La reserva de
agua dulce en los polos es la mayor del planeta con
enorme diferencia. El agua de los icebegs
podría satisfacer la demanda de agua dulce de todo el planeta. Lo
importante es saber cómo lograrlo. Los icebergs utilizados serían
los que se desprenden de forma natural y la renovación de hielos en
los polos ocurre de forma continuada, asegurando la sostenibilidad
de este recurso. Los glaciares avanzan poco a poco hacia el mar
desprendiendo en ocasiones enormes icebergs tan grandes como un
pequeño país.
Un bloque de
30 millones de toneladas podría satisfacer la demanda de agua dulce
de una ciudad de medio millón de habitantes durante un año entero.
El proyecto consiste en la utilización de icebergs ya desprendidos y
flotando en el mar libremente. Al año se desprenden unos 40.000 icebergs de casi 200.000 toneladas y en ocasiones los hay de varios millones de toneladas sólo
en Groenlandia. El remolque de icebergs es mucho más económico que
el transporte de agua mediante buques cisterna, ya que por ejemplo,
para un pequeño iceberg de 10 millones de toneladas,
harían falta cerca de 100 mercantes cisterna para alcanzar el mismo
volumen de agua transportada.
A lo largo de
las últimas décadas el sueño de transportar estos icebergs hasta
tierras necesitadas de agua ha generado todo tipo de ideas,
algunas más descabelladas que otras,
como aquella que incluso montaba un propulsor en el propio iceberg
para navegar cual buque de hielo. El remolcado de icebergs es más
complicado de lo que pudiera parecer de primeras dadas y concierne
además de a diferentes técnicas de propulsión,
a asuntos relacionados con la maniobrabilidad y la seguridad
marítima internacional. Según el iceberg se va fundiendo durante el
camino y por tanto cambiando de forma, la enorme masa de hielo puede
quebrarse en dos o darse la vuelta completamente al cambiar el
equilibrio de forma notable.
La fusión del
bloque helado durante el viaje podría originar pérdidas de hasta un
80% por lo que es necesario encontrar un sistema que aísle
térmicamente el iceberg y disminuya su ritmo de fusión. Así mismo
también es importante calcular y tener presente los posible
temporales que habrán de cruzarse a lo largo de los miles de
kilómetros de traslado.
Nuevas
técnicas modernas
Actualmente
los datos de satélites meteorológicos permiten calcular rutas que
ofrecen la meteo más segura para lograr un remolque seguro y en el
menor tiempo posible.
Para proteger
y disminuir la fusión del hielo, se han ideado unos recubrimientos
submarinos en material geotextil que envolvería la parte sumergida
del iceberg para aislarlo del contacto con el agua salada. La falda geotextil estaría colgada de una cintura flotante que envolvería a
todo el iceberg. La capa de agua dulce ya fundida actuaría como un
corta olas que disminuiría el proceso de fusión del hielo. La fusión
de la parte emergida del iceberg que representa solo el 10% de total
de su volumen es muy pequeña en términos relativos, dado que el
color blanco del iceberg refleja una parte importante de la
radiación solar.
Los avances en
materiales y nuevos materiales sintéticos ya utilizados en
agricultura permiten abordar soluciones hasta
hace pocos años imposibles. La cintura flotante sería la que
realmente transmitiría el impulso de empuje al iceberg durante el
remolcado. Sobre el recubrimiento geotextil se lanzaría una red que
aseguraría el conjunto para dejarlo listo para el remolcado.
Canarias; Tierra sedienta. Destino elegido
Dos
remolcadores tienden el cerco al iceberg para
comenzar a envolverlo con el recubrimiento sintético que retendrá el
agua dulce. Primero se ha de elegir un iceberg con forma tabular y
sin aristas, pues no todos valen. Luego viene la red y los cables
que tirarán del conjunto. El riesgo de rotura es mínimo por la capa
de agua dulce y por la propia elasticidad de los materiales
plásticos utilizados. Con un remolcador capaz de producir un empuje
de 130 toneladas sería suficiente si se aprovecha durante la derrota
las diferentes corrientes marinas. Se trata de un potente remolcador
pero no de los más grandes que existen en los puertos del mundo. En
realidad se trata de aprovechar la deriva pero guiada por uno o dos
remolcadores, posicionados continuamente a partir de los datos
enviados por los satélites.
Los icebergs
tabulares son los que ofrecen menos riesgos de fracturas y de cambio
de equilibrio a medida que van perdiendo masa de hielo, y además son
los más numerosos. La mayor parte de los icebergs del norte se
quedan en el mar de Weddell y sólo son
algunos los que emigran a latitudes más bajas,
más allá de Terra Nova.
El objetivo
del primer ensayo que aún busca financiación persigue remolcar uno
pequeño de unas 7 millones de toneladas hasta las Islas Canarias. En Terra Nova
las condiciones de corriente y viento son las mejores para plantear
el remolque hacia el sur. Es igualmente importante prever en la ruta
los desvíos necesarios para esquivar las plataformas Offshore que se
encuentran operando en los mares del norte. Desde hace ya muchos
años las empresas que explotan estas plataformas están acostumbradas
a remolcar los icebergs para evitar la colisión con los mastodontes
de acero.
Simulación por
ordenador
Un software de
simulación 3D concebido por la sociedad Dassault Systèmes ha
permitido generar todas las simulaciones del proyecto y de las
diferentes etapas del proceso. Los diferentes parámetros del
programa de simulación permiten comprobar en simulación diferentes
escenarios y cambiar las condiciones meteorológicas o el número de
simuladores que tiran del remolque. La simulación en la que trabajan
15 ingenieros y científicos permite recrear todos los parámetros y
por ello es posible estudiar con enorme flexibilidad las diferentes
situaciones que podrían darse en la prueba real valorada en 8
millones de euros, pero por una fracción muy pequeña de este coste.
El sistema
informático simula la manera en la que el iceberg se va fundiendo y
por tanto simula el cambio de volúmenes y por tanto los cambios de
estabilidad de la enorme isla congelada. Así es posible calcular el
cambio en la velocidad del transporte, la masa fundida, la forma
restante, y lo que llegará helado a Canarias. Se plantean muchas
preguntas como la potencia de remolque real necesaria, el tiempo de
remolcado, en qué época del año debe comenzar el remolque, la
derrota a seguir, los riesgos de seguridad, la posibilidad de
fracturas…
En el ejemplo
simulado se ha creado un iceberg de 7 millones de toneladas con unas
dimensiones que bien pudieran ser las reales de unos 250 metros de
lado por 180 de ancho y con una profundidad de unos 160 metros. La
simulación es capaz de integrar datos de meteo, cambios de
temperatura e incluso de corrientes marítimas o simular una
tempestad para conocer en qué afectaría esta al transporte de la
mole de hielo.
La simulación
avanzada en 3D incluso permite someter a prueba virtual la fortaleza
de la envoltura sintética mediante pruebas hidráulicas que tienen en
cuenta la temperatura de cada filete de agua envolvente. El borde
flotación del iceberg es el que está sometido a mayor fusión debido
al barrido de las olas y efectos de superficie. El colchón de agua
dulce fundida entre el iceber y la envoltura plástica retrasaría
notablemente la fusión del iceberg. Para calcular detalladamente
estos fenómenos la simulación integra numerosas leyes de fusión que
responden a ecuaciones diferenciales que simulan las diferentes
transferencia de calor del iceberg.
Todo ello se
exporta finalmente al programa CATIA que finaliza y modela el
aspecto tridimensional de la deriva. La simulación calcula el
consumo de carburante en todo momento y la resistencia y tensión de
las maromas así como las fuerzas de coreolis implicadas en función
del cambio instantáneo de latitud.
Un largo
camino de casi 5 meses
Algunas
simulaciones ofrecen un recorrido de 141 días de trayecto con una pérdida de 38% en volumen, para el transporte hasta las Islas
Canarias. El cubito de hielo a la llegada sería de al menos 4
millones de toneladas. La fusión se traduce en una pérdida de
espesor de hielo y por tanto cuanto mayor sea el tamaño inicial del
iceberg, menor será la perdida porcentual total.
Uno de los
resultados de las simulaciones muestra que por mucho que se utilicen
más remolcadores el tiempo de transporte disminuye muy poco, a
cambio de multiplicar el consumo de carburante. Lo importante es
utilizar la fuerza del viento de las olas y las corrientes
orientando con el remolcador el iceberg para que se desplace hacia
donde deseemos. La simulación ha demostrado que la velocidad de
desplazamiento medio conseguido es del orden de 1 nudo de velocidad.
O lo que es lo mismo unos 40 kilómetros diarios, por lo que será
conveniente crear remolcadores adaptados a crear empuje a estas
pequeñas velocidades, lo cual contribuirá a la reducción en el gasto
de combustible.
Los riesgos de
fractura
El hielo y
máximo en estos volúmenes puede repentinamente fracturarse y
partirse bruscamente y sin previo aviso. Es con diferencia lo más
difícil de simular ya que se generan variables muy difíciles de
medir y en muchos casos caóticas. A pesar de ello se ha creado un
programa llamado SIMULA que permite evaluar de forma estadística los
riesgos de fractura del iceberg. Durante el proceso de fractura y
debido al desequilibrio generado, una parte del bloque se hunde
empujado por el otro que puede subir bruscamente varias decenas de
metros sobre el nivel de mar en un fenómeno brutal y muy peligroso.
Finalmente todo vuelve al equilibrio pasados unos minutos. La
simulación permite conocer la velocidad con la que penetra un bloque
en el agua profunda que puede alcanzar ¡los 80 metros por segundo! Todo ello puede generar fenómenos muy
violentos como chorros de agua proyectados a 60 metros sobre la
superficie.
Los posibles
destinos para su consumo son variados como por ejemplo Marruecos, el
sur de Australia, Namibia, Chile, Perú o California. El prototipo
real es para un iceberg de 7 millones de toneladas, pero si todo
fuera bien la idea final sería el transporte de icebergs de hasta
100 millones de toneladas con los cuales se lograrían rendimientos
muy altos para la obtención de agua dulce.
Energía del
frío
Además de
generar agua dulce, la baja temperatura del hielo podría ser
utilizada para generar energía gracias a la
explotación de la energía térmica del mar en la que aprovecha el
máximo rendimiento cuando se consiguen dos masas de agua a la mayor
diferencia de temperatura. Se aprovecha la diferencia de
temperaturas entre el agua superficial a alta temperatura y otra a
baja temperatura para mover turbinas impulsadas por gas evaporado y
condensado en un ciclo infinito.
El agua fría
recién fundida podría ser utilizada también para enfriar los
sistemas de climatización. La energía aprovechada de esta manera ofrecería una energía de 5 Kw/h por cada metro cúbico de hielo o lo
que es lo mismo, 20 veces la energía consumida durante el transporte
de ese bloque de hielo, además por supuesto, de la fuente de agua
dulce conseguida.
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