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Descubrir las Cícladas I

las más occidentales

 

 

Mar cian deslumbrante. Pueblos de callejuelas intrincadas y pintorescas. Tabernas al borde del mar rebosantes de ambiente desenfadado. Atardeceres de película. Rincones de soledad. Acantilados y escalinatas infinitas. Una excelente gastronomía mediterránea. Playa y fondeos desiertos.

Más de 20 islas y centenares de islas menores e islotes abandonados por los que navegar y disfrutar en tu barco.

¿Quién no querría conocer uno de los tesoros del turismo griego? Un destino tan cargado de sabor como de interés para los que amamos navegar sin destino. En las cicladas encontraremos esas pequeñas iglesias de cúpula encalada en azul asomada sobre el Mare Nostrum que

muestran los catálogos de las agencias de turismo. Pueblos abigarrados sobre una ladera de cualquier colina sembrada de casitas pintadas de blanco cegador, escalinatas inacabables escavadas en mitad de un paisaje semi lunar, tabernas pintorescas al borde del mismo mar.

 

La diversión está asegurada. Entre islas a veces hay una distancia de sólo unas pocas millas o a lo sumo la más alejada quedará a una jornada de navegación. Lo mejor… Navegar a rumbo del viento para caer en el sotavento de cualquiera de ellas aún por descubrir. La arribada a estos puertos es tan interesante como el fondeo, y no tenga miedo de amarrar, pues los precios son muy asequibles y las gentes dispuestas a echarle una mano.

Aunque los grandes barcos de recreo siguen amarrando "a la griega" soltando cadena y amarando popa al muelle, lo cierto es que en muchos de estos puertos hemos encontrado guías de popa como solemos conocer en nuestros puertos españoles. El hecho de dormir en puerto nos permite salir a cenar y disfrutar hasta las tantas, en esas agradables veladas sentados en una taberna del puerto al mismo borde del mar. Conocer gentes que muchas ocasiones son tan ajenas a las islas como nosotros mismos, especialmente en verano cuando abundan otros navegantes y los turistas. Pero el ambiente es siempre sosegado, desenfadado y muy agradable.

Ojo si estamos en la zona norte de las Cícladas y se nos viene un golpe de Meltemi estando a barlovento de una de las islas, mientras en alta mar podemos esperar un F5 o F6, a barlovento de la isla tendremos que lidiar con mala suerte contra un F7 o F8 sobrevenido en muy pocos minutos. Debemos estar atentos a este hecho al hacer la navegación en el canal entre Evia y Andros, entre Andros y Tinos, en el canal de Kea, en las cercanías de Mikonos y Naxos, y en las costas del sur de Amorgos, Kimolos, Ios y Folegandros.

 

 

La meteo en las Cicladas

 

 

Quien decida la aventura ciclada para este verano, lo importante es contar con la presencia del famoso Meltemi que normalmente sopla NE-N-NW desde Junio hasta Septiembre con fuerzas que pueden ser bastante variables desde un ideal fuerza 5 o 6 hasta comenzar a ponerse duro en F7 y F8. Cuando salta el Meltemi puede soplar unos 2 o 3 días, aunque en ocasiones se establece por 2 semanas seguidas. Imposible adivinar dada su componente térmica, lo que hace que por las noches tienda a disminuir para volver a cargar con el sol del día siguiente.


En Junio y a finales de verano no suele pasar de F4 o F5 y es más errático al poder ser influenciado por otros vientos. En el norte de las Cicladas lo normal es que sea del NorteEste para hacerse Norte puro en las Cicladas medias, mientras que en las cicladas del sur la dirección sería del NW al WNW y de menor fuerza.


Si pensamos navegar en Cicladas durante la primavera o en el otoño el viento predominante suele ser del Norte aunque a veces soplar del Sur, mientras que los golpes de mar suelen ser casi siempre del Norte o del SurEste

 

 

Un viaje diferente

Navegar por las Cicladas permite un montón de planes distintos, dependiendo del tipo de navegación que elijamos. Personalmente prefiero el Crucero a vela y navegar con el viento que sea, al ritmo que toque y tras llegar a una de sus islas, permanecer en ella hasta que el cuerpo nos pida levar ancla hacia otro destino. Sin prisas, sin compromisos. Disfrutando y haciendo en cada momento lo que más nos apetezca.

Sin embargo en esta ocasión, el plan de navegación fue bien diferente, al permitirnos navegar durante varios días en una neumática Sacs Strider de 11 metros motorizada por dos Verados de 350 Cvs. Vamos un plan diametralmente opuesto al citado, pero que también tiene sus ventajas. Cruceros de 25 a 40 nudos dependiendo del estado de la mar, te permiten, al margen de “sablear” la tarjeta Visa en gasolina, poder salir del Pireo al sur de Atenas por la mañana y pasar por Kea para llegar a comer Andros, para luego ir a dormir a Tinos y a la mañana siguiente estar en Mikonos, dándose por la tarde un baño en Siros. Así la cosa rinde mucho, al menos en cantidad de sitios visitados, que no tanto en disfrutar de los lugares como toca.

La navegación a motor es ideal si el estado de la mar es el de una balsa de aceite o como mucho mar rizada o ligera marejadilla. Pero lo cierto es que no es raro encontrar marejadas más o menos cargadas, con lo cual la diversión disminuye so pena de partirse uno el espinazo y desmontar el barco entero. En este tipo de barco, lo suyo es reservar un hotelito con encanto en cada una de las islas visitadas. Pero si es verano, mejor reservar con un poco de antelación lo que va en contradicción con el objetivo de libertad y navegar sin compromisos. Me quedo con el crucero y llevar la “casita” a cuestas empujada por el viento.

 

Cicladas por doquier

Cicladas proviene de "ciclos" o “kyklos” en griego; Circulo. Y es que de alguna manera y con algo de imaginación se puede adivinar que unas cuantas de ellas trazan un circulo en la carta centradas más o menos en torno a la isla de Paros que por cierto es una de las más bellas, con su bello pueblo encalado sobre un fondo marrón oscuro… vamos como casi todas ellas…

Algunos con todavía mayor imaginación dicen que las cicladas ‘giran’ en torno a la deshabitada isla de Dilos, patria del Apolo Dios de la luz, isla deshabitada actualmente aunque contiene unas de las ruinas dignas de visitar en la ciudad sagrada de Dilios.

Habitadas desde hace 5.000 años, las Cicladas son una de las cuñas de la civilización, más antigua aún que la Minoica,  y sin duda uno de los grupos de islas más pintorescos de Grecia. Uno de ellos, pues nada deben envidiar las Jónicas, las islas del Egeo, las del Dodecaneso, las islas Espóradas, o la misma Creta.

Los devastadores persas las invadieron y destruyeron en el 490 AC, y luego fueron conquistadas por los macedonios, por el reino de Rodas o por los Romanos. Más tarde bizantinos, godos y hasta normandos y piratas. Ya en el Medioevo los Venecianos se hicieron con ellas, para ser conquistadas 300 años más tarde por los Turcos de Barbarosa. Vamos todo un periplo de pueblos, historia y luchas de conquistas. 

33 de estas islas están habitadas, y 146 merecen la mención como tal, aunque entre islas, islotes y rocas se pueden llegar a contar 2.200.

Kea es una de las más fácil de alcanzar desde el Pireo, puerto de Atenas por su cercanía a solo 16 millas náuticas. Un poco al sur se encuentra Kythnos con buenas playas de aguas cristalinas y casas en el mismo borde del mar frente a las cuales podemos fondear. Para hacernos una idea, esta de casi 100 kilómetros cuadrados está habitada por solo 1.500 griegos (salvo en verano),  desperdigados en sus 10 pueblecitos. Como muchas otras, es montañosa y escarpada y sobre todo es tranquila y alejada de los circuitos típicos turísticos. En su costa norte en la localidad de Loutra existen aguas termales y por ello la isla es también conocida desde antaño como Thermia. Cerca de la localidad de Dryopida podemos descubrir una inmensa y evocadora cueva.

 

Rumbo Sur hacia Serifos

Hacia el sur arrumbaremos por ejemplo a Serifos con aspecto de enorme roca surgida en mitad del mar de 72 Km2, que según la leyenda es la misma petrificación del malvado rey Polidectis. Su capital crece sobre la falda de escarpada colina desde la que se contemplan vistas imponentes. El puerto de Serifos nos sorprende por una arena blanca y mar muy limpio. En la franja costera apreciamos frescos y vegetación la cual escasea en el interior como en el resto de las Cícladas. Dependiendo de donde soplen los vientos encontraremos refugio en diferentes calas y pequeñas bahías como por ejemplo la de Koutalas cerca de la cual también podemos visitar otra impresionante cueva. En verano no tendremos problema en encontrar tabernas bares e incluso discotecas con buen ambiente. Si soplara del noreste, la bahía de Livari es el lugar perfecto para pasar unos días de descanso. Si continuamos haciendo Sur podremos elegir entre Sifnos al 150º o Milos al 220º. 

 

Visitar Sifnos

Sifnos está rodeado de montañas salpicadas de monasterios tan blancos como la nieve, o como sus pequeñas aldeas que tanto contrastan con el paisaje rocoso. En mitad de la isla se extienden valles de olivos que descienden hasta las playas de aguas claras. Sus habitantes provienen de los tiempos Fenicios cuando se explotaban sus minas de oro y plata ya agotadas.

La capital con el bonito nombre de Apolonia está a 6 kilómetros de Kamares el puerto principal de la isla. Y si tenemos ganas de pasear cuesta arriba bien merece la pena visitar los monasterios de Profilis o el de Agios Simeon construidos en la cima de dos montañas desde donde las vistas sobre el mar azul son fantásticas. Pero si hay menos ganas de caminar, el monasterios de Chryssopigi está al borde del mar, construido sobre una pequeña península rocosa rodeada por una bella playa de aguas cristalinas.

 

La belleza de Milos

Si hemos elegido Milos o es nuestro siguiente destino, la isla famosa por la conocida estatua de Afrodita en su Venus de Milos, expuesta en el Louvre de Paris, nos sorprenderá por su particular y caprichoso perfil costero de 125 kilómetros de longitud que encierran una extensión de 151 kilómetros cuadrados. Las rocas volcánicas, ricas en minerales de diferentes tonalidades, como la negra obsidiana, ofrecen un paisaje majestuoso que contrasta con los maravillosos colores de sus aguas costeras. Encontraremos cuevas para visitar tanto en el norte como en el sur. Los restos neolíticos de Fylakopi demuestran la antigüedad de sus primeros habitantes hace más de 5.000 años.

El puerto de Adamantas ofrece un lugar prefecto por la amplitud y protección de su bahía en la que poder fondear para bajar a tierra y disfrutar en diferentes visitas a tierra. Milos construido a 200 metros de altura sobre el mar es uno de los pueblos más pintorescos de todas las Cícladas. Hay una castillo franco diferentes monasterios e iglesias de muy bella arquitectura.

En la antigua Milos, actualmente en el pueblo de Klima a pocos kilómetros de distancia es fácil descubrir ruinas Romanas, restos de muros, templos y otras antiquísimas construcciones con catacumbas cristianas corredores subterráneos y otros restos de los primeros cristianos del siglo III. Capas y capas de civilizaciones construidas unas sobre las otras.

Spilia Sykia es una gruta marina que no debemos dejar de conocer al sur este de la isla, y a la que se puede acceder desde la embarcación auxiliar o desde tierra por el monasterio de San Juan tras una pequeña caminata. Al lado se encuentra Kleftico uno de los rincones más espectaculares de todas las cicladas, formado por bloques rocosos de color blanco que definen un paisaje surrealista bañado por aguas de color cian que inundan otra imponente cueva marina conocida como Sykias.

Y si deseamos la máxima tranquilidad durante los meses estivales, podemos acercarnos a Polyegos o a la cercana Kimolos a escasos 800 metros de Mylos, dos pequeñas islas con un pequeño pueblecito en lo alto de una colina y una población de apenas 800 habitantes. En la playa de Koftos podemos bucear y hacer snorquel para descubrir las ruinas de la antigua ciudad de Kimolos. Vestigios por todas partes en cada islote y cada roca con restos de tumbas micénicas. En el norte de Kimolos hay una interesante gruta y cerca las ruinas del castillo medieval de Paliocastro.

 

 

 

 

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