Y ya van 1.500 millas náuticas navegadas por mares y
ríos tan variados como interesantes. Muchos días de aventura en los
que hemos podido evaluar a fondo el comportamiento de un barco y un
motor en todas las condiciones posibles de navegación. Muchos
kilómetros de costa, muchas experiencias…
Tras partir
de Vigo y recorrer toda la costa de Galicia, RideSea tomó rumbo
Este hacia el País Vasco y luego al Norte navegando por las Landas
francesas hasta Royan en el sur de la Bretaña. Desde allí comenzó
una etapa de navegación fluvial que condujo a la Cap Camarat hasta
el Mediterráneo. Y desde la frontera franco española hasta el Mar
Menor en Murcia, recorriendo la costa de Gerona, Barcelona,
Tarragona, Castellón, Valencia, Alicante y Murcia, desde donde
comenzará la tercera edición por todo la costa de Andalucía por el
Mediterráneo, Gibraltar y el Atlántico hasta Huelva.
¿Por qué un recorrido de la península a través de Francia?
Verás, cuando
planificamos RideSea, la vuelta a España Fondear, al principio
pensamos en recorrer la península del único modo posible, partiendo
de San Sebastián para navegar hacia Portugal y llegar al Estrecho de
Gibraltar y comenzar el Mediterráneo hasta Gerona. Pero tras
pensarlo con detenimiento decidimos cerrar totalmente el círculo a
la península Ibérica navegando por Francia y ofrecer algo fresco y
diferente. Y acertamos, pues el recorrido de los canales de Francia
ha sido todo un acierto y además ha tenido mucho seguimiento e
interés por parte de nuestros lectores.
¿Cuál ha sido la costa favorita?
¿Es una
pregunta con trampa? ...Hay muchas
costas bonitas y cada una tiene su encanto. Te puedo decir que en términos globales, Galicia y sus rías son
posiblemente el sitio de España más completo. El que más nos ha
gustado, y en ello no ha influido su fantástica gastronomía, sin
lugar a dudas una de las mejores… Obviamente hay muchos sitios
fantásticos para navegar pero si tengo que quedarme con uno sólo de
ellos, escogería la zona de Vigo y las Cíes o Villagarcía y Salvora.
Sencillamente impresionante y con un potencial náutico aún
desconocido por los españoles.
¿Y la experiencia más emocionante?
Sin duda la
entrada a la bahía de Arcachon en Francia. Era la primera vez que
navegamos estas aguas que tienen fama de ser peligrosas. Teníamos
una mar de fondo de unos 2 metros que al acercase a las costas
someras de la entrada de la bahía, producen unos rodillos surferos
kilométricos por los que piensas que es imposible pasar. Pero allí
estábamos con el tanque de gasolina más seco que un Martini y
obligados a entrar a través de la rompiente.
Cuando enfilas
las boyas del canal de entrada no te lo crees y "flipas" de tener que
pasar por allí. Recuerdo estar entre las dos enormes boyas, verde y
roja, mirando hacia la entrada del canal, más solo que la una,
mientras la Cap Camarat subía y bajaba a cada paso de ola como un
ascensor. Justo delate nuestro en mitad de la entrada, las olas se
convertían en largos cilindros y comenzaban a romper
estrepitosamente a
trescientos metros por nuestra proa.
La entrada fue
unos de los momentos más emocionantes e intensos que haya podido
vivir... ¡en toda mi vida! Antes de hacer la maniobra conté
mentalmente los segundos que transcurrían entre ola y ola... Pasamos justo
en medio y entre dos cilindros blancos, ajustando la velocidad para
navegar al ritmo de las olas. Concentración total... Por delante y a un centenar de metros,
ves que vas a pisar una ola que está justo derrumbándose ruidosamente,
mientras miras hacia atrás y alucinas con la ola que se está
formando por la popa generando esa curvatura translucida, tan bella
como peligrosa. Un momento único. Una pasada.
¿Habéis pasado “apuros” en alguna ocasión?
Al día
siguiente, pasamos "algo" de miedo. Recorrimos la tercera jornada de
las Landas Francesas para alcanzar la Ría de la Gironde y aunque el
océano se mostraba relativamente bueno, la mar se fue estropeando
obligándonos a navegar cada vez más despacio y cautelosos para no
pinchar las olas cortas con la proa, pero a la suficiente velocidad
para no dejar que alguna nos embarcara por la popa. Un juego
delicado. Al cabo de
muchas horas de estrés intentando esquivar las rompientes más cabronas, acabas mentalmente agotado. No paras de hacer cábalas e
hipótesis sobre lo que puede pasar y como reaccionarás.
Y en mitad de
todo este “fregado” escuchamos por el canal 16 un aviso de auxilio
de un catamarán que acababa de volcar… ¡Lo que faltaba! En fin que
no podía ni comer bocado de cómo tenía la boca de seca por la
tensión!
Menos mal que
llevábamos a nuestro F350 empujándonos con firmeza y sin rechistar. En esos momentos
es donde creas lazos de complicidad con tu barco y
especialmente con tu motor. Desde entonces miramos a nuestro Yamaha
como a un auténtico amigo, como alguien más de la tripulación. ¡La
transmutación antropomórfica ocurre de verdad!
¿Pero el F350 no es demasiado motor para una Cap Camarat 755WA?
¡En absoluto!
Es más, estoy convencido que este motor es la mejor elección para la
Cap Camarat 755, y el hecho de que no sea la opción del astillero se
debe únicamente a que cuando salió la Cap Camarat 755WA al mercado,
aún no existían motores de esta potencia. Mi idea inicial era la de
montar dos motores de menor potencia para tener más seguridad en
alta mar. Algunos argumentaron que dos hélices producen un empuje
más asentado y cosas así…
Tonterías…. La
mejor simetría es la de un único empuje justo en el eje de crujía y
con un único motor, eso sí de gran fiabilidad y seguridad. Y el
”Yami” F350 es perfecto por esta y otras muchas razones. Si pones
menos peso en la popa, la Cap Camarat toma un asiento aproado y esto
es muy incómodo especialmente al tener el barco en el amarre
acumulando agua en la parte delantera de la bañera sin posibilidad
de ser drenarla. Si pones dos motores de 200, te estas pasando de
peso en la popa y el asiento pasa a ser incorrectamente apopado.
En cuanto a
potencia, sencillamente, los 350cv del Yamaha son ideales para
disponer de una reserva que se muestra casi inagotable. Es una
maravilla. Y te puedo decir que aunque obviamente el consumo es muy
alto cuando vas a tope, al navegar a un crucero lógico, el gasto de
combustible es igual al que tendrías con motores de menor potencia,
con la diferencia de llevar al fueraborda muy desahogado y sobrado
de prestaciones lo cual redunda aún más en la seguridad del motor.
En otras palabras y con un ejemplo "motero", para ir a 120 Kilómetros
por hora, no es lo mismo llevar un vespino "trucado" con
nitrometano que con una moto de carretera en cuarta y a un tercio
del régimen…
¿Qué puedes decir de tu experiencia con el motor Yamaha F350?
De eso estamos
hablando. Ha sido un acierto total. En más de 1.500 millas
navegadas, no hemos hecho sino disfrutar con él. Ni un solo
problema, nada en absoluto ¡y eso que le hemos exigido lo suyo!
Tanto en etapas largas de más de 10 horas de navegación como en
momentos hilarantes de navegación brutal a 50 nudos dentro de la
bahía de Arcachón o en las Rías Gallegas.
Durante las
dos semanas que duró la travesía de Francia por los canales se
comportó como un campeón, trabajando casi diez horas diarias a
ralentí en los canales de agua dulce sin por ello rechistar por
calentamiento o dar muestras de engrase en las bujías. Arranques
siempre instantáneos y seguros incluso después de la hibernada del
año pasado. El motor arrancó inmediatamente al primer intento al
echarlo al agua en Royan.
Pero la
experiencia importante con el F350 es la de disponer de un propulsor
que se muestra alegre y generoso. Es silencioso a tope pero cuando
le exiges potencia, su ronco rugido de V8 resulta casi musical. Cuando
navegas a un crucero de 22 nudos recibiendo una agradable brisa en
la cara, puedes empujar la palanca y notar como aceleras con más
fortaleza que desde parado para subir a los 30 nudos, 35 nudos, 40
nudos, 45 nudos, y es allí cuando empiezas a jugar con el trim para
ir apurando nudo a nudo hasta sacar los 50 nudos medidos de GPS.
La Cap Camarat
755Wa es divertida a rabiar con el F350. No te imaginas lo que hemos
disfrutado haciendo virajes cerrados desde cero y plena potencia. El
casco alabea hasta límites insospechados y metes la cubierta casi en
el agua en un juego tan energético como divertido,… ¡al menos para
hacerlo en alguna ocasión!
Pero no es ni
mucho menos necesario llevar el "Yami F350" tan fuerte para pasarlo
bien. Al tener mucho fondo de potencia puedes dosificarla
cómodamente gracias al mando electrónico que te permite hacer
ajustes muy finos. Así hemos podido hacer un poco de surf en las
olas de Cantabria ajustando el empuje hasta dejar el barco empujado
por la ola, o pegarnos unas "cabalgadas" impresionantes por el
Mediterráneo.
¿Cómo habéis visto los mares en cuanto a suciedad y vida marina?
Pues la verdad
es que los esperábamos peor. Salvo en las cercanías de San Sebastián
y en algunos puntos de las Rías Altas gallegas, los hemos visto bastante
limpios, incluso en el Mediterráneo. Pero también hemos notado menos
vida respecto a otras ocasiones. Sólo nos hemos encontrado con una
manada de delfines que además no estaban nada juguetones. Y no es
para menos… ¡Estamos acabando con la vida de los mares!
¿Dónde habéis disfrutado más?
Un recorrido
tan largo y tan variado da para mucho. Lo hemos pasado en grande en
muchos sitios y con diferentes planes de navegación. El recorrido
Atlántico ha sido intenso, bello y muy enérgico. Ha sido divertido
el juego con las olas surferas en las playas de Cap Breton. Nos
acercábamos bastante a la playa y entonces nos enfrentábamos a la
mar acelerando de proa hacia las potentes olas de crestas esmeraldas
mientras crecían y tomaban su forma cilíndrica a punto de romper.
Por cierto, ¡un juego tan divertido como arriesgado! Es delicado…
La llegada al
Mediterráneo después de dos semanas relajadas a 4 nudos por los
canales es grandiosa. El azul intenso y ultramarino nos dio la
bienvenida entre los verdes pinares del Languedoc.
Tan emocionados
llegamos al Mare Nostrum, que en vez de pararnos al llegar a
Port-La-Nouvelle, empezamos a trotar millas y millas cabalgando las
suaves olas en dirección al Cabo de Creus. ¡De nuevo el mar!
Antes de
llegar a Port de la Selva en Gerona, nos pilló una fuerte tormenta de verano
que disfrutamos a tope ya que la temperatura era excelente. ¡Algunos
íbamos en trajes de agua y otros directamente en bañador! Un poco de
mala mar pero con buena temperatura y olas tolerables fueron el
escenario de bienvenida a la península.
¿Y los Canales de Francia, merecen la pena?
Sin duda una
de las mejores etapas del RideSea. Diferente, nuevo, agradable y muy
tranquilo. Una gozada, especialmente después de haber tenido una
navegada Atlántica tan movidita. Agradeces la tranquilidad del
Garona y de los Canales del Midi.
El plan es muy
relajante y cómodo. Te levantas a las 9 de la mañana y tras
desayunar y organizar un poco todo, empiezas a avanzar por los
canales de esclusa en esclusa. Lo mejor es el paisaje de la campiña
francesa que transcurre lentamente al ritmo de 4 nudos por hora. Te
adelantan hasta las bicicletas que pedalean por la orilla, pero eso
no importa, lo bueno es disfrutar de la tranquilidad. No hay que
andar con prisa. Todo lo contrario. Hay que ir al ritmo de las
esclusas que funcionan hasta las siete de la tarde. Entonces buscas
un buen rincón en el canal y te amarras a la orilla bajo los
centenarios plataneros. Una duchita y preparas la cena. Luego te
quedas un rato leyendo y a la cama a dormir. Parece increíble pero
ni un solo mosquito en toda la travesía, ¡todo perfecto!
Nos ha
sorprendido lo tranquilo que se puede llegar a estar. Salvo en las
cercanías de Narbona y Carcasona, lo normal es amarrar completamente
en solitario rodeado por un verdadero jardín botánico de exuberante
belleza. Los habitantes del Midi son encantadores. Buena gente que
simpatizará contigo a poco que te abras a charlar con ellos.
Encuentras pueblos en los que abastecerte y algunos de ellos como
por ejemplo Moissac, muy medievales, merecen una parada de varios
días para pasear por ellos y disfrutar de su encanto. Es un plan que
hay que probar al menos una vez en la vida. ¡Fantástico!
Acueducto
sobre el Garona a la entrada de Agen.
¿Qué tal la experiencia de las esclusas?
Son
impresionantes. Una obra civil de varios cientos de años de
antigüedad totalmente operativas hoy en día, aunque ahora sea
puramente por interés turístico. Algunos tramos son impresionantes
como el que atraviesa el ancho Garona por un largo acueducto decenas
de metros más arriba a la entrada de Agen. Toulouse es otra ciudad
en la que pararse durante varios días. Allí se encuentra la esclusa
más alta que si te pilla de subida más vale bajar a un ayudante con
un cabo para que luego te lo pase desde arriba, so pena de tener que
practicar el tiro al lazo como los vaqueros del Far-west.
¿Y la vida a bordo durante días y días en una lancha de 7,5 metros?
Ya sabes a lo
que vas y de entrada ¡no hay que pedir peras al olmo! Para dos
personas, la pequeña cabina de la CapCamarat te da lo necesario para
poder llevar a cabo este plan de navegación. ¡Tres serían multitud!
Se puede
dormir bien aunque no debes pretender moverte en la cama pues se
trata del ancho de una litera. Con la cantidad de bártulos que
llevas es difícil tenerlo todo bien ordenado, pero al final te
apañas bastante bien. Piensa que la vida la haces en cubierta y la
bañera. La
cabina es sólo para leer un rato antes de dormir. En los
compartimentos llevamos todo ordenado en cajas de plástico de las
que se encuentran en “Carrefour”.
En cuanto a la
energía eléctrica no hemos tenido ningún problema. Llevamos dos
baterías que durante el día están conectadas en paralelo para
recargarse con el motor y por la noche conectamos solo una,
reservando la segunda para el arranque. La pequeña cocina va de lujo
y te permite preparar cenitas muy apañadas. Llevamos una nevera
encajada en el pequeño aseo que llenamos de hielo cada dos o tres
días. La nevera eléctrica que se puede montar como opción del astillero
bajo el fregadero es ridículamente pequeña y a nuestro entender no
merece la pena.
Durante las
navegaciones más duras las dos bolsas con material fotográfico y de
filmación son envueltas en los mullidos trajes de agua y depositados
en el suelo que es ¡desde donde no se pueden caer!
Al final nos
dimos cuenta que no es necesario recoger la bella mesita ovalada de
la bañera incluso en las navegaciones más frenéticas. El mejor sitio de
estiba para la mesa es justamente donde debe estar, montada en la
bañera.
¿Algún problema con el barco?
Ninguno en
absoluto. El bimini que ha demostrado ser completamente necesario
tuvo una pequeña avería a la altura de Valencia. De tanto bote y
bandazo al llevarlo abierto incluso en las duras etapas de
navegación, uno de sus pernos de sujeción atravesó su soporte de
plástico, requiriendo una reparación sobre la marcha en mitad del
mar.
Bajo los dos
peldaños de bajada a la cabina llevamos 4 cajas de plástico para
herramientas y materiales de reparación. La primera caja lleva un
buen número de herramientas con surtido de destornilladores, llaves
fijas, alicate de presión, mordaza, llaves allen,… En la segunda
caja llevamos
cinta americana, epoxi, alambre inox fino, y demás elementos con los
que improvisar y hacer de "MacGyver". La tercera lleva tornillería inoxidable de
diferentes diámetros y diversos grilletes y cosas por el estilo de acastillaje. La cuarta está dedicada a pequeña cabullería variada, con
sandows y otras piezas de plástico. En definitiva material variado
para afrontar con imaginación cualquier eventualidad.
¿Cómo han sido las etapas del Mediterráneo?
Demasiado
rápidas. ¡Y es que no se puede hacer todo! Los canales del Midi se
comieron mucho tiempo y tuvimos que apretar un poco el paso para
avanzar rumbo Sur. El Languedoc Francés, el Cabo de Creus y la Costa
Brava son fantásticos. Luego la costa ofrece sitios interesantes pero
no tan bellos como el nordeste peninsular. En la zona de Denia y
Javea la costa vuelve a ofrecer estupendos rincones aunque este año
estuvieran sencillamente plagados de medusas, hasta el punto de
hacer imposible el baño.
A la altura de
Tarragona nos pilló un tormentón de narices y nos cayó un rayo a
pocos cientos de metros del barco. El fogonazo y el estruendo son
muy impresionantes. Más adelante en Tabarca paramos un día y
fondeamos para dormir. La excursión es del todo recomendable y se
está estupendamente bien. Al día siguiente nos pegamos una navegada
de lujo hasta Torrevieja desde donde fuimos hacia el Mar Menor. Pero
de todo esto ya hablaremos en los próximos artículos del Ride-Sea.
Artículos relacionados:
-
Todos los artículos
relacionados con el Ride Sea
|