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Ultreia en las Antillas Menores

 

 

5 meses nómadas, navegando por las Antillas... Todo un estilo de vida cargado de experiencias, navegaciones, playas fantásticas y paisajes espectaculares.

 

Cada isla de las Antillas ofrece una gastronomía deliciosa, un paisaje particular, una costa distinta. Descubre este rincón del Caribe con el catamarán Ultreia.

 

Las Antillas son famosas por sus hermosas playas y la variedad de rincones para explorar y descubrir. Martinica con playas impresionantes, frondosas montañas y una cultura rica y vibrante, más adelante

Dominica con sus volcanes y parques naturales, en dónde descubrimos aguas termales. Antigua y Barbuda con sus interminables playas de arena blanca y aguas turquesas, Sant Martin y su extensa laguna... Nos espera la esencia del Caribe.  

 

El Catana es perfecto para la navegación Caribeña, al ofrecer prestaciones en navegación y excelente habitabilidad. La ventaja del calado reducido es fundamental para poder acercarse a playas y explorar aguas someras imposibles para otros barcos.

 

 

El Atlántico hasta Martinica

Cuando  desembarcamos del Ultreia en Cabo Verde -Enero del 2.023-, éste continuó su viaje sin nosotros. Por desgracia teníamos obligaciones y compromisos que nos impidieron vivir en “directo” esta etapa de la vuelta al MUNDO Ultreia. A pesar de ello, nos pudimos reunir con Jaime y Julie para recibir un montón de fotografías, mientras nos contaban algunas de sus vivencias.

 

 

 

 

Un recorrido casi idéntico, al que realizamos hace unos años, con nuestro amigo Rafa en su Oceanis 46. Comparar ambos viajes y las diferencias entre un catamarán o un Monocasco, puede ayudar a los que estén planeando en una aventura parecida.

 

Las monótonas 2 semanas de travesía desde Cabo Verde a Martinica, nos hicieron comprender la relatividad del paso del tiempo, sin necesidad de estudiar la física de Einstein. Mientras meditábamos plácidamente sobre las ventajas de la vida nómada, Ultreia avanzaba incansable a una velocidad media de 8 nudos. Nada destacable ocurrió durante el cruce del Atlántico, lo cual durante una larga travesía, es siempre una buena noticia. Rutinas tranquilas y bien planeadas, para poder disfrutar de las cosas más sencillas.

 

 

Ulteria dando las gracias a los alisios y celebrando, chupito de Ron en mano,

el haber alcanzado sin incidentes la primera mitad del Atlántico.

 

 

La ruta desde Cabo Verde a Martinica es muy concurrida y prácticamente todos los días aparecía en el horizonte algún barco a la vista y unos cuantos más en el AIS. Con el radar y las zonas de blindaje pudimos descansar por la noche con mucha tranquilidad, haciendo guardias bastante suaves y  “relajadas”. La electrónica de B&G hizo muy bien su trabajo.

 

Misma agradable rutina, durante dos semanas de navegación; Levantar, charlar, desayunar, descansar, revisar el barco y recoger los peces voladores, controlar el estado de las velas, reposarnos del descanso anterior, preparar la comida, disfrutar una larga sobremesa que siempre acababa con una tranquila partida de dominó .....

 

 

Durante las travesías largas, existen rutinas ineludibles, como por ejemplo hacer la colada

y secar las ropas tendidas en los guardamancebos.

 

 

A diferencia de un monocasco, en el cata ni siquiera con vientos significativos se mueven las copas de la mesa, servida con mantel como debe ser.

 

 

Un poco de ejercicio en mitad del Ecuador, y una ducha de agua salada, cazo en mano. Luego basta con enjuagarse con la ducha de agua dulce. Gasto total 1 litro...

 

 

El reposo del atardecer es un momento ideal para dedicar un rato a la lectura y contemplar el horizonte siempre infinito.

 

 

Todas las sobremesas, holgazaneamos sin prisas durante la ineludible partida de Dominó, acompañadas por algún licor, que tomado con moderación actúa como un perfecto digestivo.

 

 

Destino Martinica

Llegar a destino, tras 15 días de navegación, ganando Ultreia milla a milla la posición al primer barco de la regata oceánica, es un acontecimiento por sí mismo. La salida desde Cabo Verde vino acompañada por vientos de más de 40 nudos durante día y medio, tras lo cual los alisios se asentaron en los típicos 20 nudo por el través o ligeramente de aleta.

 

 

Adiós a Cabo Verde. Unas horas más tarde se levantó un viento de cerca de 40 nudos que nos puso algo tensos durante la primera noche, rumbo Oeste.

 

 

La salida de Cabo Verde fue muy "caprichosa" debido a la meteo cambiante de finales de Enero de 2023… El resto de la flota, que salió con 24 horas de retraso por problemas de reparaciones, encontró durante la primera semana unas condiciones meteorológicas muy diferentes al Ultreia. Media docena de barcos se arrastraban lentamente al Oeste de Cabo Verde, con aburridas ventolinas y brisas F2 y F3 que a penas lograban inflar los génovas perezosos, mientras Ultreia varios cientos de millas al poniente, y con alisios de unos 20 nudos, raramente bajaba de los 8 nudos reales de GPS mantenidos durante toda la travesía.

 

Aunque nadie de la tripulación logró pescar ningún dorado o túnido digno de una sabrosa barbacoa, Nando pudo recoger numerosos peces voladores aterrizados sobre la cubierta.

 

Cuando hace pocos años estuve en el Caribe con el Oceanis 46 de "Marales”, nuestro amigo Juanra, que además de ser un excelente navegante es todavía mejor cocinero, los preparaba en salazón, para lo cual los limpiábamos y salábamos tras retirar las escamas, sin más, dejándolos secar en la brisa durante uno o dos días, colgados de los guardamancebos con pinzas de la ropa.

 

La verdad es que siempre me parecieron de sabor extremadamente fuertes y había que tener bastante hambre para zamparlos. Por el contrario en la cocina del Ultreia, tras la limpieza, se iban a la sartén con un pelín de aceite de oliva y algún ajo en rodajas, y según parece, el resultado culinario resultó excelente, y de sabor parecido al de una pescadilla frita...

 

Martinica… Descubierta por Colón, pero colonizada por los franceses. Cambió de manos con los ingleses en numerosas batallas, hasta que finalmente en 1.946 se convirtió en un departamento (provincia de ultramar) francés. En Martinica se dan la mano la cultura francesa,  la caribeña, la africana y la indígena que ya poblaba esta isla antes del descubrimiento por el Reino de España, que en aquellas épocas andaba más ocupada con la colonización de las enormes extensiones americanas.

 

 

 

Ya amarrados en Martinica, esperamos casi una semana al resto de la flota. Las instalaciones portuarias son excelentes y ya a penas quedan restos del desastre del huracán Irma.

 

 

 

 

En el Caribe, cualquier ocasión es buena para hacer de ello una celebración y mostrar la alegría que empapa este rincón del planeta.

 

 

Durante las múltiples contiendas entre franceses e ingleses, el pequeño islote de Diamont Rock, cerca de Fort de France, se convirtió en base naval de la Marina Real Británica y se le comisionó como si fuera una fragata de piedra dotada de 6 cañones. El “HMS Diamont Rock” sería la única "fragata" de piedra, tan imposible de hundir como de navegar, una fortaleza que resistió varios ataques de la Marina Francesa, alrededor del cual se fueron acumulando naufragios -estos si de verdad- en los que actualmente abunda la vida marina y en dónde se practican buceos de gran interés.

 

 

Pasando a 200 metros de Diamond Rock, el "buque" insumergible.

 

Cuando hace unos años llegamos a Martinica, nos encantó la frondosidad de sus manglares entre los cuales pudimos perdernos con la neumática navegando entre estrechos canales en los que apenas cabía la auxiliar. Además de los cultivos de caña de azúcar y plantaciones de piñas, existen árboles venenosos como el Manzanillo, a los que hay que prestar atención, pues el fruto con aspecto a pequeñas manzanas puede ser mortal, y el sólo roce con la corteza del tronco puede causar fuertes reacciones alérgicas. También existen otros arbustos venenosos como la Guayaba del caribe, pero de eso no sabíamos nada cuando llegamos por primera vez a Martinica… Por fortuna.

 

 

No las comas a pesar de su agradable aroma. Podrías pasarlo muy mal...

 

 

En Martinica se respira un ambiente agradable y se encuentra prácticamente de todo, pero a precios bastantes más caros, pues casi todo es importado desde Francia. El omnipresente “Carrefour” es perfecto para reavituallar el barco, aunque conviene cambiar al  “chip caribeño”  para no desesperar al pasar por caja. Velerías, talleres y otros servicios están disponibles para cualquier trabajo que necesite nuestro velero.

 

 

Durante el día vale... Pero por la noche es fundamental candar la auxiliar con un cable de acero,  so pena de arriesgarnos al robo.

 

 

Sus gentes son muy religiosas y bien merece ir a una de sus iglesias en donde tienen lugar las misas, en las que se cantan hasta los salmos al más puro estilo "Gospel" -cuyo significado en inglés es "evangelio"-, con verdaderos coros multirraciales.

 

 

 

 

Ultima cena con Nando que regresa a España al día siguiente.

 

 

Hacia la Isla de Dominica

El Caribe está en estos tiempos (Febrero 2023) plagado de sargazos, hasta el punto de tener que navegar en ocasiones en un mar totalmente cubierto de por estas alga parduscas que incluso llegan a calmar el oleaje cuando el viento es suave. Los cascos del Ultreia van separando las algas en un paisaje que a veces se antoja irreal por la alta densidad de algas flotantes.

 

 

 

 

No sabemos si esto ocurría ya cuándo Colón alcanzó estas costas, aquel Domingo 3 de noviembre de 1493, - de allí el nombre de la isla-, pero ahora el sargazo es verdaderamente invasivo. En su segundo viaje de descubrimientos, Colón intentó tomar la isla, pero la resistencia feroz de las tribus locales impidieron cualquier tipo de asentamiento, hasta que los franceses lo consiguieron en el siglo XVII. De nuevo y tras distintas batallas y distintos cambios de manos entre franceses e ingleses, el territorio se convirtió en colonia británica en 1.805 y hasta 1978 no obtuvo su independencia.

 

 

El chubasco diario. 20 minutos de ducha gratis bajo un cielo encapotado. Luego el sol radiante y luminoso. ¿Quien necesita riego automático en estas latitudes?

 

 

Al llegar a Diana Bay encontramos una playa con una arena tan fina y agradable de pisar como el polvo de talco. Extraordinaria para disfrutar durante largas caminatas hasta que al llegar la noche hacíamos una fogata en la que compartir vivencias marineras con otros navegantes fondeados en el lugar.

 

 

 

 

Dominica es la isla de la Naturaleza en la que se pueden realizar rutas de montaña, como la del sendero Waitukubuli, a través de sus selvas tropicales que esconden cascadas y paisajes impresionantes. En algunos lugares como Wotten Waven existen aguas termales en las que es posible tomar baños de lodos, y de vuelta a la costa encontrar bellos arrecifes de coral como el de “Champagne Reef” en donde practicar submarinismo o snorkel y alucinar con el burbujeo de dióxido de carbono que emana del fondo del mar.

 

 

Dominica es famosa por sus exuberantes floraciones que aparecen por todas partes.

Jardines con un fondo perfecto para hacerse unas buenas fotos.

 

 

Dominica ha reservado parte de su territorio para parques nacionales y reservas, como la de “Trois Pitons” en el que practicar senderismo, rodeados de lagos y cascadas, o el bosque de “Morne Diablotin” o el de “Cabrits” en el norte de la isla con su "fuerte" histórico, todos ellos entre frondosos paisajes. Es muy buena idea alquilar una moto y aventurarse hasta las cascadas de de “trafalgar” o las “Victoria” o nadar en el río de “Emerald Pool” cuyo descriptivo nombre lo dice todo. Si llegamos entre los meses de Noviembre a Marzo, podemos apuntarnos a alguna salida, para observar a las ballenas jorobadas, los cachalotes o a los delfines. En sus costas viven durante estos meses numerosas familias de cetáceos, haciendo de Dominica un territorio muy estudiados por numerosos  biólogos marinos de todas las universidades del mundo.

 

 

 

 

Si se quiere pescar, más vale estar al sur de Dominica, pues los peces hacia el norte están contaminados con la peligrosa "ciguatera" que proviene de las toxinas de algunas algas que pasan a los tejidos de peces de pequeño tamaño, que a su vez son comidos por barracudas y otras especies carnívoras.

 

 

Este es uno de los escenarios utilizados en Dominica, durante la filmación

de la película  "Piratas del Caribe"

 

 

 

 

 

Conocer Guadalupe

La costa nos pareció más atractiva y la ciudad de Pointe-à-Pitre es muy acogedora y agradable. Deambular por sus calles peatonales y recorrer sus tiendecitas y bares es del todo recomendable. En una de ellas me olvidé el móvil, y el honrado y atento tendero me buscó por las calles del pueblo para dármelo. Muy buen ambiente.

 

 

 

 

Durante su historia, la isla también cambió de manos entre franceses y británicos, mientras se repartían el negocio de la caña de azúcar y explotaban esclavos en estas plantaciones, hasta la abolición de la esclavitud en 1848. Finalmente en 1946 Guadalupe pasa a convertirse en otro territorio ultramar de Francia.

 

En la isla también hay parques naturales y rutas de senderismo que no debemos perdernos, como la de las cascadas de Carbet, con sus piscinas naturales, o el de la Soufrière con el volcán activo al que se puede subir para disfrutar de unas vistas excepcionales.

 

 

Además de los derroteros típicos, existen bastantes portulanos y Guías que son muy útiles para estudiar los destinos que nos esperan. Julie aprovechan el momento para zambullirse en el agua.

 

 

Hacer una salida de observación de aves es muy recomendable, por la gran densidad de vida y la belleza de los pelícanos, gaviotas y fragatas. Tras pasar varios días en "Pointe a Pitre" es buena idea recorrer el islote de “pigeon” (Paloma) por su belleza natural y rica vida submarina, en dónde se pueden hacer algunas buenas inmersiones, contratadas con algún centro de buceo local. Jacques Cousteau logró que estos arrecifes fueran declarados Parque Natural Marino, y en su honor descansa en el fondo del mar su estatua, aunque ahora esté manca quizás por el impacto de algún ancla.  Ideal para hacer inmersiones y recorrer el arrecife incluso con snorkel. Sus playas de arena blanca son un espectáculo, como la de "Petite Anse".

 

 

Cada isla tiene su encanto y su gastronomía, pero todas las comidas acaban con un buen helado para combatir el calor de estas latitudes.

 

 

Más tarde Ultreia recababa en la deshabitada isla “Cabrit” que también ofrece unos bellos arrecifes coralinos y más playas de fina arena, bañada por aguas cristalinas. Otros decorados impresionantes en los que poder reposar y continuar con la vida tranquila…

 

Otro destino que no puede faltar cerca de Guadalupe es el archipiélago de “Les Saintes”, situado a unas 8 millas al Sur, en donde encontramos pintorescos fondeos y de otras bellas playas caribeñas como la de" Pompierre", al lado de las cuales volvemos a encontrar arrecifes con coralígeno, en los que además abundan las tortugas marinas y también podemos avistar delfines.

 

 

 

 

 

Travesía Antigua

En todo el Caribe, la travesía entre islas es siempre bastante parecida, con vientos del  través alimentados por los continuos alisios que, salvo durante las frecuentes aguaceros, típicos de estas latitudes, mantienen una brisa fuerte en torno a F6. Muchos días descargaba un chubasco expeditivo de no más de media hora, que daba lugar a un radiante, luminoso y caluroso día azul. Eso sí, al menos esta temporada, los sargazos hacían acto de presencia en grandes extensiones, tanto en mar abierto como en algunas playas que quedaban totalmente cubiertas en algunos sitios por ocres capas de medio medio metro de espesor.

 

 

 

 

Pero a pesar de ello, la llegada a Antigua por su costa del Sur es espectacular. Posiblemente una de mis islas preferidas en esta región de las Antillas Menores. No nos planteamos amarrar en English Harbour, antigua base naval británica, ya que es muy fácil fondear en las protegidas inmediaciones dentro de Deep Bay y Falmouth Harbour, enorme y resguarda bahía desde donde es fácil desembarcar para recorrer English Harbour y Nelson Yard Marina, convertida en estos días en un lujoso náutico, en donde recalan o pasan el invierno los grandes yates y mega veleros más impresionantes del planeta. Todo el entorno rezuma estilo al más puro “British Carebean”. 

 

 

 

 

Los norays son fragmentos de cañones cimentados en el pantalán de hormigón. Todo un espectáculo de excentricidades navales y muestrario de máxima exuberancia naval. Como botón de muestra, me dejó sorprendido un megayate que además de su enorme auxiliar, llevaba sobre la cubierta y como segunda auxiliar un velero arbolado de 14 metros de eslora. Otro tenía un palo tan alto, que en su parte anterior llevaba un pequeño ascensor para subir hasta la cofia. En fin, nada necesario para navegar y ser feliz.

 

 

 

 

Hace unos años, alquilamos un coche y recorrimos la isla, descubriendo sus atractivos paisajes y playas. Como buen territorio inglés se conduce por la izquierda y en un despiste, golpee en el aparcamiento el piloto de otro coche. Un disgusto pues los locales nos ven como ricos occidentales a los que sacarles hasta las muelas. El dueño del otro coche se empeñaba en exigirnos 1.000 US por el plástico roto, aunque tras acaloradas discusiones el asunto se saldó con el pago de 150€.

 

 

 

 

 

A pesar del incidente, disfrutamos más adelante en Jolly Harbour, que como su nombre indica, es realmente muy atractivo. Y aunque llegamos a las inmediaciones de la capital en Saint John, lo cierto es que no tenía muchas ganas de callejear en un coche con el volante a la derecha, y tras haber pasado el mal trago del supermercado. Regresamos al Oceanis-46 a olvidar tan estresante experiencia. La próxima vez en moto...

 

 

Antigua, preparada para la defensa  de sus territorios contra los Franceses, y a cañonazo limpio.

 

 

¡Por fin, playas sin sargazos!

 

 

 

 

Unos días en Barbuda

Las alegres matrículas de cada isla dan un toque divertido y desenfadado en la vida Caribeña.

 

Tras pasar el esperado chubasco caribeño, durante el cual el cielo se transforma en una inmensa masa gris marengo que rápidamente evoluciona con tonos antracitas, para comenzar a descargar una copiosa ducha bajo un cielo opaco, que tras 10 minutos se abre y vuelve a regalarnos la tranquilidad de los tonos cian y turquesas, Ultreia ponía rumbo a Barbuda a solo unas 20 millas hacia el Norte. Pero antes tuvimos que esperar 4 días para tener una ventana de meteo adecuada, a pesar de lo cual nos esperaba una fuerte ceñida aderezada con el maretón del Atlántico que venía casi de morros.

 

Más intimista que su vecina Antigua y como todos los rincones del Caribe… Distinta y espectacular. Su enorme playa de 17 kilómetros parece ser la más larga de todo el Caribe, bañada por aguas cristalinas de todos los tonos de azules. Arena blanca cuyo reflejo obliga a llevar gafas de sol a pesar de buscar en todo momento  las sombras de los numerosos cocoteros… En Barbuda también se pueden hacer avistamiento de aves fragatas en sus acantilados y manglares del norte en donde anidan. Sus costas son ideales para lograr avistamientos de tortugas marinas, mantas raya y delfines. Pero no pudimos bucear en este destino a pesar de existir algún que otro club con el que se posible contratar estas actividades.

 

 

 

 

 

Jaime y Julie fondearon en una bella cala conocida como Princess Diana Beach en donde encontraron el mejor restaurante de Langostas de toda esta parte del Caribe en “Shack-a-Key”. Tan afamado que al lado han fabricado una pista de helicópteros en donde aterrizan los armadores de los yates de Nelson Harbour para saborear las parrilladas de marisco.

 

 

 

 

Como en el resto de islas, al caer la noche siempre se subía el Dingui a los pescantes de la popa del cata, para ser candado con un pequeño cable de acero y evitar tentaciones a los amantes de lo ajeno.

 

 

 

 

En la playa de "Shack a Kai" además de las langostas, que no son tan ricas como las de Galicia, desembarcar en la playa costaba lo suyo debido a las rompientes que se estrellaban en la orilla. Hasta el punto de llegar a revolcar la neumática y acabar todos empapados en un desembarco infructuoso. Afortunadamente el incidente ocurría a pocos metros de la arena, ya con el motor fueraborda apagado y la cola levantada. Pero vale la pena la lucha naval contra las olas y el revolcón en el agua, si con ello podemos degustar la langosta preparada por nuestro Dominicano favorito.

 

 

 

 

 

 

San Bartolomé

 

 

Saint Barth no está mal si al navegar de isla en isla te pilla de camino, pero realmente no es más que un escenario de tiendas de lujo, en cuyo puerto paran la mayoría de los grandes cruceros que recorren esta zona del Caribe.

 

 

 

 

La visita a San Bartolomé puede ser recomendable pero no necesaria. Posiblemente al menos para mí, quizás la más prescindible, a no ser que nos interesen los Cartiers y los Rolex libres de impuestos...

 

 

Hacia Saint Martin y St. Maarten

Una misma isla, repartida entre Francia y Holanda. Fondeamos en Marigot, la capital de la parte Francesa, en su excelente y amplio fondeadero, protegida al Norte por la cercana isla de Anguila. Muchos catas y otros tantos monocascos flotando a nuestro alrededor; Para este tipo de navegación Caribeña, y teniendo todo en cuenta, el cata es lo mejor, especialmente si este lleva orzas para ceñir como los monocascos, pero calando muy poco para moverse por zonas muy someras.

 

 

La alegría del Caribe se manifiesta incluso en las fachadas de las casas de la ciudad antigua de Sint Marteen en su zona Holandesa de la isla.

 

 

En muchos sitios del Caribe la escasa profundidad es un peligro que condiciona mucho la navegación. Incluso sin visitar Bahamas, famosa por sus aguas turquesas de calado inferior a los 2 metros durante extensas áreas de navegación, o los pasadizos de Bocas de Toro en Panamá, existen muchos otros rincones en los que nos alegraremos de llevar un Cata que cale poco más de un metro.

 

 

 

 

La bahía interior de Saint Martin es extremadamente somera y perfecta para un largo paseo en la auxiliar. Cuándo la visitamos unos meses después del huracán Irma, el espectáculo era sorprendente y sobrecogedor, con centenares de barcos destrozados, chalets con paredes reventadas de cuajo y edificios estallados por los fuertes vientos. Pero hoy todo eso casi quedó ya en el olvido.

 

Dos países. Dos ambientes muy distintos y ninguna frontera entre ellos. Vivimos más su parte francesa que es dónde teníamos fondeado el velero, pero uno de los días alquilamos un coche para recorrer la isla, que además de ofrecer una costa preciosa, era un verdadero espectáculo por la devastación del huracán.

 

 

 

 

Sint-Maarten, su parte holandesa, ofrece un ambiente muy animado, quizás con un "toque" más británico. Al llegar a la cercana bahía de Simpson Bay descansamos en un pub cervecero, al lado de la famosa pista de aterrizaje en dónde los aviones toman tierra rozando casi sobre nuestras cabezas.

 

 

 

Aterrizajes de infarto. Los aviones casi te peinan la cabeza cuando estás en la playa en donde comienza la cabecera de pista.

 

 

 

la Isla de Anguila

 

Desde Marigot, hasta la Isla de Anguila no hay más de 4 millas de distancia, y aunque se podría ir a diario a cambiar de fondeo, las aburridas "clearances" nos desanimaban a hacerlo. Pero Anguila bien merece la visita pues es más tranquila, virgen y distinta, con unas calas y aguas espectaculares. Al sur podemos fondear en Anguila Arch o en Long Bay, pero nos gustó especialmente la parte del norte con su pequeña isla de Scrub totalmente desierta. Cerca de Crocus Bay encontramos un chiringuito al borde de la playa muy agradable en el que cenábamos y nos quedábamos de charleta hasta bien entrada la noche y con el barco siempre a la vista en mitad de la cala. Que más se puede pedir…

 

 

 

 

 

Ultima etapa 2023:

Islas Vírgenes hasta Trinidad... ¡y una orza partida!

 

Jaime estaba ya solo en el Ultreia disfrutando de las ultimas semanas de la temporada, antes de dejar el barco en varadero esperando la próxima temporada 2024, que promete ser emocionante con excepcionales singladuras que nos llevarán por Santa Lucía y las Granadinas, las Antillas holandesas conocidas como ABC -por aquello de Aruba, Bonaire y Curazao-, para luego recorrer la costa colombiana hasta alcanzar el archipiélago de San Blas y la costa Panameña que dará paso al Canal de Panamá y las siguientes aventuras que descubriremos en un inmenso Océano Pacífico...

 

Navegar en solitario tiene un "sabor especial" difícil de describir. Saber que no cuentas con nadie ante cualquier eventualidad, decidir todo en solitario, atesorar las vivencias con más intensidad para poder compartirlas más tarde a los tuyos, estar más atento pues hay poco margen de error,... Todo ello te hace estar más pendiente, más atento, más consciente, más vivo....

 

Tras fondear al sur de la isla, Jaime se levantó antes del amanecer para levantar el hierro a las 04:00 y arrumbar hacia San Vicente con 20 nudos del través, dos rizos en la mayor y el foque también rizado. Ultreia avanzaba ya con unos 3 metros del ola por el través mientras el viento subía a 27 nudos. Gloriosas planeadas con puntas de 14 nudos y el timón a la mano, pues el piloto automático aunque aguantaba perfectamente, no era capaz de 'adivinar' las olas que había que evitar para eludir la embestidas más fuertes. 5 horas de esfuerzo continuado, durante una de las últimas navegaciones de la temporada.

 

Al acercarse a destino, Jaime constataba que el cata derivaba más de la cuenta, pero continuó ajustando el rumbo hasta alcanzar el fin de la etapa. Ya fondeado, al subir la orza de babor, ¡faltaba la mitad inferior! La combinación del viento del través que forzaba al dagger a su máxima capacidad de sustentación, combinado con la alta velocidad media de 9 nudos y algún que otro impacto de ola, acabaron partiendo la orza de carbono, que ahora toca reconstruir en Trinidad, desde donde dentro de unos meses Ultreia continuará rumbo Oeste hacia el Pacífico.

 

 

 

 

 

¡¡¡¡Ultreia!!!!..... Buen camino

 

 

 

 

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El Ultreia seguirá recorriendo los mares y nosotros os seguiremos contando sus aventuras.

¡¡Feliz viaje pareja!!

 

 

 


 

 

 

 

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