Vela y Aventura:
la gran decisión
Seguro que se lo ha planteado en alguna ocasión.
Largar amarras con la vista puesta en el horizonte infinito.
Ahora es más accesible que nunca gracias a la ayuda que presta
la tecnología, sin renunciar por ello al sabor de la auténtica
aventura. No hace falta dar la vuelta al mundo o hacer la ruta
de los tres cabos. Un año sabático da mucho de sí, para por
ejemplo, atravesar el Atlántico rumbo al Caribe y recorrer todo
el arco de las Antillas
Sin ninguna
duda, lo más difícil es tomar la firme decisión de partir. Lo
demás irá saliendo poco a poco. Se trata de una gran decisión
que sin duda nos permitirá tomarnos el tiempo necesario para
disfrutar de la vida. Ha llegado el tiempo de partir, el momento
para reencontrarse con uno mismo, para avanzar más y más hacia
el horizonte sin límites. El momento de hacer un paréntesis en
su vida profesional, de tomarse el tiempo para vivir….
Pero partir
no significa “huir” de su situación actual, huir de los
problemas sociales, olvidarse de sus preocupaciones y problemas.
Sería un gran error que sin duda se revelaría contra nosotros en
el momento más inesperado. Nuestros “fantasmas” particulares
deben ser resueltos de forma definitiva en vez de parchearlos y
esconderlos deliberadamente. Cuando tomemos la firme decisión de
partir no será para huir de los problemas sino para navegar y
conocer.
Hay muy
buenas razones por las que partir. Para descubrir la vida en el
mar, para conocer nuestro planeta, para tener el tiempo de
reflexionar, para realizar el sueño de toda la vida, para
encontrarse a sí mismo… ¿Cuál es la suya?
Un
tiempo sabático
Debemos
elegir la duración de nuestro tiempo sabático. Hay que ser
realistas. Es fundamental para poder organizar el viaje, el
presupuesto y el itinerario. Pero también debemos prever el
momento del regreso y la “conexión” de nuevo con la vida social.
Sabiendo el
tiempo de que disponemos, podremos decidir el itinerario. Los
destinos están sujetos a las temporadas climatológicas y a las
estaciones meteorológicas. En navegación no podremos confundir
la libertad con el libertinaje. No es posible pretender viajar
en contra de los vientos predominantes o en contra de las
estaciones. No es posible dar la vuelta al mundo en solo 12
meses. Esto no quiere decir que no podamos decidir en el último
momento el destino final de una etapa. Actuar con rigidez con el
itinerario es tan estúpido como querer viajar en contra de la
meteo o de las estaciones. Las líneas generales deben quedar
bien claras y definidas, lo demás será decidido en su momento.
Fijando el
tiempo destinado a nuestro viaje comenzaremos a definir el
presupuesto económico así como otros e importantes aspectos de
nuestra aventura. Debemos decidir las opciones más lógicas y
realistas sin complicarnos la vida. No espere a tener el mejor
barco del mundo, a tener la economía más solvente, la
preparación perfecta… Ya que entonces, nunca partirá.
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El velero
será nuestro compañero y para elegirlo tenga presente que lo más
sencillo es buscar uno de serie, sea nuevo o de ocasión. Los
barcos de serie de grandes marcas se encuentran y también se
venden con más facilidad. Y no olvide elegir una buena
motorización, ya que aunque el viaje sea a vela, lo utilizaremos
con mucha frecuencia. Un motor potente y fiable nos permitirá
remontar la desembocadura de ríos y zafarnos de las más
aburridas encalmadas. Naturalmente tendremos que preparar el
velero y acondicionarlo a las necesidades de nuestro proyecto.
Sabiendo cual
es nuestro itinerario podremos pensar en el barco más adecuado,
decisión para la cual debemos saber de antemano lo numerosa que
será la tripulación. Y si usted es el capitán o el patrón del
velero deberá cuidar de la seguridad de ellos y del barco. Habrá
que preparar el barco en consecuencia, pero lo más importante
serán sus aptitudes como responsable; Buena preparación y
competencia, espíritu sereno especialmente frente a las
adversidades, así como capacidad de organizar y mando lo cual no
debe ser confundido con el autoritarismo.
Elegir el
barco
Para navegar
por los trópicos durante un año, un ejemplo de barco “lógico”
podría ser uno en fibra de vidrio de 11 metros de eslora y con
un calado escaso de menos de 1,60 metros o mejor aún, con orza
abatible. Que sea sólido en toda su construcción especialmente
en el timón y con jarcia fija bien dimensionada. Un motor de 40
caballos de marca fiable con una cámara bien aireada ya que en
las latitudes tropicales hace calor y la mecánica necesita
trabajar con buena ventilación. El enrollador de génova es
fundamental y hay que prever un segundo estay largable en el que
poder engarruchar un trinquete o foque, un génova ligero de
reserva o un tormentín con mal tiempo. El equipo de velas
quedará completado con una vela de vientos portantes sea
Spinaker o Genaker pero atangonado.
El agua dulce
no debe faltar y por tanto en barcos de esloras medias en donde
no es lógico la instalación de una unidad desaladora, no deben
faltar abundantes tanques de agua estibados en todos los huecos
del barco. Cargar las baterías del barco nos obligará a encender
el motor una a dos horas diarias, por lo que debemos ser
cautelosos con el consumo eléctrico y no desperdiciar ningún
amperio. Por ello debemos pensar en la instalación de
iluminación con leds que nos ahorrarán bastante consumo.
El piloto
automático es fundamental y por ello debemos instalar uno de
marca fiable e incluso llevar algunas piezas de repuesto. De
esta manera evitaremos la instalación del piloto de viento que
siempre es bastante engorrosa.
Pero si
piensa hacer la ruta de los 3 cabos y llegar a latitudes más
extremas, los cascos de aluminio son una buena opción. Debemos
ser todavía más exigentes con la solidez y reforzar jarcia,
balcones y demás aparejos. Especial cuidado con las planchas de
los suelos sin fijar de los barcos de serie, y que debemos
proveer de algún sistema que los asegure.
Los
equipos
En
instrumentos de navegación es necesario como es obvio el compás
de navegación, uno de demoras, unos buenos prismáticos estancos,
un buen chart-ploter y un segundo GPS portátil, y no estará de
más un PC con un segundo juego de cartas digitales que
complementarán las de papel de toda la vida. El radar ya no es
ningún lujo y le hará la navegación más cómoda y segura dadas
las avanzadas funciones de zonas blindadas que ofrecen los
equipos modernos. En comunicaciones, además de las VHFs fija y
portátil, merece la pena llevar un teléfono satélite pues han
bajado mucho de precio y representan una garantía de seguridad
importante por su fiabilidad y portabilidad. Siempre lo podremos
llevar con nosotros mismos en una funda impermeable en caso de
desastre.
En la
auxiliar piense en una neumática con fuera borda relativamente
potente, ya que regresar al barco con un alisio fuerte no es
tarea fácil. Una neumática de 3,5 a 4 metros de eslora navegará
con brío con un motor de 4 tiempos de 5 ó 6 cv. Olvide los
motorcitos de 2 cv con depósito incorporado.
La capota
antirrociones es una buena inversión tan importante como el
binimi para protegernos de la solana. Algunas capotas permiten
adaptar un depósito de recuperación de agua de lluvia, que puede
resultar interesante en caso de apuros con el agua dulce. En un
viaje largo el agua potable debe ser utilizada con mucho tiento.
Por esta razón en vez de darse una ducha en el baño puede
utilizar un pulverizador como los utilizados para las plantas.
¡Ahorra muchos litros!
No piense en …
- En ruta no
piense en hacer bricolaje. Los barcos se mueven con las olas y
cualquier labor un poco complicada se convierte en una tarea
inmensa. No deje por tanto trabajos pendientes para cuando esté
navegando.
- No piense
en encontrar trabajos temporales a mitad de camino que le
permitan rehacer su maltrecha economía. Es mejor ser realista y
ajustar su viaje a su presupuesto. Trabajar por “allí” no es
fácil y además correría el riesgo de acabar con su aventura, o
cambiar su vida social de aquí por otra distinta vida social
allí, la cual no tendría porqué ser mejor que la actual.
- No adquiera
un barco demasiado regatero y que exija muchos reglajes. No se
trata de ganar ninguna carrera. Los barcos más competitivos son
también los más frágiles con bulbos y quillas de mucho calado y
normalmente más débiles.
La nevera,
los winches eléctricos y demás elementos de refinadísimo y de
confort son solo aptos para los barcos de mayores esloras que
puedan permitirse el “lujo” de llevar un generador de
electricidad fijo a bordo. En los veleros de esloras medias
entre los 10 y 12 metros, el consumo de estos dispositivos es
demasiado elevado para las largas travesías.
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Para realizar con éxito una gran aventura, debemos procurar ser
autónomos en casi todo. Depender lo menos posible de los
imprevistos y por tanto buscar permanentemente la simplicidad.
No por ello debemos prescindir de la tecnología y más bien al
contrario debemos contar con equipos redundantes cuando estos
sean de gran importancia. Simplicidad es por ejemplo llevar dos
equipos iguales, de modo que en caso de fallo podamos reutilizar
las piezas de uno en el otro.
Lo importante
es poder predecir los problemas que podrían dar al traste con
nuestro proyecto en mitad de la ruta. Buscar piezas de repuesto
en el extranjero es a veces complicado y muy caro. Una tarea
importante es la de conocer a fondo todos los sistemas y equipos
del barco. Debemos saber no sólo cómo funcionan, sino también
cómo se desmontan o reparan en caso de necesidad. No es que
vayan a fallar, pero el conocimiento nos dará seguridad en
nosotros mismos y por tanto más autonomía y tranquilidad.
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