El Ride Sea
comenzó en la Ría de Vigo desde donde navegamos
por toda la costa de las Rías Bajas Gallegas empapándonos de su
belleza y conociendo todos sus rincones.
¡Y es
que hay que decirlo! De todo lo recorrido hasta la fecha, Galicia
nos trae los mejores recuerdos. Durante estas primeras etapas lo
pasamos en grande. Galicia, donde las gentes son más amables, más
acogedoras, donde se come mejor, donde las aguas rebosan de vida,
donde todo es más barato, donde sacamos las mejores puntas de
velocidad a nuestra Cap-Camarat,
donde disfrutamos de lo lindo trazando estelas a casi 50 nudos
propulsados por nuestro Yamaha F350, donde fondeamos en
sus protegidas aguas, donde las costas tapizadas de verde te regalan
los paisajes más auténticos…
Las Rías de
Galicia son perfectas para navegar tanto a vela como a motor, pues
sus resguardadas aguas ofrecen unas condiciones ideales para
regalarse una gran navegada. Es alucinante pegar un acelerón y
cruzarse una ría en tres minutos, cuando con el coche tardaríamos
una hora en llegar al mismo destino. Cada pueblecito tiene su puerto
y pantalanes en los que amarrar para pasear un ratito y disfrutar de
unos vinos y unas tapas. El turismo náutico adquiere una “dimensión”
absoluta en las Rías Gallegas.
Un barco para la aventura
Para llevar a acabo un
proyecto de esta magnitud preferimos elegir en su momento una
embarcación de reconocido prestigio y calidad pues era patente
que tendríamos que afrontar condiciones en ocasiones nada
sencillas. Y de hecho así se demostró en las costas Francesas.
Un buen barco de poco calado pero con buena carena y un
excelente motor en el que pudiéramos confiar en todo momento.
Ahora y después de haber
navegado mil millas con el F350, es tal la confianza en YAMAHA,
que francamente con él nos iríamos al fin del mundo! Se trata
de fiabilidad y por tanto de seguridad. Saber que cuentas con
toda la potencia en todo momento por si fuera necesaria.
La
Cap-Camarat 755 WA elegida
viene equipada con asientos ajustables en la versión “luxe”
sencillamente fabulosos. Es tal la diferencia con los
convencionales, que los consideramos totalmente necesarios,
especialmente si piensa hacer largas travesías. Sus múltiples
ajusten permiten subir o bajar, girar a derecha o izquierda,
avanzar o retroceder el asiento y lo más importante… su base
plegable con apoyo para conducir de pie o sentado pero con una
importante sobre altura, fundamental para tener total
visibilidad hacia la proa. Una vez en puerto, los dos asientos
giran hacia el centro de la bañera y alrededor de la bella
mesa ovalada creando un perfecto lugar en el que reunirse
hasta 6 amigos con total comodidad.
El bimini instalado también ha
resultado muy importancia pues aunque para navegar a más de 10
nudos deba permanecer recogido, al fondear o en puerto su
protección solar es muy efectiva y añade una sensación de
intimidad que pudimos agradecer al descansar en las marinas.
Como equipo electrónico de
navegación decidimos montar un A60 de Raymarine por concentrar
en una sola pantalla todo lo necesario; Chart-plotter con
waypoints y demás datos de navegación, más la sonda gráfica
que nos permitió “ver” el fondo con gran precisión. Y de
“backup” un gps gráfico portátil de Garmin; el Colorado-300,
tan pequeño como potente. Para el montaje eléctrico
instalamos dos baterías de gran capacidad, una de ellas
dedicada al motor y la segunda a los servicios.
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Para quien le
guste disfrutar de la velocidad en el mar, Galicia es un perfecto
paraíso. Ahora que ya es imposible disfrutar en carretera a riesgo
de ser tildado de delincuente y tener que pagar un sueldo en multas
de tráfico, el mar
se demuestra un lugar perfecto para despeinar la cabeza y
embriagarse con una perfecta brisa marina.
En las Rías
eso sí, tendremos que andar con ojo con las bateas, ya que estas
pueblan todas sus rincones en provecho de los riquísimos mejillones
que crecen bajo tan espartanas estructuras flotantes. Las bateas
están dispuestas de forma muy ordenada creando anchas “avenidas” de
varias millas náuticas de longitud. Navegar entre ellas potencia la
sensación de velocidad, al pasar cerca de tan destacados puntos de
referencia y de vez en cuando es agradable dar un cerrado viraje
entre estas calles de estructuras destinadas al crecimiento de los
riquísimos moluscos.
Para
recorrer toda esta bella costa del norte de España nos parecen
perfectas las guías náuticas de Imray.
Lo que
no hay que perderse navegando en Rías Baixas
Rande:
Salir desde Vigo y acelerar más y más entre las bateas para
enfilar el puente de Rande y navegar al menos hasta San Adrián
en donde amarraremos un ratito en el pantalán flotante para
tomarnos unas raciones de pulpo acompañadas de un rico
Albariño. Ojo, pues pasado la isla de San Simón la profundidad
empieza a ser verdaderamente escasa.
Cangas de Morrazo:
Ya que estamos en la Ría de Vigo nos acercaremos hasta las
playas de Cangas de Morrazo en donde podemos fondear un buen
rato junto a otros barcos disfrutando frente a las islas Cíes.
Para navegar por las Cíes es necesario pedir un permiso, como
no ocurre con las Ons o S’Alvora.
Pontevedra:
Cambiando de ría hacia el norte, la de Pontevedra nos
permitirá atracar en la misma ciudad en el río Lere con tal
que entremos en marea alta, pues el calado es bastante escaso.
El núcleo histórico de la ciudad es fabuloso. Podemos hacer
noche en el barco y salir a tapear y conocer la ciudad y sus
viejos monumentos.
Combarro:
Otro pueblo lleno de tipismo y alegría con los famosos
cruceiros y hórreos de piedra. Hay un pequeño pantalán
flotante donde amarrarnos para hacer una visita.
Playa de la Lanzada:
Antes de entrar en la siguiente ría de Arousa, y ya que vamos
costeando podemos detener el barco en esta famosa playa en la
misma península de O Grove, y siempre que tengamos buena mar,
ya que no estaremos protegidos por las aguas de la ría. El
paisaje es fabuloso.
Ría de Arousa:
Un recorrido por la ría permite ir parando en varios pueblos y
navegar bajo el puente de vilanova, antes de alcanzar La Toja,
en donde debemos andar con mucho cuidado debido al escaso
calado. Todos los rincones son verdaderamente agradables.
Muros:
Cuando naveguemos por la ría de muros notaremos que no está
protegida por ninguna isla en su entrada, lo cual hace que sus
aguas sean mucho menos tranquilas. Esta pequeña población de
más de 1.000 años de antigüedad tiene un paseo agradable con
bares en los que se come a “la Gallega”.
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El litoral de las Rías Bajas se extiende a lo largo de 300 km. de
costas suavizadas por los embates del Océano.
La Ría de Vigo
De todas ellas
la que mejor conocimos es la ría de Vigo. No en vano es allí donde
tuvimos que pasar largos fines de semana en la marina de La Lagoa
preparando y ajustando todos los detalles de nuestra Jeanneau Cap
Camarat. En el puerto de La Lagoa todo fueron facilidades y además
de ser muy moderno y con las instalaciones más actuales, sus gentes
son afables y serviciales.
En la boca de
la ría se encuentra el pueblo de Cangas muy cerca de su playa de
Nerga desde donde se disfruta de un auténtico espectáculo frente a
las islas cíes. Ya pasado el puente de Rande se alcanza la ensenada
de San Simón en donde deben reposar los restos de muchos galeones de
la flota de plata, hundidos en la famosa batalla de Rande hace más
de 300 años en 1702.
Los
parques marinos de las Rías Baixas
Allí
encontramos los archipiélagos de las islas Cies, el de Ons y
el de S’Alvora. Son los parques nacionales de las islas
Atlánticas que actúan como verdaderos rompeolas naturales para
las grandes rías y evitan que la mar y los temporales penetren
con fuerza. Las rías bajas son auténticos puertos naturales
que permiten la navegación deportiva en su máxima expresión.
Islas
Cíes
Las
Islas Ciés estaban antaño unidas a la península hasta que un
hundimiento en edades geológicas las separó 5 millas del
continente. La costa que da al interior de la ría es más suave
y acogedora, por sus playas y bosques que llegan hasta el
mismo borde del mar. Es fácil encontrar playas que son una
auténtica pasada. Su costa occidental es alta con desnudos
acantilados plagados de cuevas causadas por el agresivo oleaje
del Atlántico. Cormoranes, gaviotas y un sin fin de aves
marinas revolotean por todas partes.
Isla de
Ons
Con
laderas más suaves y sin acantilados, la Isla de Ons protege
la entrada de la Ría de Pontevedra. Su belleza no es tan
exuberante como en las Cíes ya que posee menos masa arbórea,
pero para navegar a motor es perfecta pues al ser una isla muy
alargada protege un canal muy largo y perfecto para navegar
con pasión. Sus aguas están repletas de vida gracias al
afloramiento de aguas desde las profundidades que aportan
nutrientes y alimentos para los peces y las algas. Pescadores
y mariscadores aprovechan sus aguas durante todo el año.
S’Alvora
Preciosa! Se trata de un grupo de islas, islotes y muchas
rocas que afloran, algunas de las cuales no llegan a dejarse
ver en la superficie. Por ello debemos prestar mucha atención
al navegar entre ellas. Está situada justo en mitad de la boca
de la bellísima Ría de Arousa. Al noreste, su playa “dos boys”
ofrece un paisaje casi caribeño con aguas claras y arenas
blancas. Al navegar por sus aguas conviene llevar un ojo
pegado a la sonda. En nuestro caso la pantalla gráfica del
Raymarine nos indicaba un relieve submarino de lo más
nervioso, con pináculos y huecos por todas partes, lo cual las
hace perfectas como refugio para su nutrida fauna marina.
Entre
tantos escollos no es raro que S’Alvora se haya cobrado
numerosos naufragios y que el paso entre S’Alvora y el cabo
Falcoeiro sea totalmente desaconsejado. El día en que
navegamos por sus aguas era un estupendo día de Agosto con un
agradable solete y buena mar de modo que decidimos
aventurarnos por esta zona. Es muy importante la cartografía
en Chart Plotter y una sonda gráfica que nos ayude a cruzar
esta peligrosa zona de bajíos pero desbordante de vida y de
belleza. Pero no deje que se haga tarde pues intentar salir de
noche de este mar “minado” de rocas es simplemente misión
suicida.
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La Ría de
Pontevedra
Protegida por
la isla de Ons, esta Ría asienta la capital de las Rías Bajas;
Pontevedra que ofrece un bellísimo casco histórico lleno de tascas
en las que degustar tapas y vinos. En la parte sur de la Ría podemos
navegar a los largo de varias largas playas como la de Aguete,
protegidas por un denso bosque que llega casi hasta la arena. En el
extremo sur se encuentra el pueblo de Donón encima de un agresivo
acantilado. Y en frente Sanxenxo que ofrece 5 bellas playas y un
puerto deportivo.
La Ría de Arousa
Cada ría
ofrece algo diferente y la de Arousa protegida por S’Alvora y con su
Isla de Arousa en el medio tiene algo diferente. Quizás sea que es
más ancha que las demás y con más recovecos por descubrir y en los
que perderse navegando. La isla de Arousa está unida por el largo
puente de Vilanova por debajo del cual podemos navegar camino de
cualquiera de los pueblecitos de su litoral. Más al interior se
encuentra Rianxo el cual goza de gran tradición marinera y un poco
más adelante está Padrón famosa por sus riquísimos pimientos
picantes. En Padrón es donde se descubrió en el siglo IX el sepulcro
de Santiago apóstol. Todo alrededor de la costa encontramos restos
arqueológicos y construcciones de defensa utilizadas para defenderse
de las incursiones vikingas. Desde el puerto de Villagarcía podremos
hacer salidas a muchos y variados sitios, todos ellos excelentes
para pasarlo en grande. En frente se encuentra Pesqueira y Boiro, y
más cerca Vilanova y Cambados de gran tradición señorial. Otra
salida que no debemos perdernos es la de la Península de El Grove,
capital del marisco y la Isla de la Toja famosa por su balneario en
donde las aguas son tan someras como resguardadas, por lo cual
podremos aventurarnos en marea alta y con el trim bien arriba para
recorrer lugares de exuberante belleza. Podremos pasarnos días y
días navegando y descubriendo nuevos sitios que compiten en belleza
entre sí. Si costeamos alcanzaremos la playa de la Lanzada en la
cual se rememoran rituales de fertilidad de gran tipismo durante el
verano.
La
Ría de Muros
A diferencia
de las tres rías del sur, la de muros carece de rompeolas natural y
por tanto no tiene protección a los vientos del tercer cuadrante.
Pero cuando te acercas hasta el fondo donde el pueblo de Noia te da
la bienvenida, el mar ya está muy calmado. Eso sí cuidado con la
sonda pues bien al fondo de la Ría la profundidad es muy somera.
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