajes.
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¿Donde está la
mayoría del plástico vertido al océano?
Pues no lo
sabemos… No se sabe cuánto de este plástico está en el lecho marino,
qué parte está en las costas destruyendo la vida de las playas,
cuanto está atrapado en los manglares y arrecifes de coral, cuanto
está simplemente flotando en mitad de los océanos y peor aún...
cuánto es ingerido por los animales marinos. No sabemos el grado de
implicación, la relación y consecuencias con la vida animal. Y no
sabemos como detener esta marea salvaje y destructiva, como reducir
las aportaciones continuadas que se añaden al ya desastroso efecto,
ni cómo limpiar los océanos contaminados.
Una isla de basura.
Las hay desde
luego, como la isla desierta de Henderson en mitad del océano
Pacífico, que es sencillamente un basurero monumental debido al aporte de
plásticos que traslada el mar hasta sus costas. La investigadora
Jennifer Lavers de la universidad de Tasmania realizó una expedición
hace pocos meses y pudo medir la mayor densidad de desechos plásticos
del planeta en ese lugar tan aislado y remoto del Pacífico sur. Sus
estimaciones alcanzan 37,7 millones de pedazos de plástico en sus
costas con un aporte diario de 13.300 pedazos traídos por el mar.
Contaminamos
el mar con plásticos de todos los tamaños, lo cual es muy
significativo pues lo vemos con nuestros propios ojos arrojados en
infinidad de playas a lo largo de todas las costas del planeta. La
enorme cantidad de CO2 que soltamos en la atmósfera es absorbida por
el mar que se acidifica y cambia peligrosamente su PH aunque no
podamos apreciarlo a simple vista.
Microplásticos
Como tampoco
podemos apreciar los plásticos microscópicos que proceden de la fracturación de fragmentos cada vez más pequeños y que pueden
convertirse en la peor pesadilla pues es imposible su filtrado y
eliminación de los mares. No se ven, pero están en el agua del mar.
Lo que vemos con el ojo, son desde los grandes fragmentos a pequeños
cachitos fracturados desde otros mayores hasta tamaños de un
milímetro. Pero por debajo de estas medidas milimétricas siguen
existiendo millones de toneladas de microplásticos flotando en el
agua de mar.
Estos minúsculos fragmentos se siguen
rompiendo hasta hacerse microscópicos y con mayor poder
contaminante. A ello se suman los plásticos microscópicos aportados
por cremas faciales o dentífricos. Una sopa de plásticos que está
siendo injerida por los peces. Productos químicos que se fijan o
absorben por criaturas marinas que pasan a formar parte de la cadena
trófica. El plástico del mar, es uno de esos problemas en los que
cuanto más se investiga, más nos damos cuenta que no tenemos ni idea
de las implicaciones que nos esperan.
Sabemos cómo
las corrientes marinas desplazan la masa de plásticos flotantes a lo
largo de los mares del planeta y se tiene una idea más o menos
aproximada de donde y cómo se vierten al mar y desde qué países se
contamina más. Con ello se crean programas informáticos que tratan
de hacer un modelo de contaminación. Ahora toca saber la rapidez con
la que se fragmentan estos plásticos aportados a la mar, con qué
rapidez y según que formulación algunos plásticos se van al fondo o
flotan, y en que cantidad y donde son comidos o filtrados por las
criaturas marinas.
Algunos
proyectos pretenden crear largos "brazos" flotantes que sean capaces
de recoger de forma pasiva los plásticos de la superficie. Una
empresa ha sido financiada con 22 millones de dólares en parte con
aportaciones filantrópicas, pero tiene aún que demostrar su eficacia,
que muchos científicos ponen en tela de juicio por su fragilidad
ante las tormentas y otros problemas de transportabilidad. Peor aún,
los brazos podrían recoger también a especies marinas como tortugas,
medusas, ballenas y otras formas de vida, e incluso dificultar o
bloquear la distribución de plankton, con el desastre ecológico que
ello implicaría.
Dejar de contaminar
Sin duda la
mejor manera de afrontar el problema es acabar con el aporte de
plásticos en el mar. Mientras la producción de plásticos sigue en
aumento y no se controla eficazmente lo que se haga con ellos, las
cosas irán de mal en peor.
El asunto no consiste en limpiar lo
que manchamos, sino en no contaminar los mares del planeta. Tenemos
que cambiar nuestra sociedad, nuestra forma de consumir plásticos de
envasar inútilmente alimentos en capas de plástico de un solo uso
que van a parar a la bolsa de basura también de plástico y estas al
mar. Son millones de toneladas las basuras que no se reciclan
alrededor del mundo.
Es necesario
llegar al punto de contaminación cero. Hay que aumentar las trabas
al uso de bolsas de plástico e incentivar el uso de bolsas
reciclables como ya se hace en muchos centros comerciales, pero esto aún
no ocurre en muchos países de menor desarrollo económico.
Hay unas 1.200
especies marinas afectadas por la contaminación de plásticos que
siguen muriendo al no entender que esos plásticos no son materia
comestible. Hay que evitar que el plástico siga
entrando en nuestros mares. Está en juego la vida en el
planeta, al menos tal y como la conocemos...
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