golpes o
impactos. Por
ello, en la
medida de lo
posible deben ir
separadas las
piezas con algún
tipo de maya o
papel arrugado.
Nada de cofres o
cajas cerradas
con toda la
comida apelotonado.
No hay más que mirar la popa de un
barco transmundista para reconocer la forma en que debemos estibar
los alimentos frescos en el barco; tomates, pimientos, cebollas,
calabacines, ajos, zanahorias, y como frutas, además de la rama
completa con plátanos, es interesante comprar las que duran más sin
deteriorarse, como son las manzanas, kiwis, granadas y cítricos. En
cuanto a verdura, las más sufridas son los apios, patatas, cebollas,
nabos, remolachas, zanahorias y calabazas. No olvide el jengibre que
además de durar al fresco, es muy sano y tiene propiedades que ayudan
a evitar los mareos a bordo.
En los veleros transmundistas además
de las cestas de fruta y verdura bajo el arco de popa a veces
descubrimos auténticos jardines con macetas de hierbas plantadas y
en algunos casos incluso hemos llegado a ver algún pequeño arbolito.
Todo un jardín casi de bonsáis, que aportan colorido y alegría hasta
al barco más aburrido. Si no lleva macetas de verdad, tenga presente
que las ramas de albahaca, cebollino, los brócolis, puerros, apios y
espárragos trigueros durarán más tiempo si además de ir al fresco,
metemos los tallos en un recipiente con agua, como si se tratara de
un florero náutico! Alcachofas y rábanos van bien dentro y fuera
pero sin las hojas que acelerarían la maduración.
Lechuga, espinacas y otras verduras
del estilo duran muy poco, y si las compra deben ser consumidas en
los primeros días de navegación, pues sino tendrá que tirarlas
podridas por la borda a los pocos días de salir a navegar.
¿Cuánto duran las frutas?
Si tiene la suerte de tener verduras
y frutas de un huerto propio, pensará que la mayoría de lestas duran bastante, pero lo cierto es que al comprarlas en el
supermercado, ya ha pasado un largo tiempo desde que se
recolectaron.
Todos estos vegetales pueden ser
comprados algo "verdes" para que vayan terminando de madurar durante
el camino, en el que iremos consumiendo lo más próximo a caducar.
Aunque algunas verduras y las frutas más próximas a consumir si se
pueden guardar en nevera, los plátanos no deben estar nunca en
nevera pues se interrumpe el proceso de maduración y se ponen
negros. Algo parecido pasa con los mangos y aguacates, que con el
frío en exceso se ponen duros e incomibles. Sin embargo, por
ejemplo las berenjenas o los pimientos se conservan mejor en
nevera, eso sí, sin humedad y por tanto en recipientes totalmente
secos. Es buena idea poner una toallita seca o papel de cocina en
estas cajas, para que pueda absorber la humedad y prolongar su
duración.
Los ases de la supervivencia
El autor,
entre frutas y verduras antes de estibar en las "hamacas"
Click para ampliar
Estos son los ganadores que no
deben faltar a bordo y que a poco que los conservemos como es
debido, pueden durarnos más de un mes, con lo cual
poder atravesar hasta el Pacífico más largo.
AJO: También admiten la nevera
pero lo suyo es fresquitos a la sombra exterior para que duren
varios meses de travesía sin perder sabor o cualidades.
CEBOLLAS: Seco y sombrío, para
que aguantes varios meses. El calor es fatal.
ZANAHORIA: Hay que mantenerlas
secas y bien ventiladas para que duren un buen número de
semanas.
PATATAS: Apártelas de las
manzanas, ajos o cebollas para ralentizar su maduración. Al
fresco lo más fresquitas posible.
MANZANAS: Al igual que las peras
pueden aguantar bastantes semanas en buenas condiciones de
ventilación y al aire libre. Cuanto más frío y a la sombra
mejor pero sin nevera. Las piezas más grandes aguantan menos,
por ello mejor comprar manzanas de tamaño medio.
KIWI: No aguantan más de 2
semanas por ello puede empezar por estas frutas antes de pasar
a comer las manzanas. Si están secos, la nevera les va bien.
MANDARINAS: La humedad de las
neveras producirá un moho con mucha rapidez. En sitio fresco y
ventilado pueden durar perfectamente 3 semanas, y seguir
comiéndolas tras atravesar el Atlántico.
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Preparar las cestas y
"hamacas"
Un buen sitio es debajo de los paneles
solares y aprovechando la sombra de las placas y el arco de popa.
Bajo el techo de un hardtop también se pueden colocar pero dan más
la “vara” al podernos dar cabezazos con ellas. También las hemos
estibado en ocasiones en el interior del salón pero son lugares menos ventilados.
Aunque parece trivial, debemos prestar atención a varios detalles.
1- Tamaño de la red: No valen todas
las redecillas. En nuestra primera instalación nos equivocamos y
utilizamos una trama demasiado grande por la que se colaban las
frutas y patatas más pequeñas. La trama no debe tener más de 2
centímetros de lado.
2- Sujeción de la red:
Sujetarlas por extremos y por el
centro: No se trata de hacer una gran “hamaca” en la popa para
estibar todas las verduras, por el contrario, debemos hacer varias
“hamaquitas” de no más de 50 centímetros de largo. Con esta
estrategia es más fácil ordenar los diferentes tipo de alimentos, y
lograr que cada zona quede más cerrada y por tanto se dificulte el
vuelco y la pérdida de alimentos por la borda.
3- Perimetrado del contorno. Una vez
sujetas por los extremos y puntos centrales, debemos utilizar un
coordino y pasarlo haciendo "eses" por todo el perímetro de la red.
Con ello cada zona queda mejor definida, es más fácil sacar y meter
las piezas y conseguimos un mejor acabado.
Ejemplo de cesta
mejorable: Es demasiado larga y se apelotonan demasiado los
alimentos. la zona superior central queda demasiado abierta y los
alimentos pueden salirse. Mejor dividir en dos por su centro. Además
el tramado es demasiado grande y las piezas más pequeñas como
pequeños limones o cebollitas pueden colarse por ella y perderse en
el mar.
Huevos frescos
Es importante acabar con las bacterias
que pueblan su superficie y que aprovecharían cualquier poro para
penetrar y acabar con el huevo. Prepara un cazo con agua hirviendo e
introduzca cada huevo 2 segundos en el agua hirviendo, para matar
las bacterias sin alterar el interior del huevo. Además al pasar el
huevo por el agua hirviendo se manifiestan posibles crack y fisuras
en la cáscara, dejando estos huevos para su consumo más próximo.
Luego debemos secarlos con papel de cocina y volverlos a almacenar
en una huevera, pero tenga cuidado con los cartones de las hueveras
pues son donde una posible cucaracha deseará poner sus huevos.
Cada dos o tres días conviene dar la
vuelta a la huevera para que las yemas en su interior permanezcan en
el centro de la clara. No hace falta nevera y al fresco a 25 grados
centígrados le durarán 2 o 3 meses. Pasadas unas semanas, cuando
vaya a utilizar un huevo, debemos abrirlo en un cuenco aparte y olerlo
por si se detectara algún mal olor en cuyo caso se desechará por la
borda.
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