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"Sabor" a Cícladas y
Dodecaneso
Verano 2.020 (I)
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Llegó el
momento de la aventura... Todas las Islas Griegas son una auténtica
locura y en esta ocasión vamos a descubrir parte de las Cícladas y
algo del Dodecaneso.
¿Qué islas no
debemos dejar de ver? ¿Cuál es el mejor momento para navegarlas?
¿Cuánto tiempo necesitamos? ¿Qué podemos esperar del Meltemi? ¿Cómo
es la experiencia de amarrar "a la griega"? ¿Qué presupuesto hay que
calcular? ¿Cómo plantear el recorrido?. |
Dos semanas de
chárter solo dan para saborear una pequeña parte del más puro
Mediterráneo Oriental. Más bien deberíamos contar con un par de
meses, o mejor de años de navegación para empaparnos de los bellos y
agrestes paisajes, disfrutar con sus afables y afectuosos habitantes
y de disfrutar una forma
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de vida que ya
hemos olvidado en España.
Por
alguna parte de Grecia hay que empezar y si hubiéramos escogido otro
itinerario, como son las islas Espóradas, el Norte del Dodecaneso, o
el Jónico, es seguro que hubiéramos disfrutado tanto como en el
periplo que ahora comenzamos. Grecia es extraordinariamente variada
y por ello cada zona aporta algo distinto, pero con un denominador
común; la experiencia es extraordinaria.
La enervante salida del España
En estos
tiempo de coronavirus, tan desagradables como desmoralizantes,
decidimos dejar pasar el verano y chartear en septiembre el mar Egeo
con un Catamarán amplio, cómodo y rápido. Para salir de España
tuvimos que hacer un PCR dos días antes de coger el avión, y otro
nada más llegar a Atenas. La primera pagando 150€ por cabeza, la
segunda gratuita a cargo de inmigración griega y en el mismo
aeropuerto.
El viaje es
relativamente corto y tras unas 3 horas de vuelo, te encuentras
aterrizando en la capital de Grecia. Ahora, y debido a la grave
crisis del sector de la aviación, es posible encontrar vuelos ida y
vuelta por poco más de lo que solemos pagar por un AVE
Madrid-Valencia.
Para preparar el
viaje, existen varias libros y guias náuticas interesantes.
Pero desde mi punto de
vista lo mejor es la tableta, el Navionics, e Internet.
Lo primero que
nos sorprendió al desembarcar en tierra helénica, es que la gente no
vive en la llamada “nueva normalidad”. No... Es normalidad como la
de siempre, a secas. Prácticamente no se ven mascarillas, no se
acostumbra la “chorrada” de saludar con el codo, y salvo la falta de
turismo, el “clima” social es el de siempre (salvo por la acuciante
crisis económica que alcanza a todas partes del mundo debido a la hiper-globalización).
Una noche
despreocupada en la capital de Naxos
Chartear en
Grecia
Y lo mismo
ocurre con los barcos de chárter, pues aunque la pérdida de negocio
no es tan severa como la del sector hotelero español, lo cierto es
que sobran barcos a patadas y eso facilita la negociación del
alquiler hasta extremos insospechados. Aprovechando las fechas de
fin de verano, el descuento por dos semanas y la crisis del
turismo, conseguimos un precio en torno a la mitad de las tarifas
normales, que ya de por sí son notablemente inferiores a lo que
estamos acostumbrados a pagar por un catamarán en Baleares. Los
ciento y pico euros del vuelo bien merecen la pena los miles de
euros de ahorro en el alquiler del velero. Y la aventura… no tiene
parangón ni desperdicio como ahora descubriremos.
El sur de
Lavrio o el Pireo.
Estas dos zonas de la península de Ática son
perfectas para encontrar barco de chárter, aunque también es posible
encontrar bases de chárter directamente en Dodecaneso y evitar el
recorrido de varios días para alcanzar la zona. El Pireo es el
puerto “natural” de Atenas, y se encuentra a unas 20 millas náuticas
más al norte de la punta sur de Lavrio, y por tanto a 4 horas de
navegación extras, respecto a la primera isla de las Cícladas, camino
hacia el Dodecaneso. Por ello escogimos Lavrio en donde la última
noche fondeamos en una protegida cala a los pies del templo de
Poseidón iluminado por la noche para recrear el esplendor que debía
ofrecer hace algunos milenios.
El templo de Poseidon
en Lavrio.
Pero ya se
sabe que hacer planes en la mar es harto comprometido, y los últimos
días de la aventura, apareció un fuerte Meltemi en mitad del mar
Egeo, que nos animó a salir “echando chiribitas’ de la zona afectada
en el Dodecaneso. Los últimos días cambiamos Cícladas y Dodecaneso
por Salónica que protegido del Meltemi es una verdadera pasada con
rincones tan inolvidables como Poros.
Elegir el
barco; Nautitech 46
Para este
periplo decidimos navegar en Cata en vez de monocasco y entre las
diferentes posibilidades elegimos un Nautitech-46. El espacioso salón
ofrece una comodidad que nos ha sorprendido frente a otros modelos
de eslora equivalente. La cocina está muy bien resuelta y la bañera
exterior es tan espaciosa y cómoda como el salón. Además, salvo
cuando soplaba fuerte, lo normal es tener las puertas correderas
totalmente abiertas, lo cual convierte estas dos zonas en un enorme
espacio habitable en el que estar relajado mientras cruzábamos de
isla en isla. La mesa de bañera es muy espaciosa y cada zona
dispone de "Chaise-long" para relajarse a placer o dormitar a media
tarde.
Los dos
puestos de gobierno laterales permiten una visibilidad bastante
buena a pesar de la gran super-estructura de la cubierta del salón.
El alto francobordo en el puerto de gobierno ofrece una grata
sensación de seguridad, incluso en los momentos en los que tuvimos
que soportar el zarandeo de un mar acorde al Meltemi moderado en
fuerza 6 y fuerza 7. Incluso en estos vientos, el barco resultó cómodo y poco ruidoso, a pesar de
tener que enfrentarnos a mares de proa que generaban continuos
machetazos al crecer la ola a dos metros y con períodos pequeños. Y es
que ésta es una característica destacable de estos mares que varían
mucho en su profundidad. Las olas van muy apretadas con períodos muy
cortos de apenas 2 segundos lo que la hace francamente molesta
cuando sopla con cierta fuerza.
En cuanto a
las prestaciones de navegación, el Nautitech46 nos ha parecido una
perfecta elección, al poder navegar con facilidad por encima de los
10 nudos reales de GPS, en cuanto las condiciones son algo
favorables. El Génova autovirante se nos antoja pequeño, pero es
probable que si fuera nuestro en propiedad, decidiéramos montar un
Código Cero con su almacenador. A cambio, la mayor es de generosas
dimensiones y por ello la vela viene montada de astillero con dos
tomas de rizos automáticos que sin ser santo de mi devoción,
funcionan de forma correcta. En nuestro caso preferimos navegar con
toda ella y poco viento y dejar Génova y un poco de motor en
condiciones más fuertes, ya que los pasos entre islas nunca son
demasiado importantes. Es raro tener que hacer navegadas de más de 50
millas, y en muchas ocasiones los saltos son de pocas millas de isla
en isla. A veces la distancia es tan pequeña como la que hay entre Ibiza y Formentera.
Navegar entre
islas con el Meltemi
Para navegar
en Grecia debemos tener muy presente los vientos locales y elegir
con inteligencia el sotavento de las islas en caso de estar con
vientos muy fuertes, escogiendo algunos pasos entre canales. Con
vientos flojos haremos lo contrario, y buscaremos los barloventos
para evitar el bloqueo orográfico de las islas casi siempre
montañosas.
El Meltemi es
especialmente fuerte durante los meses de Julio y Agosto, cayendo en
Septiembre y desapareciendo a partir de Octubre. Pero con la
"‘volatilidad" climática de estos últimos años, durante la segunda
semana de Septiembre tuvimos un Meltemi considerable. Tras finalizar
el chárter y solo semana y media después sobre el 20 de Septiembre
un verdadero huracán de más de 60 nudos alcanzó Malta camino del
Jónico, dejando el Dodecaneso prácticamente sin viento. Un ejemplo
claro de cómo a pesar de tener previsto un itinerario, lo importante
es poderse amoldar a las circunstancias y cambiar de ruta y de
recorrido siempre que sea necesario.
Ruta hasta
Naxos
Salimos rumbo
Sur a las 5 de la mañana en noche cerrada, con viento cero desde la
marina Port Olimpic de Lavrio. Al cabo de un par de horas ya dejamos
atrás el cabo de la isla de KEA, dirigiendo la proa hacia el norte de
KYTHNOS, en la que recorrimos la costa noreste hasta el pueblecito de Loutra al que llegamos a media mañana. Unas millas más adelante nos
metimos en la bahía de Agio Stefanos, en una de cuyas calitas
paramos a tomar un primer baño en las remansadas agua de color
esmeralda.
Navionics nos
marca una decena de puntos de fondeo. El sitio es ideal para pasar
uno o varios días, poder desembarcar y recorrer la isla. Pero a ese
ritmo, ideal sin lugar a dudas, deberíamos contar con varios meses y
por desgracia no es el caso. De modo que un ratito después volvemos
a navegar rumbo Sureste, hacia la isla de Paros.
La capital del
Paros es sencillamente deliciosa, con sus calles serpenteantes
abigarradas de casitas encaladas y decoradas con exquisito gusto y
sabor a Cicladas. La pudimos visitar en otro viaje justo un año
antes, y en aquella ocasión dejamos el barco en la marina y fuimos a
un hotel en la parte alta del pueblo. Espectacular, de
precio bastante asequible, y con un “sabor” y belleza auténticos.
Tan precioso como su puerto iluminado desde el atardecer por
infinitos
pequeños farolillos que decoraban las numerosas y animadas tabernas
con sus mesas de madera y manteles de cuadros blancos y azules en el
mismo borde de los muelles a solo un metro del agua.
A Paros
llegamos al atardecer y en vez de escoger la capital nos acercamos
en esta ocasión por el Norte para fondear y regalarnos un segundo
baño en la triple y protegida bahía de Naoussa, en la que también
sería ideal detenerse para pasar dos o tres días disfrutando del
lugar y desembarcando con la auxiliar en sus pintorescas calas, de
las cuales la que se encuentra al norte está perfectamente protegida
del Meltemi que en ese momento no hizo acto de presencia.
La enorme triple bahía
en el norte de Paros es ideal para pasar varios días
Pero como el
recorrido previsto para las dos semanas es ambicioso, un poco antes
del ocaso levantamos de nuevo el ancla y pusimos la proa hacia la
capital de la cercana isla de Naxos a solo 9 millas, aunque la
distancia entre estas dos islas es de a penas 4 ó 5 millas náuticas.
Paros bien merece una parada de varios días para poder recorrer su cercana isla de Antiparos que
también conocimos el año anterior, con su interesante canal entre
ambas islas en donde incluso la cantante “Madona” parece ser que
tiene una casa al borde del mar.
Llegada a Naxos
atardeciendo. Si no hay plaza en el puerto es mejor fondear en la
cala situada
a media milla en el
Sur-Este
Entramos en el
puerto de Naxos tras el ocaso y con poca luz por lo que decidimos
fondear en vez de amarrar, lo cual hubiera sido imposible porque no
cabía ni un solo barco más en la marina. A babor de la bocana hay
una zona marcada para fondear en la que intentamos quedarnos, pero
tiene fondo de algas con una capa muy gruesa de cubierta vegetal, lo
que hace que con algunos modelos de ancla, el agarre sea nefasto. Al
comprobar que garreábamos con una brisa de atardecer de F4 o F5,
cambiamos el fondeo a una cala con fondo de arena alejada media
milla al sur-este de la bocana, donde pasamos la noche solos.
Con la
auxiliar y un frontal Led rojo en la cabeza, alcanzamos el puerto de
Naxos en donde amarramos la neumática para bajar a cenar en medio de
una gran animación. La capital de Naxos es tan bonita como la de
Paros e incluso en estas fechas de Septiembre está muy animada y
llena de turistas.
iPad con Navionics o
Chart Plotter
Menos mal
que allá donde vaya, siempre navego con mi iPad actualizado
con la cartografía de la zona en Navionics… A pesar de llevar
una instrumentación excelente en el cata con 3 pantallas
modernas, AIS, sonda gráfica de última generación, lo cierto
es que la definición y facilidad de uso del Navionics en el
iPad son sencillamente necesarias.
Será
porque el chart plotter del barco no tuviera cargada una buena
cartografía, o por lo que fuera. Lo cierto es que la altísima
resolución de Navionics y la facilidad de uso de la App
Navionics nos permitieron hacer pasos y recorridos que de otra
forma se me hubieran antojado demasiado inciertos.
Desde mi
punto de vista considero que las pocas decenas de euros que
hay que pagar por llevar Navionics en la tableta son un
auténtico regalo. Además es un backup importante por si
hubiese cualquier problema con la electrónica del barco,
especialmente en chárter, en donde tomamos un barco del que no
sabemos demasiado.
Cuando
hacemos navegación costera por sitios desconocidos lo
importante es disponer del mayor detalle de los fondos,
especialmente cuando nos disponemos a navegar entre islotes y
costas someras. Y en este aspecto Navionics es desde mi punto
de vista la mejor elección. Lo demás es accesorio…
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Playas
turquesas en Koufonisi
Koufonisi tiene una
aguas espectaculares. Un deleite de navegación y estancia.
El objetivo es
recorrer un poco el Dodecaneso y no hay mucho tiempo para ello, de
modo que hay que avanzar hacie el Este, eso sí, haciendo algo de "zig-zag"
entre las islas y diferentes archipiélagos. Tenemos un viento
agradable de F6. De camino, llegamos al archipiélago formado por 6
pequeñas islas al sur de Naxos. Entramos por el sur de Kato
Koufonisi y subimos por la costa sotaventada hasta alcanzar Ano
Koufonisi. El canal entre estas dos islas tiene a penas 5 metros de
sonda sobre un fondo de arena clara que produce unas aguas de
espectaculares tonos cian, que alcanzan todo el canal situado al
Este hasta la bahía situada cerca del puerto. Ideal para
detenernos a comer y disfrutar de sus refrescantes y limpias aguas
de tonos turquesas.
Baño en el canal de
Koufonisi. Mejor que el Caribe.
En las
tabernas de Koufonisi se come muy bien y la isla aunque bien pequeña
ofrece un ambiente tranquilo y muy agradable. De nuevo ampliamos los
rincones costeros con el Navionics instalado en el iPad y
descubrimos una bahía al noreste perfecta para fondear al resguardo
del Meltemi que empieza a soplar con bastante insistencia desde
media mañana. Pero de nuevo este será otro de los infinitos sitios
que habremos de dejar para otros viajes y decidimos dar un nuevo
salto a la alargada isla de Amorgos para pasar la noche.
Hacia las
escarpadas costas de Amorgos.
Es el objetivo
para esta noche y en principio aunque con una buena mar, no se
debería tardar en este Cata más de hora y media desde Koufonisi, la
realidad es muy distinta y las 16 millas llevan algo más de 3 horas
de soleados rociones por encima del roof. Lo ideal como llevamos
tiempo explicando hubiera sido pasar al menos una semana completa en
este pequeño archipiélago y acercarse a Amorgos a través de las
islas de Keros, y de allí a Antikeros en donde existe un paso
estrecho y fondeo tan extraordinario como solitario. Para otra vez
será.
Arrumbamos
directos a Limani en el noroeste de Amorgos pero el canal está cada
vez más duro por culpa del Meltemi. A pesar de los dos patines, el
cata baila sin cesar al son de las olas del norte y estamos a punto
de cambiar de rumbo hacia Katapola su capital, pues está a un rumbo
más abierto y por tanto menos molesto. En la costa oeste, que solo
hemos recorrido muy parcialmente, existe un islote llamado Nikouria
que probablemente nos hubiera ofrecido buen resguardo y permitido
navegar algunas millas sotaventadas para al final hacer un paso de
fondo muy somero hacia el norte.
LLegamos a Limani en
la costa Noroeste de Amorgos.
Elegimos el
camino directo que es más molesto por el estado de la mar y menos bonito, pero más seguro,
especialmente con viento fuerte y una costa desconocida en la que
pueden encañonarse rachas imprevistas. Como reza el mantra del viaje,
lo dejamos para otra ocasión, como también nos olvidamos de hacer la
obligada excursión al inmaculado monasterio de Chozoviotisa, que
cuelga en el pardo acantilado a cientos de metros sobre el azul
profundo del mediterráneo.
Dejaremos la
penitencia de sus infinitos escalones de subida para otro viaje y
por fin al atardecer alcanzamos Limani en donde el Meltemi ya está
cayendo gracias a la protección del anfiteatro natural. Cuando el
Meltemi no es muy fuerte, se debilita y muere totalmente por la
noche para dejarnos descansar plácidamente fondeados en las aguas
de esta última Isla Ciclada. Mañana llegaremos al Dodecaneso.
No hemos
podido desembarcar en la capital, pero Liamani es seguramente tan
bella y quizás más recogida. El barco descansa tranquilo mecido por
los brillos de la luna llena y bajamos a tierra para cenar en
una de sus tabernas. Subiendo por la calle que bordea el mar frente
al espigón hay numerosos rincones en los que elegir una cena
perfecta y acertamos en uno de ellos, en el que por lo mismo que
pagas en un Mc-Donald nos dimos un “homenaje” con exquisiteces
locales “que lo flipas”. Es lo que tienen estas islas. Y aunque ya
no teníamos hueco en el estómago ni para el postre, éste estaba tan
rico que tuvimos que acabar repitiendo contra todo el sentido común.
Sólo se vive una vez…
2ª Parte:
"Sabor" a Cícladas y Dodecaneso
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