Nos puede ocurrir
cualquier día y siempre en el momento más inesperado. Por ello es
necesario tener las ideas claras y saber cómo actuar.
La bomba de achique
debe ser probada con regularidad y las válvulas de fondo engrasadas
para que giren con facilidad.
Todos los barcos
están amenazados por el mismo peligro con independencia de su eslora
o sus prestaciones. Y no hay que romper nada para que esto ocurra.
En muchas ocasiones el barco empieza a embarcar agua por un
despiste, al dejar abierto una aireación o un tambucho cuando
navegamos con mucha escora o con un estado de la mar duro. Pero no
sólo se trata del volumen de agua que embarquemos, el cual empezará
a preocuparnos cuando veamos que ésta se “pasea” por el interior y
las cosas que estaban rodando por el barco empiezan a flotar.
A
veces el agua proviene de la lluvia, y aunque no es tan peligrosa
como una vía de agua salada,
es un problema a
solucionar pues las humedades acabarán por destrozar todo el
interior.
En más de una ocasión
se nos ha olvidado una escotilla entreabierta y a poco
que suba la mar los rociones empiezan a entrar al interior
acumulándose en el suelo del baño un buen montón de litros de agua.
No pasa nada y los sacaremos fácilmente con la bomba de la ducha.
Pero si sólo un chorrito cayera en la zona de los instrumentos de
navegación el problema podría ser mucho más serio.
Los barcos
modernos tienen un casco muy plano y a poco agua que embarquen ésta
'brota' de forma alarmante por encima del suelo, ya que las sentinas
apenas tienen volumen. Las peores situaciones suelen
provocarse tras un choque contra algo flotando entre dos aguas o
contra un bajo fondo. En estos casos se puede provocar una auténtica
vía de agua que sonará como un torrente indicando la gravedad de la situación y con la que debemos actuar con toda
celeridad y la cabeza fría. En muchos casos acaecidos, el barco
puede hundirse en sólo unos minutos, pero en muchos otros se puede
trabajar en una solución de emergencia para mantener el barco a
flote y poder alcanzar el puerto más próximo.
Prevención
1) Cierre
tambuchos y escotillas en cuanto se levante mala mar o suba el
viento. Si el tiempo es muy malo, conviene bloquear el cierre
de los cofres de popa para evitar aperturas indeseadas.
2) Las
válvulas que no se utilicen deben permanecer cerradas. Además
debemos abrirlas y cerrarlas con cierta regularidad para que
se muevan mejor y comprobar que no están bloqueadas.
3)
Revise todos los tubos que salen de las válvulas de fondo. Son
muchos y todos tienen que estar en perfecto estado. Cada baño
tendrá la entrada y salida de agua del retrete y del lavabo y
la salida de la ducha. En la cocina también está la salida del
fregadero y a veces una entrada de agua salada. En el motor
tendremos la entrada y salida de la refrigeración del motor y
las de refrigeración del prensa estopas.
4) Al
lado de cada válvula debe dejar siempre atado un espiche de
madera del diámetro apropiado a este pasa-cascos. De esta
manera siempre estará a mano.
5)
La sentina debe estar siempre seca. Cuando la
bomba ya no saque más agua es el momento de utilizar una
bayeta y retirar todo el agua que quede. Esta es la forma de
vigilar si hay alguna ligera entrada susceptible de aumentar
en un futuro.
6)
Los objetos deben estar amarrados. Esta claro que una batería
no flota, pero si los pertrechos de madera.
7)
Lleve a mano alguna pasta para taponar que pudiera resolver un
pequeño problema de infiltraciones.
8)
Conviene mirar en presa estopas una o dos
veces al año, y si fuera necesario reengrasar. No lo deje para
la próxima semana.
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Lo primero es
probar el sabor del agua ya que si esta no es salada el asunto no es
vital ya que será una fuga del depósito de agua dulce del barco,
aunque también puede proceder del agua de lluvia que cale por algún
sitio de la cubierta o ser simple condensación en el interior.
Cuando detectamos
agua en el interior del barco es imperativo buscar por donde entra
para taponar la entrada con inmediatez, porque una vez que ésta se
encuentre por debajo del nivel de agua inundada, su localización
será mucho más complicada.
El agua puede
venir de por debajo de la línea de flotación en el casco, desde
diversos puntos como lo son un mal ajuste de la mecha del timón, del
prensa estopas del eje de la hélice, de una de las múltiples
válvulas de fondo, de los pasa cascos del medidor de velocidad o de
la sonda del profundímetro, o debido a los rociones y olas que
salpiquen agua sobre la cubierta que a su vez se meta en el interior
del barco por alguna aireación, mal ajuste de una escotilla, alguna
ventana con el sellado estropeado, o simplemente por la escalera que
nos lleva al interior del barco.
Tenga presente
que con el motor del barco en marcha el prensa estopas del eje de la
hélice puede dejar pasar de forma continuada algunas gotas de agua
al interior pero nunca un chorrito, indicativo de que le falta
presión. Con el motor parado la estanqueidad debe ser total.
En cuanto
detectemos una fuga debemos poner el motor en marcha para asegurar
la carga de baterías ya que las bombas eléctricas instaladas en las
sentinas suelen “comer” muchos amperios. En caso de apuros o
situaciones graves, disponer del máximo de energía eléctrica puede
hacer la diferencia entre el susto o el desastre.
Podremos también
desviar el circuito de aspiración del agua de refrigeración del
motor para que en vez de cogerla del mar la chupe del interior del
barco. Para ello cierre la llave de paso de entrada y desconecte el
tubo que viene de la entrada de la bomba de refrigeración
sumergiéndolo en la inundación del barco. Conseguiremos de 20 a 80
litros bombeados fuera del barco por minuto.
Las vía de agua
en el casco debido a un golpe deben ser evaluadas y actuaremos
dependiendo del tamaño de esta. Las pequeñas pueden ser obstruidas
con cachitos de trapos metidos a presión y empujados con un
destornillador. Una vez detenida la vía debemos pararla con una
pasta de tipo epoxi que polimerice incluso con humedad o agua.
Llevar en el barco
un 'kit' de epoxi es
fundamental ya que puede valernos para muchas soluciones de
emergencia. Lo podremos extender con una espátula o en su defecto
con un cuchillo. El dedo mojado en agua jabonosa permite suavizarlo
y adaptarlo perfectamente.
Si la fuga
provienen de un tubo, por ejemplo de la toma de agua de
refrigeración del motor, debemos interrumpir el flujo para detener
momentáneamente la fuga del tubo. Si es del motor debemos apagarlo
mientras hacemos la reparación de emergencia. La cinta americana es
una buena solución y muy útil para muchas otras aplicaciones de modo
que llevarla en el barco es tan importante como llevar un poco de
resina epoxi.
Si la raja del
tubo es importante y tuviera un tubito de metal de diámetro
aproximado, lo mejor es cortar la parte dañada y empalmar los dos
extremos mediante el tubito metálico. Si va muy justo y no entran,
ablande el tubo metiendo el extremo durante unos segundos en agua
muy caliente.
Tenga presente
que en una emergencia todo vale y cualquier solución que funcione es
buena. Recortar una madera del suelo o una puerta desmontada puede
valer para tapar una escotilla que haya reventado por culpa de una
ola rompiente, o hacer una especie de compresa sobre un agujero de
gran tamaño en el casco. Los cojines del sofá valen para hacer el
“sándwich” con la madera y cerrar un agujero potente. Las defensas,
sacos de velas, bolsas, lonas del bimini,… lo que sea. Todo vale.
Lo imperativo es
conseguir cerrar o disminuir la vía de agua. Un foque o cualquier
vela dando la vuelta a todo el barco por el exterior de lado a lado
es una solución inmediata que disminuye fuertemente el caudal de
entrada mientras taponamos el agujero, con menos pánico, desde el
interior.
Cuando la entrada
de agua sea salvaje y torrencial, lo importante es cerrar todo lo
que podamos aunque siga entrando algo de agua. Debemos conseguir que
el agua entrante sea inferior a nuestra capacidad de achique.
Mientras hagamos la reparación de emergencia debemos escorar el
barco al lado contrario al de la vía de agua para reducir la presión
hidrostática sobre la amura dañada.
Las bombas de achique
Existen manuales
y eléctricas, obligatorias en el equipo de seguridad del barco
y opcionales. El típico modelo de bomba con palanca manual
bombeará del orden de 110 litros por minuto o lo que es lo
mismo unos 6 metros cúbicos por hora (en el caso que podamos
aguantar dándole a la palanca sin parar, lo cual está por
ver), mientras que una bomba de sentina eléctrica de potencia
media extrae del orden de 2.500 litros/hora.
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En las
situaciones más graves, podemos vaciar los depósitos de agua dulce
mientras llegamos a puerto (suponiendo que no vayamos a necesitar
esta agua) lo cual nos proporcionará un volumen extra de
flotabilidad.
Si una batería
queda bajo el agua, dejará de funcionar. Debemos desatornillarla y
sacarla del circuito pues comenzará a producir gases tóxicos
al quedar sumergida bajo el agua salada.
Y recuerde, aún
con el barco medio hundido, si este permanece a flote es mejor que
la balsa salvavidas. Siempre que pueda, por mínima que sea la
esperanza debemos permanecer en el barco, antes que dejarnos llevar
por la desesperación y lanzarnos a una RIB en la que todo será mucho más
duro, especialmente sobrevivir.
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