Todos los
perros disfrutan con el agua y se entretienen oliendo la brisa
del mar. No hay más que mirar un perro asomando su cabeza por la
ventanilla de un coche para saber que disfrutan oliendo el aire.
Además de
su irremplazable compañía, un buen perro puede convertirse en un
adiestrado grumete, para proteger el barco mientras salimos a
tierra de compras, o incluso avisándonos cuando estemos cerca de
tierra gracias a su sensible olfato. Efectivamente, los perros
son capaces de saber si estamos cerca de tierra a más de 10
millas mar adentro. Ahora, en la era del GPS, esto no tiene
demasiada importancia, pero antiguamente si era apreciado por
los marinos de todo el mundo.
Huelga
decir que un mastín no es el tipo de perro “ideal” para llevar
en un barco, y que lo mejor son los de tamaño medio o pequeños.
Se moverán con más agilidad, comerán menos y por tanto
necesitaremos menos provisiones y hasta sus necesidades
biológicas serán inferiores. De la misma forma no es lo mismo
cargar con un San Bernardo para meterlo en la auxiliar que coger
un pequeño Tekel. Pero si el barco vino después del perro, no
deseará cambiar de mascota… No se preocupe existen formas de
llevar a los más grandes hasta la dingui sin tener que cargar
con ellos en brazos.
Respecto a
la comida, sepa que tienen las mismas necesidades que los
nosotros. En verano deben deber más agua para no deshidratarse y
por ello no les debe faltar agua en su bebedero. Aunque ellos
saben lo que quieren y buscarán sombra para descansar, tenga
cuidado y no olvide abrir el bimini para darles algún cobijo
umbrío. Para que no se ensucie el barco más de la cuenta,
podremos pegar el comedero y el bebedero en una caja de poca
altura, de modo que si algo se les escapara de sus respectivos
cuencos mientras se alimentan, nada se pueda esparcir por el
resto del barco. Recuerde que por mucho que naden el ejercicio
será muy inferior al que normalmente están acostumbrados, de
modo que deberá recortar un poco su alimentación si no quiere
verlos hechos un tonel.
Enseñar a
un perro donde hacer sus necesidades es fundamental, so pena de
esclavizarse uno al tenerlo que bajar a tierra dos o tres veces
al día. Lo ideal es utilizar una pequeña alfombra de plástico
como las que se utilizan en las duchas de algunas piscinas y de
un tamaño de 80x80 centímetros. Hay que conseguir acostumbrar al
animal a hacer sus necesidades en esta pequeña zona y siempre
que quiera. Bastará un baldeo para dejarlo todo limpio. La
alfombra plástica puede estar directamente sobre cubierta o
también podremos diseñar un cajón a propósito. Algunos
navegantes incluso enseñan al perro a utilizar la plataforma de
baño en la popa. El entrenamiento puede llegar a ser arduo, pero
el esfuerzo merece la pena.
La mayoría
de los perros disfrutan nadando en el mar, pero no estará de más
comprobarlo con su mascota. Primero fondeado cerca de la
playa, observe que tal se las apaña para nadar alrededor del
barco y si es capaz de subirse por la escalera de baño. Además
de disfrutar del baño, podrá hacer todo el ejercicio que en el
barco es imposible practicar por falta de espacio. Y esto le
valdrá como entrenamiento en caso de irse al agua por la borda
mientras navega. Le podría salvar la vida. Pero lo más
importante es enseñar al perro a nunca lanzarse al agua sin la
autorización del amo. En caso contrario la vida de la mascota
correría un muy serio peligro ya que en muchas ocasiones la
recuperación podría resultar muy difícil al navegar por ejemplo
con mal tiempo, en lugares de mucho tráfico, mucha corriente o
por la noche.
La clave
está en la educación que consigamos darle a la mascota, para
hacer sus necesidades, para no tirarse al agua por las buenas y
para atender todas nuestras órdenes. Por ejemplo, debemos
enseñarle a que vaya a un rincón seguro de la bañera cuando se
lo pidamos. Los perros se marean cuando el barco se mueve mucho
de la misma forma en la que nos ocurre a nosotros mismos, con la
diferencia que suelen superar el mareo con mayor facilidad.
En la
mayoría de los barcos sin plataforma de baño, la subida al barco
es tarea imposible para el animal. En los casos más apurados
podrá utilizar una red de pesca que le pase por debajo. Con los
perros pequeños la solución de equiparlos con un pequeño arnés
salvavidas diseñado para animales es muy conveniente ya que
permitirá “pescarlos” e izarlos a bordo con cualquier cabo del
barco. Sus brillantes colores ayudan a no perderlo de vista
mientras que las capas flotantes ofrecen una flotabilidad extra
al animal. Navegando con mal tiempo, el arnés de seguridad
canino es tan importante como lo sería para cualquier otro
miembro de su tripulación.
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