Tanto al comienzo
como al final del canal se han instalado dos puentes hidráulicos que
se hunden hasta el fondo varias veces al día para permitir el paso
de los barcos. Hay que estar atento a los semáforos para conocer
cuando podremos pasar. Durante el día la bandera azul indica que
está abierto y con la bandera Roja debemos detenernos.
Si es por la
noche, debemos detenernos si vemos una luz blanca y avanzar sin
problemas sin vemos dos luces blancas una encima de la otra. Arriba
en la meseta y en su mitad, atraviesa la autovía a más de 50 metros
de altura ofreciendo unas vistas espectaculares sobre el canal.
También existe otro segundo puente fijo para el paso de una vía
ferroviaria.
Existen escritos
milenarios, de Periandro de Corinto fechados en el siglo VII a.C., en donde
se reconoce la intención de excavar dicho canal para evitar un rodeo
de 700 kilómetros alrededor de toda la península del Peloponeso. El
emperador romano Nerón lo intentó de nuevo en el año 67 de nuestra
era, haciendo uso de un ejército de 6.000 esclavos judíos, pero los
trabajos quedan cancelados tras la muerte del emperador, solo un año
después. Hasta los venecianos se lo propusieron en 1.687, pero
el proyecto sólo
alcanza el éxito con los estudios de Ferdinand de Lesseps ingeniero también del canal de Suez.
Cruzar el canal
Es una
experiencia digna de ser vivida al menos una vez en la vida. Avanzar entre dos
enormes paredes de caliza que casi caen a pico con 80º de
inclinación, dando la sensación que el hilo de agua se estrecha
hasta casi desaparecer en la lontananza.
El canal permanece
cerrado los martes de todas las semanas para realizar trabajos de
dragado y diversos mantenimientos. Es normal encontrar una corriente
en superficie de 1 ó 2 nudos que puede llegar a 3 en determinados
días del año, y que puede ir en los dos sentidos dependiendo del
viento que sople.
Para hablar por
la VHF con la gente del canal utilizaremos el Canal 11, en donde nos
indicarán que tenemos que esperar y navegar detrás del convoy de
grandes barcos a motor. Es en el extremo de Isthmia en donde debemos
abarloarnos en el muelle Sur, para efectuar el pago de los derechos
de cruce.
¿Cuánto cuesta
atravesar en barco de recreo?
Depende de la
eslora del barco y de su bandera. Precio actualizados en Enero
2018. Si el barco es de menos de 6 metros el pago es de 50 €. De 6 a
9 metros hay que abonar 80 €. Si el barco es de 9 a 15 metros la
cosa se complica y hay que aplicar una formula: 80€+(Eslora-9)*23€. O
lo que es lo mismo el exceso de eslora a partir de 9 metros se paga
a 23€/metro. O sea que si su barco es un 12 metros pagaremos
80€+3x23€= 149€. Si es un velero de 50 pies el coste subirá a 218€.
Podremos pagar en
metálico o con tarjeta de crédito, e intentaremos no cruzar en días
festivos, pues se aplica un incremento de tarifa del 30%, y si es por
la noche otro incremento de un 25%. Y también debemos tener presente
que si nos abarloamos durante más de 3 horas al muelle de espera,
habremos de pagar 35€ hasta 9 metros de eslora, o 52€ si estamos
entre 9 y 15 metros de eslora, o 86 € entre los 15 y 25 metros.
Sus dos extremos
Al Oeste en el
golfo de Corinto, se encuentra la ciudad de Corinto con un puerto
en el que poder esperar el paso del canal. Mientras tanto podemos
dar un paseo por la ciudad sin demasiado interés, aunque podemos
coger un autobús que pasa cada hora hacia las ruinas del viejo y
milenario Corintos en una colina a pocos kilómetros de la ciudad
nueva.
En el lado Este
del canal se encuentra Isthmia que protege la entrada del canal
igual que ocurre en Posidhonia, su otro extremo, mediante un dique
con rompeolas. El de Isthmia es alto y rematado con una banda de
goma, pero bien vale poner nuestras propias defensas para proteger
las amuras del barco de las manchas negra de goma. En la oficina de
al lado es donde debemos acudir con los papeles del barco para
rellenar y pagar la tasa para poder cruzar el canal.
Llegar por el golfo de Corinto
Que junto con el
golfo de Patras al cual accedemos desde el Mar Jónico, era conocido
desde la antigüedad como el Golfo de Lepanto en donde tuvo lugar la
famosa batalla de mismo nombre. Es como un enorme lago de 70 millas
náuticas, y con una escasa anchura que oscila entre las 4 y 16
millas náuticas. Tiene fuerte riesgo sísmico y por esta razón es aún
más excepcional la construcción del enorme puente que une el Peloponeso con la Grecia continental en la ciudad de Patras.
En verano el
viento predominante es del Oeste, a veces acelerado por el embudo de
las montañas tanto de la costa norte como la del sur, lo cual puede
hacernos esperar en pleno verano un fuerza 5 ó 6 durante algunas
horas al día. En la parte del golfo de Patras podemos encontrarnos
con Noroestes y Oestes Noroestes.
Tanto en sus
costas del norte y del sur encontraremos diferentes ciudades con
puertos deportivos e innumerables rincones en los que poder fondear y
pasar la noche en buenos fondos. Son tantos los lugares y los buenos
rincones que todo ello es objeto de otro artículo específico.
¿Y si no cruzamos el
canal?
¡Mejor aún! Una decisión muy
sabia, pues en ese caso no queda otra que arrumbar al sureste y
costear el Peloponeso en un viaje espectacular que rezuma encanto en
tantos rincones de sus casi 400 millas náuticas que pueden alargarse
casi indefinidamente si tenemos la buena idea y el tiempo necesario
para adentrarnos en cada uno de sus tres golfos de Nauplia, Laconia
y Mesenia.
Camino por otro lado obligado si queremos descubrir las
dos últimas de las islas Jónicas situada al sur del Peloponeso;
Kythera y Antikythera donde se descubrió el famoso mecanismo que
representa uno de esos misteriosos objetos fuera de su tiempo y por
tanto inexplicables.
Si podemos, es buena idea circunnavegar la gran
isla de Creta para lo cual podemos reservarnos un par de semanas y
desde allí lanzarnos a descubrir las Cícladas…. Total, el canal de
Corinto siempre está allí, para ser descubierto durante
nuestro regreso hacia el Oeste.
De camino por el
Peloponeso, es casi obligado dejar el barco algunos días en alguno
de sus bellos puertos abrigados, alquilar coche y perderse por su
montañoso interior en donde descubrir la mítica Esparta, las ruinas
de Olimpia en donde tuvieron lugar los primeros juegos olímpicos, el
tempo del Dios Apolo en Corinto, el paso de las termópilas donde
7.000 griegos al mando de Leónidas el gran rey espartano resistieron
al ejercito Persa, Loutraki y sus aguas termales, Epidauro con su
bello teatro entre un tupido bosque de pinos, Nafplio la primera
capital de Grecia tan bella y cargada de historia y de imponentes
rincones para pasear y hacer vida nocturna en sus numerosas tabernas
llenas de encanto, Micenas máximo exponente de la importante
civilización micénica que dominó Grecia hace 4.000 años y cuyas
construcciones de piedra tiene tanto parecido con las de lejanos
lugares como Machupichu en Perú, las extrañas construcciones del
Titikaka, Mystras y su ciudad Bizantina construida en las laderas de
una montaña rodeada por murallas y plagada de templos excepcionales,
ciudades antiguas que sin duda le dejarán fascinado.
El Peloponeso es
una autentica aventura por si misma en donde además nos esperan
sorpresas y joyas que nos dejarán fascinado como por ejemplo el
pueblo costero de Gythio en donde podemos fondear, fundado por el
mismo Apolo y Heracles en señal de reconciliación.
Y si se quiere
dar un lujo divino, al recorrer el brazo oriental del Peloponeso,
deje el barco un par de días y reserve una habitación en el pueblo
de Monemvasia, más pequeña y posiblemente más bella que la misma
Dubrovnik en el mar Adriático.
Sin lugar a duda dedicaremos
en Fondear un próximo y
extenso capítulo dedicado en exclusiva al fascinante Peloponeso.
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