Finalizaron las primeras 650 millas náuticas desde Vigo a Royan en
Francia con un rotundo éxito.
Más de mil kilómetros recorridos en una Jeanneau motorizada con el Yamaha
F350, que nos han llenado de
experiencias y colmado de satisfacciones…
Son tanta las vivencias que se agolpan, que uno no
sabe realmente por donde empezar. Galopadas salvajes sobre mares de
fondo tendidos, 50 nudos por el interior las
rías, momentos de calma perfectos en rincones ideales, surfeadas en
olas espectaculares, navegaciones durísimas por las Landas
Francesas, impetuosas entradas a puertos como el de Cap-Bretón en
donde con marea baja hay que saltar una auténtica rompiente, la
increíble aproximación a la bahía de Archachón con olas rompientes
barriendo todo el canal de entrada,…
Una celebración durante la cena de
inauguración de la vuelta a España "Ride-Sea".
Afortunadamente todo el material filmado será poco a
poco desgranado en diversos artículos que aparecerán en las próximas
semanas tanto en Fondear.com como en la web del evento
www.RideSea.com. Por ahora más de 5.000 fotografías y varios cientos
de secuencias de vídeo filmadas en alta definición.
...¿Velocidad máxima? Sin demasiados trimados,
con 4 personas a bordo alcanzamos exactamente los 50,1 nudos...
A pesar de haber navegado “únicamente” la 1º fase de
la vuelta a España hasta la desembocadura del río Garona en la
larguísima ría de La Gironde, tenemos muy claro las conclusiones de
la extensa prueba de navegación realizada sobre la Cap-Camarat 755-wa
equipada con un fueraborda Yamaha F350-V8.
¡Soberbia! Así es. Con total franqueza hemos de
afirmar que el conjunto barco/motor ha sido impecable. Tras someter
al barco a duras pruebas bajo variados estados de la mar, con
diferentes oleajes, rompientes, mareas y demás inclemencias, la
conclusión es clara.
Con una Cap-Camarat 755 es posible afrontar el
Atlántico y navegar incluso en las peligrosas costas de las Landas
Francesas que hasta los Bretones intentan esquivar. Ya desvelaremos
porqué, pues pudimos experimentarlo y con mucha intensidad…
YAMAHA F350: IMPRESIONANTE, esta es la palabra. Despega
en pocos segundos para alcanzar los rápidos 25 a 30
nudos. Y ahora viene lo bueno… Mientras que en un barco normal ya estas
acercándote a la zona “prohibida”, aún disponíamos de un
apabullante margen de potencia, capaz de catapultarnos aún a mucha
más velocidad.
Queríamos poder responder muchas preguntas pero sobre
todo pasarlo bien. Queríamos saber si es posible hacer un verdadero
Raid costero de muchísimas millas, conocer si los depósitos ofrecen
capacidad y autonomía para afrontar duras y largas etapas, comparar
diferentes potencias y motorizaciones, saber elegir entre una
motorización de 1 ó 2 fuerabordas, conocer como se duerme, se
cocina, se vive en una pequeña cabinada, día tras día, etapa tras
etapa, milla tras milla.
Cap-Camarat 755 wa versión luxe, con un impresionante V8 de Yamaha
cuyo color azul “Yamaha” conjuga a
la perfección con el casco azul marino de la Jeanneau.
Y la verdad es que
hemos conseguido atesorar muy bellas e intensas experiencias, además
de por descontado, recorrer casi palmo a palmo miles de kilómetros
de litoral tanto Español como Francés. La elección de la Cap-Camarat
755-WA para realizar el Ride-Sea no fue ni mucho menos aleatoria.
El barco
Tuvimos que descartar para elegir; Un velero es
lento y cala mucho. Es imposible navegar las muchísimas millas
recorridas en un período de tiempo corto. El calado reducido fue
también prioritario pues sabíamos que tendríamos que entrar en rías
de muy escaso fondo y con variaciones importantes de marea. Por ello
decidimos optar por un barco a motor, a pesar de nuestra afición y
entusiasmo por los veleros de crucero.
En general las semirrígidas no ofrecen la
habitabilidad mínima necesaria para afrontar un verdadero “camping
náutico”. Por esloras hubiera sido incómodo hacerse a la mar con
algo menor a 5 ó 6 metros y tampoco queríamos ni podíamos afrontar
los costes y problemáticas asociadas a barcos de más de 8 ó 9 metros
de eslora.
Tras barajar las diferentes opciones y pensar a
conciencia sobre la mejor solución, decidimos la Jeanneau Cap-Camarat
755wa que ha resultado finalmente una decisión perfecta que nos ha
permitido además de navegar, disfrutar de su espléndido y bien
logrado diseño. Lo mejor sin lugar a dudas… Su carena.
Teníamos nuestras dudas y miedos ya que sabíamos que
deberíamos afrontar momentos intensos con mares “enérgicas”… El
norte es así. Y no tendríamos siempre la posibilidad de detenernos a
la primera noticia de mareadilla, a riesgo de hacer interminable el
recorrido.
El casco es verdaderamente rígido y navega a placer.
Naturalmente en el interior de las rías con el mar como un espejo,
el barco va como la seda. ¿Velocidad máxima? Sin demasiados trimados,
con 4 personas y depósitos casi llenos alcanzamos exactamente los
50,1 nudos medidos con un GPS Garmin Colorado... Y tan panchos, como
ya tendremos también el tiempo de explicar.
Cap Camarat 755 wa.
Un
diseño perfecto
Sabíamos que un gran fabricante
como lo es Jeanneau nos daría buenos resultados,
máxime con un modelo ya veterano en el mercado y por tanto más
que probado y reconocido. Aún sin conocer a fondo sus ahora ya
demostradas prestaciones marineras, nos tentaron sus curvas de
cubierta y su atractivo diseño.
En esta gama de esloras, es
posible escoger entre cabinadas con la cubierta alta y por
tanto mejor habitabilidad interior pero que dejan bastante
inutilizada la zona de proa por mucho que pongan delgadas
colchonetas sobre sus curvadas superficies, o bien por diseños
“walk-around” que sacrifican un poco la altura interior al
tener la cubierta más baja, pero que a cambio ofrecen una
cubierta en proa, totalmente plana, protegida, y de gran
amplitud. Es el caso de nuestra 755wa que posee una zona de
proa totalmente acolchada por comodísimas colchonetas y
preparada para disfrutar del aire libre. Al fin y al cabo la
vida se hace en el exterior, dejando la cabina para ir a
dormir.
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Comienza la
aventura
Pero la verdadera prueba de mar comenzó ya desde la
primera etapa al dejar atrás las islas Cíes y con una mar de fondo
tomada por la amura de babor y de unos 3 metros, eso sí bastante
tendida y uniforme. Empezaba la gozada. Navegábamos como Neptuno,
por debajo de 3.000 revoluciones de nuestro seductor Yamaha V8 y
haciendo un cómodo crucero de unos 25 nudos.
Yamaha
350 V8
¿Seductor? Bueno la verdad es que es mucho más que
eso. Allá por donde hemos pasado a lo largo de muchas decenas de
puertos deportivos, el barco ha resultado doblemente atractivo
gracias a su sorprendente motorización. En Santander y delante del
paseo marítimo generó un verdadero revuelo entre los transeúntes del
sardinero.
Mientras repostábamos en la gasolinera que tanto sirve a
los coches que pasan por el paseo marítimo, como para los barcos de
puerto chico, aquello parecía como si la selección española acabara
de desembarcar en Barajas…. ¡Menudo follón! Hasta en Arcachon
(Francia) más de uno se paró y no pudo contener su inquietud por
preguntarnos si realmente este era el nuevo V8 de Yamaha. Pues más
claro el agua, ya que lo pone en su carcasa exterior.
¿Demasiada potencia para un barco de 7,5 metros y 1,7
toneladas? Quizás es lo que se podría pensar de primeras dadas.
Nosotros mismos lo pensamos también… antes de empezar a navegar con
él.
La realidad es bien distinta como tendremos la oportunidad de
explicar en los textos de las diferentes etapas. Lo importante a
destacar es que el Yamaha 350 V8 es un propulsor que nos ha
sorprendido por su seguridad de funcionamiento, su capacidad de
estirar y estiraaaaar más y más hasta límites que pudieran parecer
impropios para este tipo de embarcaciones. La reserva de potencia
que ofrece es impresionante.
Esta es la palabra. IMPRESIONANTE. Despega al planeo
en pocos segundos y entonces cortas bastante la palanca de gas para
mantenerte en un crucero rápido de 25 a 30 nudos. Y ahora viene lo
bueno… Cuando en un barco normal estas ya acercándote a la zona
“prohibida” en donde cada vez cuesta más arrancar algún nudo al GPS
en torno a los 40 nudos, la realidad se muestra apabullante para
nosotros...
Con el trim muy
arriba la arrancada no es correcta pero el golpe de Spray muy
impactante
Llevando el barco
a 20 nudos mientras recibes una atractiva brisa en la cara y una
relativa sensación de buena velocidad, la Cap-Camarat acelera de 20
a 40 nudos con un brío y alegría mucho más intensos que de 0 a 20
nudos.
La aceleración se hace notar con más intensidad en esta
segunda zona de velocidades que parece no tener fin.
Efectivamente
ahora entramos en la verdadera zona “adrenalina”… El barco sigue
cogiendo velocidad a medida que avanzamos la palanca electrónica y
vamos tirando arriba el trim del motor hasta límites en los que
parece que queramos hacer “spray” con su potente hélice de inox de
21 pulgadas.
47, 48 nudos ahora si parece que estemos rozando el
límite. Trimamos algo más y dejamos que el misil coja más velocidad
y vuele bajo acariciando la superficie del agua. Alcanzamos 49
nudos, 49 y medio…. 50 nudos de GPS!
Llevábamos un equipo electrónico Raymarine A60
El Raymarine lleva instalado una antena GPS de
montaje en superficie instalada en la popa de estribor, y como
"backup" un segundo gps portátil con cartografía
duplicada que nos ha encantado por su facilidad de manejo. El enorme display del Garmin Colorado 300 nos ha confirmado en todo momento
las medidas realizadas en el equipo principal de navegación.
La
eterna duda
La Eterna duda entre llevar un gran motor o dos
motores de mitad de potencia cada uno, por aquello de si uno falla
en alta mar, nos rondó sobre nuestras cabezas desde los primeros
momentos de la preparación del Ride-Sea. Algunos profesionales y
distribuidores de Jeanneau nos comentaron que con doble motorización
el empuje es totalmente simétrico y repartido en dos puntos del
espejo de popa y que por tanto la Cap-Camarat navega con
gran estabilidad de ruta y de forma muy firme, como si fuera sobre
carriles.
Bien, la verdad es que así es. La Cap-Camarat navega
sobre raíles invisibles. Y además de navegar sobre raíles afronta
las olas con gran bravura y limpieza gracias a su carena dotada de
una proa en “V” profunda que va cediendo en curvatura hasta llegar a
la popa optimizada para la navegación en planeo.
La carena es la “madre” de su bien lograda
estabilidad de ruta, y no el hecho de llevar uno o dos motores. Con
nuestro único motor, el barco verdaderamente va sobre raíles y sólo
en las cercanías de los 50 nudos uno se plantea andar con “tiendo”
al volante. Ni un solo “extraño” nos hizo el barco en las casi 700
millas náuticas recorridas, a pesar de atravesar frentes de olas en
todas las direcciones y de todas las formas y tamaños.
La potencia YAMAHA nos ha cautivado. El arranque ha
sido siempre instantáneo. El nivel sonoro del motor es tan bajo que
en varias ocasiones pensé que se me había calado mientras transitaba
por los pantalanes de la marina de la Marina Lagoa en Vigo.
Finalmente acabas mirando el taquímetro pues su susurro al ralentí
es casi inaudible. Nada de ruidos, todo suavidad… salvo cuando ruge
durante los apasionados cabalgares a más de 40 nudos, mientras el
aire te acaricia las orejas y no te deja la menor oportunidad de oír
más que eso…. Aire silbando a casi 100 kilómetros por hora!
Eso sí. Conviene endurecer ligeramente el ajuste de
fricción de la palanca electrónica ya que al ser tan fácil de mover
por no tener conexión mecánica con el motor, en algún fuerte salto
se desplazó hacia delante debido a algún fuerte pantocazo.
Port Royan a pocos
kilómetros de la Rochelle en Francia es donde finaliza el primer
bloque de etapas de la vuelta a España Ride-Sea. Desde Royan el
barco habrá de navegar por los bellos canales del Midi hasta
desembocar en un nuevo mar... El mediterráneo.
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