Una de las mayores catástrofes ecológicas del siglo XX parece
recuperarse pese a la locura humana. El agua vuelve a mecer
lentamente alguna canoa en el dique de arena que se pierde en la
lejanía del horizonte. Desde hace un par de años el agua vuelve a
estar de donde desapareció. El viejo mar convertido en desierto por
el monstruoso plan de irrigación de la URSS, vuelve poco a poco a
recuperar su añorado aspecto de siempre.
Al
visitar la ex-costa de Dzhambul uno se da cuenta de la magnitud del
desastre al observar con impresión los barcos cuyos cascos oxidados
descansan embarrancados en medio de un desierto de arena. En estas
estepas solo los camellos parecen no sorprenderse de tan enigmático
paisaje. En los años setenta las cosas empezaron a empeorar hasta
dejar en dique seco a todos los barcos que faenaban entonces.
Cargueros testigos de tiempos no tan lejanos cuando la floreciente
economía local generaba una abundante pesca y rentables cultivos de
algodón. Un paisaje irreal con dunas en forma de olas y palomas
sustituyendo a las gaviotas.
Y
sin embargo la esperanza de las gentes locales se transforma en
alegrías. El mar de agua dulce regresa y con él la vida, la pesca,
los campesinos y el gozo de todas las aldeas casi
abandonadas. Eclosión de la vida tras 40 años de sin razón, desde
que el dirigente Ruso Kruschef ordenara
secuestrar las aguas aportadas al mar de Aral por sus ríos al norte
y al sur; el Syr Daria y el Amoun, en pro de irrigaciones
irracionales que condujeron a un pavoroso desastre agrícola y
medio-ambiental.
Se
esperan recuperar los 66.000 Km2 que entonces tenía este mar
interior. El que antaño era el cuarto más importante del mundo. Y
con ello restaurar la economía local y la navegación de sus pequeños
mercantes que transportaban pescado y algodón desde Ouzbekistan al
puerto de Aralsk en conexión hacia Moscú.
En
los años 60 la orilla se retiraba cada año un poco más hasta
alejarse decenas y decenas de kilómetros, pero como era la época del
comunismo nadie se planteaba siquiera la posibilidad de preguntar el
porqué. En 1970 el puerto de Aralsk simplemente no existía y la
pesca, verdadero motor de la economía local, murió.
En
1.992 el presidente de Kazakhstan pide ayuda a la ONU y surge la
idea de crear un gran dique entre las dos grandes cuencas fluviales
para volver a alimentar el Aral. En 1.996 acabaron los trabajos
gracias a los esfuerzos económicos de sus habitantes que entregaron
durante varios años el 1% de sus ingresos.
En 1.999 se rompe el dique y el banco mundial se hace cargo de la
reconstrucción valorada en más de 85 millones de dólares. Los
trabajos acaban en 2.005 y los resultados no se han hecho esperar. Aral
se recupera a marcha forzadas y aunque la pesca estaba ya
prácticamente desaparecida, durante 2006 ya se han podido pescar
2.000 toneladas. Actualmente se prepara un nuevo dique cuya
construcción finalizará en 2.011 y con la cual el Aral terminará de
recuperar su antiguo esplendor.
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