continente helado. Al poco tiempo de arribar a la Antártida, el
Endurance quedó atrapado por lo hielos y debido a la presión del mar
helado, el barco se hundió quedando la tripulación expuesta a las
condiciones más dramáticas. En total 647 días de lucha en las
condiciones más extremas, sin que Shackleton perdiera ni un solo
hombre.
A 3008 metros
de profundidad reposa el Endurance encontrado este año 2.022 en un
estado extraordinario y a sólo 4 millas náuticas del punto
registrado de su hundimiento. La expedición del rompehielos
“Endurance22” lo ha localizado tras varias semanas de prospecciones.
El explorer de madera estaba arbolado por 3 mástiles ayudados por un
motor de vapor y carbón. El famoso velero fue construido en noruega
en 1912 y diseñado con una gran solidez estructural.
Para su
localización se ha empleado un vehículo submarino autónomo que ha
permitido captar las espectaculares imágenes de la cubierta y de su
casco. Durante la expedición de localización, también se han llevado
a cabo a bordo del “Agulhas II”, varios experimentos científicos
relacionados con el cambio climático y el entorno marino de la
Antártida. El vehículo submarino, controlado desde superficie, fue
barriendo el lecho hasta encontrar el pecio tras 2 semanas de idas y
venidas, justo ahora en el centenario de la muerte de Sir Ernest Shackleton.
Aquel verano
de 1921, y al poco de fondear en la Antártida, las condiciones
climáticas en enfurecieron, helando todo el mar alrededor del barco
en una infinita banquisa, que fue lentamente derivando con el barco
al mar adentro,
a medida que la gruesa capa helada ejercía presión hasta desencajar
los forros del velero. “Durante la noche del día 3 oímos cómo el
hielo se trituraba y por la mañana vimos que la capa de hielo
alcanzaba hasta 3 metros”.
Shackleton
tenía la esperanza de que el barco pudiera navegar cuando quedara
liberado de los hielos, tras pasar el invierno. “De repente un témpano a babor se
rompió y enormes trozos salieron disparados debajo de la sentina
mientras al cabo de unos segundos el barco se escoraba hasta treinta
grados por babor”. El 24 de octubre el agua comenzó a penetrar y sólo
un día después, Shackleton dio orden de abandonar al grito de “se
está hundiendo!”.
Las heladas
condiciones antárticas han contribuido en gran medida a la
conservación del Endurance. La temperatura de casi cero grados en el
fondo marino, ha
preservado las maderas y superestructuras del pecio. A esa
temperatura y profundidad no hay mucha vida marina, lo cual
también ha ayudado a la preservación del Endurance, que parece
formar parte de un escenario surrealista.
Sólo algunas
esponjas, anémonas y algunos crinoideos habitan en la cubierta
fantasmal. La rueda del timón, su mecanismo de gobierno, los
tragaluces, el balcón de popa, los pasamanos, las anclas.… todo
parece querer volver a la vida marinera. Incluso la escora que tenía antes
de su hundimiento desapareció al reposar sobre el lecho marino
completamente horizontal. Y en la popa se lee majestuosamente el
nombre ENDURANCE.
La tripulación
pudo salvar provisiones y equipos para montar un campamento encima
del hielo flotante a la deriva. El 17 de Marzo de 1916, el enorme
témpano de hielo se hallaba a 100 kilómetros de la isla Paulet, pero
separados por un hielo intransitable. El mes siguiente el hielo se
partió y la tripulación exhausta embarcó en los botes salvavidas
recuperados del Endurance. Tras 5 días de angustia, los aventureros
alcanzaron la desértica e inhóspita isla Elefante alejada de toda
ruta marítima. Shackleton y 5 de sus hombres se arriesgaron a
navegar 1.300 kilómetros en un bote salvavidas de 6 metros de
eslora, que reforzaron, sellaron con una cubierta improvisada y
llenaron de piedra para mejorar su estabilidad. A pesar de los
vientos huracanados y las tormentas más terribles, lograron
alcanzar la estación ballenera de Georgia del Sur desde la que
comenzó el largo rescate.
El coste de la
expedición Endurance22, ha alcanzado 10 millones de euros donados de
forma anónima. La expedición ha partido de Cape Town a comienzo de
febrero de 2022 y para la localización del Endurance, se han
utilizado dos robots submarinos que navegaban pegados al fondo
durante dos sesiones diarias cada una de ellas de 6 horas. Para la
localización además de las cámaras de video, los sumergibles han ido
equipados con sonars de alta resolución.
El pecio ha
sido declarado monumento submarino, dentro del parque internacional
de la Antártida y se conservará tal cual, preservando su sepulcral
silencio. No se han recuperado restos ni subido ningún elemento a la
superficie.
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