Tras la aventura del Amazonas, el Puma 34 decide conocer algunos de
los más bellos lugares del Caribe, recorriendo parte de la costa de
Venezuela, Trinidad y Tobago, Martinica y otros muchos rincones
de ensueño.
Trinidad y Tobago
Tras la salida del
Amazonas, el Aire IV navega 1.500 millas hasta llegar
a Trinidad Tobago. La travesía dura 9 días y es bastante
desagradable con olas de hasta 4 metros y tormentas con 35 nudos de
viento. Una navegación dura y desapacible que contrasta con la
espectacular llegada a las islas de Trinidad en donde Carlos decide
definitivamente abandonarles hastiado de tanta mala mar. Los chaparrones
continuos les obligan a navegar calados y en bañador mientras el
barco se menea más de la cuenta.
En Trinidad hay
que reparar muchas cosas y por radio van recibiendo instrucciones de
cómo efectuar los distintos mantenimientos. El depósito de gasoil
vuelve a tener hongos y hay que vaciar y limpiar a fondo los
filtros, inyectores y demás piezas de la alimentación de
combustible. Al final se hicieron conocidos por todos debido la
cantidad de desventuras y averías que sufrían. Por seguridad fondean en las bahías
donde ven muchos barcos de recreo. A estas islas no llegan los
huracanes lo que las hace un lugar idoneo para hibernar y dejar el
barco durante largos períodos. Las instalaciones portuarias están
bien desarrolladas y son baratas. Por 20 días de estancia pagaron
sólo 150 dólares y además fueron tratados muy bien por ser
Españoles!
Un marino llamado
Rodolfo de 78 años de edad que lleva mucho tiempo navegando por la
zona les da las coordenadas de una pequeña isla llamada Suriñan en
donde estuvo prisionero el famoso personaje Papillón. Es una zona
con muchos tiburones y en donde desgraciadamente también es posible
tener encuentros con piratas, aunque no tan peligrosa como las aguas
de Venezuela en
donde es bastante arriesgada la navegación. En las aguas de
Venezuela impresiona contemplar los inmensos campos petrolíferos que
iluminan el cielo con sus llamas que arden día y noche.
La bahía llamada
de los “piratas” en Trinidad y Tobago es "flipante". Angel y Toni
están fascinados con el espectáculo natural que encuentran y el
agradable ambiente de sus gentes. Los habitantes son muy amables y
hospitalarios especialmente ahora que es Carnaval. La insfraestructura aún no está muy desarrollada lo cual aporta ese
“sabor” de autenticidad sin grandes instalaciones hoteleras que
desentonen en tan bello paisaje tropical. Allá en Trinidad
encuentran al primer barco Español con el cual pasan un buen rato
intercambiando vivencias.
Coinciden con la
festividad pagana del “agua” en la que se celebran los dones de la
naturaleza acompañada por bailes. En la fiesta eran los únicos 2
blancos rodeados de miles de negros que hacen chistes por su poco
sentido del ritmo.
A unas 200 Millas
de Trinidad hay dos pequeñas islas conocidas como Petit
Tobago que son auténticas “perlas” del Caribe y en las
que Angel y Toni pasan una larga semana disfrutando en
"no-hacer-nada". Forman una preciosa bahía de idílicos paisajes, que
le hace a uno
pensar sobre la necesidad de retirarte para siempre de la
civilización para pasar el resto de tu vida en ellas.
Toda las costas de
Trinidad y de Tobago ofrecen lugares de ensueño con playas
espectaculares. El
único problema fue el idioma ya que el inglés que hablan en estas
tierras es
bastante cerrado y difícil de entender. En Tobago la naturaleza
exuberante ofrece una vegetación densa y tupida. La fauna en
consonancia no deja lugar a dudas sobre su riqueza. Se ven por todas
partes increíbles colibríes y todo tipo de aves de colores. En
Tobago, los amigos del Puma 34 pasan 20 días de ensueño en donde los pescadores les visitan
todos los días para ofrecerles pescado y otros alimentos por poco
dinero. Un navegante Francés con cierto aspecto a “Mister Bin” viaja
junto con su familia en su velero el “Very Good” y ya llevan deambulando
7 años por todos los mares del globo. Su hijo pequeño no había
conocido otra cosa más que la vida en el mar. También conocen a un
matrimonio Vasco que viajan en un Bavaria 36 y que además cocinan
unas cenas fantásticas!!!
Martinica, Sant Thomas y Santo
Domingo
En Martinica
también coincidieron con la época de Carnavales y lo pasaron genial,
pero es cara y funciona a precios Europeos con Euros claro está,
como buena colonia Francesa que es! La hermosura de su paisaje
se combina con la belleza de sus aguas turquesas y transparentes que
envuelven playas y
bahías perfectas para fondear. En total 7 días recorriendo y
disfrutando de sus costas.
Las langostas son
espectaculares, pero no tan ricas como las gallegas!
Desde Martinica, el
Aire IV navega hasta Santo Tomás (Saint Thomas como se las conoce
ahora) en las Islas Vírgenes británicas, y como no llevaban visado
en regla pues este estaba caducado después de tantas semanas de navegación, les
piden nada más llegar 600 Euros a cada uno de ellos en concepto de
renovación del visado… ¡Menudo robo! Como habían quedado con
amigos tuvieron que pasar por "caja" y pagar. Se
pasaron navegando un mes entero para “amortizar” el visado, aunque
tanto Saint-Thomas, como Saint Johns carecen de la belleza de otros
lugares. Además no merece la pena ya que las tarifas en todas partes son exorbitadas.
Todo está pensado para megayates y ricachones. Una hora de cibercafé cuesta 20
dólares, una llamada de 5 minutos también 20 dólares, y un amarre
de 10 metros para una noche del orden de 50 dólares, a sumar agua y
electricidad.
Desde Santo Tomás
navegan para conocer Santo Domingo en donde se les estropea el motor
justo después de la atracada! Tras una pequeña indagación local localizan un
mecánico que utiliza su container "tir" como oficina y taller. La avería
es muy gorda y hay que sacar el motor del barco para hacer una
rectificación de camisas y cambiar muchas más “tripas”. El buen
hombre sacó el motor del barco ayudado por un polipasto sujeto a la
botavara bien mantenida por el amantillo. Se pasaron un mes
fondeados sin demasiadas prisas mientras el motor esperaba las
piezas de repuesto desde España. Con tanto tiempo por delante, Angel
llega a entablar una buena amistad con Willfred el mecánico. Lo de
menos es el costo de la reparación pues la avería se resolvió por 300 Euros, pero la
logística se complicó bastante. La neumática casi se hunde por el peso
del motor, y tras la reparación, cuando probaron la buena marcha del motor al arrancarlo
fuera del barco en la misma playa, este parecía querer escapar al
comenzar a andar solito! Subir el motor al barco tampoco fue "pecatta
minuta", y estuvo muy cerca de irse al agua... La cosa
acabó bien aunque eso sí, por los pelos.
9 meses de Aventura
Durante los 9
meses que dura esta bella aventura se pasaron comiendo básicamente
unos 200 kilos de espaguetis, pero afortunadamente se podía elegir
menú, pues a veces estos eran con tomate, otras con un
chorrito de aceite y en ocasiones al "natural". También había bastante arroz a bordo para alternar con los platos de pasta. Las latas de conservas ya había
“caido” a la primera de cambio, y allá por navidades, para celebrar
la salida del Amazonas, los tres amigos cocinaron de forma
excepcional unos excelentes huevos con patatas fritas! Los frutos
secos se estropearon con tanto calor y demasiada humedad. El agua
dulce nos les faltó en todo el viaje y las reservas se mostraron
perfectamente calculadas, no así el gasoil que junto con el motor se
mostró un auténtico desastre. Para fregar utilizaban agua de
mar. Las guardias eran de 2 horas durante la noche y de 4 horas por
el día, y lo más tedioso fue tener que mantenerse al timón durante
todas las navegaciones pues el piloto automático desfalleció en los
primeros días de la aventura.
Nuestro agradecimiento a Ángel y a Tony por habernos dejado ser
partícipes de su gran aventura......
1ª Parte:
Aventura en el Amazonas
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