La
piratería ha demostrado, indirectamente, el nefasto efecto que la
pesca industrializada está haciendo al planeta. Las flotas pesqueras
españolas, japonesas y de otros países del llamado mundo occidental
esquilman los mares. ¿Prueba de ello? La piratería en Somalia...
Desde que las
grandes flotas pesqueras han huido de estas aguas del Océano Índico
debido a los continuos secuestros por parte de piratas somalíes, las
aguas costeras de Somalia, Kenia y Tanzania son un auténtico paraíso
para la fauna marina, y esto a pesar de que algunos grandes
pesqueros sigan pescando en estas aguas, como por ejemplo, el
desgraciadamente famoso caso del Alakrana.
Sin quererlo, los
piratas somalíes se han convertido en guardianes protectores de la
vida marina, preservando los recursos naturales de sus aguas
jurisdiccionales y de las aguas internacionales en esta importante
zona del Océano Índico. Sin quererlo, los piratas somalíes han
“logrado” que se respete al medio ambiente como ninguna ley ha
conseguido. Ahora los pescadores locales con sus pequeños botes y
rudimentarias artes de pesca logran capturas donde antes era
imposible.
Queda demostrado
que el mar aún tiene capacidad de autorregenerarse de las
indiscriminadas barbaries que le hacemos de forma continuada con las
redes de arrastre, de fondo y de deriva. Queda demostrado que el
único enemigo del ecosistema marino y la vida en el mar es el hombre
perteneciente a la sociedad occidental. Queda demostrado “somos” el
único depredador de mares, bosques y recursos naturales del planeta,
para el único beneficio de las sociedades ricas y mal llamadas
“modernas”.
Los pescadores
Keniatas no podrían estar más contentos de lo que está pasando en
aguas Somalíes. Con el paso de los años y el recrudecimiento de la
piratería ha ocurrido lo que parecía imposible. Una super abundancia
de especies marinas en estas aguas como sólo recordaban los abuelos
del lugar. La desaparición del tráfico de buques mercantes también
ha contribuido a que estas aguas sean ahora una de las más limpias.
Al desaparecer el tráfico de buques ha desaparecido con ello la
contaminación que producen el limpiar sus bodegas en alta mar.
¿En nombre de
quién, las grandes flotas pesqueras se permiten arrasar los mares
internacionales del planeta? ¿En nombre de quien las grandes
factorías pesqueras eliminan sistemáticamente toda forma de vida? ¿
En nombre de quién se desequilibra el frágil ecosistema marino? ¿En
nombre de quién se matan y eliminan para siempre formas de vida
desconocidas, empobreciendo la biodiversidad marina?
Que las aguas
internacionales no pertenezcan a ningún país significa que estas
pertenecen a toda la humanidad. Y esto no autoriza a que cualquier
gobierno, cualquier colectivo, o cualquier sector productivo pueda
operar libremente y obrar en contra de la naturaleza. El mar nos
pertenece a todos, y eso no significa que podamos enriquecerse
gracias a él, si ello acarrea los desastres ecológicos que la
industria pesquera comete.
La piratería
somalí vuelve a poner de manifiesto que debe existir un nuevo orden
mundial, una nueva forma de hacer las “cosas”, unas leyes
internacionales que sin paliativos deban ser cumplidas en pro de la
conservación de la naturaleza, en pro de nuestra propia
supervivencia como especie humana… o sin más en algunos decenios…
desapareceremos.
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