El océano
infinito, nos revela nuestra verdadera dimensión. La soledad del mar
es nuestro aliado, y nos ayuda a descubrirnos. Es la madre de la que provenimos
pues en ella surgió la vida hace millones de años. Por ello no es extraño que
nos fascine y sea capaz de hechizarnos, pues en nuestro inconsciente
colectivo, lo sepamos o no, la llevamos muy adentro. La hipnótica
superficie de sus olas nos ofrece una incansable imagen primordial
cuya contemplación ayuda a detener la mente y llevarnos al entendimiento.
La Mar es siempre femenina para los marinos. La mar es nuestra
“madre” de la que nació la vida. No en vano, para los franceses se escribe
siempre en femenino y se pronuncia igual: La mère, la Mer.
En
los próximos artículos sobre el Océano Atlántico recorreremos el
arco de las Antillas y las singladuras que llevan a él, las
temporadas que rigen el Atlántico, los vientos que nos ayudan cruzar
estas aguas, la forma de navegarlas y las rutas más apropiadas.
También explicaremos las mejores rutas y los mejores regresos, o
cómo pertrechar y aprovisionar el velero para el Atlántico.
Navegar en el Océano
La clave para
ser un buen marino y vivir la mar en plenitud es ser autosuficiente.
Cuando abandonamos la navegación costera para hacernos a la mar,
tenemos que poder resolver cualquier situación por nosotros mismos.
No existe pantalán en el que repostar combustible, cargar agua dulce
o protegernos de una tormenta. No hay talleres mecánicos a los que
acudir o tiendas en las que comprar el material roto. Todo ha de ser
resueltos por nosotros mismos sin ayuda del exterior.
Y para lograr
la autosuficiencia, debemos disponer de un buen barco que sea
marinero y en el que podamos confiar. Debemos además contar con una
tripulación que sea capaz de mantener en forma tanto el barco como a
sí mismos, y contar con los equipos y las provisiones necesarias
para afrontar el gran viaje. La energía de cada tripulante es el
bien más importante que debemos cuidar. Para ello es necesario una
buena alimentación y un descanso apropiado.
Autosuficiencia = barco marinero + tripulación competente +
provisiones bien calculadas..
La inexperiencia conduce frecuentemente a sobre estibar todo tipo de
enseres y cargar más de lo necesario.
El barco debe
ser seguro y marinero, con un sólido aparejo y bien pertrechado. La velocidad no es
tan importante; para las
prisas ya están los aviones. Un velero capaz de afrontar un océano,
consiste en un compendio de equipos y equipamientos instalados en un
casco verdaderamente marinero, sólido y seguro.
Ser
autosuficientes
Toda la
tripulación ha de saber de todo. Se acabaron los tiempos en los que
el cocinero sólo cocinaba y el patrón sólo pilotaba. Cada cual ha de
saber lidiar con los sistemas más importantes del barco, aunque cada
uno esté especializado en alguna labor más concreta. En los tiempos
que corren incluso un complicado arreglo en el motor puede ser
resuelto de forma satisfactoria si contamos con un experto al otro
lado de la radio o del teléfono satelital. Muchas veces un buen
manual con fotos explicativas pueden resolvernos el problema.
Y aunque en la
mayoría de las ocasiones el destino siempre merece el esfuerzo, lo
más importante es el camino recorrido. Algunos destinos no serán el
paraíso imaginado, en otros nos encontraremos con trabas
burocráticas tanto en la llegada como en la partida, Algunos fondeos
distarán de lo esperado por culpa del oleaje o sencillamente porque
haya muchos barcos. Sin embargo, los buenos momentos superarán con
creces estas frustraciones y vicisitudes, pues muy pocas cosas son
realmente inabordables.
Para ello
debemos poder producir nuestra propia energía eléctrica, y en muchas
ocasiones hasta el agua dulce. También aprenderemos a pescar nuestra
comida y a solventar cualquier situación inesperada. Un buen marino
autosuficiente es capaz de afrontar una tarea y llevarla hasta el
final, a pesar de las dificultades que en principio esta pueda
acarrear.
Diferentes
barcos. Diferentes marinos
Es muy
importante que
el barco sea sólido y seguro. Los hay desde muy grandes a
extremadamente pequeños y todos ellos han cruzado satisfactoriamente
el océano. Pero como en muchos aspectos de la vida, la virtud se
encuentra en el término medio. Elija uno que no sea un cohete
regatero ni tampoco algo insoportablemente lento. Al final todos
ellos han atravesado con éxito el Océano. Los hay que llevan
instalados complejos equipos de navegación electrónica o simplemente
equipados con una pequeña cocina y un compás. Algunos prefieren
recorrer muchos puertos sin permanecer en ellos más de un par de
noches mientras otros gustan más de recorrer y conocer a fondo los
lugares visitados. Unos se sienten a gusto mezclándose y conviviendo
con las diferentes culturas mientras que otros guardan celosamente
su intimidad.
Equipe
adecuadamente el barco pero no hasta el extremo de complicarse la
vida. Planifique su viaje detenidamente pensando en algún plan
alternativo que resuelva destinos inesperadamente inadecuados. No
prevea visitar demasiados puertos pues esto le obligaría a navegar
sin descanso y tampoco se abandone en un único destino.
Poco a poco
irá descubriendo lo que más le gusta y la mejor manera de navegar. Y
con el tiempo nos daremos cuenta que hemos aprendido a vivir mirando
al cielo, a sentir el viento en nuestra cara, experimentando la
verdadera independencia y libertad.
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