Desde Lekeitio a Ondarroa, Mutriko y Zumaia
Pasado el
faro de Santa Catalina tiramos rápidamente hasta la localidad de
Lekeitio protegida por su islote o isla de San Nicolas a la que se
puede llegar andando en marea baja. Al salir de nuevo hacia
nuestro siguiente destino y yendo demasiados confiados, decidí
pasar entre la costa y el famoso istmo. Sin quererlo, nos vimos
rodeados por un fondo sumamente somero y salpicado de rocas que
nos llegó a poner algo tensos. Motor casi fuera del agua y a
ralentí nos sacaron del apuro sin ningún rasguño en nuestro casco.
El entorno en la comarca de Artibai esconde un paisaje
privilegiado adornado por la iglesia de San Nicolas enclavada en
la desembocadura del río Lea. Lekeitio habitada desde la
prehistoria tuvo fuero propio en incluso privilegios para la
navegación que condujeron a la realización de actos de piratería
con patente de corso.
Ondarroa a
pocas millas pasa casi desapercibida, pues para llegar a ella
desde el mar hay que adentrarse en el río y pasar bajo su puente.
La rivalidad entre Ondarroa y Lequeitio es histórica y proviene de
la época feudal disputando las tierras y también el mar durante
las épocas en las que se cazaban ballenas.
En Mutriku
considerada conjunto histórico monumental, nos
encontramos con un puerto de piedra lleno de encanto cerca de la desembocadura del río Deva. De nuevo
se trata de una pequeña
población milenaria en cuyo casco medieval se construyeron
importantes palacios pertenecientes a las familias aristocráticas.
Sus empinadas callejuelas colgadas de la ladera se precipitan
en el mar a pies de su bello puerto pesquero pero con
instalaciones para barcos de recreo.
El día va
cayendo y sin demora ponemos rumbo a Zumai en donde descansaremos
un par de días. La entrada se efectúa por una larga ría en la que
se ha construido un importante puerto deportivo con buenas y
limpias instalaciones. Tan limpias que hasta los patos se pasean
justo a nuestra amura mientras cenamos plácidamente en la bañera
de nuestra Cap-Camarat. El paseo hasta la cercana playa de Itzurun
ofrece unos atardeceres anaranjados de enorme belleza y en sus
centenarias callejuelas descubriremos numerosas tabernas en la que
saborear los sabrosos pinchos.
Guetaria, Zarautz y San Sebastian
Guetaria es
ciertamente pintoresco y en una de sus casas nació Juan Sebastian
Elcano, el primer hombre en dar la vuelta al mundo. Ríete tú de la
Vendée-globe… Los restaurantes son famosos por su pescado a la
parrilla y su famoso vino blanco. La villa de Guetaria fue fundada
durante la ocupación romana en el siglo II a.C. Historia no le
falta! Y también fue escenario de sangrientas batallas navales
como la de 1.638 cuando los franceses derrotaron a las escuadras
españolas o la de la guerra de la independencia en 1.811 también
contra los franceses que volvieron a conquistar la villa causando
graves desperfectos. El casco antiguo de Guetaria trepa entre
pronunciados desniveles salvados por pronunciadas escaleras de
piedra. Sus murallas casi han desaparecido y bajo la iglesia de
San Salvador atraviesa un pasadizo que une su calle mayor con las
escaleras que bajan al puerto.
A sólo milla
y media se encuentra Zarautz famosa por su larga y surfera playa y
a continuación Orio protegido del mar por su profunda ría cuya
entrada queda definida por un dique curvo y un largo rompeolas.
Desde allí
la costa no ofrece refugio alguno hasta llegar a San
Sebastián, capital cosmopolita de Guipúzcoa y a a sólo 20
kilómetros de la frontera con Francia. Su paisaje está dominado
por la Bahía de la Concha y la isla de Santa Clara. La milenaria Donosti fue fundada allá por el año 1.101 por el Rey Pedro I de
Aragón y esconde entre sus calles infinidad de edificios
emblemáticos. Su puerto de pescadores tiene mucho encanto y a su
lado se encuentra una zona portuaria reservada con pantalanes para
embarcaciones de recreo. Las hambrientas gaviotas nos pasan sin
cesar sobre nuestras cabezas, mientras tiramos unas fotos y
salimos de nuevo al mar pues es imposible encontrar una sola plaza
libre.
Una pena
pues las ciudad bien merece una visita de varios días. Por ello lo
mejor es tirar hacia Hondarribia y alquilar un coche para su
visita.
Desde San Sebastián a la frontera francesa
España se
acaba en pocas millas pero aún nos quedan varios puertecitos
llenos de encanto. Desde San Sebastián llegamos a Pasajes de
San Juan cuya entrada desde el mar es casi apocalíptica entre
paredes verticales con abundante vegetación. Este singular
municipio costero está formado por cuatro barrios repartidos en
torno a la ría de Oyarzun y forma un perfecto puerto natural
aislado de los fuertes embates del mar Atlántico. Entramos a
través de una estrecha bocana natural entre los montes Ulia y
Jaizquibel y una vez dentro aparecen demasiadas construcciones
que sin duda rompen la belleza de lo que antaño fue un
enclave tan magnífico.
Durante siglos las aldeas de pescadores de
Pasajes de San Juan y San Pedro disputaron por el control de la
ría. Su adoquinada calle principal forma por sí sola el casco
antiguo abriéndose paso a través de antiguas casas de pescadores
colgadas de las pendientes rocosas entre pasadizos y y rincones de
gran interés.
Tras una
última navegación de apenas 8 millas llegamos a Hondarribia,
también conocida como Fuenterrabía y de ahí a Hendaya, donde comienza en
nuestro país vecino, el país vasco francés. Ambos pueblos tienen
dos estupendas marinas de recreo, pero preferimos el puerto
deportivo de Hendaya en Francia pues sus gestores son más amables y los precios notablemente
más económicos.
Comienza el
País Vasco Francés…. ("Ride
Sea; Las Landas, sensaciones fuertes")
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