Blancas,
responderá todo el mundo, y estamos de acuerdo,… pero maticemos, ya
que las tonalidades hablan e indican más información de la que en
principio podríamos esperar. Las nubes son blancas ya que al
difundir sus pequeñísimas gotitas la luz del sol (que es blanca) dan
como resultado una completa escala de blancos y tonos grises.
Al atardecer las
nubes se colorean de rojos y naranjas debido a la absorción de azul
en la gruesa capa atmosférica que los rayos de luz tienen que
atravesar en los momentos crepusculares.
Pero las nubes
también pueden adquirir otras tonalidades cuando la luz que difunden
no proviene directamente del sol, si no del reflejo del mar o de la
tierra. De hecho los esquimales utilizan este método para saber
donde hay agua libre para navegar con sus canoas durante el deshielo
del ártico. La nubes que están sobre el agua en vez de sobre el
hielo adquieren una ligera coloración verdosa, resultado del reflejo
del agua.
Los antiguos
navegantes de la polinesia se orientaban en alta mar observando la
tonalidad de las nubes, para saber que rumbo tomar y encontrar
tierra firme en una de las miles de islas.
Pero las nubes
son a menudo oscuras y amenazantes. Su gran espesor filtra toda la
radiación del sol (hasta un 95%), Cuando más cargadas de agua, más
oscuras parecerán. Por ello como todo el mundo sabe, este tipo de
nubes anuncian lluvias inminentes.
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