Pero uno de los
grandes retos es
el espacio.
Mudarse al barco
requiere
prescindir de
muchas cosas que
solemos tener en
una casa. Y a
pesar de todos
los recortes…
siempre nos
faltará espacio
y huecos en los
que organizar
nuestras cosas.
Si vivimos con
niños, las
necesidades de
espacio se
complican aún
más, pues
necesitaremos
buscar huecos
para libros de
estudio,
juguetes, ropas
o material
escolar...
Cuando navegamos hacemos vida
confinada por definición. Y por ello, este confinamiento forzoso al
que nos fuerza el coronavirus, no es más complicado que soltar
amarras y largarse a navegar durante semanas. Cuando partimos a
navegar para todo un verano, nos acostumbrados a no
pisar tierra durante bastantes semanas seguidas. Sabemos cómo organizar "la compra"
para que dure durante un largo período. Y todo ello no difiere mucho a lo que
actualmente nos toca vivir como 'El confinamiento' o cuarentena del
coronavirus.
Aprovechar las semanas de
confinamiento
En estos tiempos de confinamiento, NO podemos soltar amarras, y si
lo hace, es más que probable que no pueda entrar a otros puertos, como ya
ocurre con algunos conocidos de Fondear que viajan en estos momentos por distintos
rincones del mundo. Me cuentan de un marino que está en Gambia sin
atreverse a cruzar a Brasil, pues no le van a dejar entrar. Otros
están en el Caribe sin poder hacer ninguna "Clearance". Otros están en
Cartagena de Indias fondeados en una isla, pues nadie puede ni entrar
ni salir de los puertos colombianos... Todo bloqueado.
Puesto que tenemos que permanecer a
bordo o en el entorno portuario durante bastantes días, es
importante mantener una rutina y un horario al que ceñirnos, de la
misma forma en la que vivimos la rutina del día a día durante las
largas navegaciones oceánicas.
Es el momento de dedicar tiempo al
barco y repasar, mejorar, modificar o revisar todo tipo de
instalaciones y sistemas instalados a bordo. En momentos normales
nos falta tiempo para desmontar y revisar el estado de los winches,
comprobar el estado del sistema de refrigeración, limpiar los
depósitos de agua que probablemente nunca haya tenido tiempo ni
ganas de limpiar.
Se sorprenderá la cantidad de incrustaciones y sedimentos que puede
llegar a formar. Podemos desmontar
y engrasar el molinete del ancla, buscar esa avería eléctrica que
lleva años dando la lata, repasar costuras del plano vélico o
fabricar nuevas fundas a los gastados cojines de exterior. Es
el momento de afrontar proyectos que teníamos aparcados desde hace
años, sin que viéramos el momento de afrontarlos.
Pero debemos tener en cuenta que en
estos tiempos de confinamiento es más complicado comprar los
materiales necesarios para afrontar reformas y trabajos. El parón
económico es total y absolutamente preocupante. Proveedores
cerrados, empresas desaparecidas en combate, tiendas inoperantes,
negocios cerrados.
El Post-Confinamiento
A medida que pasan las semanas de
cuarentena, crecen las ganas de ir al puerto a comenzar la puesta a
punto de nuestros barcos para preparar la temporada que parece que
nunca va a llegar. Los que han quedado confinados en sus barcos
ansían por echarse a la mar con una suficiente seguridad de poder
arribar y amarrar en otras marinas deportivas.
Es aventurado pensar en las
consecuencias socio-económicas del coronavirus, pero tan segura es
la crisis en la que ya estamos irremediablemente sumidos, como la
necesidad de profundos cambios sociales que nos catapulten hacia
formas de vida más sanas, sostenibles, saludables y felices... Es
más que probable que el post-coronavirus marque un cambio de
inflexión en las sociedades de todo el planeta. Un cambio profundo
en
el modo de vida, en forma en
que afrontamos el día a día. Un cambio radical en el trastocado
orden de valores que rige la actual sociedad.
Mientras tanto, además de cumplir el
confinamiento forzoso y aceptar con resignación la pérdida de
libertades sociales, además de cumplir con las lógicas medidas de
higiene y demás asuntos sanitarios, no olvide que la
salud es un asunto del que cada uno debe responsabilizarse.
Lo más importante es fortalecer
nuestro sistema inmune. Buena alimentación, sana y natural, con
ejercicio diario son claves para tener el cuerpo y la mente en buen
estado. Un aporte complementario de oligoelementos y vitaminas, con
aportes culinarios de alimentos naturales, permiten potenciar al
máximo nuestro sistema inmune, que es el único método para hacer
frente a este y otros virus, que antes o después casi todos vamos a
tener que pasar. Mantengamos nuestro sistema inmune al máximo,
para cuando llegue el momento.
De alguna manera somos lo que comemos
y el estado de nuestro organismo dependerá directamente de la forma
en que nos alimentamos. Si comemos comida basura, estamos
debilitando nuestro organismo y si logramos hacer un habito de la
buena alimentación, nuestro sistema inmune rápidamente se verá
fortalecido. Por ello y quizás con más importancia que nunca, la
cocina de nuestro barco es uno de los rincones más importantes
alrededor del cual hacer vida a bordo.
Cocina práctica
Cuando vivimos todo el tiempo en el
barco,
la cocina es uno de los rincones más importantes. Es
fundamental que todo esté listo para poder ser utilizado de forma
eficaz, pues estaremos utilizándola todo el tiempo, para
desayunar, merendar, comer, cenar o hacernos un aperitivo. El uso es
continuo.
Si utilizamos la “minipimer” para
cocinar, esta deberá estar disponible en un sitio al que se acceda
de forma inmediata. Si solemos cocinar con sartén o con una pequeña
olla a presión, estas no puede estar en el fondo de un tambucho de
difícil acceso. Aunque parezca de recibo, estas soluciones no son
evidentes, y por ello debemos agudizar el ingenio para organizar y
lograr soluciones prácticas y eficaces, adaptados a nuestro barco
concreto.
Un problema importante en la cocina
con vida a bordo, es la organización de los alimentos y la
nevera. He visto de todo… Armadores que "‘tiran" la comida enlatada
o en sobres en un enorme cofre sin ningún orden preestablecido, al
que acuden en todo momento de forma más o menos aleatoria, lo que
vaya saliendo, para comer y cenar. Menú sorpresa y un desastre para
nuestro cuerpo…
Otros intentan organizar los víveres
de forma razonable y detallada, lo cual requiere de nuevo imaginación y aprovechar todos los mini-espacios que podamos
localizar y/o crear. Huelga decir que las cajas de plástico de
diferentes tamaños son la mejor solución. Una visita al Ikea (cuando
pase el confinamiento), les dará un
montón de ideas sobre diferentes cajas herméticas con cierres de
silicona de gran eficacia en los que las galletas NO cogerán
humedad, el arroz una vez abierto durará para siempre, y
el salero o azucarero siempre estarán en buenas condiciones.
Dejémoslo claro. Las neveras de los
barcos son un reto significativo. Un cajón refrigerado sin baldas,
de apertura casi siempre vertical, en la que a veces localizar unas
lonchas de jamón requiere una logística tan complicada, que nos hará
desistir del intento de hacernos un sandwich, pues para alcanzar al
embutido, podríamos tener vaciar media nevera. De nuevo la solución
radica en utilizar las cajas de plástico de diferentes tamaños
apiladas o distribuidas con toda la inteligencia de la que seamos
capaces.
Cuando vivimos a bordo, se agradece
una segunda (o tercera) nevera, y para ello existen bastantes
soluciones, pues cualquier hueco o tambucho puede
convertirse en nevera o congelador, mediante el aislamiento térmico
de la zona y la instalación de un económico grupo de frío. Todo un
proyecto de bricolaje cuyo desafío y logro, harán del barco un lugar
más cómodo y habitable.
Adaptar el cuarto baño
El baño es otro de los sitios
imprescindibles en los que todo debe estar perfectamente organizado.
Al vivir en el barco, necesitamos un botiquín "real" con las cosas
que necesitamos como cuando estamos en casa. El cuarto de baño
parece un buen sitio en el que localizar o diseñar un espacio
dedicado a los "primeros auxilios" y también a la "farmacia a bordo"
con los fármacos que cada cual necesite.
Otro rincón que debemos crear, y el
cuarto de baño puede ser el sitio idóneo, es el de la limpieza y la
colada. Algunos prefieren acumular ropa y más ropa sucia, para cada
cierto tiempo acudir a la lavandería. Algo imposible en tiempos de
confinamiento. En cuarentena o con navegación oceánica, debemos
tener previsto la lavandería a bordo. Un barreñito
y detergente con cepillos puede ser guardado debajo del lavabo.
Se sorprendería de la cantidad de
espacios que es posible localizar y practicar en cualquier barco, y
aunque muchos de estos huecos son bastante pequeños, siempre resultan útiles y
agradecidos. Detrás de un contra-molde, debajo de un asiento, la
parte posterior del respaldo de sofá en un salón, entre una moldura
y el casco, la caja de un herraje o cadenote, debajo de los peldaños
de una escalera... Los hay por decenas,
y es que los astilleros no pueden hacer utilizables estos pequeños
espacios que quedan “condenados”, pues requeriría hacer un trabajo
de ebanistería muy costoso.
El interior de las puertas de los
armarios es otro sitio perfecto para inventar nuevos "sitios". Las
fijaciones de plástico utilizadas para remos y bicheros, pueden
valer para organizar especieros en armarios de la cocina, o puede
distraerse una tarde con maderas y ebanisterías, para diseñar una contra puerta
a la medida de su ingenio y necesidades.
Lo importante es inventar
con plástico o maderas bien barnizadas o lacadas, pero nada de
metales. Trucos demasiado cacareados, como el de los frascos de
mermelada atornilladas por la tapa al techo de un armario, son un
auténtico “merdé”. La tapa de hierro se oxida en 2 ó 3 temporadas,
el tarro de cristal se acabará yendo al suelo para partirse en
mil esquirlas cortante, y además con el tiempo o no habrá
quien los abra o no cerrarán bien.
Orden y organización.
Clasificar y estructurar
En el barco TODO debe estar
compartimentado y ordenado. Algunos armadores no saben hasta qué
punto puede dar de sí un grupo de cajones bien organizados. Los que
sean bricoleros y aficionados a los trabajos con madera, están de
suerte. Unas piezas de contrachapado, unos tornillos y el siempre
omnipresente "epoxi" pueden reconvertir un pequeño cajón, en un mini
almacén, en donde localizar un montón de "cosas" a bote pronto.
Y
esto es fundamental para ser buenos navegantes. Con el tiempo y la
costumbre, sabremos ir directos a localizar cientos de artículos de
uso diario, como son cargadores de móviles, una linterna LED, pinzas, mecheros, monedas sueltas, cintas métricas,
grilletes, rotuladores, tijeras, llave para abrir depósitos de
cubierta, recambios, atornilladores, frontal de luz led, cinta
aislante, y "que_se_yo_qué_más".
Las listas de materiales o el Excel
descriptivo de cada rincón y sus materiales almacenados, son asunto
importante, pues hay decenas cosas muy necesarias a bordo,
pero que por usarse de pascuas a ramos, no tendremos ni la más
remota idea de dónde localizar, cuando llegue el momento necesario.
La cizalla de seguridad, una guindola para subir al palo, una
pletina de aluminio que sabemos que tenemos por si fuera necesario
reparar algo con ella, pero que es casi imposible encontrar
cuando más la necesitamos, un alambre desatascador, una bomba de
achique manual,…. Debemos apuntar lo que hay en cada sitio, y
mantener actualizado estos listados.
Armarios e iluminación
adicional
El interior de las puertas de los
armarios da lugar a inventar todo tipo de sujeciones para cosas
pequeñas y ligeras. Calcetines, guantes y otras pequeñas cosas
pueden ser organizadas adosadas al interior de las puertas. Piense
en vertical, como alternativa a la distribución horizontal. Lo
importante es imaginar donde hay volúmenes vacíos y buscar la manera
de "rellenarlo" sin que nos molesten en condiciones normales.
La iluminación LED tiene aplicación
extensiva en armarios, tambuchos y huecos. Un armario iluminado es
más cómodo, estará mejor organizado, y sabremos sacar mejor provecho
del interior. Dado el pequeño valor de este tipo de iluminación y su
poco consumo, deberíamos instalar una correcta iluminación en todo
armario o zona de organización. Si no quiere complicarse y hacerlo
rápido, hay muchas luces LED que pueden ser adheridas con cintas de
doble cara. Si no nos las dejamos olvidada con la luz encendida,
durarán durante años sin necesidad de cambiar sus pilas. Si lo
quiere hacer mejor, puede montar tiras de LED adhesivas, con un
interruptor de bola en la puerta del armario o del tambucho, y
alimentado por el parque de baterías de servicio. Perfecto.
En el suelo de los roperos casi
siempre podremos ubicar algunas cajas de plástico herméticas en las
que guardar ropas menos utilizadas o almacenar rollos de papel
higiénico, si los ha podido adquirir antes de la locura colectiva
desatada por la crisis del coronavirus que ha arrasado con las
existencias de los supermercados.
Organizar la cubierta y los
espacios exteriores
Se trata de nuevo en conseguir que
cada cofre, cada hueco, esté (y permanezca) perfectamente organizado.
Estoy aburrido de observar estos grandes volúmenes convertidos en un batiburrillo impracticable en donde todo está mezclado, y es
imposible localizar lo que en ellos se esconde, humedece y estropea.
Las tapas de los cofres son perfectas
para organizar una auténtica ferretería a bordo. Las cajas de
plástico de nuevo son bienvenidas, pues además de permitir organizar
las cosas de forma racional, su hermeticidad protegerá los objetos
estibados contra hongos y suciedades. Ca cabullería puede ser
organizada de forma eficaz tanto en los cofres con en la bañera
mediante diferentes tipos de "toma-cabos".
Los espacios en cubierta pueden ser
muy bien aprovechados, pero debemos aplicar el ingenio, y observar
lo que han hecho otros armadores en otros barcos iguales a nuestro.
Si queremos preparar el barco para navegación oceánica y necesita
estibar bidones de combustible extra, vendrá bien pensar en la
posibilidad de fabricar un mueble en fibra en donde queden fijados
y bien trincados. O mejor aún, intente localizar un espacio cerca de
alguna sentina en donde pudiera encajar algún deposito extra, lo
cual permitirá mantener la cubierta despejada y mejorar el
metacentro del velero, pues muchos depósitos implica mucho peso en
la parte más alta de nuestro barco.
Muchos barcos de serie, tienen cofres
a veces inmensos y tan profundos, que podríamos caber casi de pié.
Es un sin sentido, pues en esos grandes volúmenes es prácticamente
imposible organizar y aprovechar el todo el espacio. Ya describimos
en otro artículo, como se pueden hacer dos pisos mediante la
colocación de un "suelo" a media altura, de forma que podamos
disponer de acceso desde el exterior o desde el interior.
Hay multitud de ideas y soluciones que
debemos idear y pensar para cada barco y cada modelo concreto. En
estos momentos de confinamiento en donde sobra el tiempo y faltan
las posibilidades de viajar, debemos aprovechar para pensar, meditar
y plantear las mejores soluciones.
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