islita
perdida, con una bella bahía bien protegida. La isla se llama
Levitha, y no sé si hay o no cangrejos en ella, pero en vista de la
dificultad por recordar tanto nombre nuevo, la rebautizamos como
“cangrejo” por su caprichosa forma y así se quedó para todos
nosotros.
Levitha “la
isla del cangrejo”
Tras 25 millas
náuticas rumbo Este, alcanzamos la bahía sur de Levita, y al fondo
de ella están dispuestas media docena de boyas, por la que tuvimos
que pagar 5 € la noche. En la isla habitan 7 personas y naturalmente
hay una agradable taberna. Eso sí, no muy animada pues éramos los
únicos en visitar la isla en estas fechas. La luz eléctrica se
obtiene por paneles solares, y ofrecen un asado de cordero que debe
ser increíble.
Una pequeña taberna
perdida en mitad de una isla semidesierta
Poco a poco el
Meltemi fue perdiendo fuerza y un rato después del ocaso se cayó
completamente a cero. Una noche serena y mágica. La cala como una
piscina de agua salada, en la que casi se reflejaban hasta las
estrellas de la densa y luminosa vía láctea. Una noche inolvidable
de luna llena.
En boya a pasar la
noche en la isla de Levitha
La bella costa
de Patmos
Una de las playas más
bellas de Patmos
3 horas
tardamos en llegar a las costas de Patmos, en donde tras examinar la
bahía de Merika situada al Oeste, fondeamos en la playa de Paralia,
sin ninguna construcción y con razón posiblemente una de las playas
más bellas del Dodecaneso. Aprovechamos para fondear y prepararnos
una comida, durante la sobremesa
cada uno disfrutó de con lo que
más le apetecía, bañito en el mar, yoga o buena conversación.
Rodeamos la
península por el sur y navegamos por el canal protegido por el
islote de Vrachonisida, disfrutando del atractivo paisaje, de sus
aguas limpias y una costa atractiva, salpicada con vistosas casas de
vacaciones en los alrededores de la capital.
Por la tarde
navegamos por la costa Noreste que ofrece innumerables resguardos en
los que poder fondear protegidos del viento norte. Para pasar la
noche escogimos la cala de Agriolivadi cuya entrada está protegida
por otro islote coronado, como no, por otra pequeña iglesia. Al
atardecer el viento cayó de nuevo a cero tras el atardecer, quedando
toda la bahía como una balsa de aceite. Otra noche inolvidable.
En el puerto de Patmos
Leipsoi y Leros
2 islas más en
el inagotable Dodecaneso, bastante más verdes que las Cícladas,
aunque menos arboladas que las del Jónico. Por la mañana arrumbamos
a Leipsoi a sólo 5 millas de Patmos, y nos quedamos sin visitar Arki
con sus canales e islotes, que también tienen una pinta estupenda.
Está claro que la zona requiere como mínimo un par de meses, aunque
mejor sería dedicar un par de años…
La capital de
Leipsoi se encuentra en un perfecto puerto natural completamente
protegido de cualquier viento y en ella encontramos gasolinera para
repostar diesel. Preferimos llevar el tanque lleno por seguridad,
pues aún falta medio viaje y se anuncia un Meltemi fuerte para la
siguiente ventana, justo de cabeza al rumbo que habremos de hacer
para retornar a la zona de Atenas.
Las bahías y
calas situadas al Sur-Este son estupendas y todas ellas perfectas
para pasar la noche o varios días si tuviéramos más tiempo… Pasamos
el día en una de ellas y hacemos una excursión en una rápida Semirrigida de
un amigo a la cercana isla de Agathonisi separada por una pocas
millas náutica de la costa de Turquía. En Agothonisi deben vivir un
puñado de familias y toda su costa norte está prácticamente
despoblada, sin embargo encontramos un bello canal en su costa norte
en que navegar en solitario durante todo el día. Antes de llegar al
único núcleo de casas situado en la costa Sur, pudimos adentrarnos
en una profunda cala de enorme belleza, con una playa perfecta, un
resguardo ideal y absolutamente desierta.
En este remoto
rincón del Dodecaneso es posible descubrir un mediterráneo
insospechado que nos traslada a tiempos en los que aún se conocía el
turismo, no existían edificaciones turísticas, y no se planteaban
las explotaciones comerciales. Todo virgen.
El norte de Agathonisi,
navegando en solitario. No hay nada ni nadie. El Cata descansa hoy
en otra isla a 20 millas .
Al
atardecer llegamos de nuevo al Cata que hemos dejado fondeardo todo
el día y decidimos levantar el ancla y navegar hacia Leros, llegando casi al
anocher a la bahía de Alintas situada al Este. Desde este fondeo en
Leros, se divisa una vista espectacular con el castillo iluminado y
miles de casitas decorando toda la montañosa costa. El viento ha
vuelto a desaparecer y al poco las agua de la bahía quedan de nuevo
como una lámina de cristal. Bajamos a cenar a una taberna con una
terraza instalada en la misma playa.
Cena en la playa
en la costa de Leros. Una bahía espectacular con el castillo
iluminado en su monte más alto.
Un lugar de
nuevo perfecto, al menos hasta la 7 de la mañana, porque aunque
parece bien protegida, cuando sopla fuerte se crean rachas muy
potentes que rotan con rabia y cargan contra la generosa obra muerta
de nuestro cata. Acabamos de levantarnos y mientras desayunamos
observamos como otro velero fondeado a 50 metros gira sobre su
cadena y parece garrear. Caray… ¿ahora parece ser otro velero el que
garrea y se aleja de nosotros? Falso; los únicos que garreamos somos
nosotros y ya llevamos el ancla colgando a 20 metros de profundidad
sin ningún agarre.
Desde la
protegida bañera de nuestro catamarán las condiciones de viento
parecen muy suavecitas por lo bien que está protegida la amplia
bañera. Pero al salir de ella para ver cómo está la cadena, te
encuentras con una bofetada de viento y entiendes que el barco haya
salido a navegar sin nuestro permiso… Menos mal que lo hemos
detectado sin demasiados sobresaltos. Al llegar al atardecer del día
anterior, no se veía el fondo por falta de luz, y el ancla cayó
sobre un denso lecho de algas, en las cuales nuestro ancla no tiene
ninguna efectividad, por mucha cadena que sacáramos. Es importante
llegar con luz y escoger el fondo con cuidado pues en arena el
agarre es extremadamente efectivo y además más ecológico.
Bloqueados en
Kalimnos por el Meltemi
Tras el
“susto” del garreo y con los motores encendidos y recogido todo el
fondeo, decidimos seguir navegando con el objetivo de encontrar un
buen puerto, pues a partir de la noche esperamos 30 nudos de Meltemi
y no tenemos demasiadas ganas de enfrentarnos a aventuras inciertas
para contar batallitas de taberna marinera.
Decidimos
saltarnos el resto de Leros que dejaremos como tantos otros destinos
para futuras navegaciones. Elegimos seguir avanzado al sur
protegidos por las montañas de Leros y Kalymnos viendo desfilar su
costa escarpada.
La costa del Sur-Este
de Kalimnos.
Son las 12 de
mañana y ya sopla un Meltemi de cierta importancia. Al intentar
entrar en la estrecha cala de Vathys, la orografía encañona el
viento y recibimos una racha en la cara que nos saca de rumbo al
incidir tanto viento sobre la superestructura de nuestro catamarán.
Por prudencia decidimos llegar al puerto de la capital en donde
recientemente se ha construido un cómodo pantalán para barcos de
recreo.
La estrecha bocana de
la cala de Vathi no permite imaginar el puerto resguardado en su
interior.
Un sitio perfecta para
pasar un par de días.
Amarrar a la griega
Son pocos
los puertos griegos que tiene guía de proa y por ello hay que
amarrar dando amarras al pantalán pero sujetando la proa
soltando ancla. A priori la maniobra parece más complicada,
pero es más sencillo de lo que pueda parecer. Lo importante es
soltar el ancla a unos 40 metros o más, del punto de amarre.
Una vez localizada la plaza en la que vamos a meter el barco,
y a la distancia de dos/tres esloras, soltaremos el ancla y
daremos marcha atrás para que enganche el ancla.
Cuando el
ancla haya hecho fondo, seguiremos soltando cadena mientras
damos todo atrás y dirigimos la popa hacia el hueco en donde
debemos amarrar. En monocascos, lo suyo es llevar cierta
arrancada para disponer de gobierno, pero en un cata con dos
máquinas, la maniobra está “chupada” al poder hacer ciaboga
con los dos motores. Una vez sujetas las amarras de popa con
la distancia de seguridad de un par de metros al pantalán,
bastará con tensar un poco de cadena para mantener separado el
barco del duro hormigón.
Por esta
razón es importante soltar cadena desde al menos 3 esloras
alejados del pantalán. Como soltemos el ancla con poca cadena
y al tensar esta se nos venga al barco, nos tocaría repetir
toda la operativa, lo cual puede ser bastante desagradable si
ya se ha establecido el Meltemi y este nos zarandea y complica
la maniobra.
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Por la noche
las rachas de Meltemi se metían de forma lateral en el protegido con
puerto moviendo el cata de forma importante a pesar del spring
tensado desde la cornamusa media hacia otra argolla un poco más
alejada. A pesar del refuerzo tuvimos que poner una defensa contra
el pantalán pues en las rachas más feroces el espejo de popa del
patín de estribor casi tocaba la columna de hormigón del muelle.
Al día
siguiente nos alquilamos un ciclomotor y aprovechamos el día para
recorrer la isla desde el interior. Una práctica que conviene hacer
siempre que se pueda y el tiempo lo permita, lo cual no suele ser el
caso cuando andas de chárter.
Hoy toca día de
"motos" en Kalimnos. La bandera no deja lugar a dudas sobre el
Meltemi que sopla fuera.
La capital de
Kalymnos debió conocer tiempos mejores, cuando la actividad
principal era la recolección y venta de esponjas naturales. Ahora se
siguen viendo puestos de venta de esponjas para turistas, pero se
nota una patente decadencia debido a la falta de actividad
comercial. Numerosas villas con mármoles semiderruidas demuestran
que en tiempos pasados Kalymnos tuvo un gran esplendor ahora
perdido.
Cambio de
planes: Huida al golfo de Salónica
La meteo del
Windi lo deja muy claro para los próximos días. Ofrece una ventana
con un Meltemi moderado durante un par de días, tras lo cual el
Dodecaneso se pondrá al rojo vivo con vientos de 35 nudos y rachas
de 40 ó 50. Decidimos escapar y cruzar todas las cícladas “non-stop”
hacia el Golfo de Salónica en donde los vientos van a ser muy
tranquilos y placenteros.
Se acabó el
Dodecaneso en este viaje, y dejamos pendiente un gran número de
islas y lugares que seguro que podremos conocer en una próxima
aventura. Ahora lo que toca es salir pitando para no vernos
atrapados en este fuerte Meltemi que se anuncia para los próximos
días.
Astypalaia; Una
isla con forma de mariposa
El viento irá
soplando paulatinamente más en la zona del oeste hasta cubrir todas
las islas Cícladas. Por ello salimos pronto de Kalymnos y dirigimos
la proa hacia la isla de Astypalaia a unas 40 millas náuticas.
Navegamos con un norte moderado y hacia el mediodia ya llegamos al
este de Astypalaia. Tanto la costa norte como la sur ofrecen
incontables resguardos gracias a sus caprichosos perfiles costeros
llenos de calas e islotes.
El norte lo
dejamos para otra ocasión y ya visitaremos la cerrada bahía de Vathy
a la que se puede acceder por un estrecho canal que convierte a esta
“laguna” marina en un puerto natural muy seguro. Por ella han
desfilado armadas y barcos durante siglos. En los alrededores existen algunas interesantes
grutas de bellas estalagmitas.
El sur ofrece
también varias calas bonitas y protegidas, pero la mejor opción es
amarrar en el puerto de la capital que tiene una entrada preciosa y
un entorno acogedor con la falda llena de casitas encaladas y el
castillo divisando las dos vertientes de la montaña. Por desgracia
no podemos hacer noche pues nos quedaríamos bloqueados durante más
de una semana. Por lo que decidimos fondear en una de sus calas para
comer y darnos un baño. Seguimos recorriendo y parando en distintas
calas hasta alcanzar la costa sur oeste con acantilados sobre un
azul profundo. Ya arrumbamos decididamente hacia la bella isla de
Milos de nuevo hacia las Cícladas.
Llegada al pequeño y
hermoso puerto de Astipalai.
Navegación
nocturna rumbo Hydra
Una desgracia
tener que recorrer todas la cicladas de regreso en un tiempo
record para no ser cazados por el Meltemi, y sin posibilidad de
pasar al menos un día, en muchas otras islas muy famosas como
Santorini, cuyo perfil costero se recorta ahora contra el
firmamento. Son la 2 de la mañana y las luces de incontables casitas
iluminadas desfilan por nuestro babor a solo 3 ó 4 millas de
distancia. Otras 45 millas navegadas desde Astypalaia y un potente
deseo de preparar otro viaje donde nos prometemos visitarla.
El cata sigue
avanzando a buen ritmo en mitad de la noche y de vez en cuando abro
la ventana del salón para observar las potentes olas que rompen bajo
los dos cascos. Hay que estar muy pendientes pues desde que rompen
tienes medio segundo para cerrar la ventana pues el estallido de
espuma y rociones salta con fuerza hasta estamparse contra todo el
ventanal. Pasamos cerca de la costa sur de Sikinos y después nos
acercamos al sotavento de Folegandros que también se queda como otra
isla pendiente de obligada visita.
50 millas más
adelante nos encontramos con el sur de Milos a la que llegamos a las
8 de la mañana tras una noche algo movida pero bien soportable. De
nuevo tenemos cobertura de datos y comprobamos con un poco de
disgusto que la meteo nos va pisando los talones. Nuestro gozo en un
pozo, pues pensábamos entrar en la preciosa bahía de Milou para
disfrutar la mañana. Si lo hiciéramos podríamos correr el riesgo de
recibir un norte fuerte en las siguientes horas y aún nos quedan 60
millas hasta Hydra en donde nos encontraremos a salvo de la zona de
influencia de los fuertes de vientos.
Así son las
cosas y a pesar de encontrarnos en la misma entrada de la famosa
bahía, cambiamos el rumbo 120 grados hacia babor y arrumbamos hacia
el oeste de Hydra en el intento de llegar a ella antes del ocaso
para encontrar un fondeadero seguro.
Dos día en
Ermioni. El extremo Este del Peloponeso
Faltando unas
30 millas de distancia para Hidra, por fin comprobamos como el
viento norte ha caído mucho y con ello también la mar. Sacamos toda
la vela y una puntita de motor a 1.500 rpms. El Nautitech se desliza
a placer sin bajar de los 10 nudos y en un rato que nos pareció muy
corto ya estábamos en Hydra y más adelante al Oeste de Dokos pasando
por un estrecho canal que da acceso a la bahía de Ermioni a nuestro
través por babor. A milla y media al Norte descubrimos una cala
preciosa de aguas esmeraldas en la que soltamos el ancla sobre fondo
de arena a 4 metros de fondo y con 45 metros de cadena, por si fuera
a entrar viento por la noche. Nos quedamos clavados en un entorno
tan bonito que decidimos pasar la tarde y el todo el día siguiente
disfrutando de la “dolce vita”.
La isla de
Poros y su canal
El viento ha
permanecido bastante moderado en la zona, y decidimos acercarnos a
Salónica pues sólo quedan 2 días para entregar el barco en su base.
Aunque ya habíamos recorrido en otros viajes Poros desde coche y por
la costa, esta vez aprovechamos la ocasión para meternos por su
canal y verlo desde el barco. Nada que ver.
El canal de Poros
hacia el Oeste. Imposible de superar en belleza.
Un lugar perfecto para
pasar una semana completa.
Si desde el
coche ya era bonito, desde el mar es una auténtica pasada. El canal
es estrecho pero no observamos ninguna corriente. Muchos barcos de
recreo tanto en el fondeo de babor como en el largo muelle todo a lo
largo del precioso pueblecito de Poros.
Más adelante
hay varias calas totalmente remansadas y protegidas en ese mar
interior en el que sin duda es más que aconsejable detenerse varios
días para disfrutar de sus variados y pintorescos rincones.
Repetiremos seguro…
Atravesar el
mar de Salónica
Después de
tantas millas parece algo evidente y sin embargo el norte ya hace
acto de presencia y al poco de dejar Poros por su canal Norte las
olas se van haciendo muy molestas a pesar de su moderado tamaño. Son
a penas 30 millas para llegar a la zona de Lavrio en donde debemos
entregar el barco, pero en este mar y con el viento de Norte, las
olas son una auténtica confusión, resultando un mar en el que no es
posible identificar de donde proviene el frente de olas que además
insiste en detener la arrancada con un periodo muy corto de unos 2
segundos. Total que las 3 horas previstas a 10 nudos, se convierten
en 7 horas a 4,5 nudos.
Aunque al
final pudimos avanzar a más velocidad, el ultimo fondeo lo hacemos
en plena noche cerrada en la cala justo anterior a la del templo de
Poseidon en donde hay numerosos veleros fondeados. Preferimos no
tener que lidiar en la noche entre multitud de barcos y nos quedamos
a un par de millas en lo que resultó una perfecta elección pues al
estar solos te puedes permitir el lujo de buscar con la linterna
iluminando al mar un fondo de arena sin tener que observar si tiras
el ancla demasiado cerca de otro velero o si puedes bornear y otras
preocupaciones vecinales. 4 metros de fondo, 40 metros de cadena
contra el viento y a cenar.
Mañana
entregaremos el barco en perfecto estado con la mente trabajando en
la próxima expedición a las islas griegas.
1ª Parte:
"Sabor" a Cícladas y Dodecaneso
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