¿Por
qué se producen?
En las corrientes
fuertes y para permanecer en una zona de observación, es común
utilizar un gancho sujeto al jacket, para quedarse agarrado al
arrecife sin esfuerzos. En las burbujas que suben de forma
diagonal se aprecia la velocidad de la corriente.
Se deben al enorme movimiento de las masas de agua que se ponen en
movimiento debido a los cambios del nivel del mar producido por
las mareas. Cuando baja el nivel del mar debido a las mareas,
el agua que se encuentra encima de las plataformas coralinas de
poca profundidad necesita encontrar su salida hacia el océano. Y
como existe cañones, canales, pendientes y demás formas
orográficas submarinas, estas masas de agua se encaminan por ellas
y cogen velocidad en determinados lugares produciendo diferentes
chorros localizados que pueden ser muy violentos.
Las corrientes que encontramos pueden ser muy complicadas al
combinarse el fenómeno anteriormente descrito con otras corrientes
costeras más uniformes y debidas a cambios de temperaturas,
cambios de salinidad,… Cuando se juntan y enfrentan dos corrientes, el
resultado suele ser espectacular, con remolinos y embudos tan
sorprendentes como peligrosos.
De todo ello se deducen muchas cosas. Por ejemplo,
para bucear en un lugar en donde hay fuertes mareas debemos tener
muy presente la hora de la pleamar o bajamar que es cuando las
cosas se quedan más tranquilas, pues las masas de agua ya han
encontrado su sitio y las corrientes de marea desaparecen hasta el
siguiente ciclo. Ciclo por cierto muy importante para la vida
marina, pues estas corrientes limpian las zonas, arrastran los
detritus y aportan nuevos nutrientes.
Corrientes descendentes
Debemos tener muy presente la orografía submarina. Los cañones
submarinos a modo de ramblas en mitad de una gran plataforma a
poca profundidad, canalizarán las corrientes que en ocasiones
serán muy potentes. Por el contrario,
bucear en un acantilado muy vertical, el típico “wall” que cae a
pico, no tiene problema, pues la marea hará
descender toda la masa de agua al mismo tiempo como si fuera un
ascensor. ¡Pero ojo! Si este “wall” se
encuentra justo debajo de una plataforma continental de poca
profundidad, toda la masa de la plataforma originará un empuje
sobre el agua de la pared, y en determinados sitios creará
corrientes descendentes que dependiendo de su intensidad pueden
dar bastante miedo.
Debemos tener presente que las corrientes son como “ríos” dentro
del agua y que con sólo movernos unos
metros de ellas, conseguiremos en muchas ocasiones salir de su
zona de influencia. Si se ha
metido en una corriente, no intente pelear
contra ella. Luchar en la corriente es siempre agotador y cuando
esta es fuerte, resulta imposible. Debemos
bucear en dirección perpendicular a su empuje
para salirnos cuanto antes de su chorro. Cuando nos hemos metido
en una fuerte corriente descendente, lo primero es no ponerse
nervioso. Lo segundo es salir de la zona que nos empuja hacia las
profundidades buscado la dirección perpendicular a su velocidad.
En muchas ocasiones los buzos se agarran a las rocas trepando
literalmente con manos y piernas en una lucha contra la corriente.
Lo hemos hecho todos los que buceamos..... Pero la corriente
que baja suele hacerlo barriendo toda la pared descendente.
Nuestro instinto tenderá a agarrarnos asustados al coral y las
rocas, mientras flipamos con las burbujas que salen del regular
arrastradas en ocasiones hacia abajo en vez
de salir a la superficie. Quizás alejados a dos o tres metros de
la pared la corriente pueda ser aún algo más fuerte, pero en
cuando nademos más hacia el azul,
alejándonos de la pared, esta suele
disminuir rápidamente en intensidad para desaparecer poco después.
Pero ojo, en ocasiones la masa de agua
descendente es muy amplia y tendríamos que nadar más hacia el azul
para resolver la situación.
Las corrientes que descienden sobre una pendiente inclinada lo
hacen muy pegadas al fondo. La corriente descendente va chocando
según desciende a cada metro que baja, con el lecho que desciende y por ello los
chorros descendentes siempre van muy pegados al arrecife que
debemos evitar.
Corriente submarinas horizontales
Todo lo contrario ocurre cuando buceamos sobre una plataforma
nivelada en que se encontramos una
fuerte corriente horizontal. En este caso si queremos relajarnos
un poquito, debemos buscar el fondo y pegarnos casi literalmente a
él. La corriente pasará sobre nuestras cabezas y las rocas del
fondo nos protegerán de su influencia. Para bucear hacia otra zona
y alcanzar una posición, podremos bucear pegados casi contra el
fondo. Al despegarnos del fondo observamos como entramos de lleno
en la corriente y empezamos a
correr empujados en un buceo de deriva que en
muchas ocasiones es tan cómodo como divertido.
La corriente se localiza en capas definidas. Quizás
luchemos contra ella buceando a 20 metros de profundidad y cuando nos toque ascender,
comprobaremos como la corriente ha cesado o disminuido de forma
notable. En ocasiones la corriente puede estar en la misma
superficie lo cual no tendrá ningún problema mientras tengamos a
alguien en el barco que nos pueda rescatar. En ocasiones hemos
comprobado cómo saliendo a superficie con fuerte corriente de
superficie, y a pesar de estar a sólo
a dos o tres metros del barco y a pesar de llevar potentes aletas,
es rigurosamente imposible alcanzar el barco si este está
fondeado o agarrado a una boya.
Si por el contrario el barco flota libremente, no tendremos
ninguna dificultad al derivar nosotros con él en la misma corriente y por
tanto resultar sencillísimo nadar hacia el barco, cómo
si ambos estuviésemos parados. Este efecto es sorprendente, pues
en superficie nadamos cerca del barco libremente y es como si todo
estuviera en reposo, pero al mirar con las gafas de buceo hacia el
fondo poco profundo, observamos como todo el paisaje submarino desfila a toda
velocidad.
Ojo
con la hélices
A pesar del gran cuidado con que operan los patrones, lo más
peligroso del buceo con corriente es la recuperación del buzo.
Casi siempre hay varios buzos a punto de subir al barco y en
ocasiones este se aproxima demasiado al arrecife, lo cual obliga
al capitán a maniobrar con las hélices. A pesar de encontrarnos a
cierta distancia de la popa, la situación puede volverse
rápidamente contra nosotros y vernos cerca de una hélice a punto
de dar gas. Esta es una peligrosísima cuchilla que nos puede
destrozar la vida. En dos ocasiones me he visto en peligro por
este hecho y siempre cuando las condiciones eran regulares, con
corrientes, y mala mar y con un capitán poco atento a la situación
de los buzos a su alrededor.
Al emerger siempre se nos pide salir bien en el azul alejados del
arrecife, para que el barco no tenga necesidad de maniobrar una
vez cerca de los buceadores. Por ello cuando el mar está
complicado, el salto al agua debe efectuarse con el jacket
deshinchado para caer directamente a una profundidad de más de un
metro sin tener que emerger para comenzar la inmersión. Cuando se
acerque al barco siempre debemos evitar la popa y estar muy atento
a la evolución del barco.
Como
valorar la corriente
Desde el barco es complicado. Los buenos
guías de buceo se tiran al agua solos y analizan desde abajo como
está la situación, antes de lanzarse con todo su grupo. Los peces
reaccionan dependiendo de la velocidad de la corriente. Algunos
pequeños se esconden mientras que otros grandes la aprovechan para
tomar nutrientes.
No hay corriente
Los pequeños peces del arrecife nadan en cualquier dirección y en
diferentes profundidades. La inmersión será muy tranquila.
Corriente ligera hasta 1 nudo
Los pequeños peces nadan en una única dirección mirando hacia la
corriente. Si los alevines todavía nadan en grupos en forma de
columna, la corriente será menor de medio nudo. Si los
pececillos nadan en grupos anchos pero casi pegados al arrecife
tendremos una corriente cercana al nudo de velocidad. A los peces
medios y grandes les da igual esta corriente. Nosotros con las aletas aún
podemos nadar contra ella, aunque consumiremos bastante aire de
la botella.
Corriente media de 1 a 2 nudos
Los alevines nadan y se esconden detrás de las formaciones de
coral. No se separan casi nada de la pared o de los corales. Los
peces de tamaño intermedio necesitan enfrentarse a la corriente y
se esconden en cuevas o pináculos submarinos. Debemos dejarnos
llevar por la corriente y hacer un buceo de deriva, pues luchar
contra 2 nudos de corriente es totalmente inútil salvo durante sólo
unos segundos, para alcanzar una determinada posición dando fuertes
aletazos.
Corriente fuerte de 2 a 3 nudos
No verá ni un solo pez pequeño, pues se
encuentran escondidos en las cavidades o debajo de los corales.
Los grandes peces se encuentran agrupados en zonas de menor
corriente o muy pegados al fondo para evitar ser arrastrados de
sus zonas. El buceo de deriva a esta velocidad es muy divertido y
relajado y no debe intentar nadar contra la
corriente. Todo pasa como si fuera una película. Es imposible
detenerse so pena de quedar agarrados a una roca como una bandera
horizontal.
Corriente muy fuerte de 3 a 4 nudos
No verá ni un solo pez salvo algún gran y potente túnido. Los
tentáculos de las anémonas están tiesos peinados por la
fuerte corriente. El buceo de deriva pasa tan rápido como
divertido para algunos o angustioso para otros. Si nos agarramos
con un gancho de corriente a las rocas, la fuerza de la corriente
hace que las gafas se pongan a vibrar por nuestros propios
remolinos a punto de ser arrancadas y el regulador de buceo puede
entrar en flujo continuo. Si le gusta la velocidad, déjese llevar
por la corriente e incluso al pasar cerca del fondo de aletas para
incrementar su velocidad. La sensación es una pasada, pero debe
llevar muy buen control sobre su flotabilidad. Estamos en el
límite de poder meternos en un lío muy serio si las cosas se
complicaran.
Demasiada corriente
Por encima de los 3 ó 4 nudos la situación
es bastante peligrosa y debemos salir a superficie. En ocasiones hemos
podido experimentar corriente por encima de 5 nudos con chorros de cizalladura, y de verdad que las cosas son muy serias.
En donde chocan dos corrientes tan fuertes se monta un remolino
que chupa aire desde la superficie y es muy
difícil mantener el regulador en la boca. Podríamos vernos
meneados en todas direcciones como si estuviésemos dentro de una
centrifugadora gigante. Con estas corrientes es fácil pasar de los
15 a los 6 metros de profundidad para inmediatamente vernos
arrastrados a los 10 metros y otra vez salir despedidos a los 5
metros sólo 3 segundos después.
Algunos consejos
Si nos vemos metidos en una corriente descendente, nunca hinche su
jacket pensado que esto le ayudará a salir a superficie. El efecto
es casi nulo y cuando salga del chorro descendente saldrá
disparado para arriba en una peligrosísima ascensión
descontrolada. Debemos dar aletas para recuperar otra posición y
buscar la salida de la zona descendente.
No tiene sentido esperar enganchados a una roca a que la corriente
se calme. Efectivamente la corriente se calmará pero no tendremos
aire para contarlo.
Si debido a fuertes corrientes hemos estado ascendiendo y
descendiendo bruscamente. La computadora pitará
avisándonos de nuestro desmadre. No se
apure, finalice la inmersión y haga una parada de seguridad más larga de los 3 minutos típicos a 5 metros. Aburrase
tranquilamente comiendo el resto del aire de su botella a 5 y 4
metros para asegurar una deco completa.
En zonas de corrientes no cuente con la computadora de su pareja.
No es raro perder a todo el mundo cuando la corriente es muy
fuerte y por ello debe llevar su propia computadora. En un grupo
de buzos separados por sólo algunos metros,
uno de ellos puede verse influenciado por una corriente
descendente y tener que realizar una curva de desaturación
diferente a la de los demás.
Con corrientes, ¡olvídese totalmente del
buceo nocturno. En una ocasión estando el el Mar de Flores en
Indonesia, pudimos experimentar una nocturna con fuerte corriente
y la experiencia submarina resultó ser tan desagradable como
peligrosa. Además al finalizar la inmersión salimos desperdigados
a más de 3 millas del barco y este tardó un buen rato en
localizarnos gracias a nuestras linternas Led de gran potencia.
La boya nos ayudará a ser localizados cuando nos hayamos
alejados por culpa de la corriente. No la olvide junto con su
carrete de hilo. Existen pequeñas radiobalizas AIS
submergibles que emiten nuestras coordenadas al barco. Son más que
recomendables.
Las zonas de corales de tipo tabla o acroporas suelen tener menos
corriente que otros lugares, pues sino, no hubieran crecido en
esas zonas.
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