Novatos a bordo.
Normas básicas
para una tripulación inexperta.
Cuando invitemos a navegar en nuestro barco a personas sin
experiencia, es importante hacerles saber como es la vida a
bordo de una embarcación de recreo y las limitaciones que
conlleva a fin de que no se hagan falsas expectativas.
No esperemos que adivinen las limitaciones de la vida a bordo:
Hay que explicárselas previamente.
Para empezar hay que recomendarles el vestuario que deben traer
para que no nos aparezcan con una maleta que no tendremos donde
guardar, repleta de cosas totalmente inútiles a bordo. Ropa
ligera, protección para el sol, zapatos náuticos o deportivos y
algo de abrigo, en la mar y de noche siempre hace frío, es lo
mas adecuado para unos días de crucero.
Un 'perfecto' turista poco marinero.
Maleta totalmente inoportuna, y un calzado del todo inadecuado.
Aunque no se trata de presumir de conocimientos náuticos ante
nuestros invitados y tratar de que aprendan en unos días lo que
a nosotros nos ha llevado tiempo, hay cosas que ineludiblemente
se les debe explicar, como el lugar donde están estibados los
chalecos salvavidas y el modo de usarlos; la conveniencia de
utilizar los servicios de tierra: duchas y retretes antes de
salir a la mar, reservando los de a bordo para emergencias ya
que existe una prohibición de evacuar “materia sólida” a menos
de doce millas de la costa y, lo que realmente les va disuadir:
se van a marear si navegando bajan al baño.
Los invitados deben saber que el agua potable a bordo es
limitada y que no podremos reponerla hasta regresar a puerto,
así como que la energía eléctrica también esta limitada a la
capacidad de las baterías.
Más difícil será que entiendan la necesidad de mantener los
portillos cerrados cuando las condiciones de mar lo aconsejen
por lo que todo patrón prudente, comprueba discretamente, que al
regresar a cubierta un invitado, ha dejado las luces apagadas,
los grifos cerrados (mejor será desconectar la bomba de
presión), y la taza del retrete vacía y sus grifos de fondo
cerrados.
Hay que ser francos y decirles si se espera de ellos que
colaboren en las tareas domesticas: preparación de las comidas y
lavado de la vajilla.
Es seguro que entre los invitados habrá entusiastas que estarán
encantados en aprender a arrancar el motor, ayudar en las
maniobras poniendo las defensas y preparando las amarras; pedir
atraque a través del VHF y ¡cómo no!, llevar la caña.
Con todo lo anterior y manteniéndolos a barlovento del recorrido
de la botavara, con las manos bien separadas de los winches y no
permitiéndoles apoyarse en los candeleros podemos navegar
tranquilos.
Y si quiere ganar a sus invitados para “la causa”, programe
travesías cortas, navegue a rumbos cómodos y no les someta a una
prueba más dura de lo están preparados a soportar. Procure que
no se mareen. Es bueno tener a bordo biodramina e invitarles a
tomarla antes de salir a navegar y, ¿por qué no?, dando ejemplo
tomar también nosotros una pastillita para que comprendan que
marearse, cuando no se tiene costumbre de andar por la mar, es
lo normal y no constituye ningún desdoro.
Y si a pesar de todo alguien se marea, es la ocasión de que
aprendan por donde está sotavento.
Artículos relacionados:
-
El invitado a bordo
-
Invitados a bordo o
por la borda
-
De pasajero a miembro de la tripulación
-
Convivencia a bordo
-
Charter y convivencia
-
Navegar en solitario
-
Lo esencial es navegar. Y lo mejor en pareja
-
Navegar con niños
|