Esperar lo
inesperado
Al navegar a
vela siempre tenemos en la cabeza ese temor a encontrarnos
con un temporal en mitad del mar, o las
consecuencias extremas que de él se pueden derivar, como una
rotura de palo, una vía de agua, o cualquier calamidad por el
estilo.
Nunca
conseguiremos sentirnos perfectamente preparados ni protegidos,
como ocurre con la salud; Cualquier cosa podría pasar en
cualquier momento, así es la vida.
Naturalmente que existen muchas cosas que podemos y debemos
hacer para estar mejor preparados. Cuanto más extenso y largo
vaya a ser nuestro viaje, mejor tendremos que preparar el barco
para muchas eventualidades. No es lo mismo salir a dar una
vuelta a la cala que prever dar la vuelta al mediterráneo. Si
dando una vueltecita por la bahía alguien se pone enfermo,
basta con poner rumbo a puerto para llegar en unas horas, cosa
que no ocurriría en alta mar.
Estar listos
para un largo viaje requiere una minuciosa preparación en muchos
aspectos, como el de la salud, estar en buena forma física,
equipar el barco para poder afrontar un temporal, disponer del
material para realizar reparaciones del motor o en los
diferentes aparejos del barco, instalar y conocer a fondo los
equipos de comunicaciones y de navegación,…
La
experiencia es un grado, y en cada uno de los capítulos que
implica la navegación a vela iremos poco a poco conociendo más,
pero es obvio que jamás lograremos ser expertos en todos y cada
uno de los aspectos involucrados.
Es
imposible ser médico general, traumatólogo, mecánico de motores
diesel, ingeniero de comunicaciones, biólogo marino, y además un
excelente piloto y navegante de veleros. De modo que es labor de
muchos años ir madurando, como el buen vino para sentirnos cada
vez más seguros y autosuficientes.
Es natural
tener miedo a lo desconocido, y por esa razón se venden
puerta de seguridad en las casas, nos hacemos chequeos
médicos, contratamos pólizas de seguro multiriesgo...
En
definitiva "Compramos" una falsa sensación de seguridad. Pero la
realidad es que la vida es frágil, y siempre puede ocurrir
cualquier cosa y estamos a merced de lo que algunos llaman el
destino.
Afortunadamente las
cosas como son; la enorme mayoría de los días son buenos y no
pasan cosas malas a la mayor parte de las personas, aunque lo
inesperado siempre está al acecho!
Preparar el barco y a la
tripulación
En el
barco ocurre lo mismo. Hemos comprado la balsa salvavidas que
afortunadamente ha sido una "nefasta" inversión pues jamás hemos
hecho uso de ella.
Por ahora no hemos tenido que dar
ningún parte de accidente al seguro, y la caja de bengalas está a
punto de caducar sin ni siquiera desprecintar.
Todos los
medicamentos del botiquín están a punto de caducar con todas las
cajas llenas. ¡Enhorabuena, siga "tirando" el dinero de esta
manera, es lo mejor que le puede ocurrir!
Nos invade un miedo terrorífico cuando
escuchamos la noticia de un catamarán que se estrellado en las
rocas del cabo de Creus con el resultado de varios muertos, pero
nunca vemos titulares en el periódico que digan ‘este fin de
semana 3.000 aficionados a la vela han regresado a puerto
felices y sonrientes’.
No sea
como aquellos que siempre están pendientes de montar algo más en
el barco para hacerse a la mar, para esa larga y soñada
travesía. Siempre tendrán algún equipo más que instalar, algunos
miles de euros más que ahorrar, más libros que conseguir y otros
cursillos por hacer. A ellos también les llegará lo inesperado
ya que de tanto esperar, cuando estén casi a punto de lanzarse a
la aventura, les puede llegar un problema de salud, un problema
económico, o cualquier asunto familiar que les vuelva a retener.
No debemos
ser temerarios pero tampoco debemos permitir que se nos ‘pase el
arroz’. Hay personas que se hacen a la mar con un juego de
bengalas y un manual de primeros auxilios y van aprendiendo a
navegar haciendo camino, y un buen día recibimos una postal
desde Nueva Zelanda en la que nos comentan lo bien que se lo han
pasado, lo mucho que han vivido y las mil ‘batallas’ que les han
enriquecido.
En el
extremo opuesto de la imprudencia, recuerdo como hace 30 años nos lanzábamos a navegar desde
la península hasta Baleares en un pequeño velero de seis metros
y pico. Sin embarcación auxiliar, sin
bengalas, sin fueraborda o motor para maniobrar en
puertos y por tanto obligados a amarrar en los
náuticos entrando a vela...
Solo
algunos salvavidas algo cochambrosos y como única radio un
transistor con AM. La VHF era un artículo de lujo que solo
algunos "ricos" poseían.
Sin
embargo la batería de coche que
teníamos era muy respetada para conservar algo las luces de
navegación por la noche! Temeridades de juventud que
no se deben repetir ni admitir, y sin embargo aquí seguimos.
Debemos
ser precavidos, pero no se deje intimidar por las malas
noticias. Lo principal es ser autosuficiente y no cometer
este tipo actitudes irreflexivas.
Lleve lo
necesario para podérselas ingeniar en cualquier situación, con
herramientas y materiales necesarios que le permitan
encontrar soluciones frente a la eventualidad. Una vez de viaje,
comprobará como casi todas sus precauciones eran innecesarias,…
hasta que de sopetón pueda ocurrir lo inesperado, claro!
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