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¿Cómo remolcar el barco?

 

Con un remolque se multiplica la libertad de navegar en barco al poderlo llevar de aquí para allá, y poderlo sacar del agua para hibernarlo tranquilamente durante los meses fríos.

 

Podremos cambiar de zona de navegación tan fácilmente como queramos, escoger una nueva costa por descubrir. Conozca todos sus trucos.

 

El coche debe tener la potencia suficiente para arrastrar el remolque y la embarcación, y obviamente no será lo mismo remolcar una pequeña neumática que una cabinada que puede llegar a pesar con motores más de 2 toneladas. La fuerza de tracción dependerá de la reductora y del cambio de marchas de su vehículo, y a igualdad de potencia  siempre es más interesante un coche diesel que otro de gasolina pues tienen más potencia en “bajos” lo cual es bienvenido cuando arrastramos un gran peso. En la ficha técnica del coche figura el peso máximo transportable que nunca debemos sobrepasar. Este peso incluye todo, es decir, debemos sumar el desplazamiento del barco, el peso de los motores, todo lo que llevemos a bordo, y naturalmente el peso del propio remolque.

 

Existen barcos que son más transportables que otros, y en esta cualidad no sólo influye el peso del barco. Debemos considerar la facilidad de meterlo y sacarlo del agua, asunto siempre delicado para los veleros con quilla fija, por pequeña que esta sea. Hay barcos que son fácilmente transportables y con los que podremos utilizar casi cualquier vehículo de turismo o monovolumen, sin necesitar de un todo terreno.

 

 

 

El remolque se convierte en nuestro aliado, pero debemos conocer sus trucos y cómo conducirlo, para ir con total seguridad. Como el barco, el remolque también debe ser cuidado si queremos que nos sirva durante muchos años.

 

 

 

 

 

¿Que dice la Jefatura de tráfico?

 

Con el carné típico de todo el mundo, el “B”, podemos arrastrar hasta un peso total de 750 kilos sin más discusión. Y si el peso a remolcar excede los 750 kilos, entonces debemos tener en cuenta el peso del coche. La suma total de todo incluyendo el coche debe ser inferior a 3.500 kilos ya que en caso contrario necesitaremos el carné especial de remolques, y tendremos que pasar por la autoescuela. En todo caso el peso del coche debe ser mayor de lo que vayamos a remolcar.

Cualquier remolque que pase de los 500 kilos tiene que ser matriculado por lo que debemos pagar y pasar también las ITVs. No deje de avisarlo a su agente de seguros ya que de esta manera no se llevará ninguna sorpresa en caso de tener algún siniestro al conducirlo. Quizás tenga que pagar una prima extraordinaria, pero totalmente necesaria para ir cubierto. En caso de accidente con daños materiales, el seguro del coche se hará cargo del coche y del remolque, mientras que la aseguradora del barco será la que pague los desperfectos originados en el barco. En cualquier caso, aclárelo antes de viajar con el seguro del barco.

 

 

 

 

 

Cuando el peso total remolcado excede los 750 kilos debemos utilizar un remolque con freno de inercia. En el caso de que el coche pese menos del doble del peso que estemos remolcando también debemos utilizar un remolque con freno. En cualquier caso estos remolques son siempre más seguros aunque requieren de más mantenimiento al necesitar revisar y mantener en buen estado los mecanismos del freno.

 

Ya sabemos que el agua de mar se lleva mal con el acero. Por ello debemos lavarlo con agua dulce cada vez que lo metamos en el mar para bajar o subir el barco. No solo se trata de limpiar a fondo todas las piezas del freno. También debemos aclarar con agua dulce los rodamientos de los ejes del remolque ya que no están pensados para ser sumergidos en agua salina. Tras el aclarado tenga a mano un bote de grasa sólida y aplíquela sobre ellos.

 

 

Existen rodamientos estancos que impiden la entrada del agua salada en su interior por lo que resulta una opción interesante, lo cual no debe evitar el aclarado en agua dulce. Tenga presente que un bloqueo de un rodamiento siempre supone un grave peligro especialmente cuando ruede a cierta velocidad. El número de ejes es también asunto de importancia. A partir de 1.300 Kilos es obligatorio disponer de remolque con doble eje. Y aunque no llegue a este peso, si está cerca el doble eje ofrece mucha más seguridad.

 

 

Cuando el barco pese más de una tonelada, será interesante contratar la grúa para sacarlo y meterlo en el agua. Tendremos que pagar por ello, pero nos quitaremos de problemas y además el remolque durará toda la vida, al no tener que mojarse en agua salada.

 

 

El polipasto permite tirar del barco para sacarlo del agua pero no debe quedar con tensión una vez cargado el barco en el remolque. Para ello aseguraremos el barco con cinchas y utilizaremos un cabo para amarrar con firmeza la proa en el remolque. Entonces podremos quitar la tensión del tráctil (tractor o polipasto) para que no trabaje más que cuando tengamos que subir y bajar el barco del agua.

 

 

 

 

 

El precio de un remolque

 

Como no podía ser de otra manera varía enormemente según la calidad,  capacidad y peso máximo autorizado. Pero para hacernos una idea de por donde van “los tiros”, comentemos algo al respecto:

Un pequeño remolque para un vela ligera o catamarán del tipo Hobi-Cat con carga máxima de unos 300 kilos costará entre los 1.200 y los 2.000 €, aunque haya algunos que se pueden conseguir por algo menos de 1.000 €.

Un remolque de hasta 500 kilos puede estar en torno a los 2.000€ y para una tonelada de peso y con frenos de inercia el precio subirá hasta los 3.000€ a 4.000 €.

Los más grandes con doble eje y freno de inercia capaces de llevar una carga útil de hasta 2.800 kilos alcanzan la cifra de 6.000€ a 7.000€.

 

 

 

 

 

 

La conducción

 

Requiere práctica ya que el remolque cambiará completamente la forma de reaccionar de nuestro coche. Cambia la aceleración al salir, se dificulta la frenada, y la “sensación” al llevar el coche totalmente diferente. ¡Y tenga siempre presente que la carretera es mucho más peligrosa que el mar!

 

Cuando transporta su barco debe viajar con tiempo y sin prisas. Correr con el remolque puede ser sumamente peligroso. Antes de salir de viaje, verificaremos las luces de frenado del remolque y probaremos a poca velocidad y en línea recta el buen funcionamiento de los frenos.

 

 

 

 

No ponga peso excesivo en la parte delantera del remolque pues esto cargará excesivamente el eje trasero del vehículo levantando la parte delantera del coche que es la que produce la tracción y la dirección. La cabeza del remolque no debe exceder del 7% del peso total remolcado. Es decir, si el peso total del barco, equipos y remolque es de por ejemplo 1.000 kilos, entonces al levantar el enganche este debe pesar unos 70 Kilos, que podremos comprobar con un peso de baño de los que utilizamos para comprobar si estamos engordando últimamente. Si llevamos demasiado peso adelante, debemos retrasar unos centímetros el barco y volver a medir.

 

La conducción debe ser suave y todas las maniobras previstas con suficiente antelación. Tenga presente que la visibilidad disminuye notablemente. ¡Por tanto, mucho cuidado con los adelantamientos!

 

 

 

 

En las bajadas debemos utilizar el cambio para que el motor sea el que retenga y evitar un calentón en los frenos que a la postre podría darnos un buen susto. El viento es también su enemigo. A veces el remolque puede ponerse a oscilar de forma peligrosa y con ritmo cada vez más preocupante. Generalmente es el viento quien dispara este detestable fenómeno que suele producirse en las bajadas y cuando llevamos más velocidad de la que debiéramos.

 

El balanceo puede llevar a poner el remolque en una situación muy comprometida al levantarse rítmicamente del suelo las ruedas de un lado y luego las del otro y cada vez con más intensidad. Cuando estamos sometidos a este peligroso “baile” y si va en línea recta sin bajadas, puede probar a acelerar ligeramente. Si va demasiado rápido, la solución es no tocar el freno y acompañar los movimientos con suaves giros del volante hasta que se detenga la peligrosa oscilación.

 

 

 

 

Mantenga la atención y nunca olvide que lleva un barco en remolque. Conocemos de algún caso que estando remolcando y al llegar a su casa, se olvidan del peso que arrastran y toman la última curva antes de entrar al garaje como lo hacen normalmente al volver del trabajo, haciendo que el remolque y el barco se metan en el jardín del vecino…

 

 

 

No debemos descuidar asuntos tan importantes y obvios, como son llevar correctamente la presión de las ruedas del remolque. Esta suele venir marcada en una placa remachada en el remolque. También es muy importante repartir correctamente los pesos que vayamos a remolcar.

 

Para ello el barco debe asentar perfectamente sobre la cuna y comprobaremos que no quedan rodillos en el aire sin ejercer su función de disminuir la presión puntual ejercida sobre la carena.

 

 

 

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