Preparación
del barco
Como
tantos otros, yo también soñaba hacía tiempo con cruzar el
Atlántico en mi propio barco. Llevaba navegando desde los años
80, tenía los títulos de patrón y capitán de yate pero nunca
había tenido un barco propio. Mi domicilio estaba en Madrid y
había decidido no tener un barco hasta que no tuviera el tiempo
necesario para hacer un gran viaje. Por eso, navegué durante
diez años en barcos de alquiler. Todos los veranos, y algún
puente y Semana Santa, alquilaba un barco en alguna base de
charter del Mediterráneo junto a varios amigos y así conocí y
navegué en Grecia (varias veces), Turquía y mucho en Baleares y
la costa de Levante.
En estas
navegaciones, el único a bordo que tenía algo de experiencia era
yo, y el resto de la tripulación no había navegado nunca. Esa
experiencia de navegar como responsable en barcos desconocidos
sobre aguas también desconocidas me enseño mucho.
En
primavera de 2002, saltó la oportunidad. Un familiar mío tenía a
la venta el KYO, un estupendo Puma 34 y cerré el trato (a buen
precio) sin ni siquiera haber visto el barco. El KYO fue
construido en el año 77 y había tenido tres o cuatro
propietarios anteriores. Estaba bastante equipado, no muy
exprimido y algo falto de mantenimiento.
Ese primer
verano de 2002 navegué algo más de un mes por las Baleares, con
lo que fui descubriendo las pequeñas (y no tan pequeñas)
deficiencias que había que corregir. Al acabar la temporada (y
mis vacaciones) busqué una marina en Valencia y saqué el barco
del agua. Durante todo el invierno me dediqué a hacer
reparaciones y mejoras a base de viajes Madrid-Valencia en fines
de semana.
Desde
sustituir selladores donde había goteras, maderas y barnices,
hasta alguna operación de más envergadura que detallaré más
adelante.
El verano
de 2003 navegué 45 días ininterrumpidamente otra vez en
Baleares. Durante ese tiempo, el barco se comportó
perfectamente. Prácticamente no tuve averías ni grandes ni
pequeñas y el barco respondía perfectamente en todas las
condiciones de mar y viento. eso me decidió a prepararlo a fondo
para una travesía transoceánica.
Durante
el invierno de 2003 y hasta verano de 2004, otra vez con el
barco en seco, lo revisé a fondo, desde la orza al tope del palo
y lo equipé a base de fines de semana.
En
septiembre navegué hasta Barbate (Cádiz) y lo dejé allí durante
un mes mientras remataba asuntos en Madrid. Bajé hasta Canarias
en Octubre. Nuevamente dejé el barco en Tenerife y volví a
Madrid.
El 13 de
diciembre zarpé rumbo al Caribe.
Esta es
una relación de los principales trabajos de reforma y mejoras que
hice en el KYO:
- Fondeo.
Originalmente el Puma 34 llevaba el molinete en el interior del
pozo de anclas, pero el KYO ya estaba equipado con un potente
molinete de 1000 W. colocado en el exterior, con lo que el pozo
tenía un gran tamaño. Añadí cadena al ancla principal (CQR)
hasta los 45 m. Instalé un segundo fondeo (Danforth) con 7 m. de
cadena y 35 m. de cabo.
-
Enrollador de génova. Lo desmonté completamente, lo revisé y lo
volví a instalar sobre un nuevo estay. Sustituí el cabo.
- Jarcia
firme. Desarbolé el barco, revisé toda la jarcia y cortando el
antiguo estay de proa y colocándole un terminal Sta-Lock preparé
un estay de trinqueta. Encargué un soporte de inox que fijé al
mamparo del pozo de anclas tras haberlo reforzado con fibra.
Revisé cadenotes y tensores.
- Perchas.
Modifiqué el anclaje de la escota a la botavara que era una
pieza arqueada que permitía girar la botavara sobre su eje
(originalmente era el sistema de rizado). Retoqué la pintura del
mástil (blanco sobre el anodizado oro original) e instalé cuatro
protectores de caucho para que las drizas no golpearan el palo
(usé unos protectores que se fabrican para proteger los
parachoques de los coches).
La
reparación de más envergadura fue el puntal que soporta la
presión del palo bajo la cubierta. Al desmontar los paneles del
techo de la cabina para sustituirlos comprobé con desesperación
que la placa superior del puntal (rectangular, horizontal,
soldada al puntal) estaba totalmente oxidada y casi deshecha en
un 25%. Era debido a una filtración de agua por los taladros de
la cubierta donde pasa el cableado del palo. A base de taladros
contiguos, sierra circular para metal y mucha paciencia conseguí
cortar la soldadura y sacar la placa. Como soldar una nueva
placa era muy complicado ya que el puntal coincide con el
mamparo principal, la esquina del baño y el pasillo, encargué
una pieza del mismo tamaño con una base en U que introduje sobre
el puntal de popa a proa. Hice dos taladros pasantes
horizontales y puse dos espárragos con tuercas. El resultado,
después de muchos esfuerzos y juramentos fue perfecto (ver
figura).
- Velas.
las llevé al velero a revisar (incluyendo un génova 2 de
garruchos que había en el barco y que ahora utilizo como
trinqueta), cambiaron la franja solar del
génova,
pusieron una tercera faja de rizos a la mayor y compré un
tormentín de ocasión.
- Casco.
Ni huella de ósmosis. Reparé con fibra la parte inferior de la
orza que había dañado tocando fondo en Moraira durante el verano
y le di varias manos de
antifouling.
- Aparejos
de cubierta. Desmonté y reparé un par de winches (de los nueve
que lleva el Puma en la bañera). Cambié las escotas del génova y
aproveché las antiguas para la trinqueta.
-
Gobierno. El Puma 34 originalmente iba equipado con caña, pero
el KYO llevaba instalada una rueda. Estuve dudando si quitarla o
no, pero ello me suponía perder la mesa de la bañera, el compás,
y sobre todo el piloto automático de rueda. Desmonté la bitácora
y encargué a un tornero un nuevo engranaje de bronce. Cambié la
cadena y los guardines de cable. Después de meses de dar vueltas
por internet, encontré un piloto de viento Bogasol de casi la
misma edad que el barco pero en muy buen estado y lo instalé en
la popa con reenvíos ala rueda. Asombrosamente coincidían los
soportes con la escalerilla de baño, muy sólida, y no tuve que
taladrar el espejo de popa.
- Bañera.
Forré los bancos de la bañera con listones de iroko, amplié la
mesa y modifiqué los anclajes del toldo bimini que estaba
demasiado bajo.
-
Interior. Pinté el camarote de proa, amplié y monté sobre
bisagras el triángulo que completa la cama. Tapicé todos los
asientos y respaldos del salón, cambié los tableros barnizados
del techo, añadí una cajonera (de IKEA) y un tablero abatible
para dar más superficie de trabajo a la cocina. Hice algún
interior de armario, instalé cuatro altavoces para HiFi en el
salón y dos más en la bañera. Puse una lona en la litera del
salón (la que utilizo para dormir habitualmente cuando voy en
solitario) para sujetarme el las escoras a babor. Desmonté y
revisé la cocina de tres fuegos y horno, sustituí las hornillas
y la rejilla.
- Motor.
El barco originalmente equipaba un motor de 28 CV. El Kyo lleva
un maravilloso Perkins 4108 de 42 CV que funciona como un reloj.
El anterior propietario lo sacó del barco y un buen mecánico lo
desmontó por completo y lo dejó en rodaje dos años antes de que
yo lo comprara. La caja de cambios se puso nueva. Tuve una
avería en la bomba de inyección un verano por agua en el gasoil.
Después de mucho investigar resultó que la causa era que el
tapón de llenado rozaba lateralmente con la brazola y no llegaba
a cerrar del todo y en las escoras pronunciadas, entraba agua al
depósito. Modifiqué el tapón e instalé un separador (decantador)
de agua-gasoil.
- Hélice.
Llevo una enorme fija de tres palas que seguramente me quita más
de un nudo a vela pero que a motor da un empuje excelente. Algún
día instalaré una carísima max-prop. Cambié el cojinete del
arbotante.
-
Electrónica. Piloto automático Navico 5000 de rueda (electrónica
sustituida en España, engranajes del motor en Trinidad), VHF,
GPS-Plotter Garmin, GPS de mano Garmin E-Trex, Equipo de viento,
corredera y sonda Autohelm, Sonda gráfica SeaKing, receptor BLU,
y para la travesía compré una radiobaliza 406 EPIRB a un
pescador de Santander y un radar nuevo JRC 1000 cuya antena
instalé en un poste que tenía a popa de la antigua antena del
Loran.
-
Electricidad. Cuatro baterías de 70 amp. en dos grupos y una
pequeña placa solar sobre el bimini. Más que suficiente.
Inversor a 220V de 300 W.
-
Depósitos. El agua dulce la almaceno en dos depósitos con un
total de unos 140 litros, que desmonté y limpié a conciencia.
El gasoil
(80 litros) va en un depósito de fibra y perdía por la unión con
la tapa superior (cerrado con línea de tornillos y tuercas todo
alrededor). es imposible sacarlo del barco sin sacar primero el
motor, por lo que recorté una ventana en un lateral accesible y
desde el interior, sellé con pasta de fibra a lo largo de toda
la unión con la tapa. Lo limpié a fondo y cerré la ventana con
fibra. Además llevo 70 litros de gasoil en bidones.
- Varios.
Aparte de la nevera de hielo original, tengo una 12V. de puerta
vertical (que habitualmente no conecto por el consumo). Instalé
un segundo compás en la mesa de cartas, dos barómetros y dos
pequeñas plataformas de popa. Compré una auxiliar Zodiac nueva
de 2m. con un fueraborda de 2 CV. y una balsa salvavidas también
nueva Zodiac de seis plazas que instalé en la cubierta.
Y por
supuesto una larga lista de pequeñas mejoras, sustituciones,
arreglos, barnices, etc. El resultado ha sido excelente. En toda
la travesía del Atlántico sólo tuve un mal contacto de la luz de
alcance y al final una avería en el piloto automático eléctrico.
Todos los
trabajos los hice yo mismo (y sólo), a excepción de las
reparaciones de electrónica, de motor, de velas y de tapicería.
Eso me ha supuesto (aparte de un enorme ahorro) conocer el barco
a fondo y estar bastante preparado ante cualquier eventualidad.
por supuesto llevo abordo gran cantidad de herramientas,
repuestos y materiales de todo tipo.
KYO; el
Atlántico a vela:
-
La decisión
-
El barco
-
Preparar el barco
-
Manual del perfecto
transmundista
-
La borrasca perfecta
-
El viaje
-
Conclusiones
|