Los buques de
investigación oceanográfica “Hespérides” y el “Sarmiento de
Gamboa”, de la Armada Española recorrieron casi 50.000 millas
marinas por todos los mares del planeta. Los dos barcos siguieron
rutas distintas navegando el Atlántico y el Pacífico. El proyecto
financiado por el CSIC y la Fundación BBVA comienza a dar frutos en
el laboratorio y ha involucrado en total a más de 700 profesionales,
de los cuales 400 científicos siguen aún procesando e investigando
con todo lo descubierto.
Es posible que
se necesiten cinco o diez años para analizar la gran cantidad de
datos y muestras recogidas, y que actualmente
se siguen recogiendo gracias a las radio boyas que se han dejado
flotando en
los mares, y que cada diez días son capaces de enviar por enlace
satelital datos sobre la temperatura y salinidad desde las aguas
superficiales y de las que se encuentran a 2000 metros de
profundidad. Una porción de las muestras obtenidas han sido
congeladas para su posterior análisis.
6 conclusiones
relevantes
Las primeras
conclusiones de la expedición apuntan a confirmar que el mar está ya
recalentado. Se han evidenciado bajadas en los niveles de
concentración de oxígeno en las aguas tropicales y subtropicales
de todos los océanos como consecuencia del aumento de la
temperatura.
También se ha
demostrado que el agujero de ozono afecta negativamente al plancton,
observándose una mayor transparencia de las aguas en el Pacífico Sur
cerca de las islas Samoa, en donde la radiación ultravioleta es
capaz de penetrar hasta los 60 metros de profundidad en niveles
suficientes para matar el plancton de estas profundidades.
La expedición
constató con tristeza como ingentes cantidades de plásticos en el
Atlántico Sur y en regiones muy alejadas de los continentes tienen
efectos muy negativos para la vida marina en la comunidades de estas
zonas.
La expedición
ha podido comprobar cómo el Océano Indico es un verdadero pulmón
marino con grandes concentraciones de zooplancton. El índico tiene 3
veces más capacidad de absorción de nitrógeno atmosférico que el
Atlántico.
Los primeros
diez centímetros de la capa superficial de los mares, la llamada
“piel” del mar, está habitada por una comunidad muy diversa de
medusas, crustáceos, y larvas. En esta capa constituye la comida de
muchos peces y organismos como los micrófidos que suben todas las
noches desde las profundidades par comer evitando la radiación
solar.
También
concluye las primeras investigaciones que en las profundidades
marinas la vida tiene mucha presencia. En las prospecciones a 6000
metros de profundidad se han descubierto ecosistemas con
microorganismos en una actividad biológica inesperada.
¿Qué es
Malaspinomics?
Se
trata de la parte del proyecto que está actualmente secuenciando el
genoma de los microorganismos del océano a través de 2.000 muestras
de virus, bacterias y organismos unicelulares (protistas) desde el
océano atlántico al pacífico y el índico.
Por primera
vez se están analizando muestras del océano profundo a través de
protocolos de secuenciación y análisis que permiten extraer más
información que los trabajos existentes sobre zonas limitadas a
regiones concretas y aguas superficiales.
A bordo de los
buques de investigación, la vida comienza de madrugada,
y ya a las 4 de la madrugada se sumergía la roseta encargada de
tomar muestras en 23 botellas desde las profundidades que llegaban a
alcanzar los 4.000 metros de profundidad.
Entonces se
preparaba el ADN para mandarlo secuenciar lo cual está permitiendo
llegar a conclusiones interesantes, con un 60% de microorganismos
nuevos y antes nunca antes vistos. Otros organismos han sido
recogidos en donde no se esperaba que fueran a ser encontrados.
La
contaminación humana
Los datos
preliminares indican entre otras cosas que la contaminación humana
ha alcanzado puntos del océano donde no se creía que pudiera haber
llegado, incluso a grandes profundidades y en regiones muy alejadas
de los puntos de actividad humana. Pero también han encontrado
bacterias capaces de degradar compuestos tóxicos, como el
metilmercurio. También se ha descubierto que algunas bacterias
llamadas metanotrofos utilizan algunos contaminantes para
descomponerlos en carbono y energía.
La mala
noticia es que la contaminación alcanza incluso las capas abisales a
más de 4.000 metros de profundidad y la buena es que existen
bacterias capaces de digerir esta contaminación. Estos mecanismos
metabólicos permiten extraer energía lo cual tendrá aplicaciones en
diferentes sectores de la biotecnología, incluyendo aplicaciones en
la descontaminación, la acuicultura, farmacia, y la energía. La
investigación Española ha dado un gran avance y aportación de
conocimientos hacia la compresión de la biodiversidad del océano.
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Expedición Malaspina