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El descubrimiento de Oceanía

 

 

Cuando Magallanes consigue penetrar a través del estrecho que lleva su nombre en el Océano Pacífico, es impensable adivinar la fascinante historia que aún estaba por empezar.

Comenzaba una época en la que audaces navegantes como Elcano, Loaisa, Saavedra, Mensaña, Quiróa o Torres, entre otros, descubren fantásticos territorios, muchos de ellos deshabitados, en lo que actualmente conocemos como la vasta Oceanía.

Las más bellas y fascinantes regiones del planeta.

Magallanes representa solo el comienzo de toda esta apasionante historia de descubrimientos… Tras conseguir alcanzar el Océano Pacífico después de varios días de navegación a través del canal que lleva su nombre, llegó a la isla de San Pablo (Pukapuka), y a las islas Taburones o Desventuradas. Y tras cruzar el Ecuador encontró las islas Marianas,

que bautizó como las de los ladrones por llevarse los indígenas sus botes, hasta finalmente toparse con las Islas que llamaría Filipinas (en honor al Rey Felipe).

 

Más allá del nuevo mundo de las Américas existía otro llamado Novísimo Mundo u Oceanía, y durante las navegaciones españolas hacia las tierras de la especias, estos fueron descubriendo desde 1.520 a 1.606 las innumerables islas de la Micronesia, la Polinesia y la Melanesia, Nueva Guinea y las costas de Australia y Nueva Zelanda.

 

Viajes de penuria

 

Lo que resulta impresionante son las condiciones en las que se llevaron a cabo tales descubrimientos. La osadía de estos Españoles no tiene parangón, al navegar en barcos pequeños y construidos de forma tosca, de difícil gobierno e infame manejo, de incierta estabilidad al tener un centro de gravedad muy elevado. Con velas de trapo ineficaces, sin instrumentos de navegación con los que determinar de forma correcta la latitud y menos aún para hallar la longitud, sin carta alguna al tratarse de mares desconocidos en las que los escollos, las corrientes y los vientos eran tan inquietantes como todo lo que aún les esperaba…

En estas condiciones y contexto entendemos que el 80% de aquellos hombres españoles perdieran sus vidas en los continuados naufragios y desgracias vividas en alta mar.   ¡Ocho de cada diez... Se dice pronto!

 

 

Durante el mes de Julio de 1.525 zarpó de la Coruña Jofre de Loaysa con una escuadra de 7 barcos y 450 tripulantes, de las cuales, SOLO la capitaneada por Elcano; la “Espiritu Santo”  consiguió regresar y llegar al Guadalquivir tras la muerte de Magallanes en Filipinas.

Desde España tardaron 6 meses en alcanzar el Estrecho de Magallanes en donde se perdió el barco de Elcano en cuyo hundimiento murieron 9 marineros, debido a una fuerte borrasca. Hasta lograr el paso del estrecho y abrirse camino, perecieron numerosos marineros de frío. Otros temporales en el Pacífico acabaron finalmente con la vida de Loaysa y de Elcano, dejando a Alonso de Salazar al frente de la escuadra. El 4 de septiembre llegaron a las islas Mariana e hicieron rumbo a Filipinas. En este trayecto muere también Salazar sustituido por Martín Iñiguez que es envenenado por un portugués de la tripulación. Ya solo quedaba un buque con 120 maltrechos hombres capitaneados por Hernando Torre.

 

 

El descubrimiento de Papua Nueva Guinea

 

Desde el puerto de Zihuatanejo en nueva España salían 3 nuevas naves con 110 hombres dirigidos por Álvaro de Saavedra en misión de encontrar la expedición de Loaysa. Saavedra emprende el regreso a Nueva España y en Junio de 1.528  y encuentra tierras de enormes dimensiones habitadas por hombres de piel negra que acabaría conociéndose como Papua o Nueva Guinea.

250 leguas más adelante encontró otras islas al Norte habitadas por hombres barbudos de tez blanca por lo que las bautizó como las Islas “Barbudas”. Al año siguiente emprendió otro viaje siguiendo la misma derrota y divisó las Carolinas y según el portugués Galvao, descubrió también 500 leguas de costas en la Papuasia. En Octubre de 1.529 Saavedra pierde la vida y su nave regresa a las Molucas (actual Indonesia).

 

 

 

Sangre española en Hawaii

En 1.536 sale desde Acapulco (Méjico) otra expedición bajo las ordenes de Hernando de Grijalva durante la cual pierde la vida en un motín y finalmente la tripulación perece frente a las costas de Nueva Guinea, salvo dos españoles rescatados por un barco portugués.

El Rey Carlos I dio orden para organizar otra expedición al mando de Ruiz López de Villalobos partiendo de Nueva España en Noviembre de 1.542 y durante la cual descubrió las Islas de los Corales, las del Rey, las de los Jardines, cuyas indicaciones geográficas indican que eran las que el Capitán Cook redescubriría más tarde para dar el nombre como Islas Sandwich en el archipiélago de las islas Hawaii.

 

 

Las tradiciones de los indígenas de Hawaii recuerdan que mucho antes de Cook otros blancos llegaron a aquellos mares en épocas remotas sobre “islas flotantes” de madera, y que incluso 7 extranjeros llegaron a sus tierras y se establecieron en ellas y se casaron con mujeres del país, lo cual quizás sea la causa de que en Hawaii existan nativos de tez clara. Es un hecho que Cook encontró un pedazo de armadura y otro de una espada que parece ser que aún se conserva en el Museo Británico…

Una de las naves de la escuadra de Villalobos llamada San Juan y capitaneada por De la Torre divisó en Agosto de 1.543 el grupo de Islas de Los Volcanes.

 

 

 

Oceanía Española en la segunda mitad del siglo XVI

 

Felipe II ordenó nuevas expediciones en su perseverancia por descubrir nuevos territorios en las que se descubren las Islas Marshall. El piloto Lope Martín desertó con la intención de adelantarse a Legazpi, que en 1.564 y en ruta a Filipinas descubre las Islas Marshall y toma posesión de Guam en las Marianas (Micronesia).

Lope Martín trata de arrebatarle a Legazpi la gloria de los descubrimientos. Así se las gastaban entonces, y a las ordenes de Pero Sánchez Pericón descubrió otras Islas, de las Carolinas, pero es asesinado por su piloto que a su vez es descubierto por la tripulación, ante lo cual, los marineros le abandonan junto con sus seguidores en una de estas islas.

Pero los descubrimientos más brillantes están aún por llegar a manos de Álvaro Mendaña que abre nuevas rutas por el Pacífico, alcanzando las islas coralíferas de la Polinesia, hasta entonces desconocidas. Salen del Callao en Nueva España en Noviembre de 1.567 y tras cincuenta día de navegación agotadora sin divisar ninguna tierra llegan a una que bautizan con el nombre de Jesús, poblada por gentes mulatas.

 

 

Eran las Islas Salomón, donde las leyendas de la época suponían que estuvo la antigua y famosa Ofir. Con otros doce marineros y 18 soldados descubre muchas otras islas en este mismo archipiélago y la gran isla de Guadalcanal abundante en frutos y cuyos habitantes ofrecían hermosas perlas a los visitantes.

En la isla de San Nicolás encuentran enormes murciélagos de más de un metro de envergadura. Los temporales que provenían del sur a punto estuvieron de aniquilarlos durante el regreso y los dejaron sin provisiones por lo que padecieron hambre y sed de camino al Perú al que arribaron desarbolados y con solo un botijo de agua, no sin antes descubrir otras islas al norte de Ecuador llenas de Galápagos.

 

 

En los años antes y durante otras expediciones españolas se descubre Australia y las islas inmediatas, y aunque no hayan llegado relatos de estos otros viajes anteriores, es indudable que el descubrimiento tuvo lugar, pues hay mapas de la época con perfiles de la costa y nombres de origen español. Posiblemente Juan Fernández descubriera Nueva Zelanda, como demuestran unos mapas publicados por Collingridge en 1.891 y en los que aparecen Australia, Tasmania y Nueva Zelanda descubiertas por españoles y portugueses antes de 1.536, mucho antes de los viajes de los holandeses.

 

 

García Hurtado de Menzoza Marqués de Cañete, y Virrey del Perú, organizó una expedición de 3 naves con destino a las Islas Salomón en donde debería fundar una colonia. Corría el año 1.595 y el 21 de Julio divisaron tierra pero descubrieron que no eran las Islas de Salomón y que convino en llamar las Islas Marquesas, llamando a las mayores de ellas la de San Pedro, Dominica y Santa Cristina. Los territorios eran muy fértiles y hermosos, con riachuelos, gallinas y cerdos, perdices y palomas, con pesca abundante y diferentes variedades de plátanos cocos, caña piñas, almendras y otras verduras. Pero pronto surgirán desavenencias con los amistosos indígenas, y las fiebres y otros males hicieron que los colonos buscaran refugio en las naves de las que sólo desembarcaban para buscar comida, ya que eran recibidos a flechazos por los antes acogedores indígenas.

 

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Las Marquesas, Tuamotu y el descubrimiento de Australia

En otra expedición posterior desde Acapulco, Quirós puso la proa hacia las Marquesas para luego dirigirse a Nueva Guinea, y a lo largo de la singladura descubrió muchas nuevas islas en el archipiélago de las Tuamotu, pasó al norte de Tahití en Polinesia sin avistarla en este viaje, y continuó por las aguas del archipiélago de Tokelau o islas de la Unión, quedando sorprendido en la Isla de Peregrina por la rubias y hermosas mujeres que encontraron.

 

 

Posteriormente encontraron la Isla del Socorro con una pintoresca aldea cercada por el agua de mar que decidieron bautizar como Venecia, y navegó posteriormente hasta encontrar la Nuevas Hébridas en donde descubrió una hermosa y enorme bahía que desembocaba en un río tan ancho como la desembocadura del Guadalquivir y proyectó crear una ciudad bautizada como Nueva Jerusalén.

Quirós creyó que se trataba de la ya descubierta tierra de Australia y a mitad de Junio salieron 3 navíos a reconocer la costa, pero los vientos y las corrientes los alejaron de tierra y ya no pudieron retornar al puerto. La nave "Acapulco" logró alcanzar el puerto de Navidad después de haber descubierto varias islas bautizada como las del “Buen Viaje” en lo que actualmente se conoce como las Islas Marshall.

 

 

Mientras, la nave capitaneada por Luis Vaez de Torres hizo rumbo Oeste costeando Nueva Guinea por su lado Sur y descubriendo el famoso Estrecho de Torres que separan Papúa de Australia. En el escrito que dirigió Torres a Felipe III describía con mucho detalle los rasgos de los indígenas australianos, papuanos y polinesios, así como las topografías y particularidades de cada zona descubierta.

 

Ya en el año 1.700 el doctor Ernesto Hamy da a conocer mapas fechados en 1.606 a 1613, que describen con mucho detalle la costa de Nueva guinea con los nombre topográficos dados por navegantes españoles como Saavedra, Grijalva, Ortiz, o Torres, o Diego de Prado y Tovar. Más de doscientos cincuenta años más tarde, el inglés Moresby afirma en el año 1.873 haber descubierto la costa oriental de Nueva Guinea (sic)

 

 

Las Salomón, la Micronesia y la Polinesia Española

 

En el año 1.686 Lezcano descubrió la Micronesia bautizándolas como las Carolinas en honor a Carlos II. A lo largo de tantos años las noticias de los descubrimientos de Oceanía ya han volado por toda Europa y otros navegantes holandeses, franceses e ingleses se apresuran en rivalizar con los descubridores españoles.

En el año 1.770 las autoridades españolas del Perú tratan de averiguar si los navegantes extranjeros como Cook y Wallis se han establecido en algunas de las islas descubiertas y mandan en expedición el navío San Lorenzo junto a la fragata Santa Rosalía desde el Callao, topándose con la Isla de Pascua a la que llamaron San Carlos.

 

 

Dos años más tarde en 1.772 salió también desde el puerto del Callao, la fragata "Aguila" que haciendo ruta al Oeste descubriría varias nuevas islas de los archipiélagos de las Tuamotu y de Tahití. A esta última llamó Amat por ser el apellido del Gobernador de Perú y Chile. Los habitantes naturales de Tahití aún conservan el recuerdo de estas expediciones y cuando la nave Numancia da la vuelta al mundo en el año 1.866 son recibidos con alegría por los locales quienes incluso les componen una canción de bienvenida y les recuerdan que en sus tierras descansan los restos de los anteriores visitantes españoles.

 

 

Pero faltaba por explorar el interior de las grandes islas, situarlas con mayor precisión en las cartografías, y detallar los innumerables archipiélagos con sus miles de islotes y peligrosos arrecifes que apenas sobresalen sobre la espuma de las olas. Entre otras numerosas expediciones de la época, tuvo lugar una penosa y larga navegación llevada a cabo por Francisco Antonio Mourelle entre 1.779 hasta 1.781 que zarpó del puerto de San Blas en el mes de Noviembre para recorrer la costa de norteamérica y arrumbar a las Filipinas con cargamentos de tropas y pólvora.

Estando atracado en el puerto de Sisirán, en Luzón, recibió las ordenes de regresar a Nueva España y al no tener víveres y estar el navío en estado muy deteriorado tuvo que enfrentarse con los fantasmas de la sed y la hambruna en alta mar. Al cabo de muchas semanas de navegación en rumbos E y SE entre los mares de Palaos y las Carolinas, dio con encontrar las Islas de la Melanesia bautizadas con nombres como Los Ermitaños, Los Anacoretas, Los Monjes, Santa Matías, La tempestuosa (actualmente Nueva Irlanda), todas ellas situadas al Nordeste de Nueva Guinea. En ellas se reabasteció de agua y víveres para más tarde arrumbar al territorio de las islas Salomón que no alcanzó por culpa de los vientos, siendo obligado a navegar hasta la latitud 12S en donde encontró las Islas de Tonga ó de los Amigos y el archipiélago de Lakena y el archipiélago de Ellice.

 

 

El historiador Inglés Coxe dice que si los nombres de González Haedo, Domonte, Mourelle entre otros no tiene la celebridad de Cook, Vaucouver, Bougainville o Laperouse, se debe, no a su falta de mérito, sino más bien a la oscuridad y suspicaz política de los gobernantes españoles con respecto a las operaciones que mandaban llevar a cabo en sus dominios.

Lo mismo ocurrió años más tarde con la fantástica expedición de las corbetas "Descubierta" y "Atrevida" capitaneadas por Alejandro Malaspina que recorrieron el Océano Pacífico desde el puerto de Acapulco a las Marianas y Filipinas, hasta Australia.

El deslumbrante descubrimiento de Oceanía tuvo a la postre escasos resultados prácticos en la época colonial española y así las tierras que descubrió Quirós pasaron a manos de los franceses, ingleses holandeses y alemanes. El desastre político español de finales de hace poco más de un siglo, desembocó en el nefasto tratado de París (1.898) por el cual España cedió a los Estados Unidos la isla de Guam y en 1.899 vendió las Carolinas, Marianas y Palaos a Alemania. Así el Océano Pacífico, dejó de ser para siempre el acertadamente llamado hasta entonces “Mar Español”, por gracia de los políticos españoles de la época.

 

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