Está claro que
cuanto más grande sea un barco mejor navegará, sobre todo con mala
mar, y más cómoda será la vida a bordo.
Pero cuando se trata de recorrer una costa
palmo a palmo entrando en puertos de escaso calado, con bocanas
restringidas y con fuertes variaciones de marea…, el tamaño del
barco lo es todo. Siga el consejo francés "Petit bateau, petit
problème"
Más
de 1.000 millas de navegación a lo largo de todo el litoral
Cantábrico, y por el Mediterráneo ofrecen innumerables experiencias
interesantes. El compromiso es tan delicado que en bastantes
ocasiones nos hubiera gustado navegar en un barco aún más pequeño y
de menor calado para adentrarnos por las rías y perdernos en la
naturaleza.
Pero al fin y al
cabo nuestra Cap Camarat 755wa es perfecta, pues es lo
suficientemente grande como para permitir hacer camping náutico con
ciertas comodidades, y lo suficientemente pequeña para acceder a
sitios relativamente estrechos.
Navegar con seguridad
A “toro pasado” y
después de recorrer desde Vigo todo el litoral Atlántico hasta
Bretaña y haber hecho gran parte del Mediterráneo Español tras
recorrer los Canales Franceses que unen estos dos mares, podemos
afirmar que no se trata de ninguna temeridad navegar por el
Cantábrico con nuestro barco y por el contrario es una experiencia
única y enriquecedora. La capacidad de un barco para afrontar el mar
no solo depende sólo de la eslora y por el contrario influye en gran
medida su diseño, su motor y sobre todo el sentido común en la
forma de navegarlo.
Cuando subimos el
trim del fueraborda a tope, dejando prácticamente la cola fuera del agua, con el
motor a ralentí pero la hélice aún bombeando, el motor sigue
refrigerando y proporcionando un poco de propulsión, mientras queda
protegido por la quilla, que por otro lado cala solo algunas decenas
de centímetros.
De esta manera es posible
acercase hasta sitios
insospechadamente someros sin demasiado acongojo en estas
maniobras. Una lancha con fuera borda permite posarse suavemente
sobre el fondo en marea baja para esperar la siguiente pleamar tras
una noche totalmente quieta y tranquila. Por ejemplo, al visitar la
bahía de Arcachon, para pasar la noche en verano lo mejor que
podríamos aconsejar, es tirar millas hacia el fondo ya pasada la
isla de los pájaros y buscar una pequeña playa en la que poder
embarrancar en marea baja. El náutico de Arcachon está saturado en
las fechas estivales y tiene amarres caros.
Sobre nuestro
Yamaha F350 Cv, algunos nos han comentado que parece un poco pasado
de potencia para una lancha de 7,5 metros y 1.400 kilos de
desplazamiento, y por tanto supone una sobremotorización. Es falso.
Nuestra experiencia demuestra todo lo contrario y podemos afirmar
que se trata de un motor perfecto pues la popa queda bien asentada,
podemos navegar a medio régimen la mayor parte del tiempo y con
consumos equivalentes a los que tendríamos con motores de menor
potencia pero trabajando con más esfuerzo.
Además de lograr una gran
longevidad del motor al funcionar de forma más desahogada, tenemos
una reserva de potencia para divertirse desaforadamente en las
ocasiones en las que es posible disfrutar de altas velocidades, con
el mar muy plano como por ejemplo en la Ría de Vigo, en la bahía de Arcachón o en el Mar Menor de Murcia.
La vida a bordo
En una Cap Camarat
755wa la vida a bordo se hace al exterior, por eso no es un barco
adecuado para navegar con mal tiempo, lo cual no quiere decir que no
se defienda bien incluso con mala mar. Así lo pudimos comprobar,
aunque un poco angustiados durante la subida hacia Royan al sur de
Bretaña.
Haciendo vida a bordo, el barco es perfecto para una
pareja, tres personas ya son multitud. No es posible navegar sin la
instalación de un buen bimini que además de protegernos del sol,
ayuda a crear un ambiente de intimidad al pernoctar en un amarre o
al fondear. Tras buscar diferentes lugares para la bella mesa oval
de la bañera descubrimos que el mejor sitio es justamente donde está
puesta, en la bañera. Incluso navegando en un mar algo agitado, esta
se mantiene quieta y por ello lo mejor es no buscarla sitios
imposibles en el interior.
El nivel de
confort y habitabilidad depende mucho de nuestras exigencias
personales. Para nosotros ha sido muy agradable al aceptar que no
navegábamos en un yate de 20 metros. El confort a bordo depende
tanto del barco como del entorno en el que naveguemos. Si por
ejemplo tenemos un lujoso velero, pero por la noche hay mosquitos
sin posibilidad de protegernos de ellos, lo llevaremos tan mal como
lo pasamos en el incómodo puerto de Cullera cuyo río Jucar es un
auténtico infierno de mosquitos, al menos durante el mes de Agosto
en el que estuvimos. Y hemos de puntualizar que allí en Cullera fue
el único sitio de todo el recorrido en el que nos torturaron tan
insoportables insectos
En espacios tan
pequeños es importante organizar los espacios y tener claro que cada
pequeño rincón del barco permanece reservado para cada cosa. A este
respecto creo que Jeanneau podría subdividir la larga balda interior
mediante pequeños separadores y buscar algún nuevo rincón de estiva
en lo que el artillero considera un aseo, pero en la práctica al
preparar el barco para camping náutico se utiliza como gran armario.
Porque debemos desengañarnos y aceptar que las necesidades más
imperiosas deben efectuarse al estilo “Bernard Moitesier”.
La Cap Camarat
ofrece una amplísima bañera y en proa la superficie para tomar el
sol es tan cómoda como práctica para leer al atardecer o dormir al
“raso” protegidos por un edredón de verano contra el relente de
la madrugada durante las bellas noches de verano… ¡Qué gozada!
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