máximo durante
los meses finales del verano
hasta incluso
bien metidos en el otoño.
Normalmente la
navegación con los alisios suele ser sencilla y sin complicaciones
en comparación con otras travesías como
la llegada a Canarias desde diferentes puntos de Europa que en
ocasiones se puede complicar especialmente si hemos de cruzar el
Golfo de Vizcaya.
Aunque los
alisios pueden ser buscados desde la latitud de Madeira, lo
normal es comenzar el cruce desde más abajo, a
la altura de las Canarias o incluso acercarse más al
ecuador hasta Cabo Verde, desde donde tendremos 1.900 Millas
Náuticas y el tramo más corto a por ejemplo,
Barbados, frente a tener que hacer un salto de 2.700 Millas si
salimos desde Canarias.
Si navegamos
con compás en vez de GPS, debemos recordar
que existen importantes variaciones magnéticas durante el cruce del
Atlántico ya que esta es de 7’30’W en Madeira,
o 13ºW en Canarias y Cabo verde, hasta 18º de desviación en mitad
del océano, para quedar la cosa en 14º en las islas caribeñas.
Por
ello, salvo que seamos extremadamente puristas de la navegación
histórica, aconsejamos siempre y sin la
menor duda, el uso del GPS para navegar cómodamente por una ruta
ortodrómica. Dada la larga derrota a seguir en el cruce,
un error pequeño de compás sumado a un error de desviación magnética
podría hacernos perder con facilidad una isla del Caribe.
El cinturón de
los alisios
Partamos de
donde partamos, se debe entrar en el cinturón
de vientos que proceden del nordeste cuanto
antes mejor. El límite superior de este cinturón varía entre los 25º
en invierno a los 30º de latitud durante el verano. Por ello es
interesante navegar haciendo Sur hasta reducir la latitud y quedar
bien metidos en el cinturón de los alisios antes de cambiar
decididamente el rumbo hacia el Oeste.
Incluso
estando bien metidos en el cinturón, podemos encontrarnos con variaciones
y cambios imprevisibles en el viento, tanto
en dirección como en intensidad, y no es raro
tener que eternizarnos un par de días seguidos con calma chicha en mitad
del Atlántico, a pesar de ser estos uno de los vientos más
previsibles de todo el planeta.
En cuanto a la
intensidad, los alisios casi siempre soplarán con un máximo de fuerza 6
(25 nudos) y una fuerza de media de unos 15
nudos en toda la travesía (fuerza 4).
Varían de año en
año,
y a veces los
alisios se consolidan en la latitud de Canarias, o deciden hacerlo
más al sur. Una buena ruta es partir de Canarias haciendo
Sur-Suroeste hasta encontrarnos a unas 200 millas al norte de Cabo
Verde cuando cambiaremos al rumbo 270º o lo que nos marque el GPS en
cada momento para seguir la trayectoria más corta.
Nubes y alisios
Un indicador
de encontrarnos en la buena zona de alisios es
observar el cielo con un montón de pequeñas formaciones nubosas
blancas y dispersas, como las que solían hacer los antiguos trenes
de vapor.
Si por el
contrario el cielo se encapota por la popa de nuestro barco con una
masa gris plomizo que amenaza con atraparnos, pronto nos veremos en
mitad de un chubasco que en el mejor de los casos nos pondrá el
turbo en las velas y reducirá nuestro viaje en un buen montón de
horas mientras podemos llenar los tanques de agua dulce si
disponemos de medios para canalizar el diluvio.
Pero quizás
sea más sabio reducir el velamen y rezar para que no nos caiga un
rayo encima lo cual es bastante raro aunque no imposible. Ante la
duda ganar un poco de Sur disminuye estos riesgos,
al menos en términos estadísticos, pues estos chubascos tienden a
formarse en los límites del cinturón.
El poder de las
corrientes reforzando los alisios
La corriente
de las Canarias procedente del noreste, cambia de rumbo a lo largo
de estas islas a medida que se aproxima hacia las islas de Cabo
Verde, en donde se
hace marcadamente más Oeste y cambia de nombre para denominarse la
corriente ecuatorial del hemisferio norte.
Suelen ser
algo más fuertes en invierno y nos pueden sumar
aunque de forma impredecible, uno o dos nudos
más a nuestra velocidad.
Si rola el
viento procedente de una tormenta alejada y este se opone a la
dirección de las olas predominantes consecuencia de los anteriores
y constantes alisios, se pueden producir mares de crestas afiladas,
ocasionalmente peligrosos y siempre molestos,
pues acabaremos embarcando algunas olas en cubierta.
Y al llegar al
destino, si navegamos a
barlovento de una isla caribeña, conviene dejar una buena distancia
entre nuestro barco y la costa pues a veces la fuerza del viento y
la corriente pueden empujarnos a la costa como ya ha ocurrido con
muchos veleros. Esto es especialmente cierto con algunas catamaranes
que tiene poca capacidad para remontar el viento y por tanto deben
ser cautos ante este tipo de situaciones.
La llegada al
Caribe
Una de las
primeras islas visitadas por la mayoría de los barcos que alcanzan
el Caribe son las Barbados, aunque solo sea porque
se encuentran 80 millas más al Este que el resto, y arrumbar
hacia ellas después desde el oeste significaría luchar por ganar barlovento
contra los alisios que nos han permitido cruzar el océano.
La
llegada a las Islas Barbados es bienvenida
tras varias semanas de mar y mar y más mar, pues además de bien
merecer la visita, en ellas encontramos todo tipo de servicios y
abastecimientos.
Pero muchos
otros barcos deciden saltársela y arrumbar directamente a Granada,
Antigua, Santa Lucía o Martinica. Si hemos llevado un rumbo desde
muy al Sur, es buena opción dirigirse a Granada o a Trinidad como
punto de destino para alcanzar el Caribe.
Recuerde que
las luces de los faros cambia a la que estamos acostumbrados a ver
en Europa y que la inmensa mayoría de islas están mal iluminadas en
términos de ayuda a la navegación, por lo que debemos ayudarnos por
las luces de las ciudades y sobre todo consultar el GPS y siempre
que podamos calcular nuestros rumbos y velocidades para hacer
coincidir la llegada durante el día.
Esto es especialmente
importante al arribar a Martinica, Barbados o Antigua ya que a
barlovento con los alisios de estas islas, existen peligrosos afloramientos y
arrecifes que de día veremos bien pero para nada por la noche.
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